Mientras
algunos seguidores de la escena extrema siguen atrapados por el clasicismo,
cada vez somos más los que buscamos nuevos horizontes sonoros y nuevas bandas
que sean capaces de ofrecer algo diferente. Tras su última visita abriendo para los míticos Enslaved, Ne Obliviscaris
regresaban a la Ciudad Condal, pero en esta ocasión lo hacían liderando su
propia gira. Sin duda las excelentes sensaciones que dejaron a finales de 2016
acabaron propiciando que un buen número de seguidores se desplazara hasta la
Sala Bóveda. Además, no arribaban solos los
australianos, ya que como suculento aperitivo antes de su aparición podríamos
presenciar las descargas de Virvum y Allegaeon.
Debido
al vespertino horario de su actuación cuando los encargados de abrir la velada,
Virvum, aparecieron sobre las tablas apenas una treintena de seguidores ocupaban
el recinto. Pese a llevar en activo
desde 2007 no fue hasta el pasado 2016 cuando los suizos publicaron su primer
largo “Illuminance”. Y es que su propuesta no es apta para todos los públicos,
ni resulta de fácil catalogación, ya que
en sus composiciones combinan la
vertiente más técnica del death metal y
unas enrevesadas estructuras de corte progresivo.
Pese
a lo original de su propuesta, el quinteto apareció en escena siguiendo los
cánones clásicos del género, con todos sus miembros vestidos de riguroso negro,
para rápidamente empezar a volarnos a
cabeza con las cambiantes estructuras de la propia “Illuminance”, que alternaba
vertiginosas acometidas y unos fantásticos
desarrollos instrumentales que sirvieron para que los guitarristas Nic Gruhn y
Toby Koelman pudieran exhibir algunas de sus habilidades técnicas.
Sin duda el gran protagonista de su presentación
fue el batería Diego Morenzoni quien, literalmente, nos perforó los tímpanos
con el altísimo volumen de su instrumento a lo largo de “Ad Rigorem”. Esa
dualidad que representa la propuesta del combo de Zurich quedó plasmada a lo
largo de “Tentacles Of The Sun”, que fundía las ambientaciones envolventes y
hasta bucólicas con la rotundidad metálica de su despiadado ataque a dos voces.
Otro
factor que acabó jugando a favor de Virvum fue las buenas formas como frontman
de su vocalista Bryan Berger, que no dejó de moverse e interactuar con el público
durante todo el show. Si durante la primera parte de su presentación el quinteto había dejado clara su apuesta
decidida por la técnica y la agresividad, fue en la recta final de sus cuarenta
minutos cuando se decidieron a mostrarnos su faceta más progresiva y grandilocuente
dando buena cuenta de la epopeya sonora que conformaron “I: A New Journey Awaits” y “II: A Final
Warming Shine: Ascencion And Trespassing”. En definitiva, que teniendo en
cuenta el potencial y las bandas que vendrían a continuación, la elección de
Virvum para abrir la velada me pareció de lo más acertada.
Los
siguientes en aparecer en escena tras un rápido cambio de equipo fueron
Allegaeon. Resulta curioso que pese a llevar casi el mismo tiempo en activo que
Virvum, la producción del quinteto americano ha sido mucho más prolífica. Si no me equivoco
esta era su primera incursión en tierras catalanas, y después de presenciar su
fantástica descarga creo que no fui el único que cayó rendido ante la
descomunal pegada de su death metal melódico.
Salieron
dispuestos a ganarse al personal. De modo que no tardaron mucho en poner las
cartas sobre la mesa para echar toda la carne en el asador dando buena cuenta
de una de las composiciones más extensas y ambiciosas de su última entrega discográfica “Proponent For Sentience III- The
Extermination””. Debo admitirlo, lo primero que llamó mi atención fue el
descomunal poderío de su base rítmica,
pero poco a poco las guitarras fueron ganando
protagonismo hasta acabar adueñándose
del show gracias al virtuosismo exhibido en temas como “Gray Matter Mechanics”. No, no me he olvidado
de su vocalista Riley McShane, quien con
su gorra de baseball encasquetada en la cabeza no paró de combinar registros
rasgados y sobrecogedores guturales en temas como “Extremophiles”.
Sin
duda Allagaeon dejaron una magnifica impresión entre los presentes. Aunque muchos
no conocían sus temas la reacción del público ante cortes como el devastador “From Nothing”, fue
descomunal, con la gente saltando siguiendo las indicaciones de un Riley que se
fue creciendo a medida que avanzaba el show. Un nuevo duelo entre Greg Burgess
y Michael Stancel sirvió para poner la nota de clasicismo a “1618”. Mientras
que la voracidad death metalera de “Accelerated Evolution”, fue la que puso el punto y final a su debut en tierras catalanas.
Allagaeon llegaron a la ciudad Condal para convertirse en la sorpresa agradable
de la noche. Mucho cuidado con ellos, yo no les perdería la pista.
Siguiendo
su propia senda, sin dejarse influir por pasajeras modas, Ne Obliviscaris se
han convertido en uno de los valores emergentes dentro de la escena extrema
internacional. Su propuesta variada, ecléctica y heterogénea, no es fácilmente
definible, ni de fácil catalogación. Y es ahí, precisamente, donde radica su
encanto. Con su tercer largo bajo el
brazo “Urn”, el combo de Melbourne dio, en poco más de una hora y veinte minutos, un auténtico
recital de contundencia, virtuosismo, y, aunque resulte extraño, elegancia
instrumental. Tal vez el escenario del Bóveda acabó quedándose algo pequeño
para albergar a sus seis componentes, pero viendo la entrega de los músicos y
la respuesta del respetable creo que Ne Obliviscaris dejaron asentadas las
bases para que sus próximas visitas puedan llevarse a cabo en locales de mayor
aforo.
Todo,
absolutamente todo, es diferente y original en esta banda. Su dispar abanico de
influencias, su atípica alineación, y lo poco habitual que resulta
encontrarse con un guitarrista zurdo como es Benjamin Baret. La
principal incógnita de la noche giraba en torno de si serían capaces de llevar
al directo la ampulosidad de sus composiciones, y aunque pude escuchar alguna
queja sobre la calidad del sonido, lo
cierto es que personalmente creo que sonaron bastante bien.
Acompañados de la introducción “Devour Me, Colossus,
(Part II): Contortions”, el sexteto
aparecía sobre las tablas para rápidamente ponerse manos a la obra y desplegar
la sofisticación instrumental de la
inicial “Libera (Part I): Saturnine Spheres”. Como era previsible el principal
aliciente de la noche fue ver como se fusionaban oscuridad y melodía, encarnadas por los dispares registros
de sus vocalistas, Xenyor y Tim Charles,
que también se hizo cargo del violín. Tras recibir la primera ovación de la
noche era un buen momento para zambullirnos de lleno en las atmósferas étnicas que nos
propusieron en el arranque de “And
Plague Flowers In The Kaleidoscope”, que nos hizo transitar a través de sus
increscendos instrumentales mientras el
escenario se cubría de humo y se solapaban las voces de ambos vocalistas.
Otro
detalle muy a destacar fue la actitud de la banda, ya que pese a ser todos
excelentes músicos ninguno quiso acaparar grandes cuotas de protagonismo,
dejando claro que todo gira en torno al colectivo, lo que acabó propiciando que
temas como “Intra Venus”, nos envolvieran con su oscuro manto de desgarradora
intensidad.
En
cuanto al repertorio estuvo muy centrado en el material de sus dos últimas
entregas, concediendo un protagonismo destacado al extenso y camaleónico
“Painters Of The Tempest (Part II): Triptych Lux””, que sacaba a
relucir su faceta más innovadora y experimental, con las guitarras sonando
cortantes y asesinas mientras el violín servía como puente de enlace para
introducirnos en sus sorpresivos cambios de ritmo. No tardarían en regresar
sobre el material de “Urn”, para hacer fluir la magia que encierra Eyrie”, con
la que contemporizaban el ritmo que hasta ese momento había llevado el show,
para posteriormente encarar la recta final con la dupla que conformaron “Urn (Part I): “And Within The Void We Are Breathless”
y “Urn (Part II): As Embers Dance In Our Eyes”, que sorprendió por el
descomunal contraste entre brutalidad extrema y luminosas melodías.
Atendiendo
las demandas de un público que reclamó insistentemente un tema más, Ne
Obliviscaris no tardaron en regresar a escena para poner el broche definitivo a
la velada con “Devour Me, Colossus (Part I):Blackholes”. Al final del concierto
cerrada ovación para los australianos de manos de una audiencia que salió convencida y
eufórica, comentando los detalles de una velada en la que tuvimos ocasión de
presenciar tres grandes descargas.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
No hay comentarios:
Publicar un comentario