Siempre
fueron un rara avis dentro de la escena metalera. Aunque se les encuadró dentro
de las bandas de thrash metal, lo cierto es que la propuesta de Voivod siempre
fue más allá, aportando unas amplias dosis de innovación y experimentación. Sus enrevesadas
composiciones y la actitud punk de su frontman Denis Bélanger, Snake, les
sirvieron para ser considerados pioneros dentro del thrash progresivo. Su trayectoria,
sin embargo, no fue un camino de rosas. Tuvieron que sobreponerse a la salida
de Snake a mediados de los noventa. Y, posteriormente, a la muerte de su
guitarrista Denis D´Amour “Piggy”, que falleció en 2005 victima de un
fulgurante cáncer de colon. Así que tras unos años en los que contaron con los
servicios del vocalista y bajista Eric
Forrest, E-Force, el carismático Snake regresaba a la formación. Con su última entrega “The
Wake” recién salida del horno los canadienses regresaban a la Ciudad Condal
para convertir la Sala Bóveda en su particular campo de batalla. Como aperitivo
antes de que Snake, Away, Chewy y Rocky, tomaran el escenario contaríamos con
la presencia de unos ilustre veteranos como son Nightrage.
Aunque
los cambios de personal han sido una
constante a lo largo de su trayectoria, esto no ha impedido que su guitarrista
y fundador Marios Iliopoulos haya conseguido consolidar el nombre de Nightrage
dentro de la escena del death metal melódico. Tal y como nos comentó su
frontman, Ronnie Nyman, en un par de ocasiones a lo largo del show, la banda se
sentía muy honrada y agradecida por la oportunidad que significaba girar con
una formación mítica como Voivod. Pero
eso no significó que salieran tensos, o que les pesase la responsabilidad, ya
que desde que irrumpieron en escena dando caña con la inicial “Being Nothing”,
dejaron claro que iban a emplearse a fondo para tratar de robarles protagonismo
a las estrellas de la noche.
Obviamente el sonido del quinteto ha ido evolucionando hacia derroteros más melódicos a lo largo de los años, pero eso no significa que hayan perdido la rabia y la agresividad que marcaron sus primeras entregas, y la mejor prueba la tuvimos en la rotundidad que desplegaron en temas como “In Abhorrence”, y la demoledora “From Ashes Into Stone”. La anécdota de su presentación llegó cuando su última incorporación, el bajista Francisco Escalona, se encargó de presentar algunos de los temas en un perfecto castellano, tal y como sucedió con “Scathing”, todo un torbellino sonoro que se convertía en el primer recuerdo a su tercera entrega “ A New Disease Is Born” de 2007.
Los músicos se lo estaban pasando en grande sobre las tablas y habían conseguido conectar con el público. Así que Nyman sacó su teléfono para inmortalizar al animado respetable justo antes de seguir castigando despiadadamente nuestras cervicales con “The Venomous”, mezclando las melodías dobladas de guitarra y la implacable pegada de su batería en este tour Dino George Stamoglou. El perfecto contraste entre desarrollos melódicos y desgarradora intensidad death metalera quedaría plasmado a lo largo de “Insidious”, para posteriormente volver a incidir en su última entrega con “Affliction”, que servía para que Iliopoulos se hiciera cargo de los líneas vocales limpias para darle la replica a Nyman.
Fueron claramente de menos a más, dejándonos la sensación de que la banda se fue creciendo a medida que avanzaba el show. De modo que fue durante la recta final cuando Nightrage nos ofrecieron su mejor versión, haciendo gala de un aplomo y una solidez que les sirvió para firmar una recta final absolutamente demoledora que estuvo marcada por los explosivos cambios de ritmo de “Spiral” y por la despiadada velocidad de la primeriza “The Tremor”. Resumiendo que Nightrage arrollaron con todo a su paso para acabar convenciendo a una audiencia que les despidió entre vítores y cánticos. Esperemos que no tarden en regresar liderando su propio show, ya que calidad, tablas y actitud no les faltan.
La
presente gira de Voivod además de ser la de la presentación de su último redondo “The Wake”, sirve para
conmemorar su trigésimo quinto aniversario. Si en sus últimas visitas a la
capital catalana habíamos tenido ocasión de ver a la formación que lideran el
incombustible batería Away y el carismático Snake relegados al puesto de
teloneros, esta noche tendríamos ocasión de ver su show completo. Lo primero
que me gustaría destacar fue la respuesta de un
público compuesto por una audiencia
madura pero que se entregó al máximo, casi como si fueran enloquecidos adolescentes,
protagonizando múltiples y reiteradas invasiones del escenario, todo ello
enmarcado en un ambiente festivo y de
camaradería que hacia mucho tiempo que no veía.
Con
el clásico logo de la banda presidiendo el escenario el cuarteto de Quebec tomaba
posiciones para rápidamente convertir el recinto en un auténtico desmadre con
los aromas apocalípticos de “Post
Society”, respaldándose para ello en un sonido potente y nítido, y comandados
por un Snake pletórico, vocal y escénicamente hablando, que no paró de animar
al personal para que el ambiente no decayese.
Para
alegría de muchos de los presentes esta
noche Voivod nos tenían preparada una buena colección de viejas favoritas. La
primera en sonar fue la marchosa y adrenalítica “Ravenous Medicine”, que nos
dejaba la estampa Chewy y Rocky agitando
frenéticamente la cabeza antes de hacerse cargo de los potentes
coros que provocaron que el personal levantara eufórico los puños al
aire. Luciendo una socarrona sonrisa, el siempre impredecible Snake nos
preguntaba si habíamos tenido ocasión de escuchar “The Wake”, publicado hacia tan sólo tres días, justo antes de
abalanzarse sobre un “Obsolete Beings”
que, sorpresivamente, fue acogido como si de un clásico se tratase.
Lejos
de remitir el asedio del cuarteto canadiense, -contando en todo momento con la
complicidad de un público absolutamente desatado-, prosiguió imparable, dando
buena cuenta del imponente “Technocratic Manipulators”, que estuvo marcado por
la teatral interpretación de Snake, y
por el cachondeo y el buen rollo que llevaron a Chewy a ponerse unas gafas de
sol a la hora de atacar el solo. Con la gente enloquecida, coreando una y otra
vez el nombre de la banda ante la cara de satisfacción de los músicos, Snake
nos reiteró sus agradecimientos por nuestra calurosa acogida antes de seguir buceando en su inmenso
catálogo de clásicos de los ochenta. De modo que no se olvidaron de sacar del
baúl de los recuerdos la oscura intensidad melódica de “Into My Hypercube”.
Pese
a que estuvo parapetado tras su kit,
cabe recordar que Away es el único miembro que ha permanecido siempre en el
seno de la banda. Y eso se notó en el cariño de unos fans que no dudaron en corear su nombre en repetidas ocasiones a
lo largo de la noche. Precisamente fue su demoledora pegada la que se encargó
de anunciarnos la llegada de otra de las nuevas “Iconspiracy”, que les
conectaba directamente con su pasado cyber-thrashero. El primer recuerdo que se
permitieron al material que publicaron durante la década de los noventa fue un
“The Prow”, que sonó mucho más duro y corrosivo que en su versión de estudio,
provocando la hilaridad del respetable cuando Chewy y Rocky clavaron sus
rodillas en el suelo durante su incendiario duelo final.
La
noche se había puesto de lo más caliente. Pero si alguien pensaba que los
canadienses o sus seguidores iban a detenerse a tomar un respiro antes de encarar
la recta final del show…, no podía estar más equivocado. La siguiente en sonar
fue “Order Of The Blackguards”, convirtiéndose en uno de los puntos culminantes
de la noche, con la gente coreando ensordecedoramente el nombre de la banda. A
estas alturas la victoria por K.O. del combo canadiense era ya incontestable.
Daba igual que tema fuera el siguiente en sonar, ya que Snake y sus muchachos
habían convertido la sala en un desmadre total. Además, ellos se lo estaban
pasando en grande. De modo que un nuevo golpe de timón nos devolvió a su
producción de los últimos años, haciéndonos sucumbir bajo las envolventes
ambientaciones de “Fall”, y “Always Moving”, que comandada por la aplastante
pegada de Away daba el pistoletazo de salida al enésimo pit de la velada.
Si
durante todo el show el ambiente había sido infernal, con banda y púbico en
perfecta sintonía, para los últimos compases de su presentación los canadienses
quisieron poner toda la carne en el asador. Así que, birra en mano, Snake se
encargó de presentarnos a sus compañeros justo antes de atacar “The Lost
Machine” y una celebradísima “Voivod”, que se convertía en el marco ideal para
un improvisado wall of death.
Antes
de dar el pistoletazo de salida a los bises, Snake y sus compañeros quisieron
felicitar, con tarta incluida, a uno de sus “pipas” que esta noche celebraba su
cumpleaños. Así que tras cantar y aplaudir al homenajeado el cuarteto puso el
punto y final a la velada con una demoledora versión de su clásico
“Overreaction”. Fue un concierto perfecto, en el que Voivod demostraron que
siguen conservando la esencia y la personalidad que les convirtió en una banda
única e irrepetible. Además esta noche contaron con la colaboración de un público
entregado y que enloqueció con ellos, protagonizando una de las descargas más
vibrantes e intensas que un servidor ha visto en los últimos tiempos.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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