La de esta noche de domingo era la última parada
del “Hacia La Luz Tour”. Alberto Rionda y sus remozados Avalanch tenían una
deuda pendiente con el público de la
capital catalana. De modo que esta noche la banda llegaba dispuesta a quitarse
ese espinita contando para ello con la presencia de varios invitados especiales.
Muchas ganas había entre sus seguidores de comprobar como sonaría en directo
esa reunión de virtuosos que el guitarrista asturiano ha agrupado bajo el
apelativo de All Star Band. La sala mediana del Razzmatazz acabó registrando
una notable entrada, aunque no llegó a llenarse. La expectación podía palparse
en el ambiente, con los más veteranos recordando y compartiendo viejos
recuerdos, mientras los más jóvenes se procuraban un buen lugar en los aledaños
del escenario.
Poco hay que comentar de la calidad de los
músicos que ha reunido el maestro Rionda. Sin duda lo más llamativo y
sorprendente es ese tándem rítmico internacional, con el avasallador y
polifacético batería americano Mike Terrana y el bajista sueco Magnus Rosén.
Pero es que el socio que se ha procurado Rionda para acompañarle en esta nueva
etapa es nada más y nada menos que Jorge Salán. El último en incorporarse ha
sido el teclista Manuel Ramil, quien se ha acoplado perfectamente a sus
compañeros. Mientras que el encargado de poner la voz es Israel Ramos, quien
cada vez se muestra más sólido y seguro en su papel como frontman.
Teniendo en cuenta el potencial, el talento y
las tablas que atesora esta auténtica reunión de maestros, uno podría plantearse
que son demasiados “gallos” para un gallinero. Pero lo cierto es que los
actuales Avalanch funcionan como un auténtico colectivo, en el que todos y cada
uno de sus miembros tiene su propia parcela de protagonismo, pero en el que
todos reman en la misma dirección. No, a diferencia de lo que sucede con otros
virtuosos de las seis cuerdas, Rionda no parece especialmente interesado en
ejercer como indiscutible líder, aunque tampoco está dispuesto a renunciar al
cariño y el reconocimiento que sin duda se merece.
Así que en el inicio del show el guitarrista
asturiano apareció solo en escena, empuñando su icónica guitarra blanca, para
darse el primer baño de masas mientras interpretaba “Santa Bárbara”. No tardó
mucho en aparecer, hacia la mitad de la sala, una bandera asturiana que Rionda
señaló justo antes de que sus acompañantes, uno a uno, fueran apareciendo sobre
las tablas para tomar posiciones y abrir el tarro de las esencias con “Hacia La
Luz” y hacernos vibrar con la primera
cabalgada power metalera de la velada “Tierra De Nadie”, con Rionda, Salán y
Rosén agrupándose en un lateral del escenario mientras Isra alzaba su micrófono
al aire invitándonos a cantar por primera vez.
Con los ecos de la primera ovación de la noche
aún resonando nuestro viaje prosiguió con “El Ángel Caído”, con el vocalista
mostrando todo su potencial en sus épicos agudos mientras en la parte trasera
del escenario aparecía un inmaculado ángel que desplegó sus alas antes del
intenso duelo que protagonizaron Rionda y Salán. Teniendo en cuenta que Isra
jugaba en casa, el catalán tuvo que ejercer, aún más si cabe, como maestro de
ceremonias. Así que tras pedir un caluroso aplauso para el mecenas del
proyecto, nos hizo calentar la garganta invitándonos a cantar a capela el estribillo del siguiente
tema de la noche “Xana”, que provocaba el delirio entre unas primeras filas que
a estas alturas de la noche estaban ya completamente rendidas.
Como no podía ser de otra forma no faltó la deliciosa “Corazón Negro”, el personal
homenaje del guitarrista a su tierra. Precisamente, fue hacia la mitad del tema
cuando pudimos comprobar el buen rollo y la camaradería entre los miembros de
la banda, ya que en medio del solo de Salán Rionda se aproximó para bajarle el
volumen de la guitarra, dando paso a un brillante pique entre ambos hachas.
Acto seguido el propio Salán se encargaría de
tomar el centro del escenario para dar el pistoletazo de salida a “Delirios De
Grandeza”, que nos dejaba otra soberbia interpretación de un Isra que se mostró
pletórico a lo largo de todo el show. Y es que resulta incuestionable la
seguridad y presencia escénica que ha ganado el vocalista desde que un servidor lo viera por primera vez
al frente de Alquimia. Así que no dudó en sentarse sobre uno de los monitores
para conceder más dramatismo e intensidad a la interpretación de “Antojo De Un Dios”, que fue culminado con
otra demostración de elegancia y feeling de Jorge Salán.
A continuación llegó el momento de lucimiento
para Mike Terrana, haciendo las delicias de todos sus seguidores con su
contundente y vistosa forma de tocar la batería. Mientras el percusionista
saludaba a las primeras filas, Rionda apareció en escena para lanzarle un
cocodrilo hinchable que acabó nadando entre el público. Aunque el concierto no
había llegado ni tan siquiera a su ecuador, la banda aprovechó este pequeño
parón para celebrar el fin de gira brindando con una buena copa de cava. El
breve paréntesis se saldó con un guiño al clásico de Queen “Another One Bites
The Dust”, que sirvió como preámbulo para la pieza que muchos estábamos
esperando: “Las Ruinas Del Edén”, todo un derroche de contundencia, elegancia,
y épica metalera que contó nuevamente con la aparición del Ángel en su
apoteósica recta final.
Así, de forma majestuosa y acompañados de los
cánticos del respetable, los músicos se retiraron por primera vez a los
camerinos. No tardaron mucho en regresar a escena Rionda e Isra para tomar asiento
en sendos taburetes y deleitarnos con un pequeño set acústico que incluyó “El Príncipe
Feliz” y la desgarradora “Cambaral”. El maestro de las Teclas, Manuel Ramil,
tomaría el testigo de Rionda para ofrecernos junto al vocalista una emotiva
versión de “Vientos Del Sur”, que se zanjaba con Isra y el público entonando a
capela el tema para firmar uno de los momentos de la noche.
No fue ninguna sorpresa, ya que tanto la banda
como los organizadores habían anunciado a través de las redes sociales que esta
noche Avalanch contarían con la presencia de varios invitados. La primera en
sumarse a la fiesta fue Carmen Xina, de Oker, que dio la réplica a Isra durante
“Papel Roto”. Sin concedernos ni un segundo de tregua Ramil abandonaba su
posición tras los teclados para empuñar un keytar y apoyar en La voces durante
“Alas De Cristal”. El siguiente en tomar el timón de la nave asturiana fue
Magnus Rosén, quien entretuvo al personal con sus poses y acrobacias a la hora
de atacar las cuerdas de su bajo.
Para encarar la recta final del show Avalanch
invitaron a sumarse a la fiesta a Toni Sánchez y Pedro Guijarro, guitarrista y
vocalista de Regresión, para interpretar “Lucero”, que nos dejaba la estampa de
ambos vocalistas interpretando parte del tema desde el foso mientras la
tripleta de hachas hacía subir la temperatura entre las primeras filas. El
último asalto y la despedida definitiva para esta primera gira de estos
Avalanch All Star Band estuvo reservado para uno de los temas más potentes y
emblemáticos: “Torquemada”, que desataba la locura con su épica cabalgada
permitiendo a los músicos cerrar la velada por todo lo alto.
Tardaron en llegar a la Ciudad
Condal, pero la espera mereció la pena. Con Alberto Rionda como capitán general
Avalanch ofrecieron un concierto a la medida de sus seguidores, descargando gran
parte del material del mítico “El Ángel Caído”, para posteriormente en un ambiente más relajado y distendido hacer
algún guiño al material de “Llanto De Un Héroe” y recordar un par de temas de
la etapa junto a Ramón Lagé.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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