Dos
años han invertido Omnium Gatherum en completar la continuación de “Grey
Heavens”, y lo cierto es que parece que la espera ha merecido la pena, ya que
con “The Burning Cold” la formación de Karhula ha facturado su obra más
compleja, ambiciosa y madura, llevando su death metal melódico un paso más allá
para sonar ahora más grandilocuentes, épicos y ambientales, concediendo una
mayor preponderancia a esos pasajes de
corte progresivo que ya venían perfilando en sus anteriores entregas.
El
enclave escogido para el desembarco de los finlandeses en la capital catalana
fue la Sala Bóveda del barrio del Poble Nou, y como compañeros de viaje Markus
Vanhala y sus muchachos contarían con el
apoyo de sus compatriotas Wolfheart, quienes aprovecharon la ocasión para repasar
algunas de las composiciones de su
última entrega discográfica “Constellation Of The Black Light”, que ponían en
circulación a finales del pasado mes de Septiembre. Pero antes de que ambas
formaciones se batieran el cobre sobre las tablas tendríamos ocasión de presenciar la descarga
de unos viejos conocidos de la audiencia barcelonesa: Nothgard.
Como
comentaba, no era esta la primera ocasión en que nos visitaba la formación que
capitanea un Dom R. Crey al que se vio muy metido en su papel de frontman y
líder indiscutible de los germanos, tal y como dejó patente desde que la
grandilocuente introducción “Voyage To Decay”, nos flanqueó el paso hacia la rotunda
velocidad y las melodías dobladas de “Malady
X”.
Curiosamente
el combo de Deggendorf fue el que llevó un montaje escénico más completo, con
un par de torres de luces y unas
columnas de humo centrales que aparecieron en diferentes ocasiones a lo largo del
show. Aunque como era previsible su flamante nueva entrega gozó de un
protagonismo destacado, el cuarteto no se quiso dejarse en el tintero las ambientaciones de esencia folk
contenidas en “Age Of Pandora”, que se
saldaba con banda y público alzando los puños al aire.
Pese
a que durante los primeros compases del show la audiencia se mostró un tanto
fría, afortunadamente poco a poco la cosa se fue animando, y más aún cuando Dom
R. Crey nos invitó a acercarnos un poquito más al escenario durante los prolegómenos
de “Epitaph”. Con los alemanes cada vez más cómodos sobre las tablas llegaba el
momento de encarar la recta final de su presentación apostando por los
corrosivos riffs de “Guardians Of
Sanity”, y ese descomunal rodillo sonoro que es la imponente “The Sinner´s
Sake”.
El
capítulo definitivo para la descarga de unos Nothgard que gustaron y
convencieron a su paso por la Ciudad Condal estuvo reservado para el despliegue
épico que nos propusieron a lo largo del majestuoso “Fall Of An Empire”.
No
tardaron mucho en aparecer sobre las tablas de una sala Bóveda que a estas
alturas de la noche presentaba ya un ambiente de lo más animado las huestes que
capitanea con mano firme Tuomas Saukkonen. Y es que durante los últimos años la
fama y la reputación como banda de directo de Wolfheart no ha dejado de crecer
como la espuma, y con su último lanzamiento “Constellation Of The Black Light”
parecen dispuestos a consolidarse como uno de los nuevos valores dentro de la
escena del death metal melódico en el Viejo Continente.
Con
una sobria y cuidada escenografía el combo finlandés colocó sendas pancartas
laterales dando al escenario la apariencia de un oscuro y sombrío bosque, un
enclave perfecto desde el que el cuarteto de Lahti expandió sin ninguna clase de miramientos la
frialdad melódica del novedoso “Everlasting Fall”, consiguiendo establecer
desde el mismo arranque una estrecha conexión con sus seguidores que se mantuvo
a lo largo de todo el show. Para ello
resultó clave el concurso del propio Tuomas atacando sus líneas vocales con esa
rotunda voracidad que se ha convertido en una de sus señas de identidad, pero
sobretodo por el concurso del incansable bajista Lauri Silvonen.
A
diferencia de lo que sucediera con los encargados de abrir la velada, los alemanes
Nothgard, el respetable se mostró bastante más involucrado con la descarga del
combo finlandés. Y la mejor prueba fue ver a gran parte del auditorio acompañar
con palmas el arranque de “Aeon Of Cold”, que era la elegida para desplegar
toda su intensidad mientras sus infecciosas melodías se clavaban en nuestra
cabeza como si fueran una desquiciante maldición. Más atrás en el tiempo,
concretamente hasta los tiempos de su prometedor debut “Winterborn” nos condujo
“Strength And Valor”, para adentrarnos en parámetros más tortuosos y envolventes.
Me
sorprendió que a lo largo del show no fue Tuomas quien se encargó de dirigirse
al respetable durante las
presentaciones, delegando esta función sobre el bajista Lauri Silvonen, que fue
quien ejerció como maestro de
ceremonias, encaminando nuestros pasos hacia los tétricos pasajes de “Zero
Gravity”, que fue recibida con algarabía por unos seguidores que no dejaron de
animar. La segunda mirada sobre el material del álbum que publicaron a finales
de este mismo verano estuvo reservada para el single “Breakwater”, que nos
dejaba esa infranqueable pared sonora que crearon los teclados pregrabados y la
rotundidad de unas guitarras que sonaron absolutamente devastadoras.
La
escogida para adentrarnos en la tramo final de su presentación fue otra de las
nuevas, “The Saw”, con la que sacaban partido a su faceta más intimista e
introspectiva. Mientras que para poner el cierre definitivo a una descarga que
apenas superó los 45 minutos optaron por la imprescindible “The Hunt”, que dejaba
patente la perfecta sintonía con sus seguidores para rubricar el triunfo incontestable de una
banda que esperemos no tarde en regresar liderando su propio espectáculo.
A
pesar de la calidad y la acreditada solvencia en vivo de las tres bandas que
conformaban el atractivo cartel de esta noche de jueves en la Ciudad Condal, no
creo que nadie pudiera discutir el merecido papel de headliners del que gozaron
esta noche los chicos de Omnium
Gatherum. Con más de dos décadas a sus espaldas la trayectoria de la formación
que capitanea el guitarrista Markus Vanhala ha sido constante y segura, haciéndose
un hueco entre los seguidores del género
para acabar consiguiendo una sólida base de incondicionales, tal y como lo
atestiguó la notable entrada que acabó registrando la sala Bóveda.
Evidentemente
no lo iba a tener nada fácil el combo de Karhula tras la soberbia presentación
que nos acababan de brindar sus compatriotas Wolfheart. Pero si hay algo que
les sobra a los finlandeses es calidad, tablas, y actitud. Quizás el único
lunar de su show fue un sonido demasiado enmarañado y opaco, que nos impidió disfrutar de todos
los detalles y arreglos que hacen que su propuesta sea tan personal y
reconocible. Tal vez si el volumen hubiera estado un poco más bajo, y los
graves un poco más compensados, hubiéramos podido disfrutar de la magnificencia
sonora del sexteto en todo su esplendor.
Pero
dejando a un lado estas apreciaciones,
lo cierto es que Omnium Gatherum fueron recibidos con verdadero entusiasmo por
unos seguidores que se dejaron arrastrar por su torrente melódico desde que
empezaron a sonar los envolventes teclados que marcan la pieza que sirve como
introducción para su último redondo “The
Burning”. Absolutamente desatado no tardaría en aparecer en escena Jukka
Pelkonen para rápidamente ponerse al frente de sus compañeros e intentar que la
gente se convirtiera en parte activa del show, invitándonos efusivamente a
participar en “Gods Go First”.
Pese
a la excelente predisposición de banda y público, lo cierto es que el
deficiente sonido no acababa de mejorar, y eso se notó muy especialmente cuando
el sexteto atacó temas más oscuros y rotundos, en los que las guitarras fueron
las encargadas de llevar el peso rítmico, tal y como sucedió a lo largo de “Ego”, que era la elegida para proponernos una
primera escala en “New World Shadows”. Acto seguido llegaría el momento del
primero de los dos recuerdos que se permitieron a su anterior “Grey Heavens”,
de manos del enrevesado “Frontiers”, que fue recibido con reverencial devoción
por parte de una entregada audiencia que
no vaciló a la hora de alzar los puños al aire para corear su brutal
estribillo.
Viendo
el planteamiento que la banda estaba
dando al show resultaba evidente que los finlandeses tienen muchas esperanzas
depositadas en “The Burning Cold”, ya que durante el show tuvimos ocasión de
escuchar hasta seis nuevas composiciones. De entre las que mejor funcionaron en
directo sin duda me quedaría con el camaleónico dinamismo de “Be The Sky”, un
corte que plasma a la perfección la constante evolución de una banda que parece
no tener miedo a dar una vuelta de tuerca a su sonido y seguir ampliando
horizontes de cara al futuro, aunque sin renunciar por ello a esa personalidad
inminentemente death metalera que destilan cortes como el visceral “Refining
Fire”.
Un
nuevo golpe de timón sirvió como excusa para volver a visitar el material de su
quinta entrega “New World Shadows”, dejando que las inquietantes línea de bajo
de Pyry Hanski fueran las encargadas de flanquearnos el paso hacia las ambientaciones más oscuras y pesadumbrosas de “Deep Cold”.
Como si fueran una unidad, los seis miembros de Omnium Gatherum se mostraron
durante todo el show como un equipo sólido y compacto, mostrando su mejor
versión al atacar cortes como “The Sonic Sign”.
Con
su característico acento Jukka Pelkonen nos espetó, como ya hiciera en varias ocasiones a lo largo de la noche,
su particular “Muchas Grrrrrracias” justo antes de volver a incidir en sus
nuevas composiciones para dejar que fuera “Over The Battlefield” la encargada
de proporcionarnos sólidos argumentos junto a la brutal pegada de Tuomo Latvala
para agitar frenéticamente la cabeza. Pese a que como comentaba anteriormente,
el sonido no acabó de acompañar a lo largo del show, lo cierto es que esto no
pareció importar a unas primeras filas que se entregaron al máximo siguiendo
las indicaciones de Jukka durante “The Unknowing”, que servía para que todos
volviéramos a elevar los puños al aire antes del duelo final que protagonizaron
Koto y Vanhala.
La
última muestra de “The Burning Cold” estuvo reservada para los tempos marcados y
melódicos de esa gema que está llamada a convertirse en una de las
imprescindibles en todas sus descargas y que lleva por título “The Fearless
Enity”. “Nail”, una de las piezas más antiguas que interpretaron esta noche,
fue la elegida para encarar una recta final que se vio culminada con la sublime
“Skyline”, que nos dejaba la estampa de todo el mundo botando incansablemente
siguiendo las indicaciones de Jukka.
No tardaron
mucho los finlandeses en regresar sobre las tablas para dar el pistoletazo de
salida a los bises con la instrumental “Luoto”. Mientras que para rematar la
velada volvería a ingresar sobre el escenario su carismático frontman para liderar
la última andanada de la noche “New Dynamic”, tras la que los finlandeses se
retiraban definitivamente acompañados de una rotunda ovación. Sin duda Omnium
Gatherum demostraron que son una fantástica banda en directo, aunque
personalmente debo admitir que disfrutaron de un sonido que no les acabó de
hacer justicia. Seguramente con un sonido más nítido y matizado su triunfo
hubiera sido incontestable. Esperemos que la próxima vez tengan más suerte.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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