A lo largo de las últimas cuatro décadas el universo metálico esta plagado de bandas que han intentado crecer, madurar, evolucionar…, en definitiva de llevar su música a un público cada vez más mayoritario, convirtiéndose en muchas ocasiones en el blanco de las airadas críticas de los que fueron sus primeros seguidores. Formados a principios de los noventa por un jovencísimo Adam Michal Darski, más conocido posteriormente como Nergal, Behemoth han ido cimentando su exitosa carrera paso a paso. El primer gran reto para empezar a salir del underground llegaría al final de la década de los noventa con una obra como “Satanica”, y desde ese momento la popularidad y el prestigio de los polacos no ha dejado de crecer, alcanzando su cenit con su anterior “The Satanist”(2014) y su más reciente entrega “I Loved You At Your Darkest”(2018).
Pese a ser los encargados de abrir la velada la descarga de la formación que capitanean los hermanos Weaver había despertado bastante expectación entre los más entendidos de la escena extrema, ya que no son una banda que se deje ver asiduamente por los escenarios de la capital catalana. De modo que cuando aparecieron en escena había ya una nutrida representación de seguidores dando colorido y ambiente al local.
Debo admitir que tenía mis reservas sobre si el combo de Olympia conseguiría llevar al directo su brutal pared sonora, y sus atmosféricas y etéreas ambientaciones. Y lo cierto es que pese a que no disfrutaron del mejor sonido, -con unos graves excesivamente saturados-, ese voraz triple ataque de guitarras que contó con el colchón melódico de los teclados acabó convenciendo a un servidor y a muchos de los presentes. No dispusieron de mucho tiempo, apenas treinta minutos, pero no me cabe la menor duda de que los americanos acabaron dejando satisfechos a todos los que acudieron a presenciar su descarga.
En cuanto al repertorio, lo cierto es que debido a la holgada extensión de sus composiciones, -y a las interminables introducciones-, apenas consiguieron completar tres temas, todos ellos pertenecientes a su última entrega discográfica “Thrice Woven”. Me gustó mucho la amplitud de registros y la variedad que plasmaron en sus extensas composiciones, alternando humeantes y corrosivos desarrollos con ambientaciones oscuras y misteriosas, logrando crear la asfixiante densidad que desplegaron a lo largo de “Angrboda”.
Con el escenario prácticamente a oscuras, -y con un intenso olor a incienso apoderándose del recinto-, el combo americano apenas interactuó con los integrantes de las primeras filas, limitándose a agitar frenéticamente la cabeza durante los desarrollos más potentes y poderosos de “The Old Ones Are With Us”, para luego conducirnos a través de las cambiantes y tortuosas sonoridades de “Born From The Serpent´s Eye”, con la que se despedían colmando las expectativas de unos seguidores a los que seguro no les hubiera importado que tocaran un par de temas más.
La noche no había hecho más que comenzar, pero sin duda éramos muchos los que aguardábamos impacientes la llegada del primer plato fuerte de la noche: la descarga de At The Gates. Cuatro largos años ha tardado la formación sueca en publicar la continuación de “At War With Reality”, pero la espera ha merecido la pena, ya que en “To Drink From The Night Itself”, el incombustible Tomas Lindberg y sus secuaces han incluido todos los clichés que les convirtieron en uno de los indiscutibles pioneros de lo que se acabó denominando sonido Göteborg.
Aunque no eran las estrellas de la noche At The Gates aparecieron en escena dispuestos a tirar de galones y con la clara intención de tratar de robarles parte del protagonismo a los propios Behemoth. Así que desde que empezó a retumbar a través del P.A. la introducción de su último redondo “Der Widerstand” y el quinteto tomó posiciones para abrir fuego de forma expeditiva con la propia “To Drink From The Night Itself”, los aledaños del escenario se convirtieron en un campo de batalla, con la gente danzando alocadamente mientras el incombustible Lindberg, ataviado con su inseparable gorra, se inclinaba hacia delante para incitar al personal a que no parara de animar.
Lamentablemente el sonido no acabó de acompañar durante estos primeros compases del show, con unas guitarras que sonaron algo planas y faltas de pegada, algo que acabó propiciando que trallazos imprescindibles como “Slaughter Of The Soul” no acabaran de provocar entre el público la repercusión que todos esperábamos. Afortunadamente el sonido fue mejorando a medida que avanzó el show. Otro detalle que me llamó la atención fue el discreto juego de luces con el que contaron los suecos, limitándose a unas discretas luces blancas mientras nos proponían un primer guiño al álbum que significó su retorno discográfico en 2014, desgranando el tema que le prestaba título “At War With Reality” que hacía subir la temperatura en la sala.
De entre las composiciones de su sexta entrega una de las que mejor funcionó fue “A Stare Bound In Stone”, que ponía a todo el público a botar antes de invitarnos a dar palmas durante su parte central. Si durante la primera mitad del show At The Gates se habían dedicado a dejar patente que sus nuevos temas han calado hondo entre sus seguidores, el momento de provocar la locura y el delirio de sus fans más veteranos llegaría justo a continuación con “Cold”, que se convertiría en el preámbulo perfecto para la última de las composiciones nuevas que interpretaron esta noche “Daggers Of Black Haze”.
Aunque algunos hubiéramos preferido un repertorio más centrado en la primera etapa de la banda, Lindberg y sus muchachos demostraron que no están dispuestos a vivir única y exclusivamente de rentas del pasado. Así que no me sorprendió que su álbum de 2014 gozara de un destacado protagonismo. De modo que no faltaron tras la introducción “enlatada” “El Altar Del Dios Desconocido”, los oscuros e inquietantes desarrollos de “Death And The Labyrinth”, para posteriormente pasarnos a cuchillo con la descomunal “Heroes And Tombs”.
Una nueva mirada sobre “Slaughter Of The Soul”, -su cuarta entrega y última que publicaron antes de su primer parón en 1996-, serviría para encarar la recta final del show con “Suicide Nation”, que volvía a desatar la euforia entre el personal. Sin concedernos ni un segundo de tregua, ya que los suecos imprimieron a su show un ritmo endiablado, le llegó el turno a “The Book Of Sand (The Abomination)”, que nos dejaba la estampa de un Lindberg absolutamente desatado animando incansablemente al respetable. Para poner el colofón definitivo a una descarga que podría haber sido memorable, con un sonido más nítido y un juego de luces acorde con su estatus, los suecos optaron por un celebradísimo “Blinded By Fear” y “The Night Eternal”.
Pese a las críticas que han recibido Behemoth en los últimos años sería falso decir que los polacos no contaron esta noche con el apoyo unánime del respetable, ya que los que se han mostrado más mordaces con ellos, y con la senda que ha tomado su propuesta, optaron por quedarse en casa y dieron la espalda a este “Ecclesia Diabolica Evropa 2019 E.V.”De modo que la expectación podía palparse en una sala que acabó registrando una fantástica entrada y un magnífico ambiente para presenciar en primera persona el oscuro ceremonial que no tenían preparado Nergal y sus acólitos. No fue una sorpresa, el cuarteto de Gdansk presentó su montaje más complejo y ambicioso hasta la fecha, incluyendo un cuidado y vistoso juego de luces, varias plataformas repartidas a lo largo del escenario, columnas de humo, fuentes de chispas, y una estructura triangular tras la batería de Inferno donde se fueron proyectando diferentes imágenes.
Por supuesto, tampoco faltó el maquillaje, los tocados Papales, las cruces invertidas, la simbología ocultista, y esos característicos pies de micro que se han convertido en una de sus señas de identidad. En cuanto al repertorio cabe remarcar que estuvo muy centrado en su producción de la última década, reservándose algún guiño puntual al pasado, haciendo especial hincapié en su fantástico “Satanica” de finales del pasado milenio. En cualquier caso, aunque un servidor hubiera preferido algún recuerdo más a su primera etapa, lo cierto es que me encantó la puesta en escena, la conexión con sus seguidores, y la actitud de unos músicos que lo dieron todo a lo largo de un show que acabó resultando un tanto corto, ya que no alcanzó los noventa minutos de duración.
El ceremonial de los demonios polacos arrancaba con unas inquietantes y perturbadoras voces infantiles mientras una cruz invertida se proyectaba sobre el telón que cubría el escenario. Al caer el telón aparecían ante nuestros ojos Nergal y sus muchachos, con actitud desafiante y dispuestos a ir a por todas, atacando enérgicamente el primer trallazo de la noche “Wolves Ov Siberia”, con el que dejaban patente que no venían dispuestos a hacer prisioneros. Para ello se apoyaron en un sonido que, -a diferencia que sucedió con At The Gates-, estuvo a la altura. Además las columnas de humo y las fuentes de chispas hicieron acto de presencia en varias ocasiones a lo largo del show, tal y como sucedió durante “Daimonos”, que nos dejaba a un Nergal pletórico, echándose la banda a la espalda para sentar cátedra con su descarnada interpretación.
La liturgia que venía a impartir esta noche el cuarteto polaco no había hecho más que comenzar, pero en poco más de diez minutos Behemoth ya nos habían mostrado cuales iban a ser las armas que emplearían para salir victoriosos en su batalla de esta noche. De modo que no vacilaron a la hora de pisar el acelerador al máximo para hacer subir el nivel de intensidad, potenciando al máximo los oscuros y tenebrosos desarrollos de “Ora Pro Nobis Lucifer”, haciendo que los más devotos levantaran orgullosos los puños al aire siguiendo las demandas de Nergal. El retorno sobre las composiciones del redondo que publicaron el pasado año, “I Loved You At Your Darkest”, llegaría de manos del tenebroso “Bartzabel”, con el frontman ocupando el centro del escenario mientras Orion y Seth se posicionaban en la parte trasera flanqueando la batería de Inferno.
Ejerciendo como el pastor de una oscura congregación Nergal nos ordenó permanecer en silencio mientras presentaba el single “God=Dog”, que servía para que los más entregados a la causa se sumaran a la hora de corear sus irreverentes estrofas. Tras haberse concentrado durante esta primera parte del show en repasar algunos de los mejores momentos de sus últimas entregas discográficas, fue con el devastador “Conquer All” cuando los polacos se permitieron la primera concesión al material de “Demigod”, con un Nergal absolutamente pletórico invitándonos a sumarnos a sus hímnicos estribillos para hacer retumbar los cimientos de local.
Para los que tenían alguna duda de que Nergal y sus muchachos hace ya tiempo que decidieron abandonar el underground para llevar su propuesta un paso más allá, el cuarteto nos ofreció un fantástico juego lumínico para acompañar la composición en la que se basa el nombre de este tour, la novedosa “Ecclesia Diabolica Catholica”. Pero que nadie se asuste, ya que esta apertura hacia nuevos seguidores no significa que Behemoth hayan renunciado a sus origines ni a su legado, ya que uno de los momentos álgidos de la velada llegaría justo a continuación con un trallazo imprescindible como es “Decade Of Therion”, con el que echaban la vista atrás hacia “Satanica”.
Sin apenas concedernos un segundo para recobrar el aliento, un amenazante Seth se posicionó en el centro del escenario para anunciarnos la llegada de “Blow Your Trumpets Gabriel”, que nos dejaba a una banda completamente desatada que hizo las delicias de un púbico que parecía cada vez más embravecido y entregado. Con el respetable coreando ceremonialmente el nombre de la banda las luces se encargarían de cegarnos durante los compases iniciales del brutal “Slaves Shall Serve”, que hacía capitular definitivamente a los que todavía no habían sucumbido ante el derroche de actitud y voracidad metalera que estábamos presenciando.
Las atmósferas opresivas junto al humo, y a una estridente iluminación en tonos rojizos, -que transformó el escenario en un infierno-, acabaría convirtiéndose en la ambientación perfecta para que el cuarteto desplegara esa visceral descarga de mala leche que es “Chant For Eschaton 2000”, con la que volvían a retrotraerse a las composiciones de su cuarto redondo. La encargada de anunciarnos que la velada estaba llegando a su fin fue la siempre inquietante “Lucifer”, que nos mecía con sus tempos más cadenciosos para posteriormente agitarnos con esas frenéticas acometidas comandadas por la fulgurante pegada de Inferno. Con la gente aclamando a la formación polaca llegaba el momento de dar carpetazo definitivo a la velada con la premonitoria y sorpresiva “We Are The Next 1000 Years”, tras la cual los cuatro miembros de la banda dejaron sus instrumentos para aparecer en la parte central del escenario alineados para simular que tocaban la percusión durante el outro “Coagvla”.
En definitiva que Behemoth se están consagrando definitivamente con este “Ecclesia Diabolica Evropa 2019 E.V.”, como uno de los nombres claves dentro de la escena extrema internacional. Su sonido, su actitud, y su puesta en escena, les convierten a día de hoy en una apuesta segura de cara al directo, y en un valor en auge de cara a los próximo años. Aunque, personalmente, me hubiera gustado un repertorio más largo y variado. En cualquier caso, creo que todos salimos contentos, aunque también un tanto descolocados con ese final en forma de batucada pregrabada que creo que nadie se esperaba.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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