Parece que fue ayer, pero en este 2018 se conmemora el vigésimo aniversario de la publicación del debut homónimo de Primal Fear. A lo largo de estas dos décadas la banda que lideran el hercúleo vocalista Ralf Scheepers y el incombustible bajista Mat Sinner se ha consolidado como uno de los pilares indiscutibles del clasicismo metalero en el viejo continente. Avalados por su prolífica producción discográfica la formación germana regresaba a nuestro país para presentar en sociedad las composiciones de su última entrega discográfica “Apocalypse”. El reencuentro con sus seguidores en la capital catalana se llevaría a cabo en la Sala Salamandra, y para hacer todavía más atractiva la cita contarían con el respaldo de toda una institución dentro del heavy metal americano como son Riot V, quienes repetían en nuestros escenarios tras su visita estival en el marco del Leyendas Del Rock. Para dar el pistoletazo de salida a esta velada marcada por el clasicismo y por algunos himnos imprescindibles para cualquier metalero que se precie contaríamos con el concurso de los galos Existance.
El inicio de las actuaciones estaba previsto a primera hora de la tarde. Así que cuando aparecieron sobre las tablas los miembros del combo francés el ambiente en la sala aún era un tanto frío. Afortunadamente, el decorado fue cambiando a medida que fue avanzando la tarde. Con una década de andadura a sus espaldas la formación que lidera el vocalista y guitarrista Julian Izard salió a escena dispuesta a agradar al personal, y con la firme convicción de aprovechar al máximo sus treinta minutos sobre las tablas, proponiéndonos unas composiciones rápidas, efectivas, y en las que destacaron unos estribillos pegadizos y altamente coreables.
Quizás sus composiciones pecaron de ser algo previsibles, pero lo cierto es hicieron gala de un potencial que les sirvió para acabar conectando con el público, y la mejor prueba la tuvimos con la respuesta que obtuvieron con temas como la inicial “Heavy Metal Fury”.
En una sala que poco a poco iba tomando colorido el cuarteto de Clermont no tardó en encontrar la complicidad de la audiencia. Así que los más animados no vacilaron a la hora de seguir las invitaciones de Izard para que nos sumáramos a los hímnicos estribillos del marchoso “Legends Never Die”, que se convertía en el primer recuerdo a su álbum debut “Steel Alive” (2014). Y es que tal y como comentaba anteriormente, una de los mayores virtudes del cuarteto fue ofrecernos unos riffs que nos sonaron familiares, de modo que temas como el rotundo “Dead Or Alive”, funcionaron muy bien en directo.
Con la gente cada vez más animada y con los galos sólidamente aposentados en escena, mostrándonos su amplio catalogo de poses y trucos escénicos de corte clásico, llegaba el momento de alzar los puños al aire para corear todos juntos los poderosos coros de “We Are Restless”. El momento de la velocidad y el headbanging llegó cuando los de Clermont encaraban la recta final de su presentación con la trepidante cabalgada contenida en “Breaking The Rock”. Mientras que la rúbrica a su debut en tierras catalanas estuvo reservada para la oscura “From Hell”, que nos dejaba la enésima muestra de su devoción por el metal de corte tradicional, con Izard y su compañero Antoine Poiret doblando sus guitarras para ofrecernos un épico final.
Pocas formaciones hay tan queridas y respetadas dentro de la escena del heavy metal como Riot V. Indudablemente el pasado y la trayectoria de los americanos es a día de hoy incuestionable. Pero lo cierto es que la actual encarnación del combo neoyorquino, con el frontman Todd Michael Hall al frente, parece estar viviendo una segunda juventud gracias al reconocimiento obtenido con obras como “Unleash The Fire” y su más reciente “Armor Of Light”. Afortunadamente la formación que capitanean el guitarrista Mike Flyntz y el bajista Don Van Stavern nos ha visitado con bastante asiduidad en los últimos años, y siempre nos ha dejado con unas fantásticas sensaciones y un inmejorable sabor de boca, así que esta noche no iba a ser una excepción.
Si, como comentaba anteriormente, a la hora prevista para el inicio de las actuaciones la sala presentaba menos de media entrada, cuando aparecieron en escena Riot V el recinto estaba ya prácticamente lleno. Y es que nadie quería perderse la soberana lección de heavy metal que acto seguido nos ofrecieron los neoyorquinos. Acompañados del estruendoso sonido de las sirenas y con el escenario envuelto en destelleantes luces rojas el quinteto irrumpía en escena para romper el hielo con una composición de nuevo cuño como es “Victory”.
Al igual que ya sucediera en anteriores visitas, la actitud y la entrega de la banda fue intachable, con los músicos intercambiando constantemente sus posiciones mientras Todd se adueñaba del centro del escenario para espolear al respetable desde el mismo arranque. Pero no fue el vocalista el único que se encargó de animar al personal, ya que el simpático Don Van Stavern, -acompañado de su inseparable botella de tequila-, no paró de repartir saludos y hacer brindis entre tema y tema.
Aunque la actualidad de la banda pasa por la reciente edición del mencionado “Armor Of Light”, los americanos no se olvidaron de repasar algunas de las gemas que grabaron con el añorado Mark Reale, haciendo las delicias de los más veteranos al atacar piezas como la melódica “Flight Of The Warrior”. Tampoco faltaron durante estos primeros compases del show algún fugaz recuerdo a su anterior “Unleash The Fire”, del que rescataron su tema de apertura “Ride Hard Live Free”, que nos dejaba con el trepidante intercambio entre Nick Lee y Flyntz mientras el frontman se perdía entre bambalinas antes de regresar para robarles el protagonismo a sus compañeros con sus imponentes agudos.
Tras recibir el cariño del respetable en forma de ovación de gala era un buen momento para volver a echar la vista atrás, concretamente a la década de los ochenta, e invitarnos a cantar la imprescindible “Johnny´s Back”. De entre las nuevas una de las que personalmente más me gustó fue “Caught In The Witches Eye”, que destacó por su orientación netamente setentera para acabar convirtiéndose en uno de los puntos culminantes de esta primera mitad del show.
A estas alturas de la noche los americanos ya se habían ganado el favor del respetable. Así que tocaba seguir animando al personal sin dejar que el ambiente de euforia decreciese, y para ello que mejor que darnos un poco de la velocidad y épica metalera que encierra “Angel Eyes”. El momento de escenificar la perfecta sintonía entre banda y público llegó cuando tras una relajada introducción todos nos pusimos a saltar para acompañar “Bloodstreets”, con la que el quinteto volvía a incidir sobre el material de su imprescindible “Thundersteel”.
Un nuevo cambio de registro, en esta ocasión hacia tesituras más roqueras, sería la excusa perfecta para recuperar “Take Me Back”, que nos dejaba la estampa del vocalista sentado sobre uno de los monitores. La garra y la velocidad metalera no tardarían en regresar con la última concesión a “Armor Of Light”, de manos de “Angel´s Thunder, Devil´s Beign”, que volvía a hacer subir el nivel de revoluciones e intensidad entre un público que se lo estaba pasando en grande.
Pero la fiesta no sólo estaba en los aledaños del escenario, ya que sobre las tablas Don Van Stavern seguía con sus constantes y recurrentes brindis. La recta final de la presentación de los americanos estuvo marcada por otra de las imprescindibles “Swords And Tequila”, con un público ya entregadísimo que no paró de cantar y bailar mientras Todd se paseaba a pecho descubierto. Antes de marcharse definitivamente el vocalista nos emplazó a reencontrarnos en la zona de merchandising para cerrar posteriormente por todo lo alto con un suculento guiño a su etapa setentera con “Warrior”, y su tema más emblemático “Thundersteel”.
En definitiva, gran descarga de unos Riot V que demostraron estar en un sensacional momento de forma, haciendo confluir en su repertorio algunos de sus clásicos imprescindibles y temas de esta nueva etapa que están llamados a convertirse en imprescindibles para sus seguidores.
Tras la fantástica descarga que nos acababan de brindar Riot V había llegado el momento de degustar el que a priori era el plato fuerte de la noche. No lo iban a tener nada fácil Primal Fear, pero si de algo pueden presumir los germanos es de oficio y tablas. Siempre han sido una apuesta segura de cara al directo, así que la banda se mostró tan sólida y resolutiva como de costumbre, aunque en esta ocasión noté un mayor protagonismo de Mat Sinner a la hora de apoyar vocalmente a Ralf Scheepers. En cuanto a la eterna cantinela. Sí, efectivamente, el fornido vocalista tiró de ayudas y efectos en más de una ocasión a lo largo de la velada. Pero lo cierto es que demostró seguir conservando un registro de lo más afilado y potente.
Tomaron las tablas acompañados de la introducción “Apocalypse” y rápidamente ocuparon sus posiciones para ponerse manos a la obra, con la firme determinación de ofrecer a sus incondicionales lo que habían venido a buscar: una rotunda sesión de auténtico heavy metal. Así que no faltaron los puños al aire, las columnas de humo y chispas, y una banda que derrochó garra, intensidad y pegada desde que abrieron fuego con “Final Embrace”, que desataba la locura entre las primeras filas y concluía con el bajista elevando su instrumento al aire en señal de saludo. La noche había empezado de forma muy potente, pero la intensidad siguió en aumento cuando sin concedernos ni un segundo de tregua la banda nos espetó el que fue el tema que les dio a conocer internacionalmente “Chainbreaker”, propiciando que la sala se viniera literalmente abajo mientras Ralf nos deleitaba con la primera sucesión de altísimos agudos marca de la casa.
Habiendo captado la atención del respetable con dos piezas imprescindibles en todas sus descargas, era un buen momento para hablarnos de su nuevo trabajo. Así que con Sinner ejerciendo como maestro de ceremonias e invitándonos a acompañar el tema con palmas arrancaba “Blood, Sweat & Fear”, una pieza que sigue la línea habitual de los germanos, pero en el que parecen haber dado una mayor preponderancia a su extenso desarrollo melódico. Pero que nadie se asuste que este pequeño impase fue tan sólo un espejismo, ya que la maquinaria no tardarían en volver a rugir con fuerza con otro trallazo incontestable como “Face The Emptiness”, que nos dejaba al tándem Naumann/Beyrodt copando el centro del escenario mientras en los laterales aparecían sendas columnas de chispas.
Lo habían conseguido en poco mas de quince minutos Primal Fear se habían metido al respetable en el bolsillo, tal y como quedó patente cuando la gente empezó a entonar el clásico cántico de “oe,oe,oe”, ante la cara de satisfacción de los músicos. Así que aprovechando el buen ambiente y la conexión con el respetable era un buen momento para presentarnos otra de las nuevas, “Hands Of Justice”, que nos dejaba a Sinner dando la réplica en las voces a Ralf. No abandonaron el material de su última entrega, aunque si que apretaron el paso para dar una vuelta de tuerca a su sonido durante “The Ritual”, con un impresionante despliegue vocal de un titánico Scheepers.
Como suele suceder en muchas ocasiones, tras la tormenta siempre llega la cala. Así que los riffs se tornarían más densos y marcados para hacer que el vocalista nos propusiera sumarnos a los hímnicos estribillos de “Under Your Spell”, convirtiendo la sala en un mar de puños que se alzaban desafiantes al aire. Comandados por la implacable pegada de Francesco Jovino los alemanes volvieron a subir el nivel de intensidad con la pieza que daba título a su tercer redondo “Nuclear Fire”, poniendo nuevamente a todo el mundo a botar.
Tras recabar el cariño del respetable y volver a escuchar como la sala al completo les aclamaba reverencialmente, Ralf se encargó de presentarnos a Sinner antes de regresar sobre el nuevo material para dar buena cuenta de la pieza más larga y compleja, “Eye Of The Storm”, donde acompañados de los teclados pregrabados la banda se permitió alguna incursión en derroteros progresivos. Me llamó mucho la atención la calurosa acogida que obtuvo otra de las nuevas, “King Of Madness”, que fue coreada por su parroquia de incondicionales como si de un clásico se tratase. Acto seguido el quinteto proseguiría su visceral asedio con una aplastante y premonitoria “The End Is Near”, con la que volvían a darnos argumentos para agitar frenéticamente la cabeza.
Una última pincelada de melodía metalera sirvió como excusa para que todos entonáramos como si fuéramos uno el vibrante estribillo de “When Death Comes Knocking”. Sin embargo, la escogida para poner el punto y seguido a la velada fue una apocalíptica “Metal Is Forever”, que sonó como toda una declaración de intenciones, con los músicos elevando sus instrumentos al aire mientras el escenario quedaba cubierto por una densa nube de humo.
Uno de los pocos momentos que no me acabó de convencer fue precisamente el arranque de los bises, con un “Fighting The Darkness”, que sonó demasiado artificial, con muchas partes y arreglos pregrabados, algo que acabó restando bastante frescura al tema. En cambio, la guinda para una auténtica velada de genuino heavy metal fue una pieza incontestable dentro del extenso catálogo de los germanos, la primeriza “Running In The Dust”.
Al final ovación de gala, saludos de los músicos, y la sensación de que Primal Fear siguen siendo, veinte años después, uno de los defensores de la “fé metálica”, amen de una banda que nunca defrauda en directo. En resumen, una excelente velada de gran octanaje metálico fue la que nos ofrecieron los galos Existance y dos pesos pesados dentro de la escena internacional como son Riot V y Primal Fear. Lo dicho: ¡Metal Is Forever!
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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