sábado, 4 de noviembre de 2017

MICHAEL SCHENKER FEST+HIGHWAY-RAZZMATAZZ-BCN-29-OCT-2017



Afortunadamente cada vez son más frecuentes  las citas que convocan a un público veterano que ya no es tan asiduo a los conciertos como antaño, algo que pone de manifiesto que algunos de los nombres y artistas clásicos siguen en activo y, en muchos casos, en un buen estado de forma.

Pocos guitarristas hay tan influyentes dentro de la escena del hard rock y el heavy metal como Michael Schenker. Y es que el veterano guitarrista alemán a lo largo de su dilatada trayectoria ha puesto su talento  y su particular forma de tocar la guitarra al servicio de bandas míticas como Scorpions y UFO,  amén de unir fuerzas con músicos y vocalistas de primer nivel en las múltiples encarnaciones de M.S.G., y más recientemente bajo la denominación de Michael Schenker' s Temple Of Rock. Pero no, en esta ocasión lo que nos proponía el genio germano de las seis cuerdas no era un exhaustivo repaso a su extensa carrera, aunque no faltó algún fugaz recuerdo a UFO y Scorpions, sino una celebración en toda regla bajo la denominación de Michael Schenker Fest, escenificando sobre las tablas  el reencuentro con los tres vocalistas que le acompañaron a lo largo de la década de los ochenta: Gary Barden, Graham Bonnet y Robin  McAuley, amén de contar con una banda a la altura de las circunstancias con  el batería Ted Mckenna, el bajista Chris Glen, y el  apoyo a los teclados y la guitarra de Steve Mann. 

Evidentemente, teniendo en cuenta la calidad de los álbumes facturados durante el mencionado periodo, cada cual tendrá sus propias preferencias sobre uno u otro vocalista, así que la velada prometía emociones fuertes rememorando una de las etapas de mayor esplendor del hard rock y el heavy metal.

Pero antes de sumergirnos en semejante ejercicio de nostalgia tendríamos ocasión de disfrutar de la descarga de los franceses Highway. Aunque no puede decirse que el cuarteto de Montpellier significara un reclamo para el público catalán, lo cierto es que sus enérgicas composiciones, salpicadas  de buen rollo, unas buenas dosis  de macarrismo  y una buena sucesión de riffs a lo Ac Dc, se acabaron convirtiendo en la mejor excusa para que los más animados acabaron agitando la cabeza al son de temas como "I Like It", "Separate Ways" o "Damned Me".

Y es que los franceses supieron sacar una buena rentabilidad a sus cuarenta minutos sobre las tablas, ya que desde que irrumpieron en escena intentaron conectar con un público que les acogió con frialdad pero que poco a poco  fue animándose gracias al desparpajo que exhibieron en temas como "Have A Beer". De menos a más, así transcurrió la descarga de unos Highway que acabaron dejando unas buenas impresiones, y más cuando encararon  la recta final de su actuación  con los aromas festivos de "Leave Me Alone", con su guitarrista  arrodillado exprimiendo su instrumento, para posteriormente rubricar su descarga con "Brotherhood", con su simpático vocalista, Benjamin Folch, animándonos a que le acompañáramos con palmas.

Tras un interludio que acabó dilatándose más de lo habitual el clásico de la banda de lo hermanos Young “Highway To Hell” nos alertaba de que la acción sobre el escenario del Razzmatazz estaba a punto de comenzar. Todo este tour gira en torno a las composiciones del  guitarrista de Sarstedt, y si alguien pensaba que alguno de los tres vocalistas que desfilaron por el escenario a la largo de la velada iba a robarle un ápice de protagonismo, no podía estar más equivocado. Su entrada a escena fue como en plan heroico, blandiendo su guitarra para rápidamente encorvarse sobre el mástil y deleitar a sus seguidores con ese ejercicio de elegancia y virtuosismo que es “Searching For Freedom”. No tardaría en llegar la primera ovación de la noche antes de que el propio guitarrista nos presentará atropelladamente a los músicos que le acompañarían durante todo el show y nos anunciara la llegada del mítico “Into The Arena”, que desataba  la euforia entre unos asistentes que corearon con devoción su fantástica melodía.


Respondiendo a la llamada del maestro de ceremonias de la velada aparecía en escena Gary Barden, luciendo una holgada y llamativa camisa y sombrero, para hacerse con los controles de la nave y ponernos a dar palmas durante el hard roquero “Let Sleeping Dogs Lie”. Desafortunadamente, no tardaríamos en comprobar que la voz de Barden ya no es la que era. Pero lo que no ha perdido es su frescura y espontaneidad como frontman, así que no tendría problemas a la hora de contar con la colaboración del respetable para acompañarle en el monumental estribillo de “Cry For The Nations”.

Algo que me gustaría destacar, tanto del maestro Schenker como del resto de sus acompañantes, es que supieron conservar la esencia y la personalidad de los temas, sin que por ello sonaran caducos o desfasados. Uno de los cortes que más me gustó del repertorio interpretado por  Barden fue “Attack Of The Mad Axeman”, con Schenker mostrando su versatilidad como guitarrista antes de aniquilarnos con otro de sus explosivos solos. Pero que nadie piense que el show fue un ejercicio de autocomplacencia del mítico guitarrista, ya que el alemán concedió gran parte del  protagonismo a las canciones y, como no, a sus interpretes.

Para saldar este primer asalto de la noche, en el que Barden se encargó de repasar algunas de las composiciones contenidas en los dos primeros álbumes de estudio que grabó junto a Schenker a principios de los ochenta optaron por el imprescindible “Armed And Ready”. Con la gente despidiendo entre aplausos al vocalista, el cuarteto instrumental se sumergía de lleno en una trepidante adaptación de “Coast To Coast”, que servía para Schenker rememorara el tiempo que pasó junto a su hermano Rudolf en Scorpions.

La velada continuaba avanzando, así que siguiendo la cronología de la carrera del guitarrista todos intuíamos que el siguiente en hacer acto de presencia sobre las tablas sería el veterano Graham Bonnet. A diferencia de lo que sucediera con Barden, Bonnet sorprendió con su buen estado de forma, dejando unas fantásticas sensaciones al atacar algunos de los temas que grabó para “Assault Attack”, bajo la batuta del afamado productor Martin Birch.

Luciendo sus habituales gafas de sol, una elegante camisa y su inseparable corbata, el vocalista británico se adueñó del escenario para desplegar todo el feeling y la elegancia de “Desert Song”. El primer momento en el que los tres vocalista aparecieron juntos en escena llegó con “Dancer”, con Barden y McAuley posicionados delante de la tarima de batería para reforzar los coros y acabar recabando una de las mayores ovaciones de la noche. Para poner el punto y seguido a la participación de Bonnet recurrieron a  un celebradísimo “Assault Attack”, que nos dejaba la estampa del vocalista recorriendo el escenario mientras dirigía los cánticos de la audiencia.

Tras cambiar de guitarra y mientras Steve Mann tomaba posiciones tras su kit de teclados llegaba el momento de adentrarnos en un nuevo ejercicio instrumental, en esta ocasión de manos de “Captain Nemo”, que fue la única licencia que se permitieron al material contenido en “Built To Destroy”. Aunque ya había hecho acto de presencia para participar en los coros de “Dancer”, el segmento  dedicado a las composiciones de McAuley, -que apareció en escena de riguroso negro y con varias cadenas a la cintura, para acabar convirtiéndose en el vocalista que lució una estética más roquera-, arrancaba con “No Time For Losers”, impregnando el ambiente con el aroma clásico del mejor hard rock de mediados de los ochenta.

Al igual que sucediera con Bonnet, McAuley demostró estar en un buen estado de forma, de modo que no tuvo problemas para defender en directo temas como “Bad Boys”, de la que adaptó la letra para ganarse el cómplice aplauso del respetable. Una nueva mirada sobre el material de “Perfect Timing”, nos abocó sobre esa gema que es “Love Is not a Game”, invitando al personal nuevamente a cantar su melódico estribillo.

Tras haber desgranado en tres bloques lo mejor del material que Schenker facturó durante la década de los ochenta en las diferentes encarnaciones de M.S.G., no podía faltar algún guiño a su época en los británicos UFO. Así que para poner el punto y seguido al show tendríamos ocasión de volver a deleitarnos con el clásico  “Rock Bottom”, para cuya recta final aparecieron  en escena Barden y Bonnet

Entre los cánticos de una audiencia completamente enfervorizada la banda al completo regresó al escenario para cerrar la noche por todo lo alto, dando buena cuenta de otra pieza imprescindible para cualquier roquero que se precie, “Doctor Doctor”.

Gran noche de nostalgia y hard rock de manos de uno de los guitarristas más carismáticos e influyentes de la escena europea. Mucho se ha hablado de su tormentoso temperamento y  sus problemas personales, pero lo cierto es que Schenker sigue cumpliendo sobre las tablas. Y, además, parece haber templado su carácter, ya que después de tantos años parece haber recuperado el buen rollo y la sintonía con los cantantes que le ayudaron a que las diferentes encarnaciones de M.S.G. se hayan convertido en una referencia ineludible para varias generaciones de roqueros.






TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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