Con
el paso de los años Max Cavalera se ha convertido en un asiduo de nuestros
escenarios. Raro es el año que no se deja caer por aquí con alguno de sus
múltiples proyectos. En esta ocasión el foco recaería sobre Soulfly, la
formación que creó cuando abandonó Sepultura en la segunda mitad de la década
de los noventa. Seguramente para muchos los años dorados de Max hace tiempo que
quedaron atrás, pero el de Belo Horizonte sigue conservando un notable tirón entre
el publico catalán. Por ello no me sorprendió que la Sala Salamandra acabara
registrando unas tres cuartas partes de su aforo. Pero por si el desembarco de
Soulfly no fuera suficiente reclamo para
atraer al publico de la Ciudad Condal antes tendríamos ocasión de presenciar
las descargas de Donuts Hole, y Killus.
Los
elegidos para abrir esta calurosa tarde de martes fueron los locales Donuts
Hole, quienes nos ofrecieron un repertorio muy centrado en las composiciones de
su última entrega “En Cada Hogar”. El quinteto barcelonés posee un estilo muy
personal, en el que tienen cabida diferentes influencias que van desde el
groove, el rap, el nu-metal…, aunque la implacable voracidad de sus guitarras
concede a su sonido una marcada
orientación metalera.
Pese
a que a la hora prevista para el inicio de su presentación el ambiente en el
recinto no estaba muy animado, esto no pareció importar a unos músicos que se
dejaron la piel en el escenario desde que dieron el pistoletazo de salida con
“Quiero Ser”. Cómodos y muy ágiles sobre las tablas, me llamó especialmente la
atención la movilidad y entrega de su vocalista, Ariel Placenti, que no dejó de
animar e incitar al público a que se pusiera a botar a lo largo de “Tú
Reflejo”, mientras alternaba rugidos desgarradores y registros más calmados y
melódicos.
Y es
que si algo caracteriza la propuesta de
los barceloneses es la rotundidad de sus
letras, tal y como dejaron patente en “Todos Somos Parte”, su particular
denuncia contra cualquier tipo de bullying. Con algo más de público en la
sala y ante unas primeras filas que se fueron
animando a medida que avanzaba el show, el quinteto encaraba la recta final de
su presentación confiando en el contagioso ritmo de “Lo Que Nació En Nosotros”,
que se convertía en la excusa perfecta para que los más animados volvieran a
saltar. Mientras que la escogida para finiquitar sus escuetos treinta minutos
sobre las tablas fue “Lejos Del Alba”.
Buen concierto de unos Donuts Hole que continúan creciendo y
afianzándose a base de directos cargados de rabia, intensidad, y contundencia.
No
tardaron mucho en aparecer en escena los encargados de recoger el testigo: Killus,
quienes son a día de hoy son nuestros abanderados del metal industrial con
tintes góticos, lo que les ha convertido en unos discípulos aventajados del
Reverendo Manson de la mejor época. Los de Villarreal son una formación
solvente, siendo el directo uno de sus puntos fuertes, tal y como lo atestigua
lo ajetreado de su agenda en los últimos años, con varias incursiones fuera de
nuestras fronteras.
No
hubo sorpresas. El quinteto se presentó luciendo sus llamativas vestimentas y sus característicos maquillajes para
rápidamente captar la atención de los que todavía no los conocían con la
rotundidad de “The Last Passanger”. Al igual que sucediera con los encargados
de abrir la velada, Killus no se dieron ni un segundo de tregua, recorriendo
incansablemente el escenario, especialmente su bajista Premutoxx, quien no paró
de ofrecernos sus imposibles muecas mientras aporreaba sus cuatro cuerdas
durante “White Lines”.
Sonaron
potentes, irreverentes, y peligrosos. Así que no tuvieron dificultades para
conectar con unas primeras filas que no vacilaron a la hora de sumarse a la
fiesta, y siguiendo las indicaciones de su frontman, Supersixx, ponerse a
saltar incansablemente a lo largo de “The Darkness Of The Crypt”. Aunque parece
que el reconocimiento y el éxito les ha llegado con la edición de sus tres últimas entregas,
Killus no quisieron dejarse en el tintero algún recuerdo a su primera etapa. Así que la encargada de
hacer que el ambiente de euforia no decreciese fue la tormentosa “Dead Again”.
Tras recordarnos que hacia ya dos años que no pisaban los escenarios de la Ciudad
Condal, el asedio de los valencianos prosiguió con otro corte de su primerizo
“God Bless Us”, el desquiciante “Rape
Your Dreams”.
Pero
evidentemente Killus tampoco se iban a olvidar del material incluido en su más
reciente entrega discográfica “Imperator”. De modo que la encargada de dar
continuidad al show fue “Eternity”, un tema oscuro, rudo y visceral, que fue
muy bien acogido por el público. De una suerte similar gozó otra de las nuevas
“Imperator”, que sorprendía por su aplastante ritmo marcial. Pero sin duda uno de los momentos culminantes
de su presentación llegó justo a continuación con la locura apocalíptica que
desataron con “Satanachia”.
Con
el ambiente ya muy caldeado, para el tramo final del show los villarrealenses
se reservaron dos de sus piezas más directas y coreables. La primera en sonar
fue esa declaración de intenciones que es “Ultrazombies”, mientras que la
escogida para poner el broche definitivo fue “Feel The Monter”, con un
delirante final con Supersixx revolcándose por el suelo.
No,
para un servidor el paso de Killus por el Salamadra no fue una sorpresa. Desde
que les viera en esta misma sala hace unos años abriendo para Sober la banda no
ha dejado de crecer. Su puesta en escena es impecable y su directo arrollador.
Canciones cortas, con gancho, y
directas; todo ello aderezado por unos
músicos con carisma y muchas ganas de diversión. Garantía asegurada de éxito. ¿Que más se
puede pedir?
Aunque
el nuevo trabajo de Soulfly, que llevara por título “Ritual”, no verá la luz
hasta el próximo mes de Octubre, Max y sus muchachos están aprovechando el
verano para reencontrarse con sus seguidores y ofrecerles una mirada
retrospectiva ahora que se cumple el vigésimo aniversario de la publicación de
su ópera prima. Muchos han sido los músicos que han acompañado al incombustible
Max a lo largo de estos veinte años,
pero el brasileño parece haber encontrado a su perfecto escudero en la
figura del guitarrista americano Marc
Rizzo. Mientras que de la sección rítmica se encargan su propio hijo, Zyon
Cavalera, y el bajista Mike Leon.
Con
las luces del local todavía apagadas el primero en aparecer en escena mientras
sonaba a modo de introducción “The Dark Ages” fue el propio Max seguido del
resto de sus compañeros para rápidamente empezar a mover al personal con la
rabia incontrolada del primer trallazo de la noche “Frontlines”, que nos ponía a
botar intensamente. Como ya pudimos comprobar en sus últimas visitas, Max no
está en su mejor forma física y vocal, pero el brasileño no ha perdido su carisma.
De modo que cuando cogió el micrófono, desentendiéndose de su guitarra de
cuatro cuerdas, a lo largo del tribal “Prophecy”, la reacción del publico fue la
habitual, con todo el mundo saltando mientras no dejaba de corear el tema.
Dirigiéndose
al respetable con su peculiar mezcla de castellano, portugués, e ingles, Max
nos pidió que formáramos los primeros circle-pits de la noche para acompañar
“Fire”, que se convertía en el primero de los recuerdos a su debut y que acabó
fundiéndose con ese trallazo de esencia hardcore que es el vertiginoso
“Porrada”, que nos dejaba a Mike Leon apoyando en los coros mientras Rizzo daba
buena cuenta de su calidad y versatilidad a la hora de atacar la guitarra. Como
era previsible, Max fue el perfecto maestro de ceremonias, liderando a sus
compañeros mientras alentaba al personal a que alzara los puños para corear una y otra vez el estribillo del
siguiente tema: “Blood Fire War Hate”.
Teniendo
en cuenta el impresionante bagaje que atesora Max, tampoco faltaron los riffs
marcados y las estructuras de esencia nu-metalera que desplegaron en “Rise Of The Fallen”, que lograba que el nivel
de intensidad en la pista no decreciese pese al asfixiante calor. Debo admitir
que me sorprendió la buena acogida que obtuvo la novedosa “The Summoning”, que
fue el único tema que presentaron del que será su próximo trabajo “Ritual”.
Nuevamente Rizzo volvió a reclamar la atención del respetable durante la introducción
acústica y los relajados desarrollos intermedios de “Mars”, que fue la excusa
perfecta para volver a incidir sobre el material de su cuarta entrega
“Prophecy”.
Los
potentes guitarrazos y la velocidad no tardarían en regresar con el demoledor y
cortante “No Hope=No Fear”, que fue rematado con unos pasajes del divertido
“Umbabarauma”. La primera incursión sobre “3” llegó de manos de uno de sus
temas más rabiosos y agresivos, “Downstroy”, que nos acabó sobre el solo de
Marc Rizzo, que incluyó varios guiños a los titanes del thrash metal Slayer.
Nuevamente
Max volvería a dejar su guitarra a un
lado para concentrarse en su faceta de frontman para dirigir al personal
durante el medley que conformaron el primerizo “Bleed”, y “Plata O Plomo”. Sin
duda una de las sorpresas de la noche, por lo menos para el que suscribe, llegó
durante los compases iniciales del clásico “Tribe”, con Max cantando sus
primeras estrofas sin el barimbao. Para encarar la recta final del show el
cuarteto confió en la aplastante pegada de “Babylon”, y la imprescindible “Back
To The Primitive”, que volvía a desatar, una vez más, la locura en la pista.
Acompañados
de los canticos del respetable Max y sus muchachos no tardaron en regresar a
escena. Aunque en esta ocasión del micro se encargó el pequeño Rokki quien,
ataviado con una camiseta del Barça, se cantó el vertiginoso clásico de los británicos Napalm Death, “You
Suffer”. El remate definitivo a la velada llegó con Max luciendo también la
camiseta del conjunto culé para interpretar un nuevo medley, el que conformaron
“Jumpdafuckup”, “Eye For An Eye” y unas pinceladas instrumentales del “The
Trooper” de Iron Maiden.
Aunque Max está lejos de las prestaciones que le
convirtieron en uno de los referentes indiscutibles de la escena extrema
internacional, lo cierto es el que el carismático músico brasileño sigue conservando
la esencia, la personalidad y el carisma. Aunque eso sí, en esta ocasión nos
quedamos sin escuchar ninguna gema de los tiempos de Sepultura y Nailbomb.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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