Desiertos,
pirámides, Dioses, templos, rituales…, esas son las premisas en torno a las que
gira el universo creado por Karl Sanders para Nile. Coincidiendo con el
vigésimo aniversario de su debut “Amongst The Catacombs of Nephren-Ka”, la
formación de Greenville regresaba a la Ciudad Condal para reencontrarse con sus
fieles en la sala mediana del Razzmatazz. En esta ocasión no traían bajo el
brazo una nueva obra que presentar, así que todos intuíamos que el repertorio
de esta noche giraría en torno a los mejores momentos de sus ocho largos
publicados. Además para acompañarles en una gira tan especial contarían con el
concurso de una banda mítica dentro del underground metálico como son
Terrorizer. Mientras que como aperitivo antes del duelo principal de la velada
contaríamos con el concurso de los italianos No More Fear y los thrashers
griegos Exarsis.
Como viene siendo habitual a la hora prevista para el inicio de las actuaciones
apenas una treintena de personas habían accedido al recinto. Pese a ser una
banda con tablas y experiencia contrastada, No More Fear parecieron no ser un
buen reclamo para la audiencia barcelonesa. Así que sobreponiéndose a la
frialdad con la que fueron recibidos los italianos aparecieron en escena,
vestidos de riguroso negro, para presentarnos algunos de los temas más
destacados de su última entrega discográfica “Malamente”.
Su personal propuesta fusionó death metal, pinceladas doom, y sonoridades
propias de su país, lo que acabó concediendo al show una ambientación variada y
heterogénea. Precedidos de una larga
introducción, que parecía extraída de un film de spaghetti-western, el quinteto
se adentró en los desarrollos lentos,
pesados y cadenciosos de la inicial “Mare Mortum”. Pero sin duda si hubo algo
que caracterizó la descarga de los transalpinos fue su variedad estilística,
así que tras mostrarnos sus buenas aptitudes para transitar por derroteros
cercanos al doom, llegaba el momento de pisar el acelerador al máximo con las
devastadoras embestidas que marcaron “Ass E Mazz”.
El equilibrio perfecto entre contundencia, melodía y velocidad quedó plasmado a lo largo de “Tre Cavalieri”, en la que su frontman, Kemio Nero, intentó sin mucho éxito animar al personal a que se sumara a la hora de cantar su pegadizo estribillo. Tras haber despachado durante los primeros compases de su actuación una buena muestra del material contenido en su último redondo tocaba echar la vista atrás para ofrecernos un primer guiño sobre su anterior “Mad(e) In Italy”, dejando que un poderoso redoble se encargara de anunciarnos la llegada de “Cemento Armanto”, para rápidamente regresar sobre las composiciones de “Malamente” para adentrarse en los opresivos desarrollos de “Lady ´Ndrangheta”.
Una vez más las melodías de esencia italiana volverían a impregnar el recinto durante los prolegómenos de “Don Gaetano”, conducida por unas amenazantes líneas de bajo mientras el escenario quedaba sumido en la más absoluta penumbra. La despedida definitiva del combo italiano estuvo reservada para otra pieza rescatada de su trabajo de 2012, “Taranthell”, que nos mostraba la faceta más cruda y agresiva del quinteto de Sulmona.
Ellos fueron los que pusieron la rabia incendiaria, el hadbanging, los estribillos coreables, y una actitud salvaje, lo que junto a sus mosheantes riffs y al registro afilado de Nick J. Tragakis se convirtió en el mejor reclamo para que los circle-pits y los pogos se apoderaran de la pista desde que dieran el pistoletazo de salida con el delirante “Annihilation… Proceed!!!”.
Aunque su sonido y su propuesta, netamente thrasheras, poco tenía que ver con la del resto de bandas que conformaron el cartel de esta noche, los griegos se mostraron muy cómodos sobre el escenario, sin mostrar ninguna clase de complejo a la hora de desplegar su vena más ochentera al atacar piezas como “Surveillance Society”.
Otro detalle a destacar fue la entrega, con todos los músicos intercambiando constantemente sus posiciones mientras no dejaban de agitar la cabeza para invitarnos a sumarnos a la fiesta durante los estribillos de “Toxic Terror”. Fue una actuación corta, pero durante los treinta y cinco minutos que Exarsis estuvieron sobre las tablas no nos ofrecieron ni un segundo de tregua. De modo que su ataque frontal a dos guitarras sobre una audiencia cada vez más excitada y animada prosiguió con la demoledora “Addicting Life Waste”, que acabó resultando la excusa perfecta para que todos alzáramos nuestros cuernos al aire.
De forma seminal y uno a uno, los temas de los griegos fueron cayendo sobre el respetable como si fueran una sucesión de misiles. Así que con todo a favor Exarsis encararon la recta final de su presentación recurriendo a su artillería pesada, dando buena cuenta del furibundo “Know Your Enemy”, que nos flanqueaba el paso hacia uno de los momentos culminantes de la noche con “General Guidance” y la final “Under Destruction”, que dejaba a una audiencia absolutamente devastada y con ganas de mucho más.
Lo dicho, fue una buena sesión de thrash metal old school la que nos ofrecieron Exarsis, siguiendo una línea similar a la que proponen sus compatriotas Suicidal Angels. Aunque quizás el público no era el más indicado para su propuesta clásica y thrashera.
Muchas veces resulta imposible competir con el paso del tiempo y seguir
manteniendo vivo el recuerdo de una leyenda. Y más cuando hablamos de una banda
que grabó uno de los discos más emblemáticos e icónicos dentro del underground
metálico: el imprescindible “World Downfall”, piedra angular y referencia
obligada para cualquier seguidor del grindcore. Son casi tres décadas el tiempo
transcurrido desde su edición en 1989, y el único miembro que queda de aquella mítica
alineación es el batería Pete “Commando” Sandoval, quien actualmente se
acompaña del bajista y vocalista Sam Molina y el guitarrista Lee Harrison.
Como decía, uno no tiene todos los días la oportunidad de escuchar en vivo una retahíla de clásicos que marcaron a toda una generación de seguidores del metal extremo. Así que la expectación antes de la salida de Terrorizer podía palparse en el ambiente, pese a los comentarios críticos de quienes ya habían tenido ocasión de verles en acción. Me llamó la atención la sobriedad de su puesta en escena, prescindiendo de telón de fondo y paneles laterales, con Sam y Lee esquinados a los lados para dejar toda la franja central del escenario bajo los dominios del carismático Sandoval.
El arranque fue en tromba, con el trío castigando inmisericordemente sus instrumentos para perfilar el primer clásico de la noche “Need To Live”, que hacía explotar al personal mientras los pogos y los circle-pits se sucedían. Lamentablemente el nivel de entrega del personal y de intensidad por parte de la propia banda no tardó en remitir al adentrarnos en el material de su trabajo de 2012 “Hordes Of Zombies”; del que nos ofrecieron de forma consecutiva “State Of Mind” y el tema que presta título al álbum.
Pero si
alguien pensaba que Sandoval y sus muchachos se iban a limitar a desgranar el
material que ya tienen publicado, no podía estar más equivocado, ya que la
siguiente en sonar fue “Sharp Knives”, que según nos anunciaron formara parte
de su próxima entrega de estudio. El ataque de los americanos no se detuvo, ya
que a continuación llegó un trallazo incontestable como “Conflict”.
Pese a que Terrorizer sonaron bastante sólidos, no me acabaron de convencer el sonido opaco y gris de la guitarra de Lee Harrison, ni tampoco las perdidas de ritmo de un Sandoval que se aceleró más de la cuenta en más de una ocasión. Quizás por ello no me sorprendieron los gritos de desaprobación que se escucharon entre la audiencia a lo largo de “Crematorium”. Pero dejando a un lado las airadas opiniones de los más puristas, lo cierto es que de cara a la segunda mitad de su presentación los americanos optaron por centrarse, casi de forma exclusiva, en el material de su seminal debut, con lo que no faltaron viejas favoritas como “Storm Of Stress”, la corrosiva “Fear Of Napalm” o la inquietante “Human Prey”.
Lamentablemente, me dio la sensación de que la descarga de Terrorizer fue perdiendo fuelle a medida que pasaban los minutos, con lo que la entrega inicial fue quedando diluida a medida que avanzaba el show e iban sucediéndose temas como “Injustice” y “Whirlwind Struggle”. Para el sprint final se reservaron “Dead Shall Rise”, para posteriormente poner el broche definitivo a sus cincuenta minutos con otro clásico como es “World Downfall”.
Tras su actuación división de opiniones entre el respetable. Mientras los más jóvenes parecían haber disfrutado al máximo de la descarga, los más veteranos se lamentaban de que Sandoval siga girando usando el nombre de la banda, ya que la actual formación no tiene ni la actitud, ni el feeling que convirtieron a Terrorizer en toda una leyenda.
No cabe duda
que Nile son una banda que se han ganado el respeto a fuerza de pulso. Con una
propuesta original desde sus principios el proyecto de Karl Sanders se ha ido
consolidando a lo largo de su trayectoria que abarca ya dos décadas con
destacados y respetados trabajos discográficos. Si había una deuda pendiente
con sus seguidores nacionales, esa lindaba más con sus directos ya que en
anteriores ocasiones habían sonado demasiado abruptos y poco definidos, sin
dudar que debe ser difícil tarea sonorizar una banda que aúna sonidos tan graves con tantos otros matices y
detalles. Otro atractivo sería ver cómo funcionaban los nuevos miembros de la
banda, sobre todo tras la baja sonada de Dallas Toler Wade… y tras presenciar
lo de esta noche, se cumplieron las mejores expectativas.
La intro de
“Ramses Bringer of War” sirvió para adentrarnos de pleno en la imaginería
egipcia de Nile con un inicio devastador, seguida de una no menos apabullante
“Sacrifice Unto Sebek”. George Kollias
como siempre espectacular, demostrándonos una vez más porque es considerado uno
de los bateristas más destacados de la escena extrema actual. Pero lo que más
convenció, fue la perfecta y equilibrada alternancia en las voces entre Karl y
los nuevos miembros de la banda, el
bajista Brad Parris y el guitarrista Brian Kingsland, cada uno aportando sus
matices y tesitura personales. La banda sonó muy rodada, perfecta en su
conjunto y aquella sensación de sonido embarrullado que mostraron en sus
anteriores visitas quedó desplomada con un perfecto y nítido directo.
Tras seguir
sucediéndose varios temas de sus obras primerizas, para la máxima satisfacción
de sus más clásicos seguidores, rescataron algunas piezas más recientes como
“Kafir!” o “The Fiends Who Come To Steal the Magick of the Deceased”. Incluso
Karl Sanders, del que se recuerdan algunas actitudes poco afables con sus
seguidores en anteriores visitas, se mostraba mucho más afable. Más cómodo en
el escenario, no dudó en ceder mayor protagonismo a los nuevos integrantes.
La rescatada
“The Howling of the Jinn” fue una de las sorpresas de la noche. Brutal fue
también la ejecución de la velocísima “Kheftiu Asar Butchiu” con Karl y Brian
dejándose los dedos en una retahíla de solos altercados. Las canciones más
emblemáticas, como no, se reservaban para la parte final de la actuación. De
este modo, “Unas, Slayer of the Gods” y “Sarcophagus” desataron los mayores
vítores. Tras anunciar que en su próxima visita ya traerán nuevo disco bajo el
brazo, la coreada “Black Seeds of Vengence” puso punto final a un perfecto
recital, posiblemente, y después de muchas, la mejor actuación que Nile hayan
sellado en la ciudad… ¡Así sí!.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS y TEXTO NILE:CARLES OLIVER
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