podían pensar que Kamelot no serían capaces de sobreponerse y mantener su estatus tras la salida del
vocalista noruego Roy Khan. El camino no ha sido fácil, pero el tiempo ha
acabado por dar la razón a la banda que creara a principios de los noventa el
guitarrista y compositor Thomas Youngblood. Y es que más de un lustro después,
y con varias giras a sus espaldas, no creo que nadie pueda cuestionar la
calidad y el compromiso del vocalista Tommy Karevik. Su último esfuerzo “The
Shadow Theory” supone la tercera entrega en estudio con el vocalista sueco al
frente, y la respuesta de la crítica y el público no ha podido ser más
positiva.
Teniendo
en cuenta estos precedentes Kamelot regresaban para reencontrarse con sus
seguidores en la Ciudad Condal en el que ha sido el marco de sus últimas visitas:
la sala mediana del Razzmatazz. Pese a ser una noche complicada, -la cita
coincidía con el Female Metal Voices-, lo cierto es que el recinto acabó
presentando un buen ambiente. Y es que la ocasión merecía la pena, ya que como
preámbulo antes de Kamelot tendríamos
ocasión de presenciar la descarga de Leave´s Eyes, quienes aterrizaban por
estos lares por primera vez con la vocalista finlandesa Elina Siirala al frente para presentar
algunas de las composiciones de su nuevo trabajo “Sign Of The Dragonhead”.
Mientras que los elegidos para amenizar la espera antes del desembarco de
Youngblood y cía. fueron nuestros Opera Magna, quienes llegaban dispuestos a
reivindicarse como uno de nuestros máximos embajadores dentro del power metal
sinfónico.
Mucha
curiosidad y bastante expectación había por comprobar como sonaría en directo
la actual encarnación de la banda que capitanea el incombustible gigantón
Alexander Krull. Con unos minutos de retraso sobre el horario inicialmente
previsto las luces se apagaban para dejar que una columna de guerreros
ataviados con cascos, espadas, corazas…, y luciendo hasta estandarte; se
adueñaran del escenario mientras sonaba la introducción que sirvió como
preámbulo para la novedosa “Sign Of The Dragonhead”. Con Krull muy metido en su
papel de showman, animando constantemente a participar al personal, el peso de
la banda recayó sobre la nueva incorporación, con una Elina que se mostró muy
solvente a la hora de atacar sus líneas vocales, y con unas buenas dotes como
frontwoman, aunque, evidentemente, todavía no tiene el mismo carisma que su
antecesora.
Tras
haber roto el hielo haciendo que la gente se animara a sumarse a la fiesta que nos propusieron Leaves´ Eyes,
los guerreros abandonaron el escenario para dejar que la banda tuviera espacio
para moverse a sus anchas a lo largo de “Across The Sea”, que con su ritmo contagioso
y adictivo se convertía en la mejor excusa para que los más animados se
pusieran a saltar frenéticamente.
Resulta evidente que Krull y sus muchachos han apostado por potenciar su
vertiente más folkie en sus últimas entregas, de modo que no faltaron piezas
como “Swords In Rock”. En cualquier caso, debo admitir que un servidor echó en
falta algún instrumento folk en directo, ya que todos ellos sonaron enlatados.
Quizás
por ello uno de los momentos que más me gustó de su presentación fue el que
protagonizó “Edge Of Steel”, con un mayor predominio de las guitarras , y con
Krull dejándose notar con fuerza a la hora de dar la replica a las partes melódicas de
Elina. Una nueva mirada sobre su último redondo se convertiría en la excusa
perfecta para que todos volviéramos a saltar acompañando las divertidas
melodías de “Riders On The Wind”. Más atrás en el tiempo, concretamente hasta
la época “Symphonies Of The Night”, nos condujo “Hell To The Heavens”, con la
que la banda parecía mostrarnos la vertiente más sinfónica de su propuesta.
Para
la recta final del show Leaves´ Eyes se reservaron la épica de “Beowulf”, con
Elina sola en escena compartiendo protagonismo con las guitarras. Mientras que
el último envite de la banda estuvo reservado para “Blazing Waters”, con los
guerreros nuevamente en escena, y con Krull ataviado con cota de malla, casco y
empuñando una espada. En resumen, divertida y entretenida descarga de Leaves´Eye. Aunque no me acabó de convencer
la gran cantidad de partes pregrabadas que traían, especialmente en lo
concerniente a la sección folk.
El
segundo asalto de la noche correría por cuenta de Opera Magna. La formación
valenciana, que formarán hace más de dos décadas los guitarristas Javier Nula y Enrique
Mompó, volvió a dejar patente el porque son una de las bandas más interesantes
dentro de la escena nacional. Quizás su bagaje discográfica se acabé quedando
corto si tenemos en cuenta que llevan en activo desde 1997, pero lo que nadie
puede discutirles es la calidad de unas composiciones que ganan muchos enteros
en directo. Especialmente reseñable me pareció el concurso de su vocalista Jose
Vicente Broseta, un huracán sobre las tablas, con un registro privilegiado y
capaz de alcanzar notas altísimas que no están al alcance de cualquiera.
Pese
a que no dispusieron de mucho tiempo, el sexteto supo rentabilizar al máximo su estancia sobre las tablas,
presentándonos un repertorio en el que
además de repasar algunos de sus temas más emblemáticos, nos dieron motivos de
peso para deleitarnos con sus excelsas habilidades técnicas. Dieron el
pistoletazo de salida con una pieza que derrocha intensidad, fuerza, y
virtuosismo, como es la instrumental “Rojo Escarlata”, que nos dejaba con los
primeros duelos entre ambos hachas.
Como
una exhalación y dispuesto a hacer mover al personal aparecía en escena el
mencionado Broseta para ponerse al frente de la nave valenciana y buscar la
estrecha complicidad del público durante “Para Siempre”, con el que conformaban
una vibrante dupla extraída de su “Del Amor Y Otros Demonios- Acto II”, que por
cierto tocaron prácticamente entero a excepción de su pieza de clausura “La
Trampa Del Tiempo”. Con el ambiente bastante animado, especialmente entre unas
primeras filas que se entregaron al máximo, tocaba echar la vista atrás para
proponernos una primera aproximación al material de “Poe”, de manos de la
fantástica “El Pozo Y El Péndulo”.
La
velocidad, y esas cabalgadas 100% power metaleras correrían por cuenta de la
vertiginosa “Horizontes De Gloria”, con la que los valencianos nos ofrecieron
un suculento y fugaz guiño a su debut “El Último Caballero”, dejando que la
tripleta de cuerda se encargara de ocupar el centro del escenario antes de
dejar que Javier Nula asumiera todo el protagonismo durante el solo. Como no
podía ser de otra forma, uno de los momentos álgidos de la descarga de Opera Magna corrió por
cuenta de “Donde Latía Un Corazón”, que
estuvo marcada por un soberbio despliegue de épica y melodía.
Con
Broseta convertido en el perfecto anfitrión de la velada, invitándonos a
escuchar el material de la banda a través de las plataformas digitales,… o como
fuera; llegaba el momento de ponernos todos a saltar siguiendo el ritmo de “El
Corazón Delator”. Para dejar que acto seguido todo el recinto se impregnara de
las melodías de corte medieval que emanaron de “Hijos De La Tempestad”,
convirtiendo los aledaños del escenario en una auténtica fiesta a la vez que
aparecían entre el público unas pelotas hinchables.
Si
durante la descarga de Opera Magna habíamos tenido ocasión de saltar, vibrar, y
deleitarnos con las habilidades técnicas de los músicos, fue durante el número
final de su presentación cuando Broseta se encargó de aunar nuestras voces para
entre todos entonar la letra de “La Herida”, poniendo un brillante colofón a un
show impecable.
Opera
Magna salieron a darlo todo entre dos bandas internacionales, dejando claro que
en nuestro país tenemos calidad y talento para competir con lo que nos llega de
fuera. ¡Grandes Opera Magna!
Hacia
escasamente un par de meses que Thomas Youngblood y sus muchachos se dejaron
ver por nuestro país, como uno de los platos fuertes de la última edición del
Leyendas Del Rock. Si en aquella actuación en tierras alicantinas la banda ya
dejó unas muy buenas sensaciones presentando algunas de las composiciones de su
flamante nueva entrega “The Shadow Theory”, ahora en su retorno a tierras
catalanas, y ante sus más fieles seguidores, la banda llegaba dispuesta a
arrollar con todo a su paso. Además, al igual que sucediera en su visita
estival, la alineación se completaba con la vocalista Lauren Hart (Once Human),
que fue quien se encargó de dar la replica con sus guturales a los elegantes
registros de Tommy Karevik.
Acompañados
de una imponente introducción, y mientras las luces se encargaban de ambientar
el recinto, los músicos aparecieron en escena lentamente para ocupar sus
posiciones y acto seguido dar el pistoletazo de salida con la novedosa “Phantom
Divine (Shadow Empire)”. Parsimoniosamente, casi como si fuera un espectro, el
vocalista sueco fue el último en aparecer en escena sacando a relucir todo su
potencial melódico hasta que hizo acto de presencia Lauren Hart en la parte
trasera del escenario.
Tras
firmar un arranque triunfal, Youngblood no tardó en posicionarse en el centro
del escenario para tomar los mandos del combo y hacernos navegar por las
sinuosas y arabescas melodías de “Rule The World”, contando para ello con el
inestimable apoyo en los teclados de Oliver Palotai. Con la gente coreando
intensamente el nombre de la banda Karevik recorrió el escenario buscando el
apoyo de las primeras filas durante los hipnóticos desarrollos de “Insomnia”,
que se convertía en el primer punto de inflexión de la velada, gracias a esa
orientación más oscura e inquietante, que servía para que el hiperactivo
bajista Sean Tibbets no dejara de moverse por el escenario como si fuera una
fiera enjaulada.
Aunque,
como era previsible, tuvimos ocasión de escuchar varias composiciones de su
última entrega discográfica, lo cierto es que el repertorio fue bastante
equilibrado. Así que como representante del último trabajo que grabaron junto a
Roy Khan, “Poetry For The Poisoned”, no se dejaron en el tintero “The Great
Pandemonium”, que se zanjaba con Karevik hincando ambas rodillas en el suelo
para dotar a su interpretación de más dramatismo e intensidad. No dejarían que
el nivel de intensidad y la conexión con el público decreciese, ya que la
siguiente en sonar, provocando el delirio de las primeras filas, fue un
apoteósico “When The Lights Are Down”, que con el escenario teñido nuevamente
de rojo, y con un Karevik pletórico, se acabó convirtiendo en otro de los
momentos de la noche.
Pese
a que ya habían realizado una primera incursión durante el tramo inicial del
show, el segmento central de la descarga estuvo centrado en las composiciones
de su anterior entrega “Haven”. Así que la elegida para abrir esta tripleta fue
el uptempo “End Of Innocence”, que nos dejaba al vocalista posicionándose ante
la multitud, interpretando el tema sobre una pequeña tarima mientras Youngblood
se encargaba de hacernos agitar los brazos de izquierda a derecha. No tardaron
mucho en acelerar el paso comandados por la voraz pegada de Alex Landenburg durante el arranque de “Veil Of
Elysium”. Mientras que la escogida para cerrar este capítulo, ofreciéndonos su
faceta más elegante y sosegada fue la deliciosa “Here´s To The Fall”.
Una
nueva mirada sobre la obra que publicaron a principios de este mismo 2018
sirvió como excusa para centrar nuestro objetivo en “RavenLight”, para acto
seguido volvernos a hacer viajar en el tiempo, para con Lauren Hart nuevamente
en escena, invitarnos a ser parte activa de la oscura y tenebrosa “March Of
Mephisto”. Pero sin duda otro de los puntos culminantes de la noche llegó justo
a continuación, cuando la banda se abalanzó sobre una de las viejas favoritas
de sus seguidores, -especialmente entre los más veteranos-, la pieza que
prestaba título a su quinta entrega “Karma”, y como no podía ser de otra forma
la conexión entre banda y público fue absoluta.
Esa
sonoridad más moderna, y esa ambientación vanguardista del que la banda ha
querido impregnar sus últimos videos quedaría plasmado a lo largo de
“Amnesiac”, que acabó desembocando en el ejercicio solista que protagonizaron
Palotai y Landenburg. El regreso de sus compañeros llegaría junto a la
introducción “Manus Dei”, que acabó fundiéndose con “Sacrimony (Angel Of Afterlife),
con Karevik mostrando, una vez más, su vertiente más melódica y sobria,
mientras Hart se convertía en la bestia que concedía al tema su atractiva dualidad.
Para
encarar la recta final del show la banda nos propuso una última escala en “The
Shadow Theory”, de manos de “Burns To Embrace”. Mientras que el punto y seguido
corrió por cuenta de otro de sus himnos más aclamados, el imprescindible
“Forever”, que convertía el recinto en un mar de puños mientras la gente
entonaba su fantástico estribillo.
No
se hicieron de rogar en exceso, ya que apenas un par de minutos después de
abandonar el escenario, y espoleados por los cánticos del respetable, la
formación al completo, -incluyendo a Lauren Hart-, regresaba para finiquitar
definitivamente la velada con una
fantástica “Liar Liar (Wasteland Monarchy)”, poniendo el recinto patas arriba para
rubricar el indiscutible triunfo de Thomas Youngblood y sus muchachos.
Como
siempre, Kamelot estuvieron a la altura de lo que sus fans esperan de ellos.
Aunque debo admitir que me sorprendió un repertorio en el que tuvo un
protagonismo destacado las composiciones de su anterior entrega “Haven”. Y, por
cierto, una vez más, algunos nos quedamos con las ganas de escuchar en directo
algo del material que grabaron durante la década de los noventa. Y es que creo
que recuperar un tema como “Nights Of Arabia” o “The Fourth Legacy”, podría
haber sido la guinda perfecta para tan suculento manjar.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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