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martes, 6 de febrero de 2018

STEVEN WILSON-AUDITORI FORUM-BCN-3-FEB-2018


Guitarrista, teclista, cantante, compositor, productor… Steven Wilson es un artista completo y poliédrico. A lo largo de su carrera el británico ha demostrado su talento y valía dejando su impronta personal en los diferentes proyectos en los que ha estado involucrado. Pero sin duda su apuesta más ambiciosa y personal la ha plasmado en su producción en solitario. Durante los últimos años su reputación se ha consolidado hasta ser considerado por muchos como uno de los referentes indiscutibles cuando hablamos de música progresiva. Pero como suele suceder en muchas ocasiones las etiquetas se acaban quedando cortas para definir  una propuesta que toma elementos prestados de otros estilos, -cuando no se mete de lleno-, para explorar diferentes estructuras y sonoridades.

Para cualquiera que haya seguido su carrera  resulta evidente que su música se aparta de los convencionalismos, ya que para escuchar sus discos el oyente requiere de toda su atención. Quizás por ello el enclave  escogido para su vuelta a los escenarios de barceloneses  fue L ´Auditori del Forum, un recinto alejado del habitual circuito roquero y donde cómodamente sentados y disfrutando de un sonido impecable sus seguidores tendrían ocasión de deleitarse con una buena muestra de material de  su última entrega “To The Bone”, amen de recordar algunas gemas del pasado  junto algún jugoso  guiño al material de  Porcupine Tree.

Con absoluta puntualidad las luces del imponente recinto se apagaban para dejar que una voz en off nos diera la bienvenida y nos invitara a sentarnos cómodamente en nuestras butacas para  disfrutar de la experiencia. Una sucesión de imágenes con una palabra asociada se proyectaron  sobre el tenue velo que cubría el escenario para acto seguido cambiar la relación entre imagen y palabra haciéndonos  reflexionar  sobre las diferentes interpretaciones. Acompañados de una calurosa ovación los músicos fueron tomando posiciones para que el propio Wilson, situado en el centro del escenario, se encargara de abrir la velada con las elegantes líneas vocales de “Nowhere Now”. Poco a poco el resto de los músicos se irían sumando para ir impregnando el recinto con sus luminosas melodías.

Pese a estar sentados, la respuesta del público no pudo ser más entusiasta dejando patente la admiración que despierta el londinense. Aunque el arranque había sido bastante relajado, Wilson y sus muchachos no tuvieron ninguna clase de dificultad  para captar la atención del auditorio. Así que tras la primera ovación el clima relajado e intimista se mantuvo  a lo largo de “Pariah”, que contó con la presencia de la vocalista israelí  Ninet Tayeb para repartirse las líneas vocales con el británico, creando un tándem fantástico, ya que se podía apreciar una perfecta química entre ambos.

Tras haber presentado un par de nuevas composiciones el telón que cubría el escenario desapareció. Llegaba el momento de empezar a bucear en su discografía, y que mejor que echar la vista atrás hacía “Hand. Cannot. Erase”. Sí, evidentemente, Wilson fue el protagonista absoluto de la velada, pero no puedo dejar de destacar la excelsa calidad de todos los músicos que le acompañaron, haciendo especial hincapié en el genial bajista Nick Beggs, que dio todo un recital a lo largo del show, asumiendo un protagonismo destacado durante los excelsos desarrollos instrumentales que conformaron la dupla “Home Invasion/ Regret #9”, toda una delicia embarcarnos en un vibrante viaje a través del funk, la psicodelia y el rock sinfónico.

El cambio de registro, haciéndonos virar hacia derroteros más enérgicos y roqueros, llegó con el primer guiño al material de Porcupine Tree de manos de “The Creator Has A Mastertape”, que rompía el ritmo que hasta ese momento había llevado el show gracias a la garra de sus distorsionadas guitarras, con Wilson agitándose frenéticamente mientras atacaba su instrumento. Sí hasta ese momento habíamos podido disfrutar de un sonido impecable y un cuidado montaje audiovisual, con este primer zarpazo roquero pudimos apreciar que las luces también iban a estar a la altura de la cita.

Aunque debo admitir que desde mi posición me costó advertirlo, Wilson volvió a aparecer en escena, -como en él suele ser habitual-, con los pies desnudos. También, me dio la sensación de que esta noche sus charlas fueron más extensas, especialmente a la hora de presentar las nuevas composiciones, como si quisiera ponernos en situación, tal y como sucedió durante los prolegómenos de ”Refuge” y  “People Who Eat Darkness”  que, acompañada de un corto de animación, nos acabó contagiando su ambientación oscura, decadente y angustiosa, con Wilson y Tayeb ofreciéndonos un derroche de intensidad  y feeling.

Ya nos había anunciado el  protagonista de la velada que el espectáculo de esta noche iba a estar dividido en dos actos separados por  un descanso de quince minutos. Así que para finiquitar  este primer capítulo Wilson y sus muchachos nos ofrecieron “Ancestral”, que nos hacia deshacer el camino andado para volver a transitar por  sonoridades más delicadas y minimalistas, contando nuevamente con la presencia  de Ninet Tayeb.

Una vez agotado el entreacto todo el mundo volvió a ocupar sus respectivas butacas  para disfrutar de la segunda mitad del show. Con Wilson, Beggs y Blundell agitando una especie de maracas se iniciaba  “Arriving Somewhere But Not Here”, un sorpresivo arranque para este segundo acto que sirvió para que el nuevo guitarrista de la banda Alex Hutchings presentara sus credenciales. Debo reconocer que me sorprendió su orientación roquera, y más cuando en sus últimas visitas Wilson había confiado en el talento y experiencia de Dave Kilminster, que  posee  un estilo más orientado hacia el rock sinfónico.

Por si alguien albergaba todavía alguna duda de la versatilidad de Wilson, tras invitarnos a levantarnos, -momento que muchos aprovecharon para acercarse al escenario y tomar fotos-, el genio londinense nos habló de la importancia de la música pop, haciendo referencia a bandas míticas como The Beatles, Queen o ABBA, antes de atacar “Permanating”, que con sus bailables melodías se acabó convirtiendo en el momento más animado de la noche. Tras regresar la gente a su sitio, no abandonaría el material de su último redondo ya que a continuación sería el turno de bucear en la experimentación con “Song Of I”, que personalmente no me acabó de convencer e hizo bajar el nivel de intensidad.

Pero no tardaríamos en volver adentrarnos en las bucólicas sonoridades de esa joya que es “Lazarus”, que nos dejaba con la estampa de Hutchings atacando su guitarra con un arco de violín. Una nueva charla en la que Wilson nos planteó diferentes interrogantes sobre la sociedad actual sirvió como preámbulo para la camaleónica “Detonation”, que arrancaba relajadamente para ir creciendo progresivamente hasta abocarnos sobre un nuevo oasis melódico, con todos los miembros de la banda aprovechando para dejar constancia de su calidad. Acto seguido llegó el momento de presentarnos a los músicos,  para a continuación desgranar  una de las composiciones más redondas de “To The Bone”: “The Same Asylum As Bofore”.

Como ya sucediera en varias ocasiones a lo largo de la noche, Wilson volvió a sentarse en una banqueta, desprovisto en el inicio de su guitarra, para hacer viajar nuestros sentidos a través de la evocadora “Heartattack In A Layby”, un tema de Porcupine Tree que, tal y como nos comentó, no suele tocar en sus giras en solitario. Pero no fue  esta la única sorpresa del show, ya que Wilson obsequió a sus seguidores barceloneses con el estreno en el presente tour de “Vermillioncore”, con Beggs nuevamente haciendo volar los  dedos sobre el mástil de su  bajo  para crear la base rítmica  sobre la que se explayaron sus compañeros. Para poner el punto y seguido a la velada el ambiente se hizo más denso e hipnótico antes de someternos a los increscendos corales  de “Sleep Together”, que a la postre se acabó convirtiendo en el último guiño a Porcupine Tree.

Aunque los músicos se retiraron del escenario nadie se movió de su butaca. Así que la banda acompañada de una rotunda ovación no tardó en volver a hacer acto de presencia para ofrecernos la novedosa “Blank Tapes”, que fue la escogida para la última aparición escénica de Ninet Tayeb. Para el final del show Wilson se reservó los dos temas más antiguos de su trayectoria en solitario que interpretó. “Harmony Korine”, que acompañada de escalofriantes imágenes de los hombres-cuervo sirvió para representar a  “Insurgentes”. Mientras que para cerrar el recital por todo lo alto optó por “The Raven That Refused To Sing”. 

Rodeado de sus músicos y agasajado por sus seguidores Steven Wilson abandonó el escenario dejando tras de si la admiración de una audiencia que salía del local todavía noqueada,  asimilando lo que acababa de presenciar,   y  con la placentera sensación de haber disfrutado de una experiencia  única en un marco incomparable.




TEXTO:ALFONSO DIAZ

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