Viendo algunos de los nombres que conforman el line-up de The Night Flight
Orchestra, uno podría pensar que nos encontramos ante un proyecto donde varios
músicos importantes de la escena del metal europeo han unido fuerzas para sacar
a la luz algunas de las composiciones
que por diferentes motivos no tienen cabida en sus respectivas bandas. Pero no,
lo que encierra la colorista y heterogénea propuesta de la alineación que
capitanea el vocalista de Soilwork BJörn “Speed” Strid es algo que poco tiene
que ver con las vertientes más potentes y agresivas del género, ya que sus
composiciones están orientadas hacia los
parámetros clásicos del hard rock, aunque sin dejar de lado algunos exquisitos
toques de magia bluesera, la elegancia propia del soul, e incluso una gotitas
de marchoso funk.
Para
su primera incursión en tierras catalanas el combo sueco aterrizaba en la sala
Bóveda de la Ciudad Condal consiguiendo congregar a un nutrido grupo de
seguidores que no quisieron perderse la presentación en vivo de su cuarta entrega discográfica “Sometimes
The World Ain´t Enough”. Además para caldear el ambiente antes de que los de
Helsingborg se adueñaran del escenario contaríamos con el concurso de los
belgas Black Mirrors, quienes repetían en nuestros escenarios tras
su reciente visita abriendo para los
islandeses The Vintage Caravan.
Pese
a que como comentaba anteriormente, la formación de Bruselas nos visitó hace
tan solo unas semanas, un servidor no había tenido ocasión de verles en
directo. Así que no sabía que podía depararme su presentación. Afortunadamente
las dudas no tardaron en disiparse, ya que a las primeras de cambio, y a modo
de introducción, su vocalista Marcella Di Troia inundó el local con su potente
registro. Lo que vino a continuación fue una rotunda sesión de hard rock
salpicado de toques retro, de manos de una banda joven, dinámica y muy marchosa,
que dejó muy buenas sensaciones a la hora de atacar piezas de su primer largo como “Shoes For
Booze” y “Günther Kimmich”.
Aunque
durante los primeros compases de su actuación me dio la sensación de que todo
iba a girar en torno a la figura de su vocalista, -quien por cierto me recordó
en algunos momentos por actitud y puesta en escena a Elin Larsson de Blues
Pills-; lo cierto es que a medida que fue avanzando el show fue ganando
protagonismo la figura del guitarrista Pierre Lateur, dejando unas buenas pinceladas
de técnica y feeling a la hora de encarar
las partes solistas de su segundo sencillo
“Look Into The Black Mirror” y “Moonstone”.
Pero
sin duda cuando el cuarteto mostró sus mejores armas fue a la hora de encarar
la recta final del show, sorprendiendo a los que todavía no les conocíamos con
la rotundidad que destilaron en temas como
“Lay My Burden Down”. Antes de
abandonar definitivamente el escenario Black Mirrors todavía tuvieron ocasión de ofrecernos un nuevo alarde de clasicismo
roquero con su particular adaptación del
“Kick Out The Jam” de los míticos MC5. Mientras que la rúbrica definitiva
corrió por cuenta de la incendiaria “Burning Warriors”, que nos dejaba la estampa
de Marcella bailando y contorsionándose
espasmódicamente por el escenario.
No
suele ser habitual ver a cuatro o cinco “pipas” enfrascados en dar los últimos retoques al montaje
escénico en los conciertos que se celebran en la sala Bóveda. Pero,
precisamente, esa podríamos decir que fue la característica de esta pintoresca
noche de martes, ya que The Night Flight Orchestra no son una banda más dentro
del circuito europeo del hard rock. Esta era su primera visita a nuestro país,
y lo cierto es que acabó saldándose con el indiscutible triunfo de una banda
que nos hizo viajar en el tiempo para
hacernos bailar, cantar, y, en
definitiva, pasar un rato de lo más entretenido y agradable.
La
principal incógnita antes de iniciarse el show giraba en torno a si los suecos
serían capaces de llevar al directo toda la parafernalia sonora que se escucha
en sus obras de estudio. Y la verdad es
que lo consiguieron. Así que además de lo que podríamos denominar núcleo básico
de una banda de rock contaron con dos músicos de refuerzo y dos coristas que no dejaron de bailar en
todas las canciones, y de saludar aristocráticamente entre tema y tema.
Pero
no fueron Anna-Mia Bonde y Anna Brygärd las únicas que llamaron la atención del
personal con sus ceñidos vestidos blancos, ya que la sección rítmica que
conformaron el grandullón Sharlee
D´Angelo al bajo y el batería Jonas Källsbäck también salió de riguroso blanco.
En cambio el guitarrista David Andersson optó por un discreto traje de color
oscuro. Mención especial merecen las impagables camisas hawaianas que lucieron
el resto de miembros de la banda. Mientras que Björn optó por un llamativo
traje y gorra, acercando más su imagen a la de un soulman que a la de un
cantante de rock.
Ante
semejante panorama The Night Flight Orchestra no tardaron mucho en desplegar
toda su elegancia melódica para dar el pistoletazo de salida a la velada con la
pieza que presta título a su más reciente entrega discográfica “Sometimes The
World Ain´t Enough”, que nos dejaba a ambas coristas respaldando a Björn a la
hora de encarar las notas más altas. Tras el primer tema de la noche no hubo
tiempo para parones ni protocolarios saludos, ya que la banda salió dispuesta a
darlo todo. Así que contagiados por el buen rollo que emanaba del escenario
todos nos pusimos a dar palmas para acompañar el arranque de “Living For The
Nighttime”.
He
de admitir que no sé hasta que punto los suecos son una banda real, o tienen un
cierto toque de parodia, aunque hecho con buen gusto y apoyado sobre una
calidad musical incontestable. Pero, lo cierto, es que resulta cuando menos
curioso ver a una fiera desatada en directo como Björn metido en el papel de
vocalista melódico en temas como “Speedwagon”. A lo largo del repertorio de
esta noche la banda concedió un protagonismo destacado a sus dos últimas
entregas discográficas, con lo que el primer recuerdo a su anterior “Amber
Galactic”, no tardaría en llegar de manos del pegadizo “Midnight Flyer”, que
levantaba el ánimo del respetable.
La
fiesta no había hecho más que empezar, así que los sintetizadores se dejaron
notar con fuerza durante los pasajes más
accesibles y comerciales de “Turn To Miami”, que nos hacía esbozar una sonrisa
con esos simpáticos guiños a la música
disco de los ochenta. El cambio de registro se materializó cuando la batería
sonó ruda y compacta para hacer que nuevamente la garra roquera volviera a
brillar intensamente durante “Star Of
Rio”.
Con
banda y público en perfecta sintonía la sala al completo seguiría moviendo las
caderas mientras acompañaba con palmas los pasajes centrales de “Gemini”. No
abandonarían el material de “Amber Galactic”, ya que la elegida para
adentrarnos en las sonoridades más propias del A.O.R. fue “Something
Mysterious”. Aunque no ha sido una de las fijas en el repertorio de este tour,
en su cita en la Ciudad Condal los suecos no podían dejar de lado el tema “Barcelona”, que les servía para
poner el recinto patas arriba, para acto seguido adentrarnos en los aromas
funkys del marchoso “Paralyzed”, que se saldaba con ambas cantantes ofreciendo
una copa al “esforzado” Björn.
Acompañados
de los cánticos de un respetable que se lo estaba pasando en grande era un buen
momento para ofrecernos un poco de sofisticada
melodía de manos de “Can´t Be That Bad”. Para poner el punto y seguido a
la velada The Night Flight Orchestra optaron por repescar “1998”, de su ópera
prima “Internal Affairs”. No tardarían mucho en volver a pisar el escenario
para poner el colofón definitivo a la velada. El primer disparo que nos tenían
preparado llegó con ese fantástico guiño a Purple que es “This Time”. Mientras que la elegida para
desplegar su faceta más intimista y
romántica fue “Lovers In The Rain”.
La
euforia de un público que pidió
insistentemente el tema “Josephine” hizo que la banda cambiara sus planes y
acabara tocando el tema para provocar el deleite de sus incondicionales. El
colofón definitivo para esta intensa y divertida velada correría por cuenta de
“West Ruth Ave”. Lo dicho, The Night Flight Orchestra demostraron que no son
una banda al uso. Su amor por la buena música, prescindiendo de cualquier tipo
de etiqueta, resulta incuestionable. Y lo mejor es que tienen un directo sólido,
potente y convincente. En definitiva que su nombre es sinónimo de diversión y
buen rollo.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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