Era
una cita especial, de esas que se marcan en el calendario con muchos meses de
antelación, ya que esta noche de domingo tendríamos, por fin, la oportunidad de
ver en directo en la Ciudad Condal una de las giras más importantes de los
últimos años dentro del universo roquero “Not In This Lifetime”. El enclave
escogido fue el mismo que la última vez que tuvimos ocasión de ver juntos en el mismo escenario a Axl, Slash y Duff, el
Estadi Olímpic Lluís Companys. Y aunque habían
transcurrido casi veinticinco años desde aquella primera vez, me
atrevería a decir que la mística y el
romanticismo del rock n´roll propiciaron que la expectación fuera todavía mayor
que aquella noche de lunes cuando Guns N´ Roses se presentaron junto a Suicidal
Tendencies y Brian May.
NOTHING MORE
Eran los encargados abrir la tarde y salieron con la firme
intención de conectar con el personal.
Con su vocalista Jonny Hawkins doblando la percusión, y a pecho
descubierto, arrancaba “Do You Really
Want It?”, dejando claro que venían dispuestos a aprovechar la oportunidad de
tocar ante una audiencia numerosa, mezclando para ello fuerza, intensidad y
unas pinceladas melódicas de lo más sugerentes. Aunque evidentemente no estaban
ante el público más propicio para ellos, su frontman no vaciló a la hora de
ocupar la pasarela central y animar al personal antes de sumergirnos de lleno en los aromas más vanguardistas de “Don’t
Stop”.
Pero no fue el alocado vocalista el único que demostró tener ganas de fiesta, ya que tanto Mark Vollelunga (guitarra),como Daniel Oliver (bajo), se congregaron alrededor de un bajo para la extraña y acrobática introducción que sirvió como preámbulo para “Go To War”. Pese a que no acabaron de conectar con una audiencia que se mantuvo bastante expectante, lo cierto es que los texanos gozaron de un sonido bastante potente, logrando que los momentos más intensos de su escueta presentación llegaran con los vaivenes emocionales de “Fadein/ Fadeout”. Pero no tardaron mucho el volver a retomar los ritmos contagiosos y adictivos para invitar a los más animados a que sumaran a la fiesta con su delirante versión del “First Of The Year (Equinox)” de Skrillex.
Al final cumplieron con su cometido: entretener, dar espectáculo y sorprender a más de uno que no se esperaba la adrenalítica descarga de unos Nothing More que supieron rentabilizar al máximo sus treinta minutos sobre las tablas.
VOLBEAT
Durante
el último lustro la popularidad de los daneses Volbeat no ha dejado de crecer.
Lo suyo ha sido como una carrera de fondo, han ido haciéndose hueco y escalando
posiciones hasta convertirse en una de las bandas más exitosas dentro de la
escena europea. Hacía ya bastante tiempo que Michael Poulsen y sus muchachos no
se dejaban caer por la Ciudad Condal, si la memoria no me falla desde 2013
junto a Iced Earth. Así que esta tarde de domingo, aunque fuera en formato
reducido, tendríamos ocasión de comprobar como sonaban en directo las composiciones de su último
redondo “Seal The Deal & Let´s Boogie”.
Salieron
con las pilas bien cargadas y el cuchillo entre los dientes, dejando claro
desde el mismo arranque que están acostumbrados a tocar en escenarios grandes y
ante audiencias multitudinarias. Así que no tuvieron ninguna clase de
dificultad para conectar con un personal que rápidamente se dejó imbuir de la
ambientación festiva y descarada de “The Devil´s Bleeding Crown”.
Y es
que los daneses parecen haber encontrado la fórmula perfecta para conseguir
llegar a un público de lo más heterogéneo, y la mejor prueba fue ver la
respuesta de una audiencia que se rindió
sin concesiones ante la frescura e inmediatez de los estribillos de la adictiva
“Lola Montez”, que nos dejaba al ex–Anthrax, Rob Caggiano, apoderándose de la
pasarela central del escenario. Acto seguido llegó el momento de que Michael
Poulsen empuñara la guitarra acústica para ofrecernos su habitual homenaje a Jhonny Cash con la explosión roquera del
siempre efectivo “Sad Man´s Tongue”, que se convertía en la excusa perfecta
para que todos agitáramos las caderas.
A
estas alturas de la tarde Volbeat ya se habían adueñado del escenario, y
sabedores de que no dispondrían de mucho tiempo más optaron por imprimir a su
presentación un ritmo arrollador. El cambio de registro, con las guitarras
sonando más afiladas y metaleras llegó de manos de “Dead But Rising”. El
momento de que todos nos sumáramos a la fiesta siguiendo las indicaciones de un
comunicativo Poulsen llegó con “A Warrior´s Call”, que acabaría dejando paso a
las melodías más accesibles y pegadizas
del divertido “I Only Want to Be With You”.
Pero
sin duda uno de los momentos de la tarde estuvo reservado para “For Evigt”, con
el vocalista alentándonos a vivir la
vida al máximo antes de volver a invitarnos a cantar con él. No tardarían mucho
en volver a acelerar el paso con “Black Rose”, para la que Poulsen se reservó
un divertido vacile final. Antes de abandonar el escenario Volbeat todavía
tuvieron tiempo de rendir homenaje a Vinnie Paul durante los prolegómenos del
rocoso “Seal The Deal”, que estuvo marcado por un nuevo intercambio entre Poulsen y Caggiano. Mientras que la elegida
para cerrar sus cuarenta minutos de show, -no sin que antes nos dieran las
gracias por nuestro apoyo y nos manifestaran que para ellos abrir para Guns
N´Roses era todo un honor-, fue la imprescindible “Still Counting”.
GUNS N´ROSES
Fue
un concierto largo, para muchos
demasiado, que superó holgadamente las tres horas de duración, y en el
que la banda repasó toda su historia, ofreciéndonos desde un fugaz guiño a los
tiempos de Hollywood Rose a temas de su último redondo “Chinese Democracy”, amén de un puñado de
versiones y varias jams, que principalmente sirvieron para que Axl Rose pudiera
descansar la voz. El montaje cabe remarcar que fue faraónico, con un enorme
escenario con varias escalinatas que se encaminaban hacía la tarima de la
batería, una pasarela central, pantallas laterales y trasera, fuegos
artificiales, lluvia de confeti, y un sonido nítido y contundente, por lo menos
así lo percibí desde mi posición.
Si hablamos de la banda resulta evidente que desde la reentrada de Slash y Duff, Guns N´Roses parecen haber recuperado la personalidad y el magnetismo que habían perdido en los últimos tiempos. Quizás Axl Rose ya no tiene la estampa clásica de una rockstar, su voz no es tan potente, ni sus bailes son tan llamativos como antaño, pero el vocalista sigue corriendo incansablemente por el escenario y conserva intacto gran parte de su magnetismo.
Slash,
estuvo perfecto en cuanto a la ejecución se refiere. Obviamente ya no es
aquella bestia desbocada y fuera de control. Ahora el guitarrista del sombrero
de copa se muestra más comedido y preciso, aunque sin perder por ello el
feeling clásico y su estampa 100% roquera. En cuanto a Duff se ha convertido en
el garante de la esencia de los angelinos, sobrio y efectico, con un aspecto
físico envidiable y una actitud impecable.
En
cuanto al resto, debo admitir que me sorprendió el protagonismo que ha adquirido
Richard Fortus, que ofreció todo un derroche de energía, garra y vitalidad. Mientras que el batería Frank
Ferrer y los teclistas Melissa Reese y
Dizzy Reed (también superviviente del line-up de los noventa) estuvieron a un
buen nivel, aunque siempre relegados a un discreto segundo plano.
Tras
la de descarga de Volbeat aún tuvimos que esperar un rato antes de que la
acción arrancara sobre las tablas, supongo que aguardando a que el sol se ocultara. Así que mientras
tanto en las pantallas un tanque iba disparando proyectiles en un bucle que se
alargó durante 15 minutos. No hubo excesivas sorpresas en cuanto al repertorio,
muy similar al que vienen ofreciendo en el presente tour, aunque si hubo algún
cambio en su orden. Así que todos sabíamos que el clásico “It´s So Easy” sería
el elegido para romper el hielo acompañado de fuegos artificiales y la
explosión de euforia de una audiencia que enloqueció cuando Axl recorrió por primera vez la
pasarela central. En cualquier caso, no fue el arranque deseado, ya que la
efusividad del público contrastó con el tempo un tanto más lento que la banda
imprimió al tema, al igual que sucedió con “Mr. Brownstone”, algo perfectamente
lógico si tenemos en cuenta que el show
iba a ser largo y obviamente los angelinos no querían quemar todas sus
naves desde el mismo arranque.
Curiosamente, la banda empezó a entonarse a lo largo de “Chinese Democracy”, que fue acompañada por una nueva ración de fuegos artificiales. Resulta curioso ver a Slash y Duff tocar en directo temas que no grabaron, pero lo cierto es que esas composiciones ganan mucho en directo, acompañadas de las proyecciones y unas enormes llamaradas. Pero sin duda el primer clímax de la noche llegó con el himno “Welcome To The Jungle”, con todo el estadio saltando mientras Axl exhibía una socarrona sonrisa de satisfacción.
Durante
este primer tramo del show el ritmo fue frenético, con la banda encadenando los
temas y sin entretenerse en charlas ni presentaciones. Así que sin darnos ni un
segundo de tregua el siguiente en sonar fue el primer recuerdo a la era
“Illusion”, con el fantástica “Double Talkin´ Jive”, que nos dejaba a Slash
tomando los mandos de la nave mientras Axl se perdía entre bambalinas. Aunque
los cambios de vestuario no fueron tan excesivos como antaño, el frontman cambió en varias ocasiones de camiseta,
gorra, gafas de sol y sombrero. La primera fue durante los prolegómenos del
exigente “Better”, en la que el vocalista
tuvo que echar mano de los apoyos vocales de Duff y Melissa.
No
fue hasta el arranque de “Estranged” cuando las pantallas nos ofrecieron las
primeras imágenes de Dizzy Redd, haciéndonos viajar a través de sus evocadoras
melodías hasta sumergirnos de lleno en el trepidante solo de un Slash que
volvió a derrochar intensidad y feeling. Pero no iban a dejar los americanos
que la cosa se relajara. De modo que las imágenes de las pantallas se tornarían
en blanco y negro para acompañar a ese himno generacional que es “Live And Let
Die”, que nos dejaba la estampa de un estadio entregado mientras Axl elevaba su
pie de micro para hacernos cantar. Acto seguido llegó el momento de saborear
una de las novedades de esta gira europea, “Slither”, de Velvet Revolver, para
rápidamente volver sobre el material de su mítico debut de manos de un celebradísimo
“Rocket Queen”.
Debo
admitir que me sorprendió la respuesta que el publico ofreció a un tema poco
conocido como el primigenio “Shadow Of Your Love”, con el que la banda
recuperaba sus raíces más roqueras y macarras. Mucho más afilada y visceral
sonó “You Could Be Mine”, que entre llamaradas y con el escenario teñido de
rojo volvió a desatar la euforia del respetable. Nuevamente Axl volvió a
desaparecer de escena para dejar que en esta ocasión fuera Duff quien se
encargara de comandar a sus compañeros durante el cover de Misfits “Attitude” que, curiosamente, sonó
más suave y comercial que en la versión que grabaran en su día para formar
parte de “The Spaghetti Incident?”.
Una
nueva mirada sobre el disco que la banda publicó a finales de 2008 sirvió como
excusa para que el nivel de intensidad del show decreciera durante “This I
Love”, en la que nuevamente volvimos a ver a
Axl pasar más de un apuro para sacar adelante sus exigentes líneas
vocales. Para llegar al ecuador del show los americanos se reservaron una carta
ganadora como es “Civil War”, con un Slash en plan estelar exprimiendo al
máximo su guitarra de doble mástil. Los relojes coparían las pantallas para
anunciarnos que llegaba el momento de echar la vista atrás y recordar tiempos
mejores con la sentimental “Yesterdays”, que Axl cantó en una tonalidad muy
diferente a la original.
El
cambio de registro llegaría acompañado de la extensa “Coma”, un tema que la
banda no interpretaba en sus giras de los noventa y que han recuperado para este
“Not In This Lifetime… Tour”, y aunque para muchos fue el momento perfecto para
ir al baño o a refrescarse, a mi personalmente me encantó. Presentado como la leyenda que es Slash se
quedaría solo en escena para ejecutar encorvado sobre su guitarra el desarrollo
solista que nos condujo sobre la melodía
de “El Padrino”. El momento de saltar, cantar, y bailar arribó con otro himno
imprescindible como es “Sweet Child O´Mine”, que se convirtió en el preámbulo
perfecto para el momento más delicado de la velada, con Duff y Slash empuñando
las acústicas para sentados en las escaleras interpretar “Wichita Lineman” de
Jimmy Webb.
“Used
To Love Her”, fue una nueva invitación para que todos volviéramos agitar las
caderas mientras Axl se paseaba por el escenario buscando la complicidad de
unas primeras filas que lo estaban pasando en grande. La emocional “Don´t Cry”
arribaba justo cuando las agujas del reloj que preside el Estadio Olímpic
marcaban la media noche y nos anunciaba que el show estaba encarando una recta final
en la que los aromas más relajados del cover de Pink Floyd “Wish You Were Here”
y la siempre majestuosa y épica “November
Rain”, con Axl tocando el piano en la pasarela central del escenario, se
encargarían se provocar el delirio del personal.
Tampoco
faltó el homenaje a Chris Cornell con el “Black Hole Sun” de Soungarden, ni por
supuesto una fantástica y alargada versión del clásico de Bob Dylan “Knockin´ On
Heaven´s Door”, que servía para que Axl
volviera a ponernos a todos a cantar antes de que las bocinas de “Nightrain” se
encargaran de anunciarnos que nuestro viaje estaba a punto de finalizar.
Me
sorprendió que para su retorno sobre las tablas se reservaran los aromas más
relajados y románticos de “Patience” y un nuevo cover “The Seeker” de The Who.
El fin de fiesta fue antológico con una banda absolutamente desatada y un público
que lo dio todo durante “Paradise City”, que como no podía ser de otra forma
llegó acompañado de petardos y la habitual lluvia de confeti para rubricar una
noche antológica.
A la
salida comentarios varios sobre el estado vocal de un Axl Rose que, pese a no
estar en su mejor momento, defendió bien los temas; la duración de un concierto
que para muchos acabó siendo excesiva, y gente algo descontenta por la gran
cantidad de covers que sonaron mientras
que nos quedamos con las ganas de escuchar temazos como “Out Ta Get Me”, “Anything
Goes” o “Bad Obsession”. En cualquier caso, noche mágica para todos los
seguidores de la mítica formación angelina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario