Durante
los últimos años Powerwolf se han convertido en una de esas bandas que parecen
estar llamadas a recoger el testigo de las formaciones clásicas del power metal europeo. Su ascenso
parece imparable. Así que tras su última visita en sala de hace un par de años,
-junto a Battle Beast y Serenity-, y su posterior paso por los festivales
veraniegos los lobos germanos regresaban
a la Ciudad Condal para impartir en la grande del Razzmatazz otra de sus
particulares liturgias metaleras. Como compañeros de viaje la banda que
formaron los hermanos Greywolf en 2003 contaría con el apoyo de otra formación
emergente dentro de la escena europea como son Amaranthe. Mientras que para
completar el variado y heterogéneo cartel de esta noche de sábado contaríamos
con el concurso de los hard roqueros germanos Kissin´ Dynamite.
No
era esta la primera ocasión en que Johannes Braun y sus muchachos pisaban los
escenarios de la capital catalana, y lo cierto es que debo admitir que
sorprendió la entrega y la actitud de un público que se mostró mucho más
entusiasta y participativo que la anterior vez que tuve ocasión de verles
abriendo para los británicos Dragonforce. Seguramente habrá quien diga que los
germanos no aportan nada sustancialmente nuevo. De hecho sus influencias son
más que evidentes, ya que apuestan por un hard rock marchoso, de corte festivo,
y en el que son recurrentes los estribillos pegadizos. Pero lo cierto es que lo
que hacen lo hacen muy bien. Tienen actitud, tablas, y saben como conectar con
el personal.
Salieron
con las pilas bien cargadas y dispuestos a divertir al respetable mientras repasaban algunos de los mejores
temas de su última entrega discográfica “Ecstasy”. De modo que tras irrumpir en
escena acompañados de su habitual introducción no tardaron en ponernos a todos
a cantar los pegadizos estribillos de “I´
ve Got The Fire”. Pese a ser los encargados de dar el pistoletazo de salida a
la velada el combo de Burladingen disfrutó de un buen sonido, un cuidado juego
de luces, y de unas generosas columnas de humo que ayudaron a que temas como el
también novedoso “Somebody´s Gotta Do It”, quedara de lo más resultón.
Tras
recabar la primera ovación de la noche el quinteto dejó de la lado las
composiciones de su más reciente entrega discográfica para proponernos un
primer guiño a su anterior “Generation Goodbye”, haciendo que el ambiente
siguiera caldeándose gracias a la velocidad que imprimieron al hímnico
“Highlight Zone”. Más atrás en el tiempo, concretamente hasta 2010, nos
conducirían los ritmos más vacilones y con tintes sleazy de “Love Me, Hate Me”,
que se convertía en la excusa perfecta para que todos nos sumáramos a los coros.
Viendo
la reacción del respetable resultaba evidente que el público de esta noche
tenía muchas ganas de fiesta, y la mejor prueba fue ver como el personal respondió a la invitación de su frontman a que
nos pusiéramos a dar palmas durante el arranque de “Waging War”, con la que volvían
a incidir sobre su último redondo. Para los que todavía no les conocían Braun
proclamó que la banda lleva más de una década pateándose los escenarios antes
de atacar “You´re Not Alone”.
El
mejor momento de la descarga de Kissin´ Dynamite llegó cuando el quinteto
encaró la recta final de su presentación, con Braun luciendo un cetro y una
larga capa roja, -que acabó agitando ostentosamente-, mientras interpretaba el
socarrón “I Will Be King”. El colofón definitivo para su entretenida descarga estuvo reservado para “Flying Colours”, que se
saldaba con los miembros de la banda realizando una torre humana al más puro
estilo de sus compatriotas Scorpions. N definitiva que Kissin´Dynamite se
marcharon con la sensación del deber cumplido, dejando unas muy buenas sensaciones,
y con la promesa de regresar en breve para ofrecernos su show completo.
No
tardaron mucho en aparecer en escena Amaranthe. En apenas una década la
formación que capitanea la vocalista sueca Elize Ryd ha conseguido afianzar su
posición dentro del escena metálica europea y contar con el apoyo de una nueva
generación de metaleros que se han dejado seducir por su particular combinación de corrosivos
riffs, ritmos bailables, y sobretodo ese fulgurante triple ataque vocal.
Aunque
personalmente debo admitir que su anterior entrega “Maximalism” no acabó de convencerme, creo que con su más
reciente “Helix”, la banda ha vuelto a recuperar la buena senda. Además me da
la sensación de que la incorporación del
vocalista Nils Molin (Dynazty)ha sido un total acierto, ya que conserva la
faceta melódica de su antecesor Jack E., pero también suena más potente y
roquero.
Si
ya durante la presentación de Kissin´ Dynamite el ambiente había estado de lo
más animado, cuando Amaranthe aparecieron en escena para hacer bailar al
personal al ritmo de “Maximize”, la conexión con las primeras filas fue instantánea
y absoluta. Como ya sucediera en sus anteriores visitas, la movilidad de la
banda en escena fue fulgurante, con los tres vocalistas recorriendo
incansablemente el escenario mientras se alternaban las líneas vocales y
buscaban la complicidad de unas primeras filas que se fueron animando a medida
que avanzaba el show y se iban sucediendo temas como el pegadizo “Digital
World”.
Tras
haber roto el hielo con un par de trallazos imprescindibles de su ya amplio catálogo,
la vocalista sueca tomaba la palabra para darnos las buenas noches antes de
presentarnos su nuevo trabajo “Helix”, del que descargaron “365”, que se
zanjaba con los vocalistas abandonando el escenario para dejar que los
instrumentistas fueran quienes llevaran las riendas en la parte final del tema
mientras el escenario se llenaba de humo. Acto seguido llegaría el momento de
echar la vista atrás para centrar nuestro objetivo sobre las composiciones que
conformaron su debut homónimo de 2011.
La
primera en sonar fue “1.000.000 Lightyears”, con los guturales de Englund dando
la replica a los tonalidades limpias de Ryd y Molin. Los sonidos electrónicos
se fundirían con los implacables riffs de Olof Mörck para abrirnos paso a través
de la imprescindible “Hunger”. Mientras
que para redondear esta fantástica tripleta nos ofrecieron los aromas más
relajados e intimistas de la siempre efectiva “Amaranthine”, que sirvió para el
lucimiento de una Elize que acabó recabando una rotunda ovación.
La
vuelta al presente llegaría acompañado del rotundo cambio de registro que
supuso “GG6”, que pasa por ser uno de
los cortes más potentes y agresivos de último redondo. Precisamente fue el tema
que le presta título “Helix” el que cerró el capitulo dedicado a su trabajo del
pasado año. Con el escenario cubierto de humo todos nos pondríamos a saltar con
la banda siguiendo el bailable ritmo de “Drop Dead Cynical” para hacer que se
acabará convirtiendo en uno de los momentos culminantes del show.
Con
público y banda en perfecta sintonía Englund se encargó de ejercer como
animador durante los prolegómenos del marchoso “Call Out My Name”. El remate
definitivo para un show que se hizo demasiado corto estuvo reservado para el tema
que daba título a su segundo largo “The
Nexus”, tras el que se marcharon dejándonos con ganas de un par de temas más.
Seguramente habrá quien no comulgue con el particular estilo de Amaranthe, pero
dejando gustos personales a un lado, lo cierto es que Elize Ryd y sus
muchachos ofrecieron un muy buen espectáculo, e incluso diría que
acabaron convenciendo a alguno de sus detractores.
Con
el ambiente ya muy animado y caldeado tras las descargas que acaban de
ofrecernos Kissin´ Dynamite y Amaranthe, el escenario quedó oculto tras una
lona negra que lo protegía de miradas indiscretas mientras los “pipas” de la
banda se afanaban en dar los últimos retoques. La espera acabó haciéndose un
poco larga. La expectación podía palparse en el ambiente, y es que durante los
últimos años la formación de Saarbrücken se ha convertido en uno de los nombres
de referencia para los nuevos seguidores de la escena powermetalera. Al caer el
telón lo primero que llamó nuestra atención fue el cuidado montaje escénico que
presentaron, con un vistoso escenario a dos niveles comunicados por una
escalinata, y en donde gozó de un destacado protagonismo el teclista y
particular showman de la banda el teclista Falk Maria Schlegel.
Recibidos
como si fueran auténticos héroes y acompañados de la introducción “Lupus
Daemonis” el quinteto alemán aparecía en escena para golpear duro a sus
incondicionales con la vertiginosa estampida que supuso “Fire And Forgive”, que
arrancaba con la majestuosa estampa de su frontman, Attila Dorn, encaramado en el
nivel superior del escenario para alzar los brazos y convertirse en el perfecto
maestro de ceremonias de la velada. La respuesta del respetable fue antológica,
coreando reverencialmente el nombre de la banda hasta que los “lobos” se
encargaron de poner el recinto patas arriba con uno de los temas más exitosos
de su anterior entrega, “Army Of The
Night”.
Sí,
evidentemente, Powerwolf disfrutaron de un buen sonido. Portaron sus ropajes,
sus pinturas, un fantástico juego de luces y, como no, también tuvimos el
incensiario durante la presentación y los compases iniciales de “Incense &
Iron”, que se convertía en la excusa perfecta para que el nivel de euforia no
decreciera mientras el personal no dejaba de cantar como si le fuera la vida en
ello. Al igual que ya sucediera en anteriores incursiones, el incansable
teclista Falk Maria Schlegel se acabó convirtiendo en el segundo frontman de
los germanos, abandonando incluso su set de teclados para situarse en primera
línea de fuego para animar a que las primeras filas se sumaran a la fiesta
durante “Amen & Attack”, que nos dejaba a todo el personal levantado los
puños al aire mientras acompañaba su fulgurante estribillo.
A
estas alturas de la velada Powerwolf ya habían conseguido seducir al personal,
logrando meterse al público en el bolsillo. De modo que lo que vimos a
continuación fue un auténtico paseo militar de manos de una banda que derrochó
entrega, calidad y actitud, para acabar haciendo las delicias de un respetable que disfrutó al
máximo de himnos como “Let There Be Night”, con los hermanos Greywolf
encaramados en la parte superior del escenario; pero también de algunos de sus
nuevos temas que están llamados a convertirse en imprescindibles de cara a los
próximos años, y buena prueba de ello fue la excelente acogida que el
respetable dispensó a “Demons Are A Girl´s Best Friend” y el crujiente uptempo
“Killers With The Cross”, que Attila redondeó con una fantástica puesta en
escena.
Una
nueva mirada sobre las composiciones de su anterior entrega discográfica
serviría para volver a destapar la esencia de sus raíces más netamente
powermetaleras de manos del tema que le daba titulo, el coreable “Blessed & Possessed”, que nos dejaba
nuevamente al público reclamando su cuota de protagonismo a la hora de apoyar en
los coros antes de que Attila nos invitara a cantar su melodía central al mas
puro estilo Accept. El cambio de registro llegaría acompañando de las elegantes
melodías de piano que marcaron el
arranque del inquietante “Where The Wild Wolves Have Gone”, que acabó recabando
una fastuosa ovación.
Si
durante los compases iniciales del show los lobos germanos habían centrado su
objetivo en las composiciones de sus tres últimas entregas, fue de cara a la
segunda mitad del concierto cuando Powerwolf intercalaron algunos de sus
primerizos éxitos para hacer explotar definitivamente al respetable. Así que
para dar el pistoletazo de salida a este segundo tramo optaron por un
celebradísimo “Resurrection By Erection”, que se convirtió en el primer
recuerdo que se permitieron a su tercera entrega de 2009 “Bible Of The Beast”.
El contraste entre el pasado y el presente quedaría plasmado en los aromas
eclesiásticos que marcaron la novedosa “Stossgebet”.
Pero
sin duda los momentos más vibrantes de la velada llegarían al adentrarnos en el
sprint final del show, cuando el quinteto nos ofreció una suculenta doble
ración de su tercer largo “Blood Of The
Saints”. Los cánticos y las invocaciones de Attila nos pondrían en sobre aviso
de que había llegado el momento de “All We Need Is Blood”, y con ella se desató
la locura de unos seguidores que no
pararon de botar y cantar. Pero que
nadie piense que las huestes de los hermanos Greywolf habían quemado ya todas sus naves, ya
que el punto y seguido a la velada lo
pusieron un impresionante “We Drink Our Blood”, y una brutal versión del “Lupus Dei”, que se
saldaba con el frontman instalado en el nivel superior elevando reverencialmente los brazos al aire para hacer
rugir al entregado público.
Pero
no, la ceremonia de los germanos todavía
no había concluido. De modo que no tardarían en regresar sobre las tablas para
ofrecer a sus incondicionales una última muestra de su calidad y entrega dando
para ello buena cuenta de los potentes estribillos
de
“Sanctified With Dynamite”, para posteriormente ponernos nuevamente a
saltar con “Coleus Sanctus”. La fiesta estaba tocando a su fin, pero antes de que se encendieran las luces
Powerwolf todavía tuvieron ocasión de desplegar la intrigante oscuridad que nos condujo hacia uno
de los temas más celebrados de toda la noche: “Werewolves Of Armenia”, con el
que, ahora sí, rubricaban la que hasta la fecha ha sido su mejor incursión en
tierras catalanas.
El
triunfo de Powerwolf fue incontestable. Esta noche el combo germano venció y
convenció a su paso por la Ciudad Condal. Lo tienen todo: una colección de
temas explosivos que funcionan muy bien
en directo, una imagen impactante, un
cuidado montaje escénico, y la lealtad de unos seguidores que crecen en cada
una de sus visitas. Bueno, todo no. Les falta el concurso de un bajista, ya que
para un servidor sigue siendo un tanto extraño
ver a una banda de metal en vivo sin
la figura de un bajista.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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