Fueron una de las sensaciones del metal europeo en la segunda mitad de la década de los noventa. Su power metal rebosante de fantasía, sinfonismo y épica, les posicionó a la vanguardia de la nueva oleada de bandas del género desde su Trieste natal, convirtiéndoles en los abanderados de un nuevo estilo denominado Hollywood metal. Desafortunadamente, los italianos fueron incapaces de defender en directo la grandilocuencia épica de sus primeras entregas, tal y como pudimos comprobar en su participación en el festival Rock Machina en 2001, con lo que la burbuja creada a su alrededor poco a poco se fue difuminando. Tampoco les ayudaron los cambios de personal, ni el cambio de nombre que acabó dividiendo al núcleo de la banda en dos formaciones diferentes.
Está
claro que la mística y la nostalgia siempre han jugado un papel importante
entre los incondicionales del heavy metal. De modo que poder ver en directo a
la formación italiana, y además teniendo en cuenta que según parece sería la última
oportunidad, acabó propiciando el concierto se trasladara desde el Razzmatazz 2
a la sala grande. Además como aperitivo antes del desembarco de los
protagonistas de la noche tendríamos ocasión de presenciar la descarga de los
finlandeses Beast In Black. Mientras que los escogidos para abrir las
actuaciones en esta tarde noche de domingo fueron Scarlet Aura.
Mientras los más devotos accedían al recinto para conseguir un lugar privilegiado en los aledaños del escenario aparecían en escena los rumanos Scarlet Aura. Precedidos de la aparición de un ser angelical ocupando el centro del escenario el cuarteto no tardó en hacer acto de presencia para proponernos un heavy metal altamente melódico, muy centrado en los medios tiempos y en la pegada de sus infalibles estribillos, tal y como dejaron patente durante la inicial “Immortal In Your Eyes”.
Comandados
por su frontwoman Aura Danciulescu, -quien por cierto me recordó mucho por su
indumentaria y sus movimientos a una joven Doro Pesch-, el combo de Bucarest
completó una descarga sólida y convincente, aunque personalmente me dio la
sensación de todas sus composiciones fueron excesivamente lineales, con lo que
temas como “The Beast Within Me” o “My Own Nightmare”, acabaron resultando un tanto previsibles.
Obviamente
el grueso de su repertorio estuvo centrado en las composiciones de su opera
prima “Falling Sky”, que veía la luz hace un par de años, así que no se dejaron en el tintero piezas como
“You´re Not Alone”. El momento más intenso de su escueta presentación llegó
cuando la banda se abalanzó sobre “Don´t Talk To Strangers”, que se convirtió
en la excusa para que todos levantáramos nuestros cuernos al aire para rendir pleitesía al mítico Dio. El
remate definitivo para su descarga estuvo reservado para “Colour Blind”, tras
el que se bajaron del escenario dejando unas buenas sensaciones y con la
sensación del deber cumplido.
Tras
la cancelación de sus descargas abriendo para W.A.S.P., a causa de
desavenencias con el entorno de la formación americana, por fin Beast In Black
arribaban al escenario grande del Razzmatazz para presentar en sociedad las
composiciones de su prometedor debut “Berserker”. Los finlandeses siguen la estela
de los ex–compañeros de Anton Kabanen en
Battle Beast, pero lo cierto es que el registro vocal de Yannis Papadopoulos les otorga una
personalidad propia. Sin embargo, no me acabó de convencer la cantidad de
samplers que llevaron, -algunos coros y teclados-, algo que acabó propiciando que en algunos momentos su sonido resultara algo artificial y
sintético.
Luciendo
una estética propia de la década de los ochenta, y con el frontman griego
enfundado en una larga gabardina negra, el quinteto tomaba posiciones para
ganarse rápidamente el beneplácito de las primeras filas gracias a los coreables
estribillos del tema que presta nombre a la banda. Respaldado sobre el doble
ataque de guitarras que nos ofrecieron Anton Kabanen y Kasperi Heikkinen, viejo
conocido por sus visitas junto a U.D.O., Beast In Black supieron captar la
atención de los presentes gracias a las rotundas acometidas de corte
powermetalero que supusieron piezas como “Eternal Fire”.
Lo
dicho, el combo de Helsinki no tuvo ninguna clase de dificultad para
conectar con una audiencia que se mostró de lo más afable y participativa,
atendiendo solicita a las demandas de Yannis cuando nos invitó a alzar los
puños al aire para acompañar los desarrollos de “Blood Of A Lion”, para
posteriormente someternos a los desarrollos más complejos y rimbombantes de “The Fifth Angel”.
Con
la banda cada vez más cómoda sobre las tablas llegaba el momento de afrontar la
segunda mitad del show, recurriendo para ello a los aromas más marchosos y hard
roqueros del pegadizo “Born Again”, un tema que está llamado a convertirse en imprescindible en sus directos. El contraste
llegó con los ritmos más modernos y discotequeros de “Crazy, Mad, Insane”, con
los músicos estáticos en escena luciendo unas gafas en las que podía leerse el
título de la canción.
El
retorno sobre los parámetros más
netamente metaleros estuvo reservado para
un celebradísimo “Blind And Frozen”, mientras que la encargada de poner
el punto y final a su debut en tierras
catalanas fue “End Of The World”. En definitiva, que Beast In Black mostraron
sus credenciales ante una audiencia que hacia tiempo que les aguardaba. Seguramente
esta no será su última visita, ya que demostraron tener calidad y tablas suficientes para
convertirse en un nombre importante dentro de la escena europea.
La
de esta noche era una de las últimas
fechas de este “20th Anniversary Fareweel Tour”, así que los italianos llegaban
dispuestos a dejar a sus seguidores con un fantástico sabor de boca. Además el
ambiente fue de lo más propicio, con una sala expectante que coreó el nombre de
la banda desde minutos antes de que aparecieran en escena. “In Tenebris”, fue
la introducción escogida para tomar posiciones, y tras ella el quinteto de Trieste abrió la
caja de Pandora. Arrancaron con mucha fuerza, poniendo toda la carne en el
asador para sumergirnos de lleno en el demoledor “Dawn Of Victory”, que
desataba la euforia entre las primeras filas. Sí, por supuesto, hubo muchos arreglos
y coros pregrabados, y más teniendo en
cuenta la ausencia en esta gira de despedida del teclista Alex Staropoli. Pese a ello, la
banda sonó sólida, compacta y convincente, con todos los músicos moviéndose
ágilmente por el escenario mientras Fabio Lione se colocaba al frente de la
nave para invitarnos a corear el hímnico
estribillo de “Wisdom Of The Kings”.
Tras
ser agasajados con la primera gran ovación de la noche, el vocalista nos
propuso el primer cambio de registro, -haciendo gala de su peculiar
castellano-, antes de adentrarnos en los aromas folkies de “The Village Of
Dwarves”, que provocaba que el recinto se convirtiera en una fiesta, con todo
el personal botando al son de sus contagiosas melodías medievales. No tardaron
mucho en volver a mostrar su vertiente más aguerrida, desplegando toda
la épica de “Power Of The Dragonflame”, que acabaría
dejando paso a los complejos desarrollos
del soberbio “Beyond The Gates Of Infinity”, con Lione ofreciéndonos todo un
derroche de clase y elegancia a la hora de encarar los registros más exigentes.
Nuevamente
el frontman volvería a tomar la palabra para agradecernos nuestro apoyo justo
antes de atacar “Knightrider Of Doom”. Tampoco quisieron dejar aparcadas algunas
de sus composiciones más emotivas y
preciosistas, volviendo a incidir sobre su segundo trabajo, “Symphony Of
Enchanted Lands”, para rescatar la deliciosa “Wings Of Destiny”. En una noche tan especial
no faltó el agradecimiento y el homenaje de toda la banda a la figura del actor
Christopher Lee durante la presentación de “Riding The Wings Of Eternity”, que
se saldaba con Luca Turilli y Dominique Leurquin ocupando el centro del
escenario para batirse en un vibrante duelo.
Según
nos anunció un parlanchín Lione era el momento de interpretar una composición
que la banda no tocó en su momento, la majestuosa “Symphony Of Enchanted
Lands”, que arrancaba con el vocalista solo en escena para acabar convirtiéndose en
uno de los momentos culminantes del show. Tras semejante derroche de virtuosismo
e intensidad era un buen momento para que la banda se tomara un merecido descanso, quedando en escena Alex Holzwarth,
que aprovechó la ocasión para mostrarnos algunas de sus habilidades tras los
tambores. Sus compañeros retornarían sobre las tablas para volver a mostrar su
faceta más barroca durante el rotundo tándem que conformaron “Land Of
Immortals” y “The Wizard´s Last Rhymes”, logrando que la enfervorizada
audiencia volviera a elevar los puños al aire.
El momento operístico de la noche, con Fabio exhibiendo de nuevo sus prodigiosas cuerdas vocales, estuvo reservado para “Time To Say Goodbye (Con te Partirò)” de su compatriota Andrea Boccelli, con la que los italianos parecían anunciar que el show estaba entrando en su recta final. Pero antes de que esto sucediera una nueva cabalgada de manos de “Holy Thunderforce”, propició que la gente volviera a explotar mientras la banda hacia retumbar los cimientos del local con otra de sus trepidantes cabalgadas.
Con
la audiencia coreando enfervorizada el nombre de sus héroes, los italianos
volverían a tomar el escenario para rematar
la velada con “Rain Of A Thousand
Flames”. La anécdota de la noche, la protagonizó un fan que hincó su rodilla en
el escenario para pedir en matrimonio a su chica, ante la atenta mirada de un
Lione que bendijo a la pareja antes de presentar “Lamento Eroico”. El momento de la despedida
definitiva había llegado, y que mejor que hacerlo por todo lo alto,
consiguiendo el clímax perfecto con sus seguidores gracias a la pegada y la velocidad
de “Emerald Sword”, uno de los himnos
que les convirtió en los nuevos abanderados del power metal sinfónico.
Fue
un concierto vibrante, con una banda completamente desatada y ante una
audiencia que cayó rendida a sus pies. Si en el pasado Rhapsody no
consiguieron colmar las exceptivas de sus seguidores, ahora, tras presenciar su
show en la Ciudad Condal, uno sólo puede esbozar una mueca de tristeza al
pensar que la banda ha decidido despedirse cuando están ofreciendo sus mejores
conciertos.
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