Todos
sabemos que desafortunadamente la muerte de cualquier artista acarrea un
incremento en la venta de sus trabajos. Pero lo que todavía no habíamos tenido
ocasión de comprobar era la repercusión que podía tener su vuelta a los
escenarios aunque fuera de forma virtual. Mucho se había hablado sobre esta
nueva gira denominada Dio Returns, en la que Dio Disciples contarían, al igual
que sucedió en su aparición en Wacken 2016, con la presencia del holograma del
mítico vocalista americano.
Mucha
curiosidad y bastante expectación había suscitado la cita, y esto se acabó
traduciendo en una sala Bikini abarrotada. Además de contar con el reclamo del
holograma, la banda que protagonizaría la velada era de plenas garantías,
conformada por instrumentistas como el
guitarrista Graig Goldy, el batería Simon
Wright, el teclista Scott Warren y Bjorn
Englen, siendo el bajista sueco el único que no perteneció a la banda de Dio.
Mientras que los encargados de poner voz a una selección de clásicos
imprescindibles para cualquier amante del heavy metal clásico fueron Tim Ripper
Owens y Oni Logan.
Mientras
en la pista se sucedían las conversaciones en torno a como podía transcurrir la
velada, una estructura situada en la
parte central y trasera del escenario reclamaba nuestra atención. Y es que a
través de ella fue donde se proyectó la figura del homenajeado en diferentes
momentos del show. Aunque un servidor no es un entendido en la materia, lo
cierto es que yo hablaría más de una imagen en perspectiva que no de lo que
entendemos como un holograma. Pero, en cualquier caso, fuera como fuera, la
estampa y la voz de Ronnie James Dio estuvieron allí presentes para provocar la
nostalgia entre los más veteranos y dar a lo más jóvenes una idea aproximada de
cómo se movía el carismático frontman en escena
Acompañados
del clásico de Deep Purple “Perfect Strangers” los músicos fueron apareciendo
en escena de forma parsimoniosa para tras saludar a los presentes empuñar sus instrumentos
y abrir el show con un tema mítico como
“King Of Rock and Roll”. Curiosamente durante las primeras estrofas pudimos
escuchar la voz de Ronnie, pero no fue hasta la mitad del tema cuando su
silueta, con camisola blanca y pantalones negros, apareció en escena provocando
el delirio entre las primeras filas.
No
tardó en aparecer en escena Tim Ripper Owens para ponerse al frente de sus
compañeros y dar buena cuenta de “The Mob Rules” de Black Sabbath. Fue en ese
momento, una vez saciada la curiosidad inicial, cuando me percaté de la
excesiva sobriedad escénica de Graig Goldy, que permaneció estático durante
gran parte del show, mostrándose muy concentrado pero algo frío y distante. Pese a ello, las ganas de la
audiencia de corear algunos himnos
clásicos acabaron propiciando que temas como “Straight Through The Heart”
sonaran sólidos y convincentes.
Precisamente
fue el propio Owens el encargado de
presentar a su compañero a las voces, Oni Logan, que fue quien se hizo cargo de
un inesperado “I”, perteneciente a “Dehumanizer”, el último trabajo de estudio
que Dio grabó con Black Sabbath hace veinticinco años, y que a la postre fue el
tema más reciente que interpretaron, ya que Dio Discipline dejaron aparcado
todo el material en solitario que grabó posteriormente. La figura de Dio volvió
a materializarse sobre una pequeña escalinata envuelta en llamas para
embarcarnos en un trepidante medley que
incluyó gran parte de “The Last In Line” y un escueto guiño a uno de sus temas
más emblemáticos “Holy Diver”, con la
imagen del vocalista extendiendo los brazos para invitarnos a que nos hiciéramos cargo de su inmortal
estribillo.
El
encargado de recoger el testigo y sumergirnos de lleno en los épicos pasajes de
“Egypt (The Chains Are On) fue Oni Logan, quien tuvo que recurrir a la chuleta
ya que parecía no saberse bien la letra. Con Owens y Logan compartiendo escenario arrancaba “Tarot Woman”, y con ella
el primer guiño al material de los legendarios Rainbow del maestro Blackmore.
Tras
adueñarse Graig Goldy del escenario para dar rienda suelta a sus habilidades
como solista llegaba el momento de “Catch The Rainbow”, con Logan llevando las
riendas mientras Owens animaba al personal desde la parte trasera del escenario
antes de hacer suya “Gates Of Babylon” y completar un nuevo medley. Un pequeño
interludio solista a cargo del teclista Scott Warren sirvió como preámbulo para
una nueva mirada sobre “Rising”, de manos de “Stargazer”, con ambos vocalistas repartiéndose
las estrofas mientras trataban de animar
al público levantado sus cuernos al aire.
Aunque
tanto Logan como Owens se repartieron las presentaciones, los parlamentos más extensos y emotivos corrieron por cuenta del ex–Judas Priest, recordándonos el respeto y devoción que Ronnie profesaba hacia
sus seguidores. El retorno sobre la discografía de Dio llegó con “Mystery”, que
hacía despertar a un respetable que
hasta ese momento se había mantenido bastante frío.
Aprovechando
el ambiente creado era un buen momento para que la imagen de Dio volviera a
materializarse en escena para atacar los serpenteantes riffs de “Heaven &
Hell” y “Man On The Silver Mountain”, que incluyó el solo de Simon Wright,
antes de poner el punto y seguido a la velada con un nuevo guiño al tema que
daba título al primer trabajo que Dio
grabó con Black Sabbath.
El
capítulo final para este homenaje llegó de manos de “Rainbow In The Dark”, con
el holograma al frente para acabar dejando que Logan y Owens se sumaran al tema
para protagonizar una recta final con todos los protagonistas sobre las tablas.
Fue una experiencia curiosa y novedosa el poder volver a ver sobre un escenario
a Ronnie James Dio. Aunque debo admitir que el repertorio no me convenció, ya
que se quedaron fuera temas
imprescindibles como “We Rock”, “Don´t
Talk To Strangers”, “Dream Evil”… Pero dejando a un lado preferencias
personales, lo que no comprendí fue el poco protagonismo que Dio Disciples dispensaron
a un clasicazo como “Holy Diver”.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
No hay comentarios:
Publicar un comentario