Como
todo buen seguidor de la escena del death metal en mis estanterías conservo varias
entregas de aquella mítica colección de recopilatorios que presta su nombre a
este tour que están co-liderando por el Viejo Continente Kataklysm e Hypocrisy.
Indiscutiblemente la década de los
noventa marcó el auge y la consagración del death metal, con lo que en los
microsurcos de aquellos cds titulados “Death... Is Just The Beginning” podemos
encontrar temas de bandas hoy consagradas como: Amorphis, Dismember, Atrocity, Children
Of Bodom, In Flames, Meshuggah... Así que cuando está a punto de conmemorarse
el trigésimo aniversario de aquella primera entrega, canadienses y suecos unían
sus fuerzas para convertirse en el reclamo perfecto para que un buen número de
incondicionales se dieran cita en la sala mediana del Razzmatazz.
Aunque la actualidad de ambas formaciones vive
momentos diametralmente opuestos, -con Kataklysm presentando su última entrega “Meditations”,
mientras Hypocrisy están dando los últimos retoques a su nuevo trabajo tras un
largo periodo en que su líder, Peter Tägtgren, ha estado centrado en otros
proyectos-; la audiencia de la Ciudad Condal acabó respondiendo a la llamada,
así que el recinto registró una notable entrada, completándose las tres cuartas
partes del aforo.
Pese a que la propuesta de los encargados de abrir la velada, The
Spirit, poco tenía que ver con la de los dos platos fuertes de la noche, la formación
alemana está aprovechando su presencia en este periplo europeo junto a dos
titanes como son Kataklysm e Hypocrisy para presentar en
sociedad las composiciones de su ópera prima “Sounds From The Vortex”. Hay
varios detalles que me gustaría destacar de la presentación del combo de
Säärbrucken, que practica un black metal con tintes melódicos, y mistéricos.
La primera es que me sorprendió lo bien que sonaron, y también las pancartas laterales que portaron en escena. Nada especial sino fuera porque los siguientes en tomar las tablas optaron por una escenografía de lo más sobria y austera. Y por último la carencia de iluminación directa sobre el escenario, con lo que sólo pudimos intuir la silueta de los músicos mientras se colocaban de cara a la batería para dar el pistoletazo de salida con la introducción “Sound From The Vortex”, y la implacable “Cosmic Fear”, que servía para que el cuarteto nos mostrara sus armas, conjugando de forma convincente: velocidad, intensidad, y pasajes repletos de envolventes melodías.
Pere a que muchos no les conocían, lo cierto es que The Spirit acabaron dejando unas inmejorables sensaciones entre un público que fue accediendo escalonadamente al recinto mientras los alemanas daban buena cuenta de trallazos certeros como “Fields Of The Unknown”, que nos imbuía con su ambientación más mística y ritualista.
Habiendo conseguido captar la atención del personal los germanos se disponían a encarar la recta final de su presentación reclamando que las primeras filas elevaran sus cuernos al aire para acompañar el apocalíptico arranque de “Illuminate The Night Sky”, antes de dar por zanjado el show definitivamente con una nueva dosis del black metal old School con la demoledora “The Clouds Of Damnation”, tras la que se marcharon envueltos de la neblina que marcó toda su presentación.
Si la memoria no me falla hacía ya bastante tiempo que Hypocrisy no se dejaban caer por los escenarios de la Ciudad Condal. De modo que las expectativas y la impaciencia de sus seguidores podían palparse en el ambiente mientras la espera se consumía con clásicos de Ac Dc sonando a través del P.A. Sin un nuevo trabajo que presentar resultaba una auténtica incógnita saber cuál sería el repertorio escogido por Peter Tägtgren y sus muchachos. Aunque teniendo en cuenta su espectacular catálogo resulta evidente que los suecos tienen artillería suficiente para colmar las expectativas de sus seguidores más recalcitrantes.
Pese a que los de Ludvika han estado trabajando
duramente en el material que formará parte de su inminente nuevo trabajo, esta
noche el incombustible frontman y sus acólitos nos presentaron un repertorio de
lo más variado, permitiéndose incluso algún fugaz guiño a sus dos primeras
entregas discográficas. En cuanto al sonido hubo disparidad de opiniones. Así
que mientras algunos se quejaban de que fueron víctimas de un sonido
embarullado y poco matizado; otros, entre los que me incluyo, disfrutamos al
máximo con la rotundidad y la solidez que exhibieron en muchos momentos.
Gozaron de una bienvenida triunfal, con unas
primeras filas que les acogieron como auténticos héroes, alzando los cuernos al
aire mientras el cuarteto desplegaba “Fractured Millennium”, que nos dejaba a
un Tägtgren absolutamente imperial, liderando la brutal acometida de sus
compañeros a la vez que se posicionaba desafiante en el centro del escenario para espetarnos
sus desgarradores rugidos. Sin ni tan siquiera dejar que se aplacasen los
silbidos de los instrumentos, y empalmándose con el último acople del tema de
apertura comenzaba “Valley Of The Damned”, que hacia subir el nivel de revoluciones del personal,
con las primeras filas saltando mientras el carismático frontman nos brindaba
sus registros más voraces.
Para todos los que hemos venido siguiendo la trayectoria de los suecos resulta evidente que con los años las inquietudes de Tägtgren han cambiado, así que para sumergirnos de lleno en las temáticas paranormales nos propusieron los intrigantes desarrollos de “End Of Disclosure”, que nos dejaba la estampa del propio Tägtgren y Elofsson tomando el timón de la nave para hacer las delicias de los que gustan de esos pasajes repletos de incisivas melodías. Hypocrisy son a día de hoy toda una institución dentro del death metal, así que la conexión con sus incondicionales fue absoluta, tal y como quedó patente con el derroche de fuerza e intensidad que supuso “Adjusting The Sun”.
Con el cuarteto mostrándose en un excelente estado de forma, y ante una audiencia que se entregó al máximo, era un buen momento para con el escenario bañado en tonalidades verdosas adentrarnos en las opresivas ambientaciones de “Eraser” que se zanjaba con las primeras filas coreando el nombre de la banda, ante el gesto triunfal del frontman sueco. Así que correspondiendo a la respuesta de sus seguidores Tàgtgren no titubeó a la hora de abalanzarse sobre el micrófono para anunciarnos un poco de “vieja mierda”, justo antes de embarcarse en un jugoso medley que incluyó guiños a sus primeras entregas con fragmentos de temas como “Pleasure Of Molestation”, “Osculum Obscenum” y un celebradísimo “Penetralia”.
El momento de la épica no tardaría en llegar con un apoteósico “Fire In The Sky”, que les servía para hacer escala en “Into The Abyss”. Una nueva mirada sobre el material que facturaron durante la década de los noventa serviría como
excusa para atemorizarnos con la siempre efectiva e inquietante “Killing Art”, que se acabó convirtiendo en el preámbulo perfecto para los implacables desarrollos de “War-Path”.
Con el respetable nuevamente aclamándoles, “The Final Chapter” nos anunciaba que el tiempo de los suecos estaba tocando a su fin. Pero antes de abandonar las tablas de forma definitiva el cuarteto todavía tuvo ocasión de poner nuevamente el recinto patas arriba con otro de sus temas insignia “Roswell 47”, acompañado de las habituales sirenas y las alocuciones que hablaban sobre el conocido incidente ufológico ocurrido en Nuevo México.
Tras haber presenciado la descarga de unos Hypocrisy que se mostraron
en un excelente estado de forma, debo admitir que tengo muchas ganas de
escuchar como suenan sus nuevas composiciones, ya que visto lo visto parece que los suecos han regresado con las
pilas bien cargadas. y eso siempre es una excelente noticia.
Desde hace ya unos cuantos años Kataklysm se han convertido en unos asiduos de nuestros escenarios. Durante sus últimas visitas la formación que lidera el vocalista Maurizio Iacono se ha mostrado absolutamente implacable, ofreciendo unas descargas potentes, sólidas, y compactas, dejando siempre a su paso a una audiencia noqueada a base de seguir dando buena cuenta de ese particular estilo que ellos han bautizado como “Northern Hyperblast”. Quizás con los años los canadienses han sacrificado parte de su primigenia voracidad death metalera, pero en contraposición han ganado en el dominio de la intensidad y los tempos. Además, Iacono se ha convertido en una de sus mejores armas en directo, promoviendo la interacción constante con unos seguidores que van en aumento en cada una de sus visitas.
Desde hace ya unos cuantos años Kataklysm se han convertido en unos asiduos de nuestros escenarios. Durante sus últimas visitas la formación que lidera el vocalista Maurizio Iacono se ha mostrado absolutamente implacable, ofreciendo unas descargas potentes, sólidas, y compactas, dejando siempre a su paso a una audiencia noqueada a base de seguir dando buena cuenta de ese particular estilo que ellos han bautizado como “Northern Hyperblast”. Quizás con los años los canadienses han sacrificado parte de su primigenia voracidad death metalera, pero en contraposición han ganado en el dominio de la intensidad y los tempos. Además, Iacono se ha convertido en una de sus mejores armas en directo, promoviendo la interacción constante con unos seguidores que van en aumento en cada una de sus visitas.
Avalados por su triunfal aparición en la última edición del Rock Fest Barcelona, y con un fantástico nuevo plástico que presentar como es “Meditations”, el cuarteto de Montreal se mostró tan contundente y convincente como de costumbre. De modo que arrancaron su presentación pisando el acelerador al máximo, obligándonos a sumarnos al headbanging con una bomba de relojería como es la novedosa “Narcissist”, dejando patente que su nuevo material cuenta con el beneplácito de sus incondicionales. La fiesta tan solo había hecho que comenzar, así que el carismático frontman se encaramó a la tarima que había colocada en el centro del escenario para alzar el puño al aire durante la presentación de “The Black Sheep”.
Pese a que como comentaba anteriormente, el montaje escénico fue bastante sobrio, -telón de fondo, nombre de la banda bajo la tarima de batería, y sendas plataformas repartidas a lo largo del escenario-; no faltaron las columnas de humo para acompañar los brutales estribillos de “Fire”, que era la escogida para proponernos una primera incursión en el material del fantástico “Waiting For The End To Come”. Acto seguido las guitarras de Jean-François Dagenais se tornarían más cadenciosas y machaconas para atacar el afilado riff que sirvió
como hilo conductor para “Thy Serpents Tongue”. Después de que el vocalista practicara su castellano a la hora de ofrecernos sus agradecimientos llegaba el momento de tratar de volver a animar al personal, y para ello que mejor que invitarnos a formar un tumultuoso circle-pit para acompañar “10 Seconds From The End”.
Por si alguien todavía no lo había notado, tras la batería estaba sentado Olivier Beaudoin, quien imprimió máxima potencia y velocidad a su kit cuando sus compañeros atacaron otra de sus nuevas composiciones “Guillotine”, que fue recibida eufóricamente por una audiencia que se lo estaba pasando en grande, convirtiendo los aledaños del escenario en una auténtica batalla campal. El triunfal paseo militar de los canadienses no se detendría, así que con Dagenais y Barbe, recuperando su posición inicial a los lados de la batería arrancaba el devastador “As I Slither”.
En otra de sus divertidas charlas el fornido vocalista nos comentó algunos de los parabienes de nuestra gastrónoma justo antes de volver a ponerse serio e invitarnos a agitar la cabeza siguiendo la estela de “Crippled & Broken”. Muchos fueron los momentos a lo largo del show en los que los canadienses hicieron gala de estar en un exultante estado de forma, demostrando que han encontrado la fórmula perfecta para mantener la intensidad del show y la atención de sus seguidores, y la mejor prueba fue comprobar la respuesta del respetable cuando atacaron viejas favoritas como la implacable “Outsider”.
Aunque
en el repertorio de esta noche predominaron las composiciones de sus últimas
entregas, Kataklysm no quisieron dejarse en el tintero temas más antiguos como “Manipulator of Souls”, que
sonó rudo y afilado, con Iacono ejerciendo como el perfecto maestro de
ceremonias; y “In Shadows & Dust”, con la que rescataban su vertiente más
visceral y despiadada para conseguir que el respetable cayera rendido a sus
pies.
A estas alturas de la velada parecía una tarea
imposible que los canadienses consiguieran mantener el trepidante ritmo que
hasta ese momento había llevado el show, pero aunque parece increíble lo cierto
es que fue durante la recta final cuando Kataklysm quemaron todas sus naves,
haciendo retumbar los cimientos del local con una tripleta absolutamente
demoledora que arrancaba con la novedosa “… And Then I Saw Blood”, para
posteriormente hacernos capitular con las fulgurantes aceleraciones de “Like
Animals” y la rotundidad metalera de la machacona “Blood In Heaven”, que era la
escogida para poner el punto y seguido a la velada.
Sin
apenas tiempo para recuperar el aliento la banda encabezada por el carismático
frontman retornaba sobre las tablas para ofrecernos sus agradecimientos justo
antes de rematar la velada con un “At
The Edge Of The World”, que plasmaba a la perfección la comunión total entre la
banda y sus fervientes seguidores.
Una
vez más, los canadienses volvieron a cosechar una nueva victoria en su enésimo paso por la Ciudad Condal, dejando
tras de si a una audiencia noqueada. Así que no me cabe la menor duda de que su
próxima visita volverá a ser un éxito en cuanto a convocatoria. Y es que ya se
sabe cuando una banda demuestra su valía en directo el público siempre acaba
respondiendo. Y Kataklysm son un auténtico rodillo en directo.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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