Cuando
el virtuosismo, el talento y el buen gusto
se aúnan, solo puede salir de ese
explosivo cocktail algo realmente grande. Leyendas vivas del hard rock
melódico, la formación americana que debutó a finales de los 80 con el homónimo “Mr. Big”, y que alcanzó el numero
uno de las listas de éxitos con el hit
single “To Be With You”, contenido en su segundo redondo “Lean Into It”, sigue
más viva que nunca en 2017. Quizás el secreto para su longevidad sea la
libertad de sus miembros para airearse y trabajar en diferentes proyectos con
otros músicos, algo que acaba aportando frescura y nuevas ideas cuando se
reúnen para trabajar en un nuevo disco.
Su
última entrega “Defying Gravity”, no hace más que ratificar esa sensación,
presentándonos a unos Mr. Big que siguen manteniendo su personalidad y sus
clásicas señas de identidad, aunque sonando frescos, sin repetirse, ni hacer
que sus temas suenen desfasados o como un mero ejercicio de revival. Aunque
tanto Sheehan, como Gilbert, como Martin habían pasado por nuestros escenarios
en los últimos tiempos con sus respectivas bandas, o como parte de Avantasia,
en el caso del vocalista; lo cierto es que Mr. Big ponían esta noche fin a una ausencia de tres años de los escenarios de la capital catalana. Pese a
ello, la sala grande del Razzmatazz no llegó a llenarse, aunque acabó
registrando una muy buena entrada, y más si tenemos en cuenta que la cita
estaba programada para un jueves.
Además
de la presencia del combo angelino, el cartel de esta noche ganaba en pedigrí y
clasicismo con la incorporación de un nombre mítico para todos los seguidores del hard rock ochentero: Faster Pussycat.
Mientras que los encargados de preceder a las estrellas de la noche fueron unos
viejos conocidos de la audiencia catalana, The Answer, quien tras su visita de
hace unos meses junto a The Dead Daisies regresaban a la Ciudad Condal para desplegar su potente
hard rock de esencias setenteras.
Cumpliendo
a raja tabla con los horarios previstos
para la velada aparecían en escena Faster Pussycat ante una sala que presentaba
todavía un aspecto algo desangelado. Afortunadamente, el combo de L.A. tiró de tablas y veteranía, y supo conectar
con el respetable poniéndonos a dar palmas para acompañar los compases
iniciales del marchoso “Jack The Bastard”. Mucho ha variado la alineación de Faster Pussycat desde que
publicaran su debut homónimo en 1987, ya que el único que no ha cambiado ha
sido su patrón, el vocalista Taime Downe, que apareció en escena luciendo un
sombrero de cowboy, gafas de sol y mucho cuero, dispuesto a dar buena cuenta de
los pegadizos estribillos de “Cathouse”,
que con su rollo macarra y fiestero nos transportaba a la mejor época del sleaze
rock.
Acostumbrados
como estamos a que muchas bandas tiren de coros pregrabados, me gustó mucho que
el quinteto se los marcará en rigurosos directo, con todos arrimando el hombro
en el aspecto vocal para dar a los temas un plus de frescura y espontaneidad,
lo que propició que “Slip Of The Tongue”, resultara la excusa perfecta para
convertir el recinto en una fiesta mientras la banda continuaba buceando en el
material de sus dos primeras entregas. El único guiño que se permitieron al material grabado en lo que
llevamos de siglo XXI fue “Number 1 With
A Bullet”, rescatada del álbum que significó su regreso discográfico en 2006
“The Power And The Glory Hole”.
Y es
que la descarga del quinteto angelino estuvo marcada por el clasicismo, de modo
que no faltaría esa ambientación de bar de carretera, con aroma a tabaco y
whiskey, durante el medio tiempo “House Of Pain”, que nos dejaba a Taime
aferrándose fuertemente a su pie de micro mientras rasgaba su registro para
hacerlo sonar más dramático y melancólico.
Para despedir sus escasos treinta minutos sobre las tablas Faster Pussycat regresaron
sobre el material de su ópera prima invitándonos a cantar en los contagiosos coros
de “Bathroom Wall”. Mientras que para
echar el cierre definitivo optaron por “Babylon”, que arrancaba con el frontman
acariciándose la barbilla mientras nos miraba con aire pensativo y acababa con
la banda desatada ofreciendo un fugaz tributo a los míticos Motörhead en los últimos
compases de su incendiaria actuación.
Curiosamente,
los elegidos para abrir la velada habían sido la banda más
veterana de las tres que conformaban el
cartel de esta noche. Así que los encargados de recoger el testigo fueron los
más “noveles”, The Answer. Pese a ello, Cormac Neeson y sus muchachos llevan una
larga y sólida trayectoria a sus espaldas desde que se dieran a conocer con sus
dos primeras entregas “Rise”(2006) y “Everyday Demons” (2009) y su posterior
gira mundial abriendo para los colosos australianos Ac Dc.
A lo
largo de los últimos años un servidor ha tenido la oportunidad de seguir las
evoluciones del cuarteto en diferentes recintos y festivales, y mi impresión
siempre ha sido inmejorable. Pese a ello, debo admitir que creo que la banda ha
ido perdiendo algo de fuelle en sus últimas entregas discográficas, algo que se
hace especialmente evidente en su último redondo “Solas”. Quizás ese fuera el
motivo por el que los norirlandeses solo
recuperaron el tema título de su sexto trabajo como único representante de su
última entrega.
Otro
detalle que me llamó la atención fue la indumentaria del simpático Cormac,
quien en esta ocasión lucio unos jeans ajustados para prescindir de sus
habituales pantalones de campana. Tras recibir la primera salva de aplausos de
la noche con la pieza de apertura de su trabajo del pasado año tocaba empezar a
calentar al personal, y para ello que mejor que uno de los puntos culminantes
de su segundo largo, “On And On”, que hacía estallar al respetable,
invitándonos a mover los pies mientras el vocalista se deshacía momentáneamente
del sombrero que lucio durante todo el show para agitar su larga melena.
Aunque
Cormac y su peculiar forma de moverse por el escenario fue el mayor foco de
atención, su compañero a las seis cuerdas, Paul Mahon también acaparó bastantes miradas durante los compases iniciales de
“Preachin´”, que servía para que el guitarrista nos mostrara sus habilidad con
el slide para dar al corte una deliciosa ambientación sureña. Con la gente cada
vez más animada y ante una sala, que a estas alturas presentaba un fantástico
ambiente, Cormac se hizo cargo de la armónica para flanquearnos el paso hacia
los derroteros blueseros de un “Comfort Zone” que nos emocionó con sus vibrantes increscendos instrumentales.
Pero
sin duda los mejores momentos de su presentación todavía estaban por llegar, ya
que para encarar la recta final de su presentación el vocalista invitó a escena al bajista de Faster Pussycat, Danny
Nordahl, -quien según nos comentó le había prestado el sombrero -, para
acompañarles en los coros de “Rock ´N´
Roll Outlaw”, el tema con el que rendían tributo a los australianos Rose
Tattoo. El retorno sobre sus composiciones llegó de manos de una efectiva
“Spectacular”, para acabar rematando la faena con una eléctrica y enérgica
versión de “Come Follow Me”.
Una
vez más The Answer me gustaron. Aunque, en esta ocasión, me dio la sensación de
que sonaron más roqueros y me menos “hippiosos”, mostrándose más cercanos a Ac
Dc o Rose Tattoo que a Led Zeppelin. Aunque, eso sí, Cormac sigue conservando
la imagen, el carisma y los movimientos de
los grandes frontman de finales de los
sesenta y principios de los setenta.
Seamos
sinceros, a los seguidores del hard rock y el heavy metal nos encanta ver
juntos sobre las tablas a los músicos que encumbraron el nombre de nuestras
bandas favoritas. En muchos casos las peleas, las desavenencias, los egos, etc…, hacen que esto sea imposible. Pero
resulta todavía más duro cuando es por causas de fuerza mayor o enfermedad. Pat Torpey,
batería original de Mr. Big, hace años que está diagnosticado de Parkinson,
pero sobreponiéndose a las adversidades y luchando contra su enfermedad sigue
girando con sus compañeros. Evidentemente, no lo hace como percusionista
principal, ya que esa responsabilidad recae ahora sobre Matt Starr, sino para
acompañar desde un pequeño kit de batería y sumarse a las fantásticas armonías vocales del ahora
quinteto.
Aunque
siempre han jugado en primera división, los americanos nunca han necesitado grandes escenografías
que sirvieran como reclamo para sus shows. De modo que unos cuantos
amplificadores y un gran telón de fondo con el nombre de la banda fueron la sobria puesta en escena para unos músicos que aparecieron en escena
siguiendo el ritmo de una introducción soulera. Con Eric Martin al frente,
luciendo uno de sus clásicos pañuelos al
cuello, la fiesta arrancaba con el imparable clasicismo roquero “Daddy,
Brother, Lover, Little Boy”, que contó con su espectacular solo, con Gilbert atacando las cuerdas de su
guitarra con el taladro.
Seguramente
teniendo en cuenta su bagaje lo más sencillo hubiera sido presentarnos un
repertorio plagado de viejas favoritas, y aunque tuvimos ocasión de escuchar
muchos de esos clásicos, tampoco faltaron temas más recientes como “American
Beauty”, que nos dejaba otra gran exhibición de técnica y virtuosismo a manos
de un Gilbert que parecía absolutamente desatado. Tras anunciarnos el
carismático frontman que la banda estaba de vuelta, continuaron repasando el material de “What If…” con
“Undertow”, que nos dejaba un
incendiario duelo entre Sheehan y Gilbert mientras Martin alentaba al personal a que sumara a la fiesta.
La
primera gran ovación de la velada llegó cuando el bajista presentó a su
compañero Pat Torpey, quien tras la saludar al respetable se colocó en un
pequeño kit situado a la derecha Starr para acompañar a sus compañeros con la
pandereta durante “Alive And Kickin´”. Durante todo el show la comunión entre
banda y público fue absoluta, y la mejor prueba fue ver como Martin nos
proponía varios ejercicios para calentar la garganta antes de darnos la alternativa durante los coros de “Temperamental”.
Para
los más nostálgicos el primer gran momento de la noche llegaría con el emotivo
“Just Take My Heart”, con Torpey sentándose en la batería para permitirnos
disfrutar de la formación clásica de la banda. Tras recibir Torpey las muestras
de cariño del respetable y sus compañeros, la velada proseguía con el único recuerdo que se permitieron a su
trabajo de 1996 “Hey Man” de manos de “Take Cover”, con el vocalista nuevamente
buscando la complicidad de un respetable que no vaciló a la horade cantar su
pegadizo estribillo.
La
elegida para que el show recobrara toda su intensidad y dinamismo roquero fue
“Green-Tinted Sixties Mind”, ofreciéndonos otro suculento bocado de “Lean Into
It”, que nos dejaba a un Martin pletórico ejerciendo como frontman. Se hizo
esperar, quizás demasiado, pero el primer tema novedoso de la noche llegó con
el show ya bastante avanzado y fue “Everybody Needs A Little Trouble”. Fue
durante “Price You Gotta Pay”, cuando pudimos comprobar las habilidades del
bajista con la armónica, mientras Martin se posicionaba a su espalda para encargarse
de las líneas de bajo.
El
talento, la clase y las habilidades de
Paul Gilbert quedaron plasmadas en un llamativo solo de guitarra, en el que el
hacha de Illinois mostró versatilidad, feeling y un gran dominio de los
diferentes pedales de efectos para acabar recabando una fastuosa ovación. No
tardarían sus compañeros en regresar a escena para proponernos el ritmo enérgico
y vacilón de otra de sus nuevas composiciones “Open Your Eyes”. El cambio de
tercio llegaría con su cover del clásico de Cat Stevens “Wild Word”, con Martin
haciéndose cargo de la acústica mientras Torpey se sumaba a la percusión desde
su pequeño kit; y la marchosa “Damn I´m In Love Again”, que de entre las nuevas
fue de las que mejor acogida obtuvo.
El
primer guiño a su debut homónimo de finales de los ochenta estuvo reservado
para el explosivo “Rock & Roll Over”, que acabaría dejando paso a las
excelentes armonías vocales que marcaron “Around The World”. En este punto
llegaba el momento de que el maestro de las cuatro cuerdas, Billy Sheehan, se
quedara solo en escena para deleitarnos con algunas de las diferentes técnicas que emplea
para atacar su instrumento en un espectacular solo.
Con
los cinco miembros de la banda en escena tocaba encarar la recta final del show con otro de sus
números clásicos, el imponente “”Addicted To That Rush”, que se acabaría
convirtiendo en la antesala perfecta para su multimillonario sencillo “To Be
With You”. La penúltima muestra que nos ofrecieron de su más reciente entrega
discográfica fue “1992”, que el vocalista presentó como un homenaje para todos
los fans que les han acompañado y apoyado a lo largo de todos estos años.
A
diferencia de lo que suele ser habitual esta noche no hubo falsas retiradas ni
bises. Así que con Sheehan emulando el alarido de un perro arrancaba una
frenética versión del imprescindible “Colorado Bulldog”, que nos hacia mover
los pies y la cabeza. Sorpresivamente para despedir la velada el combo
americano nos propuso la novedosa “Defying Gravity”, que rubricaba casi
dos horas de show de una de las mejores formaciones del hard rock americano.
Poco más se puede decir de una velada irrepetible,
en la que pudimos comprobar que Mr. Big siguen siendo una banda de primerísimo
nivel. Además, por si la actuación de los americanos no había sido suficiente,
sus invitados, Faster Pussycat y The Answer, también estuvieron a un excelente
nivel.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLVER
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