Mientras
sus antiguos ex–compañeros siguen “deshojando la margarita” y dejándose querer
sobre como, cuando, y en que condiciones traerán su gira de despedida a nuestro
país, Ross The Boss regresaba a los escenarios de nuestro país, tras su exitoso
paso por las últimas ediciones del Rock Fest y el Leyendas Del Rock, para
ofrecernos otra lección magistral de auténtico heavy metal, acompañado de una
banda de probada solvencia, y contando con la lealtad de una audiencia que
acudió a la cita ya rendida a sabiendas del repertorio del que iba a disfrutar
en esta noche de jueves en la Sala Bóveda de la Ciudad Condal.
Aunque,
evidentemente, la presencia del carismático guitarrista neoyorquino era el
principal reclamo de la noche, antes de que su banda se adueñara del escenario
tendríamos ocasión de disfrutar de la
descarga de dos formaciones que en sus anteriores visitas a tierras catalanas
siempre han dejado unas muy buenas sensaciones. De modo que los encargados de
dar el pistoletazo de salida a una velada que prometía emociones fuertes fueron
Crystal Viper. Mientras que los elegidos para recoger el testigo tras el show
de los polacos y hacernos vibrar con su retahíla de poses y estribillos
ochenteros fueron unos viejos conocidos de la audiencia barcelonesa: Bullet,
quienes aprovecharon la ocasión para repasar su extenso catálogo haciendo
especial hincapié en las composiciones de su última entrega discográfica “Dust
To Gold”.
Pese a que a la hora prevista para el inicio del show la sala no estaba ni mucho menos
llena, la formación que lidera ese vendaval escénico que es Marta Gabriel salió
con las pilas bien cargadas, conscientes de que entre los presentes había
muchos que no querían perderse su presentación. Derrochando entrega,
autenticidad, y actitud, los polacos desplegaron todo su potencial metalero
desde que irrumpieron en escena con “The Witch Is Back”, que nos dejaba a la
pequeña vocalista erigiéndose como el
nexo de unión perfecto con unas primeras filas que no vacilaron a la hora de
elevar los puños al aire siguiendo sus indicaciones. Acto seguido, y sin
entretenerse en las presentaciones, llegaba el momento de imbuirnos de la ambientación
épica que desplegaron en “Metal Nation”,
combinando a la perfección velocidad,
contundencia y unos hímnicos estribillos, que sirvieron para que el ánimo de los presentes no decayese.
Pero
no todo iba a ser velocidad y desenfreno metalero durante la descarga del combo
de Katowive. De modo que el ritmo se ralentizó notablemente durante “When The
Sun Goes Down”, con la base rítmica marcando implacablemente el paso mientras
Marta nos proponía unas líneas vocales más melódicas, desmarcándose así de sus
característicos agudos. Pese a que la vocalista fue quien se llevo la mayoría
de las miradas, lo cierto es que el resto de sus compañeros también se
mostraron de lo más cercanos y participativos, intercambiando constantemente
sus posiciones mientras daban buena cuenta de los complejos desarrollos contenidos
en “Witch´s Mark”, con la que nos invitaban a retroceder hasta los tiempos de
“Crimen Excepta”.
Con
la gente cada vez más animada, la temperatura y el ánimo del personal seguiría
en aumento con el headbanging que acompañó a “Flames And Blood”, para que
posteriormente la vocalista elevara
enérgicamente los brazos al aire para espolear una vez más al respetable
invitándole a sumarse a los estribillos
de “Hope Is Gone, Here´s New Law”, con una orientación y una tesitura muy
cercana al material clásico de Doro.
Para
su ataque final los polacos se reservaron una nueva embestida de auténtico y
enérgico heavy metal como es “At The Edge Of Time”, que destacó por la rotundidad de unas guitarras mas potentes
y agresivas. En definitiva, que Marta Gabriel y sus muchachos volvieron a pasar
como un tornado por la Ciudad Condal dejando patente que les sobra actitud y tablas para seguir girando por el Viejo
Continente defendiendo el nombre de una banda que sin duda merecería más suerte
y repercusión.
Aunque,
personalmente, debo admitir que me encantan Bullet en directo, también tengo
que reconocer que estoy
completamente de acuerdo con todos
aquellos que critican al combo sueco por su falta de originalidad, ya que lo
que nos ofrece la banda que lideran el guitarrista Hampus Klang y el vocalista
Dag “Hell” Hofer, no es más que una reiteración de los elementos y clichés que
llevaron al éxito a bandas clásicas como Ac Dc o Accept. Pero, en su defensa,
cabe remarcar que aunque parezca una fórmula fácil, hay que saber llevarla al
directo de forma convincente.
Durante
los últimos años el que suscribe ha tenido ocasión de ver desfilar al quinteto de Växjo por diferentes locales
de la capital catalana. Y sinceramente, creo que el escenario de la Sala Bóveda
es el marco que mejor se adapta a su actual poder de convocatoria. Salieron,
como en ellos es habitual, ataviados con jeans ajustados y chaquetas de cuero, con
Hofer luciendo sus ya clásicas muñequeras de remaches, para ponerse rápidamente
en situación y empezar su particular festín metalero con una de sus nuevas
composiciones, la adrenalítica “Speed And Attack”, con la que nos invitaban a
acompañarles por su particular viaje por la época dorada del hard & heavy.
Con la fiesta ya en marcha los suecos no tuvieron muchos problemas para alcanzar
su velocidad de crucero, invitándonos a levantar los cuernos al aire mientras
coreábamos el estribillo de otra de las nuevas: “Ain´t Enough”.
Conscientes
de que esta noche no eran los protagonistas principales de la velada, Bullet no
se entretuvieron a la hora de las presentaciones, con lo que muchos de sus
temas sonaron de forma consecutiva. De modo que sin ni tan siquiera darnos las
buenas noches el quinteto prosiguió su triunfal paseo militar con la marchosa
“Rogue Soldier”, que nos dejaba la estampa de ambos hachas ocupando el centro
del escenario para acabar elevando sus instrumentos al aire.
Tras
haber centrado durante los primeros compases del show su objetivo sobre las
composiciones de su última entrega “Dust To Gold”, por fin llegaba el momento
de echar la vista atrás para bucear en su pasado y recuperar viejas favoritas
como “Riding High”, que se convertía en el preámbulo perfecto para un explosivo
“Turn It Up Load”, una joya de su debut “Heading For The Top”, en el que la
banda ya mostraba todas las características de su propuesta.
Con
banda y público pasándolo en grande era
un buen momento para que esa complicidad y ese buen rollo quedaran plasmados,
así que para ello el orondo y simpático frontman no dudó en incitarnos a que acompañáramos
con palmas el arranque de “Rolling Home”, que significó su primera incursión en
el material de su exitoso “Full Pull”. Justo a continuación, y tras unos
segundos en los que el escenario quedó completamente desierto y a oscuras,
llegaba el momento de una de las sorpresas de la noche de manos de un
celebradísimo “Highway Pirates”, que se convirtió en la excusa perfecta para
que todos volviéramos a cantar.
La
maquinaria sueca no se detendría, así que rápidamente la última incorporación de
la banda, el bajista Gustav Hector, fue
quien se encargó de asumir el timón para marcar implacablemente el ritmo de
“Fuel The Fire”, antes de que Hampus Klang y Alex Lyrbo nos deleitasen con otro
extenso desarrollo instrumental que sirvió para que Hofer se perdiera entre
bambalinas. Sin perder en ningún momento su eterna sonrisa, e intercambiando
entre ellos bromas y vaciles, el quinteto seguiría haciendo las delicias de sus
incondicionales con la pegada que exhibieron en temas como “Dusk Til
Dawn”, o el divertido “”Stay Wild”, que
era el responsable de desatar nuevamente la euforia entre la audiencia mientras
nos acercábamos al inevitable final que estuvo marcado por la pieza que cierra
y da nombre a su última entrega “Dust To Gold”, y esa declaración de
intenciones que es la socarrona “Rebels Return”.
No
tardaron mucho en regresar sobre las tablas para rematar definitivamente su
presentación con “Highway Love”, que incluyó las presentaciones de los miembros
de la banda. Para dejar que el colofón definitivo corriera por cuenta de la
siempre efectiva “Bite The Bullet”, que se zanjaba con el ya habitual numero de
Klang, Hector y Lyrbo elevando sus instrumentos al aire para posteriormente
darles la vuelta y formar el título de la canción en la parte final del tema.
Como
siempre Bullet volvieron a convencer y
divertir en su enésimo paso por la capital catalana. Aunque puestos a poner
alguna pega eché en falta algún tema de su “Storm Of Blades”, el que
personalmente considero su trabajo más potente y netamente heavy metalero.
Una
vez concluido el rato de diversión y buen rollo que nos brindaron unos Bullet
que continúan agrandando su fama y su base de seguidores disco a disco y gira a
gira, había llegado el momento de echar la vista atrás para revivir con uno de
sus protagonistas una de las épocas gloriosas del true metal. Sí, Ross The Boss
y sus muchachos traían un nuevo trabajo bajo el brazo “By Blood Sworn”, y
aunque tuvimos ocasión de escuchar un par de sus composiciones, el grueso del
repertorio que interpretaron, -al igual que sucediera en sus anteriores visitas-,
estuvo centrado en el material que el guitarrista facturó durante la década de
los ochenta junto a los autoproclamados Reyes del Metal.
Nadie esperaba un escenario engalanado con grandes pancartas, ni llamativos elementos de atrezo; así que la sobriedad fue lo que predominio. Lo único que llamó la atención fue un gran kit de teclados situado al lado izquierdo del escenario. Pero que nadie se alarme, ya que Ross The Boss solo lo utilizó en un par de momentos puntuales a lo largo del show. Tampoco fue una sorpresa que la banda que le acompaña funcionara como una auténtica apisonadora, destacando especialmente el concurso del fornido vocalista Marc Lopes, y del fantástico bajista Mike LePond (Symphony X).
Salieron dispuestos a no hacer prisioneros, poniendo toda la carne en el asador, propiciándonos el primer golpe con un certero y letal “Blood Of The KIngs” que sonó majestuoso e imponente, y que fue celebrada y acogida como el gran clásico que es mientras el escenario quedaba oculto tras una densa nube de humo. Aunque ya lo pude percibir en sus anteriores visitas, me gustó mucho la química y complicidad que exhibieron los músicos sobre las tablas, especialmente entre Lopes y su jefe, algo que se notó a la hora de atacar temas como la primeriza “Death Tone”.
Aunque muchos puedan criticar que Ross The Boss
esté girando con un repertorio basado en el material clásico de Manowar, lo
cierto es que el hacha del Bronx interpreta algunas piezas que hace muchos años
que se cayeron de los repertorios de gira de sus ex–compañeros, repescando para
este tour temas míticos como “The Oath”, que fueron celebrados fervientemente
por unos seguidores que entonaron con devoción cada una de sus estrofas. Tampoco faltaron los
brazos el aire para proclamar nuestra hermandad a la hora de acompañar “Sign Of
The Hammer”, que se zanjaba con una espeluznante sucesión de agudos de Lopes mientras
el batería Steve Bolognese destrozaba su kit.
Precisamente,
fue el propio vocalista quien se encargó de pedir nuestros aplausos para
premiar el gran trabajo realizado por los encargados de abrir la velada,
Crystal Viper y Bullet, justo antes de hacernos cambiar de registro e
invitarnos a entrar en los oscuros y densos desarrollos de “Hatred”, que era la
elegida por Ross The Boss para ofrecernos uno de sus característicos ejercicios,
jugando constantemente con el vibrato de su instrumento. Con la gente
completamente entregada, coreando el nombre del guitarrista, era un buen
momento para hacernos acelerar el paso con la demoledora “Wheels Of Fire”, que
nos dejaba a Lopes dándonos la alternativa a la hora de encarar el estribillo.
Para cerrar este primer tercio de la velada el guitarrista se encaminaría hacia
los teclados para interpretar el arranque de “Bridge Of Death”, aquella
fantástica gema que cerraba el mítico “Hail To England”.
Si alguien albergaba alguna duda sobre cómo sonarían en directo las nuevas composiciones del guitarrista neoyorquino, la incógnita se disipó cuando el cuarteto atacó “This Is Vengeance” que gustó a sus seguidores, ya que para nada desentonó con el material compuesto durante la década de los ochenta. Algo menos explosivo, pero igualmente convincente, sonó “Fistfull Of Hate”, con LePond dando un paso al frente para hacerse cargo de los coros antes de acabar recabando una fastuosa ovación. Tras preguntarnos Lopes si estábamos preparados para cantar llegaba el momento de un seminal “Blood Of My Enemies”, con el que el cuarteto impregnó todo el recinto de épica guerrera.
Aunque, seguramente, cada uno de los presentes tuvo su particular momento estelar, dependiendo de sus gustos, un servidor se quedaría con la oscuridad y la ambientación siniestra de “Thor (The Powerhead)”, con la sala al completo tarareando la melodía mientras Lopes apretaba sus músculos para atacar cada uno de sus estratosféricos agudos. Para encarar la recta final del show, con banda y público en perfecta sintonía, que mejor que imprescindibles como “Kill With Power”, y el comercial y efectivo “Fighting The World”, con Lopes grabando con su teléfono la respuesta de un público que parecía poseído.
Con Ross The Boss nuevamente ocupando los teclados se abría “Battle Hymns”, que se convirtió en el preámbulo perfecto para el último asalto de la noche de manos de un himno esencial como “Hail And Kill”, que puso a prueba los cimientos del local con todos los presentes saltando y cantando para proclamar la hermandad heavy metalera. En resumen, impecable descarga de Ross The Boss, dedicándose a ofrecer a sus fieles un show sólido, compacto, y sin fisuras, donde todo el protagonismo recayó sobre las canciones.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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