La
década de los ochenta fue testigo del nacimiento y la consolidación del hard
rock y el heavy metal en nuestro país.
Sin duda uno de los nombres insignes para comprender este fenómeno fueron
Barón Rojo. Con prácticamente cuatro décadas de andadura a sus espaldas la
formación que capitanean los incombustibles hermanos De Castro las ha visto de
todos los colores, pero impasibles a las críticas y al inexorable paso del
tiempo el Barón sigue sobrevolando los escenarios para agrandar su leyenda.
Para algunos un aliciente más para acudir a la remodelada Sala 2 del Apolo para
asistir a la cita con el combo madrileño
era volver a ver en acción a una banda mítica para todos los seguidores de la escena
roquera catalana de los ochenta: Tigres.
La
sala acabó presentando un fantástico ambiente, y es que la ocasión lo
merecía. En cuanto al público asistente
la media de edad fue bastante elevada, aunque llamaba la atención la presencia
de varios grupos de adolescentes
ataviados con elásticos y camisetas de Barón, así como de niños que acompañados
de sus padres pudieron disfrutar de su particular bautismo roquero.
Ya
lo demostraron en sus apariciones en el festival de Can Mercader y en la última
edición del Leyendas Del Rock: Tigres están
nuevamente en acción, y según parece los planes de la banda pasan por grabar un
nuevo trabajo. Con mucho ímpetu y dispuestos a conectar con sus seguidores
Tigres aparecían en escena para abrir fuego con una pieza clásica como “Sígueme”,
con su vocalista Jimmy Reitz, enfundando en una llamativa chupa de cuero y
luciendo gafas de sol, al más puro estilo Halford de principios de los ochenta.
Tras recibir la primera ovación de la noche la banda prosiguió su efectivo ataque
con un golpe directo y certero como “Tigres de Oro”, con el frontman estirando
al máximo sus cuerdas vocales en la parte final del tema.
Con
los integrantes de las primera filas
buscando constantemente el saludo de los músicos, era un buen momento para levantar ligeramente
el pie del acelerador e invitarnos a corear el pegadizo estribillo de “Victimas
Del Rock”, que les servía para sacar a relucir su faceta mas hard roquera. En
una cita tan especial, en la que la nostalgia jugó un papel destacado, no faltó
el recuerdo a su compañero Pedro Bruque durante la presentación de “No Hay
Segunda Vez”.
Aunque
el sonido fue bastante correcto en líneas generales, a lo largo de la primera
mitad del show Jimmy tuvo que lidiar con algunos problemas en su micrófono inalámbrico, algo
que acabó desluciendo los momentos más vibrantes del imprescindible “El
Exterminador”. La segunda dedicatoria de
la noche fue para el vocalista José Antonio Manzano, a quien el cuarteto deseó
una pronta recuperación antes de dedicarle “Una Noche Negra” de Banzai. Para
los que todavía no estaban familiarizados con esta nueva encarnación de Tigres,
Jimmy nos presentó a Fredy Fresquet quien forma ahora tándem rítmico junto al incombustible David Biosca. Precisamente, el
bajista aprovechó la ocasión para presentarnos uno de sus temas en solitario
“Porque Todo Siga Igual”.
Pese
a estar un tanto renqueante, a causa de una reciente operación, Jimmy se mostró
sólido en sus labores vocales, amen de dejar patente que sigue siendo un
fantástico frontman, animando incansablemente al personal a que se hiciera
cargo del estribillo de “Metal”. Jugando Albert Pont con la melodía del tema arrancaba su versión del “Black Is Black” de Los Bravos, para
convertirse en uno de los momentos
culminante del show.
Para
encarar la recta final de su presentación el cuarteto confió en la pegada del
tema que daba título al primer trabajo de Tigres De Oro, “Listo Para El
Asalto”, mientras que el final de fiesta definitivo, no sin antes loar la
figura de los míticos Barones, estuvo reservado para un coreadísimo “No Me
Rindo”, tras el que se marcharon agasajados por una calurosa ovación.
Mucho
se ha hablado y debatido en torno a la idoneidad de que los hermanos De Castro
siguieran funcionando una vez concluida su ansiada gira de Reunión. Pero lo
cierto es que tras cerrar definitivamente ese capítulo Armando y Carlos han
seguido girando incansablemente. Precisamente, este primer vuelo de los Barones
en lo que llevamos de 2018 sirvió para la puesta de largo de su nuevo bajista:
José Luis Morán, que formó parte de los madrileños Esfinge.
Ante
una sala repleta hasta la bandera y en la que era difícil moverse, el cuarteto
tomaba el escenario para inaugurar su presentación con toda una declaración de
intenciones como es “Noche De Rock N´Roll”, rescatado de su álbum de 1992
“Desafío”. Como viene siendo habitual Armando fue quien ocupó el centro del
escenario, para ejercer como motor de la banda y ser quien se encargara de las
presentaciones, mientras Carlos se posicionaba a la izquierda para llevar la voz cantante en la mayor parte de los temas.
Pese a que el sonido no fue especialmente bueno durante los primeros compases
del show , esto no pareció importar a unos incondicionales que se emplearon a
fondo a la hora de corear himnos imprescindibles de su discografía como “Tierra De Vándalos” o “Incomunicación”,
que nos dejaba a Armando danzando incansablemente sobre el escenario mientras
Carlos se hacia cargo de la armónica.
Evidentemente
con el paso de los años la voz de Carlos ya no suena tan potente y compacta
como antaño, pero contando con el apoyo de su hermano y con el impresionante
coro de una enfervorecida audiencia temas como “Chica De La Ciudad”, que Armando interpretó y dedicó a
todas las roqueras presentes, o ”Rockero Indomable”, sirvieron para que la
euforia inicial no decreciese. Tras haber puesto a prueba nuestras gargantas
llegaba el momento de acelerar el paso con el implacable ritmo de “Herencia
Letal”, que nos dejaba la estampa de ambos hermanos doblando sus guitarras
antes de recabar una rotunda ovación.
Como
era previsible el repertorio estuvo muy
centrado en el material de sus primeros trabajos, de modo que no faltaron piezas
como “Las Flores Del Mal”, con Carlos
haciéndose cargo del solo en esta ocasión. “Un Parasito Muy Social”, con
Armando a las voces nuevamente, sirvió para acercarnos la faceta más roquera
del cuarteto. Mientras que una nueva mirada sobre el imprescindible “Volumen
Brutal”, fue la excusa para que nos
volviéramos a deleitar con “Satánico Plan”.
Uno de los momentos mágicos de la noche, con toda la sala
elevando los puños al aire para cantar, llegaría justo a continuación con el
tándem que conformaron “Campo De Concentración” y “Hermano Del Rock N´Roll”,
provocando que la sala se viniera abajo con la gente rindiendo pleitesía a sus
héroes. Tras haber imprimido un ritmo trepidante a la primera mitad del show, Armando tomó la palabra para
presentarnos al nuevo fichaje de la banda antes de proponernos una doble mirada
a su “En Un Lugar De La Marcha”, de manos de su particular homenaje a las
guitarras con “Cuerdas De Acero” y el
épico “Hijos De Caín”.
Incansable e inagotable, Armando volvería a jugar con su
guitarra dando pistas a los más devotos de que la siguiente en sonar sería “Con
Botas Sucias”, que acabó dando paso a un divertido medley que incluyó pasajes de “Los Rockeros
Van Al Infierno”, que hacía que el personal se pusiera a botar; “Cueste Lo Que
Cueste”, “Casi Me Mato” y el clásico de Deep Purple “Smoke On The Water”.
Acompañados de los cánticos del respetable los Barones no tardarían en
regresar a escena para seguir deleitando a su parroquia con “Larga Vida Al Rock
N Roll”. Tampoco faltó su particular recuerdo a todos los caídos del mundo del rock durante el vibrante “Concierto Para Ellos”, ni su adaptación del clásico “Pinball Wizard”
de los Who, rebautizado como “El Rey Del Pinball” en su última entrega de
estudio, “Tommy Barón”. Una vez más la sala volvería a corear el nombre de la
banda antes de que sonara una de las piezas más emblemáticas de su extenso
catalogo: “Resistiré”. Encarando la recta final del show sería un buen momento
para que la banda nos regala su particular homenaje a sus seguidores con
“Siempre Estás Allí”.
Tras más de dos horas de concierto llegaba el momento de
rematar definitivamente la velada. Y para ello que mejor que el tema que presta
nombre a la banda, la mítica “Barón Rojo” y una coreadísima “Son Como
Hormigas”, que hacia que el personal volviera a levantar los puños al aire. Al
final del concierto ovación de gala y
baño de multitudes para unos hermanos De Castro que siguen paseando orgullosos
el estandarte de haber sido la banda pionera del hard rock y el heavy metal en
nuestro país.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:A.A.
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