La
línea que separa genialidad y locura es muy fina. Resulta curioso que mientras
muchos se quejan de la sistemática repetición de esquemas y sonoridades
propuestas como la de Igorrr continúen siendo un suculento manjar para un grupo de
intrépidos buscadores que se dedican a investigar en propuestas que
se apartan de lo convencional. Si hace tan solo unos años a muchos
nos hubieran dicho que un sábado por la noche acudiríamos a presenciar el show
de una banda que se presenta en directo sin instrumentos de cuerda,
sin duda nos hubiéramos echado a reír. Pero los tiempos cambian, y cada vez
resultan más habituales las formaciones que recurren a la electrónica para dar un
componente vanguardista a sus composiciones. El caso de Igorrr es radicalmente
distinto, ya que todo el peso de la banda recae sobre los efectos y samplers que dispara Gautier Serre desde su mesa de
mezclas dando forma a un híbrido sonoro de imposible catalogación.
Bastante
expectación había suscitado esta primera visita
de Igorrr a la capital catalana, por ello el concierto inicialmente
previsto para el Razzmatazz 3 se acabó trasladando a la sala mediana,
cubriéndose finalmente las tres cuartas partes del aforo. Pero antes del
desembarco del genio francés y sus secuaces tendríamos ocasión de presenciar la
descarga de Demised.
Tras
dos décadas en activo el cuarteto murciano publicaba hace tan sólo unos meses
su primer largo “A Warm Place To Stay”, en el que desmarcándose de las
sonoridades extremas que marcaron sus
inicios apostaban por una propuesta
salpicada de tintes góticos. Durante los treinta minutos que estuvieron en
escena el cuarteto demostró tablas y personalidad, haciendo que las guitarras y
los teclados pregrabados se encargaran de crear las ambientaciones melancólicas
de
“Where We All Belong” o “Vastness”, que servían para marcar las líneas
maestras de su sonido.
Aunque
su puesta en escena fue sobria, lo cierto es que gozaron de un buen sonido,
permitiéndonos disfrutar de los arreglos de “From The Storm”, que hacía subir
el nivel de intensidad gracias a sus dinámicos cambios de ritmo. Pese a no
extenderse excesivamente en las presentaciones, Andrés Pestana no desaprovechó
la oportunidad para presentarnos el tema de su último videoclip “Fractures
& Ashes”.
Ante
una sala que poco a poco fue tomando
colorido los murcianos encararon la recta final de su presentación con “The
Mournful Fight”, mientras que para poner el punto y final optaron por los aromas
doom de “My Dreads, My Fears”. Sobreponiéndose a la dificultad que suponía
abrir la velada para una banda tan heterodoxa como Igorrr, Demised cuajaron una buena actuación dejando patente
que tanto su directo como las
composiciones de “A Warm Place To Stay”,
están a la altura de cualquier banda internacional.
Algo
más que un simple concierto, eso fue la descarga de Igorrr. Un apasionante
viaje en el que el cuarteto compuesto por el mencionado Gautier Serre, el
batería Sylvain Bouvier, y los vocalista Laurent Lunoir y Laure Le Prunenec se
dedicaron a bucear durante una hora por diferentes estilos musicales, llevando
a los asistentes a la locura con su contundencia y el contraste entre la
brutalidad extrema de Laurent y el lirismo de Laure; todo ello aderezado por
una brillante puesta en escena y un cuidado juego de luces que ayudó a que el
espectáculo se convirtiera en una especie de performance.
Tirando
clasicismo Laure aparecía en escena ataviada con un ajustado vestido negro para llamar la atención
de todos los presentes en un sorprendente inicio a capela que rápidamente nos
abocaba sobre “Spaghetti Forever”, dando por inaugurado un show trepidante y ecléctico.
Y es que lejos de cualquier tipo de convencionalismo Igorrr se dedicaron a
descargar uno tras otro sus temas, sin dirigirse ni una sola vez a un
respetable que parecía absorto ante
semejante derroche de imaginación sonora.
Para
ellos no hay fronteras ni tabúes a la hora de fusionar y experimentar con
diferentes sonoridades, todo está permitido en un concepto musical que gira en
torno a la innovación y el mestizaje de
estilos tan dispares como el metal, la música clásica, el trip hop e incluso la
pomposidad barroca. Así que con Gautier, -luciendo una camiseta de Cannibal
Corpse-, parapetado tras su mesa de mezclas la banda dio buena cuenta de los
mejores momentos de su última entrega “Savage Sinusoid”, de modo que no faltaron
piezas como “Opus Brain”, “Viande” o “Cheval”.
Pero
dejando a un lado las composiciones de
su último redondo algunos de los momentos más salvajes y me atrevería a decir
que delirantes de la noche llegarían con
temas como “Excessive Funeral”, con
Laurent destrozando sus cuerdas vocales sobre unos teclados de iglesias
envueltos en múltiples efectos electrónicos, el delicioso y escueto “Caros,” con una soberbia
interpretación de Laure; o el ampuloso “Grosse Barbe”.
Ante
un público noqueado, que no sabía si agitar la cabeza o danzar como si
estuviera en una rave, el asedio de Igorrr no se detuvo, y ese halo demencial que envuelve a sus composiciones continuaría
fluyendo a lo largo del novedoso “ieuD” y “Tout Petit Moineau”, que fusionaba
el drum n´bass con música de cámara. Si intenso y vibrante fue todo el show,
los bises nos harían llegar al paroxismo gracias al contraste entre los pasajes
extremos de “Apopathodiaphulatophobie”,
y el enfoque totalmente discotequero de la final “Robert”.
Pese
a que muchos seguirán dando la espalda a proyectos como Igorrr, argumentando
que son “productos de laboratorio”, lo cierto es que el cuarteto demostró que
son capaces de transmitir en directo, ofreciéndonos un show que dejó
satisfechos y encandilados a todos los que se acercaron a verlo. Sin duda, su música
no es apta para todos los públicos, pero si eres abierto de mente y puedes asimilar una heterodoxia musical de difícil
clasificación tienes que dar una oportunidad
a Igorrr.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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