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jueves, 18 de enero de 2018

GLORYHAMMER+CIVIL WAR+DENDERA-RAZZMATAZZ 2-BCN-12-ENE-2018


No se si vienen del presente o del pasado. Si proceden de tierras escocesas o del lejano espacio exterior. Pero de lo que no tengo ninguna duda es de que Gloryhammer han llegado para quedarse. Su carrera ha estado marcada por la coherencia, respetando los tiempos y dándose a conocer progresivamente desde que editaron su debut “Tales From The Kingdom Of Fife” en 2013. Dos años después llegó “Space 1992: Rise Of The Chaos Wizards”, y su gira europea  abriendo para los míticos Stratovarius para posteriormente presentar  las aventuras de Angus McFife en algunos de los festivales más importantes del viejo continente, lo que les  sirvió para que su nombre  corriera como la pólvora entre una nueva generación de jóvenes guerreros powermetaleros.


Precisamente ha sido esa notoriedad entre los seguidores más jóvenes del género lo que ha llevado a la formación capitaneada por el teclista Christopher Bowes y el vocalista Thomas Winkler a llevar al directo y de forma integra el material de su segunda entrega discográfica. Una apuesta arriesgada y ambiciosa que  les está sirviendo para consolidarse como uno de los valores emergentes dentro de la escena europea. Además para completar el cartel de esta noche de sábado contaríamos con el concurso de Civil War, el combo formado por los ex–Sabaton Daniel Mullback, Rikard Sundén y Daniel Mÿhr; quienes nos ofrecieron una buena dosis de épica metalera con su nuevo vocalista al frente Kelly Sundown Carpenter. Pero antes de que ambas formaciones se adueñaran del escenario de un Razzmatazz 2 que acabó registrando una muy buena entrada sería el turno de los británicos Dendera, que llegaban dispuestos a cazar algunos seguidores entre la expectante audiencia.

Ciñéndose al tópico, con puntualidad británica aparecían es escena los instrumentistas de Dendera, para dejar claro desde los compases iniciales de su presentación con la instrumental “The Awakening”,  su apuesta decidida por un heavy metal contundente y aguerrido, aunque no exento de unas buenas dosis de virtuosismo. Si ya el tema de apertura había servido para captar la atención de los que todavía no les conocían, la guinda al pastel la puso la aparición de su vocalista Ashley Edison, quien hizo gala de un registro rotundo y elegante  a la hora de encarar los pasajes más épicos de “Final Warning”.

Tras haber recabado la primera salva de aplausos del respetable, el frontman nos invitó a levantar nuestros puños al aire para acompañar “Claim Our Throne”, que nos abocaba sobre un trepidante duelo entre las guitarras de Stephen Main y David Stanton. La cara más oscura y agresiva de los de Portsmouth quedó plasmada a lo largo de “Age Of Agony” y “Blood Red Sky”, con el quinteto envenenando  su sonido para bordear la frontera con el thrash metal.

Como colofón definitivo para su sorpresiva actuación, -y digo sorpresiva porque un servidor no conocía a los británicos y quedó francamente impresionado con ellos-, Dendera apostaron por ofrecernos una nueva ración de heavy metal potente, rápido y devastador de manos de “The Daylight Ending”, que a la postre se convirtió  en el único recuerdo que se permitieron a su trabajo de 2013 “The Killing Floor”. Indudablemente los chicos de Dendera supieron rentabilizar al máximo sus treinta minutos sobre las tablas. Así que esperemos que no tarden en regresar por aquí para ofrecernos un show más extenso.


Los encargados de recoger el testigo ante una sala que esta hora de la tarde estaba ya muy animada fueron Civil War. Hace año y medio aproximadamente un servidor tuvo la ocasión de presenciar su descarga en la Sala Boveda. En aquella ocasión, con Nils Patrick Johansson todavía al frente, no fuimos muchos los que acudimos a la cita. Así que debo admitir que me sorprendió la notable expectación que había suscitado su presentación de esta noche.

Tomando como inspiración a personajes históricos, gestas heroicas y episodios bélicos, los suecos han conseguido crearse una identidad propia, practicando  un power metal potente, maduro y repleto de estribillos altamente coreables. Atrás parecen haber quedado las comparaciones con Sabaton, ya que el quinteto poco a poco está consiguiendo hacerse con un nutrido grupo de incondicionales.

Ataviados con sus clásicas casacas de combate la batalla arrancaba con “USS Monitor”, y la primera incógnita giraba en torno a las prestaciones en directo de su nuevo frontman, Kelly Sundown Carpenter, que estuvo a un excelente nivel durante todo el show, imprimiendo garra, fuerza y personalidad a temas como “Saint Patrick´s Day”, que con sus deliciosas melodías folk se convirtió en la excusa perfecta  para que el local se convirtiera en una fiesta.

La única pega que pondría a la de descarga del combo sueco es que no contaron con el concurso de un bajista, ya que soy de los que no concibe a una banda de rock/metal sin la figura de un cuarto cuerdas. Pero dejando a un lado valoraciones personales, lo cierto es que Civil War supieron conectar con el respetable, y la mejor prueba fue la fantástica acogida que obtuvieron temas como “Gettysburg” o  la hímnica “Deliverance”, que nos dejaba la estampa del vocalista elevando ambos brazos al aire para invitarnos a cantar.

Evidentemente, tampoco se dejaron en el tintero unas buenas dosis de épica power metalera para acompañar el ritmo marcial de “I Will Rule The Universe”, con el que volvían a incidir en el material de su primer  largo  “The Killer Angels”. Pero si hubo una canción que puso a toda la sala a bailar gracias al punch  de sus disparatadas melodías esa fue “Tombstone”.


Con la gente coreando el nombre de la banda llegaba el momento de encarar la recta final del show, confiando para ello en uno de sus temas más emblemáticos “Bay Of Pigs”, que con el escenario teñido de rojo nos dejaba al público moviendo los brazos de izquierda a derecha siguiendo las indicaciones de Sundown. La última escaramuza del escuadrón de Falun estuvo reservada para la imponente grandilocuencia de “Rome Is Falling”, con Daniel Mÿhr abandonando su puesto tras los teclados para sumarse a la fiesta y acabar rubricando una notable actuación.

¿Por qué limitarse a repetir viejos clichés cuando hay posibilidad de llevarlo todo un paso más allá? Esta parece ser una de las premisas que siguen Gloryhammer, ya que sus composiciones no sólo se caracterizan por la velocidad, los coros majestuosos  y unos estribillos altamente coreables; sino que cada uno de sus miembros asume sobre el escenario una identidad, lo que sumado a su vistosa puesta en escena convierte cada una de sus presentaciones en una aventura para sus seguidores.

Recibidos como auténticos héroes y aclamados por una audiencia que se apretaba frente al escenario los músicos fueron apareciendo uno a uno, mientras sonaba a través del P.A. “Infernus Ad Astra”, para acto seguido tomar posiciones y  empuñar sus instrumentos para ofrecernos la primera cabalgada de la noche: “Rise Of The Chaos Wizards”. Con Thomas Winkler liderando a sus compañeros y luciendo unas llamativas gafas, el quinteto  no tuvo ninguna clase de dificultad  para conectar rápidamente con una audiencia que coreó reverencialmente los grandilocuentes estribillos del tema de apertura.

Pero la fiesta no había hecho más que comenzar, ya que la locura se desató en la pista durante “Legend Of The Astral Hammer”, que ponía a todo el personal a botar antes de que una doncella irrumpiera en el escenario  para entregar el martillo a Winkler, quien tras levantarlo lo estampó contra el suelo en repetidas ocasiones para provocar el delirio  colectivo. Como ya sucediera en anteriores visitas,  Gloryhammer también hicieron gala de su particular sentido del humor, de modo que no faltaron los vaciles a la hora de jugar con el martillo durante los prolegómenos de “Gobling King Of The Darkstorm Galaxy”, que era la elegida para invitarnos a mover los pies mientras el escenario se teñía de verde.

Por si a estas alturas del show alguno de los presentes todavía no había conseguido imbuirse de la ambientación galáctica que nos propusieron los escoceses, “Also Sprach Zarathustra”, sirvió como fondo musical para que el bajista James Cartwright, bajo la personalidad de su alter-ego Hootsman, apurara una cerveza antes de dar el pistoletazo de salida a la disparatada “The Hollywood Hootsman”, que se acabó convirtiendo en uno de los momentos culminantes de la velada , con las primeras filas coreando el tema completamente desatadas mientras Winkler estiraba al máximo sus cuerdas vocales  para firmar  una buena sucesión de agudos.

Tras recibir una estruendosa ovación, en esta ocasión, fue el guitarrista Paul  Templing (Ser Proletius), quien  ejerció como maestro de ceremonias para presentarnos “Victorious Eagle Warfare”, que nos hacía cambiar el paso para otorgar un mayor protagonismo  a los teclados de Christopher Bowes. No tardarían mucho en regresar a su estilo  habitual para pisar el acelerador al máximo y volver a levantar la moral de la tropa con  “Questlords Of Inverness,  Ride To The Galactic Fortress!”.

Aunque la intensidad y el ritmo trepidante marcaron a fuego el show, me gustó mucho la actitud y entrega  de un público enérgico y cómplice, que no desfalleció en ningún momento, y que no paró de animar, saltar  y bailar mientras coreaba el marchoso estribillo de “Universe On Fire”. Nuestro viaje a través del segundo redondo de Gloryhammer estaba acabando, pero todos sabíamos que aún faltaba uno de los momentos más épicos con “Heroes (Of Dundee)”, que nos acababa sobre el que probablemente sea el tema más complejo y ambicioso  que han compuesto hasta la fecha: “Apocalypse 1992”.

Pero no, el espectáculo todavía no había terminado. Es más, sería durante esta segunda parte del show, que arrancó con el fastuoso “The Unicorn Invasion Of Dundee”, cuando fuimos testigos de la encarnizada lucha que protagonizaron Angus McFife (Winkler) y Zargothrax (Bowes), y que se saldó con el incontestable triunfo del primero. Así que el para el siguiente tema “Quest For The Hammer Of Glory”, el vocalista no dejó de empuñar su martillo para levantarlo al aire cada vez que llegaba su triunfal estribillo.

Nuevamente los teclados se convirtieron  en protagonistas durante el arranque de  “Magic Dragon”, que con sus pasajes de corte neoclásico nos allanaba el camino hacia el inevitable final con la imprescindible “Angus McFife”, con la que cerraban la velada por todo lo alto. Excesivos hasta el extremo. Gloryhammer tienen claro lo sus seguidores esperan de ellos. Y eso fue, precisamente, lo que nos ofrecieron: una trepidante sesión de power metal marcado por la fantasía, la épica, la velocidad y, como no,  la diversión.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ

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