Sería muy difícil tratar de enumerar a los diferentes músicos que han desfilado por el seno The Faceless desde que dieran sus primeros pasos allá por 2004. Pero pese a los cambios de personal, la banda liderada por Michael “Machine” Keene se ha convertido en una de las formaciones más interesantes dentro del death metal. A largo de su carrera Keene ha plasmado su talento tanto instrumental como compositivo, ofreciéndonos una colección de temas que se alejan de la ortodoxia para revestirse con elementos técnicos y progresivos. Aunque su propuesta no es apta para todos los públicos, un buen numero de seguidores no quisieron perderse la visita del combo americano en la sala pequeña del Razzmatazz, contando como invitados con los portugueses The Voynich Code.
Aunque no son muy conocidos por estos lares, los lisboetas The Voynich Code llevan más de un lustro en activo. Curiosamente, pese a su cercanía geográfica, la banda se mostró bastante fría con el respetable a la hora de las presentaciones, limitándose a desgranar unas composiciones que oscilaron entre el death core, metal progresivo, y algunos desarrollos de ascendencia djent. Me sorprendió que aparecieron sobre las tablas como cuarteto, sin contar con la participación de un bajista, con lo que predominó a lo largo de sus cuarenta minutos fue el incisivo ataque de unas guitarras que sonaron graves y aplastantes junto al corrosivo registro de su vocalista Nelson Rebelo.
Otro detalle a destacar fue que durante los primeros compases de su presentación los lusos se dedicaron a repasar las composiciones de su anterior EP “Ignotum”, intentando espolear al personal, -aunque sin mucho éxito-, con las rotundas acometidas que representaron temas como “The Others” y “Amunet, The Decider”.
Tras
haber dejado patentes las líneas maestras de su sonido el cuarteto se adentró
en una de las composiciones de su primer largo “Aqua Vitae”, dando buena cuenta
de las sonoridades ambientales a lo largo de “Flight
19”. Enlazando sus temas de forma consecutiva, la siguiente en hacer acto de
presencia fue la pieza que les sirvió como presentación a principios de 2014 “Anthitesis”, que curiosamente fue de las
que mejor acogida obtuvieron.
Pese
a las intricadas estructuras de sus temas y sus explosivos cambios de ritmo,
los portugueses acabaron dejando la sensación de que sus temas resultaron un
tanto lineales. “I, The Weak” fue la elegida para dar el pistoletazo de salida
a una segunda mitad del show que estuvo marcada por los desarrollos más densos
y tortuosos de “Born To Suffer”, con André Afonso mostrándonos sus habilidades
técnicas a la hora de atacar el mástil de su guitarra sin clavijero.
Como
comentaba al inicio, me dio la sensación de que en ningún momento los lisboetas
parecieron conectar con el respetable, y eso se acabó traduciendo en unas primeras filas que se mantuvieron bastante
estáticas durante todo el show. Precisamente uno de los pocos momentos en los
que su frontman consiguió algo de
feedback con el público fue a lo largo
de la final “The Weight Of A Mortal´s Soul”.
No
fue un mal concierto el de los portugueses, pero me quedé con la sensación de
que les hace falta un poco más de rodaje en directo, y ,sobre todo, un plus de
actitud para conseguir conectar con el público.
Adentrarse en el material de The Faceless es poco menos que hacer un viaje hacia el mundo interior de su líder indiscutible y cabeza pensante, Michael Keene. Un músico que es capaz de transmitir diferentes sensaciones y emociones a base de desarrollar estructuras imposibles a la vez que conjuga elegancia, técnica y brutalidad. Parsimoniosamente, como si del inicio de un ritual se tratase, el cuarteto apareció en escena para sumergirnos de lleno en las embaucadoras melodías que abren “Autotheist Movement I: Create”, dejando que sus limpias guitarras compartieran protagonismo con el doble ataque vocal que nos propusieron el propio Michael y Ken Sorceron.
La
maquinaria californiana había empezado a rodar, y todos sabíamos que a lo largo
de la velada la banda iba a presentarnos algunas de sus múltiples facetas. Así que las guitarras
se tornaron más opresivas e hirientes al
adentrarnos en los senderos death metaleros
del extenso “Autotheist Movement II: Emancipate”, para la que Sorceron abandonó
el escenario durante la parte instrumental dejando que Keene se convirtiera en
el centro de todas las miradas. El cambio de tercio hacia sonoridades más
bucólicas llegó durante los compases iniciales de “Autotheist III: Deconsecrate”,
que nos abocaba sobre la majestuosidad
progresiva para completar una
tripleta de apertura extraída de su anterior entrega “Autotheism”.
Pese
a que, al igual que sucedió con los encargados de abrir la velada, The Faceless
no contaron con el concurso de un bajista, lo cierto es que su sonido fue
potente, arrollador y estuvo bien arropado por algunos efectos disparados que
contribuyeron a que sus composiciones no perdieran matices al ser llevadas al
directo. En cualquier caso, temas de sus primeras entregas como “Sons Of Belial”, fueron los que mejor
acogida obtuvieron, con un público que se dejó arrastrar por su brutalidad y
contundencia, mientras Sorceron se
acercaba al filo del escenario para
intentar elevar el animo de un personal que parecía entrar en calor a medida
que avanzaba el show.
Curiosamente,
tuvimos que esperar casi hasta la mitad del show para poder escuchar la primera
pieza extraída de su trabajo del pasado año “In Becoming A Ghost”, de manos de
“The Spiraling Void”, que intercaló desarrollos progresivos, algunas melodías de
corte ambiental y, como no, esa dualidad vocal que se ha convertido en una de
sus señas de identidad. Aunque la gente permaneció bastante estática,
dedicándose a seguir las evoluciones de los músicos sobre las tablas, no
faltaron algunos momentos verdaderamente trepidantes, como cuando el cuarteto
atacó para deleite de sus fans más veteranos ese torbellino sonoro que es “An Autopsy”, que desataba varios conatos de
pits entre las primeras filas.
La
segunda y última muestra que nos ofrecieron de su último redondo estuvo reservada para la ambientaciones fúnebres e inquietantes de un “Cup Of
Mephistopheles”, que nos helaba la sangre antes de volver a pisar el acelerador
con “The Ancient Covenant”. Para poner
el punto y final a su actuación el cuarteto americano no abandonó ni el
material de “Planetary Duality”, ni tampoco su faceta más agresiva y seminal,
de modo que el capítulo final corrió por cuenta
de “Xenochrist”.
Michael Keene y sus muchachos pasaron por la Ciudad
Condal dejando patente su calidad, su virtuosismo y su amplitud de miras a la hora
de componer. Pero me pareció muy poco botín que una banda con su bagaje nos ofreciera tan sólo 9
temas en poco más de 50 minutos de show.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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