Para
los que no tuvimos la fortuna de salir
fuera en este macropuente de principios del mes de diciembre la agenda de conciertos en la Ciudad Condal se
presentaba repleta de citas que resultaban ineludibles para cualquier seguidor
del hard & heavy que se precie. La primera de ellas tuvo lugar en la Sala
Salamandra donde The Dead Daisies regresaban a los escenarios catalanes para
deleitarnos con una sesión del mejor hard rock. Poco importa que la banda que
aglutina a su alrededor el guitarrista australiano David Lowy tenga apenas un
lustro de vida, ya que viendo la nómina de músicos que la conforman queda claro
que The Dead Daisies están llamados a convertirse en uno de los nombres de
referencia dentro de la escena roquera internacional.
Tras
haber llamado la atención del personal con su actuación en la pasada edición del Rock Fest, el
quinteto regresaba a Barcelona para presentar en sociedad las composiciones de
su cuarta entrega discográfica “Burn It Down”. Para acompañarles esta noche The
Dead Daisies contaron con el concurso de Catstrike. Con la gente todavía
accediendo al recinto aparecía en escena el combo madrileño para ofrecernos un
exhaustivo repaso a los mejores momentos de su EP homónimo. No sé si fue por el
ambiente un tanto frío que se respiraba a primera hora de la tarde en la sala,
pero lo cierto es que me dio la sensación de que Catstrike no acabaron de encontrarse
cómodos sobre el escenario, con lo que les costó conectar con un público que se
mostró bastante apático con ellos.
Otro
detalle que me llamó la atención fue que pese a que sus temas no sonaron mal,
si que lo hicieron a un volumen bastante bajo. Así que si uno no estaba ubicado
en las primeras filas costaba seguir el desarrollo del show. Tampoco ayudó esa
actitud un tanto timorata de unos
músicos a los que les faltó algo de garra y descaro, -especialmente a su guitarrista y
vocalista Lex Morgan-, cuando atacaron
temas como “Homeless Dog” y “Come Back””.
Lo
dicho, ignoro si fue a causa de un
sonido flojo y embarullado, -que nos les acabó de hacer justicia-, o por su
falta de intensidad, pero lo cierto es que los madrileños no tuvieron su noche.
Quizás uno de los pocos momentos en los que consiguieron captar la atención del
respetable fue a la hora de interpretar algunas de las versiones que nos
regalaron. De entre ellas me quedaría con el “War Machine” de Kiss, que como no
podía ser de otra forma cantó su bajista Rick Novis, y ya que en la recta final del show el mítico “Free Bird” de Lynyrd
Skynyrd.
Una
vez concluida la descarga de Catstrike,
y tras una pequeña pausa que sirvió para que los “pipas” dieran los últimos
retoques al escenario, todo parecía dispuesto para albergar la descarga de ese
vendaval sonoro que son The Dead Daisies. Aparecieron sobre las tablas de un
Salamandra que acabó registrando una muy buena entrada dispuestos a arrollar
con todo a su paso. Y es que resulta
imposible no mirar los músicos que
componen la banda y pensar la cantidad de kilómetros que deben acumular a sus
espaldas. Aunque viéndoles en acción
resulta evidente que no han perdido el hambre, la garra, y las ganas de convertir
cada escenario que pisan en una auténtica fiesta roquera.
Sin
duda su mencionada última visita dentro del marco del Rock Fest fue un
excelente escaparate para ellos, y eso se notó en la afluencia de un público
que se mostró entregado con ellos desde que empezaron a resonar a través del
P.A. los acordes iniciales de la primera versión de la noche “Midnight Moses”
de The Sensational Alex Harvey Band, que nos dejaba con la primera exhibición
de un Doug Aldrich por el que parece que no pasan los años. Sin dejar que los
instrumentos dejaran de rugir, Marco Mendoza se encaramó sobre la tarima donde
reposaba la batería de Deen Castronovo para entre ambos dar el pistoletazo de
salida a “Evil”, que nos dejaba la estampa de un Corabi imperial, que no paró
de animar al personal mientras derrochaba feeling e intensidad por todos los
poros de su cuerpo.
Parecía
que The Dead Daisies habían aterrizado con las pilas bien cargadas, y con
muchas ganas de rockear. De modo que sin concedernos ni un segundo de tregua le
tocaba el turno a una de sus composiciones más populares “Make Some Noise”, que
fue la escogida por el vocalista de Filadelfia para mostrarnos que no ha
perdido ni un ápice de sus extraordinarias facultades como frontman. “Rise Up”,
acabó siendo la excusa perfecta para que todo el personal se pusiera a botar
intensamente mientras Mendoza se sumaba a su potente estribillo con su micro
inalámbrico de aureola.
Tras
protagonizar un arranque explosivo, en el
que el quinteto dejó patente que está en un excelente estado de forma, era un
buen momento para que el carismático Corabi se dirigiera por primera vez al
personal para ejercer como anfitrión e
invitarnos a la fiesta que se desató durante “Dead And Gone”. Y es que un concierto de The
Dead Daisies es como una lección magistral de hard rock de manos de un
fantástico gabinete de profesores. Así que tampoco se olvidaron de los efluvios southern que destiló “What Goes Around”, ni de
sacar partido a su vena más macarra durante el aplastante “Resurrected”, que se saldaba con el vocalista
elevando al aire su pie de micro mientras el tándem Lowy/Aldrich se encargaba de
ocupar el centro del escenario.
Precisamente
fue durante los siguientes minutos cuando el guitarrista de Los Ángeles volvió
a demostrarnos algunas de sus habilidades solistas. Acto seguido se le sumaron
el resto de sus compañeros para hacer que el hímnico “Last Time I Saw The Sun”
se acabara convirtiendo en uno de los momentos culminantes de esta primera
mitad del show, con un Corabi absolutamente desatado, agitando frenéticamente
sus maracas sin dejar de danzar como si estuviera poseído. Con la banda al
completo copando la parte frontal de escenario para animar al respetable arrancaba el imprescindible “Join Together” de
The Who, que servía para que nuevamente Corabi y sus muchachos pusieran a
prueba nuestras gargantas.
Transcurridos
unos segundos en los que el escenario permaneció sumido en la más absoluta
penumbra, la banda al completo reaparecía sentada y armada con instrumentos acústicos. Viendo semejante
panorama estaba claro que lo que vendría a continuación sería un pequeño unplugged
en el que repasarían temas como “Set Me
Free”, el icónico hit de Rod Stewart
“Maggie May”, que cantó magistralmente
Deen Castronovo, para poner el colofón con el mítico “Let It Be” de The
Beatles.
Fue
un impase delicioso, en el que pudimos cantar y aprovechar para recuperar el aliento. Pero la calma no duraría
mucho, ya que acto seguido la electricidad, la caña y, en definitiva, la fiesta
volvería a apoderarse del personal con el incendiario arranque de “Burn It Down”. El ambiente siguió caldeándose
cuando el quinteto se embarcó en la
marchosa “All The Same”, que nos dejaba al vocalista nuevamente agitando sus
maracas. Acto seguido llegó el momento de que Aldrich nos ofreciera una buena
muestra de su dominio del talk-box a lo
largo de “With You And I”.
Una
vez más The Dead Daisies volverían a emplearse a fondo en su faceta de banda de
versiones ofreciéndonos un jugoso y divertido medley que incluyó pasajes de himnos imprescindibles de la historia del
rock: “Highway To Hell”, “School´s Out”, “Long Live Rock N´Roll” y “It´s Only
Rock N´Roll (But I Like It)”, con la que la banda dejaba fiel testimonio de
algunas de sus influencias. La vuelta sobre sus propias composiciones estuvo
reservada para “Leave Me Alone”, aunque rápidamente volverían a deleitarnos con
un nuevo guiño a sus Satánicas Majestades con “Bitch”.
Acompañados
de los cánticos del respetable el tándem Corabi/Aldrich volvería a ocupar el
centro del escenario para adentrarnos en una recta final que estuvo marcada por
“Song And A Prayer”, la desenfrenada “Long Way To Go”, y uno de los temas más
versioneados de la historia del rock n´ roll: “Helter Skelter”, el tema que los
Cuatro de Liverpool incluyeron en su mítico álbum blanco. Tanto los músicos
como sus seguidores tenían todavía más ganas de fiesta y rock n´ roll, así que
la banda puso toda la carne en el asador para lograr que “Mexico” se
convirtiera en el preámbulo perfecto para el alocado fin de fiesta que nos
propusieron con el clásico de Deep
Purple “Highway Star”.
En definitiva que The Dead Daisies nos brindaron
una fantástica velada, mostrándose como una banda sólida y compacta, en la que
los egos personales quedan aparcados a
un lado para conformar una “entidad” que
tiene como objetivo tocar música que
sirva como banda sonora para cualquier escarceo nocturno.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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