Aunque,
a priori, subir a la montaña de Montjüic en pleno mes de diciembre no parecía
el mejor plan para una gélida tarde de martes, el atractivo cartel que
conformaron Five Finger Death Punch, In Flames y Of Mice & Men acabó
propiciando que unos tres mil seguidores se acercaran hasta las instalaciones del Sant Jordi Club. Como headliners por primera
vez en nuestro país se presentaban los americanos, dispuestos a ratificar que
las aguas han vuelto a su cauce tras el episodio que este verano protagonizó su
vocalista Ivan Moody. Por otro lado, los suecos In Flames se encargarían de
defender su estatus y su particular
evolución dentro del death metal melódico.
Pero
antes de que ambas formaciones se batieran el cobre sobre las tablas para dilucidar quienes serían los vencedores de la velada
contaríamos con el concurso de los californianos Of Mice & Men. Con el
personal todavía accediendo al recinto las luces del local se apagaron para
dejar que los de Costa Mesa se adueñaran del escenario para atacar sin previo aviso los camaleónicos desarrollos
de “Unbreakable”, una de las composiciones que formara parte de su nuevo
trabajo “Defy Now” , y que sorprendió a más de uno por el dinamismo de unas
líneas vocales que alternaron pasajes limpios y rugidos desgarradores.
Pese
a ser los encargados de abrir la velada Of Mice & Men contaron con un
sonido potente, así como de un efectivo juego de luces. Además también pudieron
contar con un gran telón de fondo presidiendo el escenario y con tres pequeñas tarimas
que sirvieron para que sus miembros se
encaramaran en ellas mientras las sirenas nos anunciaban la llegada de “Public Service Announcement”,
que con su ritmo a lo Slipknot se convertía en la excusa perfecta para que el
personal de las primeras filas se fuera animando.
No
dispusieron de mucho tiempo, apenas treinta minutos. Así que el cuarteto
americano no se extendió a la hora de las presentaciones dejando que los
oscuros pasajes de “Pain”, o la descarga incontrolada de agresividad que
significó la apabullante “You Make Me
Sick”, se acabaran convirtiendo en la mejor carta de presentación para los que no
estaban familiarizados con su material.
Aunque
el público de esta noche fue de lo más variopinto, me dio la sensación de que
la descarga de los de Costa Mesta acabó
dejando unas buenas sensaciones entre
los presentes, aunque las pinceladas electrónicas de su último single
“Warzone”, sorprendieron a más de uno.
Para el tramo final se reservaron el
tema más antiguo que interpretaron “The Depths”, que ponía a todo el mundo a
botar antes de despedirse prometiendo
que no tardarían en regresar para presentar su nuevo trabajo.
Mientras
una amplia lona se encargaba de ocultar el escenario de miradas indiscretas se
consumía la espera previa al desembarco de uno de los nombres imprescindibles
dentro de la escena europea: In Flames. Debo admitirlo, un servidor fue de los
que se enganchó a la formación sueca con sus primeros trabajos, y pese a no
comulgar con la dirección que han tomado en sus últimas entregas, lo cierto es
que su calidad resulta incuestionable. Lo
que no me esperaba, teniendo en cuenta su posición en el cartel de esta noche,
fue el montaje escénico que presentaron, el más vistoso y ambicioso que han
mostrado hasta la fecha.
Contaron
con un espectacular set escénico, con la batería y los teclados esquinados a
los lados del escenario y posicionados sobre unas altísimas estructuras, que
junto a la parte trasera, se convirtieron en pantallas donde se proyectaron
imágenes que fueron ilustrando cada uno
de los temas. También me sorprendió su
cuidado juego de luces, algo que contribuyó a que la descarga de los suecos
ganara en intensidad y colorido, alejándose así de la sobriedad escénica que
siempre había caracterizado sus descargas en la capital catalana.
Parapetados
tras un velo y contando con un sonido impecable In Flames hacían acto de
presencia para reclamar la atención de sus incondicionales, dando el pistoletazo de salida con los cambiantes desarrollos de “Drained”. Más activo que en
anteriores ocasiones, me gustó mucho la actitud de Anders Fridén, quien luciendo su inseparable
gorra no paró de animar al personal, tal y como sucedió durante la apertura del
melódico “Before I Fall”.
Pero
si algo ha caracterizado la trayectoria de In Flames es la variedad estilística
de sus composiciones, de modo que las guitarras se tornaron más gruesas y rotundas a lo largo de “Everything´s Gone”,
conjugando a la perfección pasajes de corte nu-metalero y trepidantes andanadas
que hacían que los pits se sucedieran entre las primeras filas. Siguiendo la línea
ascendente que estaba llevando el show, la elegida para proseguir con el
despiadado ataque al que nos estaban sometiendo los de Göteborg fue “Take This
Life”, mientras en las pantallas se sucedían las imágenes de rostros de fieras
dispuestas a devorarnos.
Aún
más atrás en el tiempo, hasta la época de “Reroute To Remain”, nos hizo viajar
“Trigger”, fundiendo la visceralidad de su ataque a dos guitarras con la rotunda
solidez de la base rítmica. Conscientes del esfuerzo que han tenido que hacer
para presentar semejante despliegue de medios escénicos, Fridén no vaciló a la
hora de invitarnos a tomar fotos y hacer videos para mostrar a nuestros colegas
antes de atacar la imprescindible “Only
For The Weak”, que lograba que todo el mundo se pusiera a botar mientras el
frontman permanecía firmemente aferrado a su pie de micro.
El
espectáculo audio-visual continuaría ayudando a que la descarga de In Flames no bajara de intensidad, acompañando la
despiadada agilidad riffera de “Dead Alone”, con otra sucesión de inquietantes
imágenes. Pero sin duda el momento más trepidante para los integrantes de la
vieja guardia de los suecos llegó en el
ecuador del show, cuando la banda enlazó de forma consecutiva “Moonshield”, con
un Fridén desatado, dando instrucciones al personal para formar un pasillo en el centro de la pista; y la
seminal “The Jester´s Dance”, que con el escenario teñido de rojo acabó
convierto la pista en un auténtico campo
de batalla.
Cerrado
el capítulo dedicado a la nostalgia la
banda volvió a centrar su objetivo en su último redondo “Battles”, para cambiar
radicalmente de registro y adentrarnos en las atmósferas opresivas y envolventes
de “Save Me”. Con la aparición de un enorme muñeco colgado del techo del local arrancaba
“Alias”, y con ella un nuevo acercamiento hacía las latitudes más melódicas que
han marcado el material facturado durante la última década.
En
varias ocasiones a lo largo del show Fridén
reivindicó la etiqueta de heavy metal para su banda, amén de defender la
evolución que ha seguido su propuesta a lo largo de los últimos años, tal y
como sucedió durante los parlamentos que
sirvieron como preámbulo para el tándem que conformaron “Here Until Forever” y
“The Truth. Nuevamente la implacable base rítmica se encargó de cimentar las accesibles melodías de “Deliever Us”, que
llegaba acompañada de imágenes de fuegos artificiales.
Una
nueva mirada sobre “A Sense Of Purpose”, serviría como excusa para recuperar su
tema de apertura “The Mirror´s Truth”, que acabaría dejando paso a los aromas
melancólicos de “The Quiet Place”. Mientras que el sorpresivo final llegó con
una pieza de nuevo cuño como es “The End”. Teniendo en cuenta el extenso bagaje
del combo sueco creo que podían haber optado por un repertorio algo más equilibrado, ya que,
aunque hubo guiños a su glorioso pasado, el grueso de su set estuvo centrado en
el material de sus últimas entregas.
Si
ya en sus anteriores visitas, abriendo para Avenged Sevenfold y con sus posteriores
apariciones en el Resurrection Fest 2014 y el Download Madrid 2017, Five Finger Death
Punch habían demostrado que están llamados a convertirse, -sino lo son ya-, en
un referente obligado para una nueva generación de metaleros. En esta ocasión,
el combo de Las Vegas se presentaba por primera vez como cabezas de cartel en
tierras catalanas.
Evidentemente
la reincorporación de su carismático frontman Ivan Moody ha significado una
excelente noticia para sus seguidores, y era la principal novedad con respecto
a su visita del pasado verano. Con algo de retraso sobre el horario
inicialmente previsto el telón que ocultaba el escenario caía repentinamente para
dejar ante nuestros ojos al sexteto americano. Rudos, potentes y directos a la
yugular, su descarga arrancaba con la voracidad riffera de “Lift Me Up”, poniendo
a gran parte del público a botar mientras Moody, con la cara pintada y luciendo
una extravagante chupa, se adueñaba del escenario para convertirse en el
perfecto anfitrión.
Me
sorprendió que el montaje escénico no fuera tan llamativo como el de In Flames,
ya que los americanos no pudieron montar la impresionante calavera que llevan
como decorado. En cualquier caso, lo que no faltó fue un inmenso telón trasero
con el nombre de la banda y un fantástico despliegue lumínico, con un puñado
de lasers que apuntaron en más de una
ocasión a una audiencia que se dejó
arrastrar por la garra que exhibieron en temas como “Never Enough”, que nos
dejaba a Jason Hook dando buena cuenta de su guitarra luminosa.
Y es
que si en sus obras de estudio los
americanos suenan compactos y arrolladores, en directo sus composiciones ganan
en intensidad y contundencia, y la mejor prueba fue comprobar la explosiva reacción
del público al reconocer los compases iniciales de “Wash It All Away”,
con todo el mundo acompañando al vocalista a la hora de entonar su melódico
estribillo. Nuestro viaje a través de las composiciones de su última entrega
discográfica prosiguió con la pieza que le da titulo “Got Your Six”, que nos
dejaba con las guitarras de Hook y
Bathory creando esa infranqueable pared sonora que provocó que los pits no se
detuvieran.
Para
el siguiente tema Moody invitó a sumarse a la fiesta a Aaron Pauley, de Of Mice
& Men, para entre ambos repartirse
las líneas vocales del corrosivo “Ain´t My Last Dance”. Mientras el respetable coreaba el nombre de la banda Jason Hook apareció en
escena con una guitarra de doble mástil para ofrecernos unos fugaces destellos
de clásicos como “Enter Sandman” y “Smoke On The Water”, entre otros, que
sirvieron para caldear aún más el
ambiente y como introducción para su particular versión de “Bad Company”.
Tras recabar una rotunda ovación del respetable, Moody invitó a acceder al
escenario a un montón de chavales que se encargaron de dar colorido con sus
bailes a los demoledores estribillos de “Burn MF”, para la que el vocalista
contó también con la colaboración de
Tommy Vext, su sustituto en los conciertos del pasado verano.
Habiendo
demostrado que los problemas del pasado han quedado atrás, y que actualmente la
formación está en un fantástico estado de forma, llegaba el momento de permitir
recobrar el aliento a una audiencia que hasta ese momento se había mostrado
insaciable. Para ello, se quedaron solos en escena Hook y Moody para entre
ambos interpretar en formato acústico la
tormentosa “I Apologize”, una coreadísima “Wrong Side Of Heaven”, con la gente
silenciando la voz del frontman, y “Remember Everything”.
El
retorno sobre la tiranía de la distorsión estuvo marcado por el devastador
“Coming Down”, plasmando la perfecta
sintonía entre banda y público mientras los lasers azules recorrían constantemente las cabezas de los
integrantes de las primeras filas. Dispuestos a no dejar que la magia se
diluyera los americanos encararon la
recta final de su presentación con una carta absolutamente ganadora como es “Jekyll
And Hyde”, provocando que el recinto se
viniera abajo.
Los
saltos y los pogos no se detuvieron durante “Under And Over It”. Mientras que
la rúbrica definitiva para la descarga de los de Las Vegas llegó con los aromas más melódicos que abren el
desgarrador “The Bleeding”, una composición que se ha convertido en una de las
imprescindibles en sus directos, ya que plasma a la perfección la voracidad de
una banda que muestra, por otro lado, una notable delicadeza a la hora de
encarar los desarrollos más melódicos e intimistas.
Entre
los vítores del respetables y mientras a través del P.A. sonaba “The House Of
The Rising Sun”, Five Finger Death Punch aprovecharon para saludar y darse su particular y merecido baño de
masas, dejando claro que esta no será su última visita como cabezas de cartel.
En
definitiva, que la excursión nocturna a la montaña de Montjüic mereció, y
mucho, la pena, gracias a la
espectacularidad del show que nos brindaron unos In Flames en plena forma. Y , sobre todo, por la descarga de unos Five
Finger Death Punch que volvieron a reivindicarse como una de las formaciones
que parecen llamadas a convertirse en uno de los nombres importantes dentro de
la escena metálica internacional.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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