Casi
dos décadas lleva Morten Veland guiando los destinos de toda una institución
dentro del metal sinfónico y gótico como son Sirenia. Tras haberse sobrepuesto
a la marcha de la vocalista catalana Ailyn en 2016, la banda incorporó como nueva
frontwoman a una de sus habituales colaboradoras,
la francesa Emmanuelle Zuldan, con quien grabaron para el que muchos de sus
seguidores es su obra más melódica “Dim
Days Of Dolor”. Dos años después el combo de Stavanger volvía al primer plano
de la actualidad metalera con la edición el pasado mes de Agosto de su novena
entrega discográfica “Arcane Astral Aeons”.
Lamentable
e injustamente, en esta ocasión la audiencia de la capital catalana no acabó de
responder al reclamo que suponía la presencia de la formación noruega. Con lo
que la descarga se acabó llevando a cabo en la sala pequeña del Razzmatazz. Un
recinto demasiado modesto si tenemos en cuenta la calidad de sus composiciones
y su longeva trayectoria. Pero, en cualquier caso, sobreponiéndose a las
circunstancias y las adversidades Morten Veland y sus muchachos acabaron
ofreciendo un buen show, tocando con la misma garra e intensidad que si
estuvieran ante un gran auditorio repleto de incondicionales.
Pero
antes de que esto sucediera tendríamos ocasión de descubrir la propuesta de dos
jóvenes formaciones como son Season Of
Tears y Paratra. Mientras que como plato
fuerte para amenizar la espera antes del desembarco de las indiscutibles
estrellas de la noche contaríamos con el concurso de una banda veterana y de probada solvencia como son sus compatriotas Triosphere, quienes liderados
por la incombustible Ida Haukland nos ofrecieron un recorrido por los momentos
más destacados de su discografía.
Cumpliendo
a raja tablas con los horarios marcados por la organización aparecían en escena
los encargados de romper el hielo en esta tarde-noche de jueves en la Ciudad
Condal, los chicos de Season Of Tears. Aunque al inicio de su presentación
apenas una veintena de personas poblaban el recinto, lo cierto es que la joven
formación gala supo aprovechar al máximo los escasos 25 minutos de que
dispusieron, desplegando un metal melódico salpicado de tintes sinfónicos, e incluso
proponiéndonos algunos pasajes claramente influenciados por el death metal.
Pese
a mostrarse como unos excelentes instrumentistas, me llamó especialmente la
atención la aportación de su vocalista
Juliette Loray, que con su registro de soprano supo dar un toque lírico
a temas como la inicial “Dark Card”. Pero no fue ella la única que se encargó de llevar la voz
cantante durante el show del combo de Rennes, ya que todos sus compañeros, a
excepción del batería, tuvieron ocasión de mostrar sus aptitudes vocales.
Especialmente inspirado estuvo el bajista Volac Coldheart que fue quien se
encargó de los registros guturales en temas como el oscuro “Desecrated”.
Aunque
a la gente le costó adentrarse en la compleja y ecléctica propuesta que nos
ofrecieron Season Of Tears, lo cierto es que el público poco a poco se fue
animando, contagiando a unos músicos que
se acabaron viniendo arriba a la hora de atacar piezas como “Restrained”, que
nos dejaba a la inicialmente tímida
Juliette totalmente poseída y entregada al headbanging. Para finiquitar su
debut en los escenarios catalanes los galos apostaron por el dinamismo y las camaleónicas
estructuras de uno de los temas más extensos de su opera prima, “Exalt”, que
les servía para despedirse acompañados de una calurosa ovación.
Si
sorpresiva fue la descarga de Season Of Tears, el descubrimiento de la noche
llegaría justo a continuación con el espectáculo musical que nos ofrecieron los
Paratra. Si ya lo se, suena extraño y hasta exótico hablar de una banda de rock
que provenga de Bombay, pero es que este dúo que componen el guitarrista Samron
Jude y el sitarista Akshat Deora nos deleitó con una propuesta que resultó ser
de lo más novedosa, ya que no suele ser habitual escuchar fusionada la potencia
de las guitarras con la elegancia y
suntuosidad de un instrumento poco habitual dentro de las culturas occidentales
como es el sitar. Además de cara a sus presentaciones en directo el dúo cuenta
también con un fantástico vocalista, Siddharth Basrur, y con el concurso del batería
Aritra.
Pese
a ser unos perfectos desconocidos para la mayoría de los presentes, lo cierto
es que desde que aparecieron en escena con “Stay With Me”, el combo indio
consiguió conectar con el publico. Primero por las excelentes aptitudes que
mostró su vocalista, y después por el torrente melódico que aportó el sitar
junto a los “panterosos” riffs en temas
como “Waves Of Time”, que nos dejaba la estampa de Basrur sentado mientras no
dejaba de agitar la cabeza tocando su sitar.
Además
por si todo esta amalgama sonora no fuera suficientemente atractiva, Paratra
también trajeron un montón de sonidos y ritmos electrónicos pregrabados, con lo
que algunas de sus composiciones como “Will Power”, sonaron de lo más modernas
y vanguardistas. En cuanto al repertorio que interpretaron estuvo muy repartido
entre el material de sus tres entregas discográficas, con lo que no quisieron
dejar apartados los ritmos más accesibles y bailables del pintoresco “Duality”,
ni los sonidos étnicos de su país en la preciosa pieza instrumental titulada
“Persia”.
Con
la gente completamente rendida con su propuesta llegaba el momento de encarar
la recta final de su presentación proponiéndonos las contagiosas melodías de
“Crazy Dreams”. Aunque quizás escuchar los discos de Paratra no resulte
especialmente atractivo, lo cierto es que los indios saben como llevar su
propuesta al directo, ofreciendo algo que resulta de lo más exótico e interesante.
Con
algo más de público en la sala y con el ambiente bastante más animado tras la
descarga de Paratra tocaba volver a centrarnos en terrenos más tradicionales
dentro de la hermandad metalera, confiando para ello en el potente heavy/power
que nos proponían los encargados de dar
continuidad a la velada, los noruegos Triosphere. Mucho tiempo ha pasado desde
que viera la luz “The Heart Of The Matter”, el último trabajo que publicaron en
2014 las huestes que lidera la vocalista y bajista Ida Haukland.
Pero
lejos de tirar la toalla y desanimarse, la banda salió dispuesta a mostrar su
experiencia y valía, apareciendo en escena con las pilas bien cargadas y
dispuesta a morder, mostrando su cara más aguerrida y agresiva durante los
compases iniciales de “My Fortress”, que espoleaba a un respetable que pese a no ser muy numeroso si que se
mostró de lo más efusivo con ellos, y más aún cuando las guitarras empezaron a
tomar velocidad para anunciarnos la llegada de ese vendaval que es “Steal Away
The Light”, con la que los noruegos dejaban claro que no han perdido su afición
por el power metal de corte tradicional.
Tras
recibir la aprobación en forma de ovación de las primeras filas, y una vez
cumplido el obligado tramite de los saludos, el guitarrista Marius Silver daba
un paso al frente para colocarse en primera línea de fuego para introducirnos
de lleno en la camaleónica “The Sphere”, que impregnaba el recinto de melodía
gracias a la luminosidad de su brillante estribillo. El momento de que todos levantáramos
los puños llegaría con el hímnico “Breathless”, que era el elegido para cerrar
este capítulo inicial basado en las composiciones de su último redondo “The
Heart Of The Matter”.
Pero
no tardaría mucho el cuarteto en volver a tomar el pulso a la velada,
ofreciéndonos un jugoso recuerdo del material de su opera prima “Onwards”,
desplegando para la ocasión el clasicismo metalero de la siempre efectiva
“Sunriser”. El contraste lo pondría la arrolladora intensidad de los
entrecortados riffs que nos flanquearon el paso hacia los senderos melódicos de
la elegante “Storyteller”.
La
primera escala en el material de su segundo largo “The Road Less Travelled”
llegó de manos del fantástico “Driven”, que nos dejaba la estampa de ambos
hachas recuperando toda la intensidad mientras Ida volvía a convertirse en la
perfecta maestra de ceremonias, invitándonos a ser participes del estribillo
del tema. Esos destellos powermetaleros
que tanto gustan a los seguidores de Triosphere volvieron a dejarse notar con
fuerza a lo largo de “As I Call”, que se convertía en la excusa perfecta para
volver a incidir sobre su obra de 2014.
Para
encarar el tramo final de su presentación los noruegos se decantaron por
ofrecernos el equilibrio entre contundencia y melodía contenido en el primerizo
“Trinity”, con Ida subiendo sus tonos vocales para conceder al corte una
ambientación épica. Respaldada sobre unas guitarras más potentes, rotundas y
machaconas sonó “Marionette”. Mientras que para la despedida definitiva el
cuarteto noruego ser reservó dos piezas
de su último redondo como son el despiadado “Repentless” y “The Heart´s Dominion”.
En
definitiva, que Triosphere estuvieron a la altura de lo que se esperaba de
ellos, ofreciéndonos un show potente, sólido, y convincente. Así que ahora
esperemos que no tarden en pasarse por el estudio para grabar la continuación
de “The Heart Of The Matter”, ya que la
espera se está prolongando demasiado.
Tras
haber asistido a una previa tan larga como entretenida, en la que pudimos
disfrutar de propuestas de lo más dispares y variadas entre sí, por fin llegaba
el momento que todos estábamos esperando, el momento de que las huestes que lidera
el incombustible Morten Veland pusieran
el punto y final a su larga ausencia de los escenarios catalanes.
Evidentemente, teniendo en cuenta las dimensiones del escenario del Razzmatazz
3, la puesta en escena fue de lo más sobria, sin ningún elemento decorativo de
atrezzo, ya que los músicos apenas cabían sobre el escenario.
En cuando al sonido, pese a ser correcto en líneas generales, lo cierto es que hubo momentos puntuales en los que todo sonó demasiado embarullado, con lo que algunos temas sonaron algo confusos y faltos de brillo. En lo referente al repertorio, debo admitir que no me sorprendió que su columna vertebral estuviera conformada por las composiciones que han facturado en la presente década, -haciendo especial hincapié en sus dos últimas entregas-, y reservándose para el tramo final algunas de sus imprescindibles favoritas.
Pese
a que los cambios de alineación han sido una constante a lo largo de la carrera
de Sirenia, la personalidad de la banda que capitanea Morten Veland se ha mantenido intacta a lo
largo de los años, y sus seguidores aunque no muy numerosos en la Ciudad Condal
supieron reconocérselo al ahora bajista tributándole una cálida bienvenida
mientras a través del P.A. atronaba la introducción. Embutida en un brillante abrigo negro y elevando los cuernos al aire aparecía
en escena Emmanuelle Zoldan para rápidamente ponerse manos a la obra y
embarcarnos en el tema más extenso de su último redondo “In Styx Embrace”. No
tuvo muchos problemas la vocalista francesa para ganarse el beneplácito del
respetable, y más cuando a las primeras de cambio dio buena muestra de su
calidad vocal al atacar piezas como “Dim Days Of Dolor”.
No
abandonarían el material de su anterior entrega publicada hace un par de años,
ya que acto seguido llegaba el momento de que los noruegos desplegaran su faceta
más grandilocuente y majestuosa durante
“Goddess Of The Sea”, que era la elegida para que Jan Erik Soltvedt nos
ofreciera una primera muestra de sus habilidades técnicas. Ejerciendo como
portavoz de la banda, Veland fue quien se encargó de presentarnos uno de los temas más marchosos y directos de
“Arcane Astral Aeons”, “Queens Of Lies”, que servía para animar al personal con
sus rotundos increscendos y sus
constantes variaciones vocales.
Zoldan
aprovechó para desaparecer de escena y tomarse un merecido respiro durante los
compases iniciales de “Elixir”, que nos dejaba a Nils Courbaron encargándose de las líneas
vocales, lo que provocó que el nivel de intensidad decreciera notablemente
hasta que la vocalista gala regresó a escena para finiquitar el tema. El
retorno sobre sus nuevas composiciones estuvo marcado por un “Asphyxia”, que
funcionó muy bien en directo, logrando que gran parte de los presentes se
animara a acompañar su desarrollo con palmas. Una vez más, volvería a ser el
líder de la formación noruega el encargado de ejercer como anfitrión de la
velada para presentarnos “Treasure n´
Treason”, que con esos sobrecogedores teclados pregrabados servía para que la
banda volviera a incidir en su faceta más melancólica.
Por
si a estas alturas de la velada alguien todavía dudaba de la valía de
Emmanuelle Zoldan, las ambientaciones
más bucólicas y relajadas de la deliciosa “Winter Land”, sirvieron para coronar
a la vocalista gala como una de las indiscutibles triunfadoras de la velada.
Para cerrar el capítulo dedicado a “Arcane Astral Aeons”, Veland y sus secuaces
optaron por el magnificente sinfonismo
de “Into The Night”, provocando que la gente nuevamente volviera a venirse
arriba. Las guitarras de Soltvedt y Courbaron volverían a recobrar toda su
potencia e intensidad para guiarnos a través de la intrigante “Ashes To Ashes”.
Anticipándose
al irremediable desenlace de la velada, Veland nos anunció que tan sólo les
quedaban por interpretar un par de temas antes de dar el show por finalizado.
Así que para encarar esta recta final los noruegos nos propusieron una doble
ración de “Nine Destinies And A Downfall”, dando buena cuenta de “My Mind´s Eye”, para posteriormente
dejarnos llevar por las envolventes melodías de “The Other Side”.
No
tardarían en regresar sobre las tablas para que Zoldan volviera a deleitarnos
con una nueva muestra de virtuosismo y
elegancia vocal en “The Path To Dacay”. Mientras que el colofón definitivo para
la velada llegó con el único guiño que se permitieron a su ya lejano debut “At
Sixes And Sevens”, del que rescataron “Sister Nightfall”.Recapitulando todo lo
que dio de si la descarga de Sirenia no puede decirse que los noruegos
ofrecieran un mal concierto. Pero debo admitir que me quedé con la agridulce
sensación de que Veland y sus muchachos no acabaron de conectar con una audiencia que hacia mucho tiempo que aguardaba su
retorno a los escenarios de la capital catalana.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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