No
creo que a estas alturas el incombustible Udo Dirkschneider precise de ninguna
clase de presentación. El mítico vocalista teutón lleva en activo desde la década
de los setenta, y su contribución a la explosión, el auge, y la posterior
consagración del heavy metal en el Viejo Continente es a día de hoy
incuestionable. Seguramente para la gran mayoría de la familia metálica Udo siempre
será recordado por haber sido la voz de los legendarios Accept. Pero si uno bucea
en su extensa y longeva carrera podrá comprobar que ha publicado más trabajos al frente de su
proyecto U.D.O., que liderando a la clásica formación de Solingen.
El
motivo de su visita era la presentación en sociedad de su última entrega
discográfica “Steelfactory”. Por otro lado esta gira era la primera en la que
el veterano frontman no interpretaría, -tal
y como anunció tras sus últimas visitas bajo el apelativo de Dirkschneider-,
ningún clásico de su ex–banda. La otra gran novedad de este tour era la
ausencia del que se había convertido en su fiel escudero desde 1997, el
incombustible bajista Fitty Wienhold.
Además por si no hubiera suficientes
novedades, el propio Udo llegaba aquejado de unos dolorosos problemas en la
rodilla que a punto estuvieron de provocar la suspensión de la gira. Pero,
desoyendo las recomendaciones de los médicos, el incombustible vocalista optó
por no defraudar a sus incondicionales y cumplir con los compromisos
contraídos.
He
de admitir que tenía mis reservas sobre si el vocalista de Wuppertal
conseguiría mantener su poder de convocatoria ofreciendo un show basado
íntegramente en sus propias composiciones en solitario, y lo cierto es que aunque
la afluencia que registró la Sala
Salamandra fue sensiblemente inferior a la de sus dos últimas visitas en
Razzmatazz con Dirkschneider, el incombustible frontman volvió a dejar patente
que sigue conservando el favor de un buen numero de incondicionales que no
quisieron perderse su tradicional visita anual.
A
diferencia de lo que sucediera en algunas de sus visitas anteriores, en esta
ocasión U.D.O. llegarían acompañados de dos bandas poco conocidas por estos
lares. Los encargados de dar el pistoletazo de salida a la velada fueron los
roqueros australianos Dead City Ruins. Mientras que los elegidos para caldear
el ambiente antes del desembarco de las
estrellas de la noche fueron los chicos de Red Partizan.
Con
puntualidad británica, y con todavía muy poco ambiente en la sala, hacían acto
de presencia los miembros de Dead City Ruins. Pese a ser prácticamente unos
desconocidos para la gran mayoría de los presentes, la formación de Melbourne lleva en activo
desde 2012 y ha publicado un total de tres largos, el último de ellos y sobre
el que centraron su repertorio de esta noche fue “Never Say Die”. Si la memoria
no me fala esta no era la primera vez que los australianos se dejaban caer por los escenarios barceloneses, ya que en
septiembre de 2015 estuvieron por aquí abriendo el show de Audrey Horne.
No,
no nos vamos a engañar, la banda que capitanea el larguirucho y simpático vocalista
Jake Wiffen no ha inventado nada nuevo. Pero lo que hacen, lo hacen muy bien. No se complicaron la vida y salieron con
el cuchillo entre los dientes, dispuestos a roquear intensamente, proponiéndonos
desde el mismo arranque una buena ración de potente hard rock repleto de influencias
clásicas, dando buena cuenta de temas como “Til´Death”.
Aunque, personalmente, un servidor se quedaría con el feeling guitarrero que
desplegaron en piezas como “Dirty Waters”, con la que acercaban su
sonido a bandas como Thunder o los primeros Skin, para posteriormente
invitarnos a mover las caderas siguiendo el contagioso ritmo de “We Are One”.
Me
gustó la actitud fiestera y desenfadada
con la que el combo australiano se presentó ante el público barcelonés. Así que
ese buen rollo acabó siendo clave para que la banda acabara conectando con las
primeras filas a la hora de interpretar
temas como “The River Song”, que se convirtió en la excusa perfecta para que el
personal acompañara con palmas. Aunque como comentaba el repertorio estuvo muy
centrado en las composiciones del álbum que publicaron el pasado año, el combo
de Melbourne no quiso dejar pasar la ocasión de rescatar de su anterior entrega
homónima el marchoso “Happenzella”, que
rompía la dinámica del show con sus rotundos ramalazos sleazy.
Para
encarar la recta final de su presentación Mick Quee se encargó de liderar con
las saturadas notas de su bajo el arranque del machacón “Bones”. Mientras que
la le elegida para finiquitar su descarga fue la setentera “Devil Man”, tras la
que se marcharon dejándonos una muy
buena impresión.
Curiosamente
los encargados de recoger el testigo de la formación australiana fueron Red
Partizan, una banda de corto bagaje que lidera un luchador incansable como es el
vocalista Manuel Mijalkovski, quien se ha volcado en este nuevo proyecto tras
superar varios problemas de salud. He de reconocer que me llamó la atención que
no fueran ellos los encargados de abrir la velada, ya que de momento sólo han
publicado un par de canciones a la espera de poner en circulación su debut
homónimo a finales del próximo mes de Octubre.
Teniendo
en cuenta todos estos antecedentes he de admitir que no tenía ni muchas
referencias ni grandes expectativas con su descarga. De modo que presté mucha
atención e intenté dejarme imbuir por
una ecléctica propuesta que mezcló rotundos riffs de guitarra, ritmos propios
del metal industrial, algunos elementos electrónicos, y el doble ataque vocal que nos brindaron el
propio Manuel y la vocalista lírica Alina.
Una
de las curiosidades de la descarga de Red Partizan fue el parecido de su
vocalista con el propio Udo. Pero dejando a un lado esta simpática anécdota, lo
cierto es que la formación afincada en Alemania supo aprovechar al máximo su
tiempo sobre las tablas dando buena cuenta de temas con tintes épicos como
“Gods Of War”, para posteriormente cambiar radicalmente de registro y desplegar
las opresivas ambientaciones de “Dead Man´s Hand”.
Aunque
en principio poco tenia que ver la propuesta de Red Partizan con la de los
encargados de abrir la velada, o con la de U.D.O., lo cierto es que el sexteto
supo como conectar con el público, así que más de uno no vaciló a la hora de sumarse a la fiesta y acompañar
los pegadizos estribillos que marcaron temas como “Stand Up And Rise”. Con algo más de
protagonismo guitarrero, pero siguiendo esa marcada línea propia de los ritmos marciales y
machacones, sonó el single que recientemente publicaron como adelanto de su
opera prima “Rebels & Partizan”,
para posteriormente adentrarnos en la apocalíptica “The End”.
Ante
unas primeras filas que parecían de lo más animadas, y con unos músicos que
parecían sorprendidos por la cálida
acogida que les estaba tributando el público
catalán, llegaba el momento de encarar la recta final de su presentación confiando para ello en los pegadizos
estribillos de “Russian Roulette” y la definitiva “Wanted Dead Or Alive”.
Aunque, personalmente, su descarga no me llegó a enganchar, parece que la
propuesta de Manuel Mijalkovski y sus
muchachos acabó convenciendo a un público
que los despidió dedicándoles una cerrada ovación. En definitiva que habrá que
estar atentos a sus próximos pasos, y a la publicación el próximo otoño de su
mencionado debut.
Aunque
la propuesta y el sonido de U.D.O. como
banda no ha cambiado en los últimos años, la presente gira en la que la banda
está presentando su último redondo “Steelfactory” ha venido marcada por la
incorporación de dos nuevos miembros: el bajista esloveno Tilen Hudrap, y el guitarrista Dee Dammers,
completando así el equipo que actualmente conforman el propio Udo, su hijo Sven
a la batería, y el guitarrista ruso Andrey Smirnov. Pese a que el montaje
escénico no fue nada ostentoso, no faltaron las columnas de humo, una alta tarima sobre la que se colocó la
batería de Sven, y un par de ventiladores que conferían al escenario el aspecto
de una fábrica metalúrgica.
Sin
duda la gran incógnita de la noche giraba en torno al estado de forma de Udo,
ya que llegaba aquejado de problemas en su rodilla. Y aunque se le vio más
estático que en anteriores visitas, lo cierto es que para nada afectó a su
entrega sobre las tablas ni a su particular forma de cantar, dejando patente
que el paso de los años parece no hacer mella en las cuerdas vocales de un frontman que
continua defendiendo de forma solvente todas sus composiciones, tal y como dejó
patente desde que se plantó en escena para espetarnos de forma expeditiva las
novedosas “Tongue Reaper” y “Make The Move”, que servían para establecer una
estrecha conexión con sus seguidores que
se mantuvo durante todo el show.
Pese
a que los temas nuevos gozaron de un notable protagonismo, y fueron muy bien recibidos
por unos seguidores que no se cortaron a la hora de levantar los brazos y
corear sus marcados estribillos marca de la casa, cuando la banda echaba la
vista atrás para rescatar de su extenso catálogo alguna vieja favorita la sala
se venía rápidamente arriba, tal y como sucedió cuando sin previo aviso se
abalanzaron sobre “24/7”. Un detalle que me llamó la atención fue el
protagonismo que asumió el nuevo guitarra de la banda, Dee Hammers, haciéndose cargo de
muchos de los solos, como el del tema que prestaba título a su álbum de 2007,
“Mastercutor”.
Con la sala convertida en una auténtica fiesta
el nivel de intensidad seguiría creciendo con la llegada del melódico medio
tiempo “A Cry Of Nation”, que era la escogida para representar a su álbum “Steelhammer”.
Aunque no abandonaron el material de su obra de 2013, el cambio de registró llegó con los
riffs más potentes y afilados de esa
bomba de relojería que es “Metal Machine”, que se convertía en la excusa
perfecta para que todos volviéramos a elevar los puños al aire mientras
hacíamos nuestro su matador estribillo.
La
primera concesión que el carismático vocalista se permitió al material que
facturó durante la década de los ochenta fue “Independence Day”, que nos dejaba
la estampa de una audiencia completamente entregada, coreando incansablemente
la melodía central del tema. El retorno sobre la más candente actualidad llegó
de manos del medio tiempo “In The Heat Of The Night”, una pieza que viendo la
reacción del respetable está llamada a convertirse en una de las fijas de cara
a los próximos tours.
Los
riffs de guitarra del tándem que conformaron Hammers y Smirnov se tornaron más
densos y reptantes para conducirnos decididamente a través de “Vendetta”, un
tema que destila esa clásica esencia germana que tanto gusta a los seguidores
del incombustible vocalista germano. Sven
fue quien se encargó de volver a hacer subir el nivel de intensidad imprimiendo
a su kit de batería una marcha más a la hora de atacar el poderoso y veloz
“Rising High”, que se saldaba con el nuevo hacha de la banda presentando sus
credenciales en forma de ejercicio solista.
Una
nueva mirada sobre el material más clásico de la banda, aquel que Udo facturó
tras su primera salida de Accept, nos acabaría conduciendo sobre un celebradísimo
“In The Darkness”, que desataba la euforia entre los más veteranos. “I Give As
Good As I Get”, reposando sobre un ritmo más marcado y melódico nos acabó
abocando sobre un sprint final que estuvo marcado por la novedosa “Hungry And
Angry”, que sonó como toda una declaración de intenciones; la noventera “Heart
Of Gold”, que abría su tercer largo “Faceless World”. Mientras que el punto y
seguido a la velada corrió por cuenta de otra de las nuevas “One Heart One Soul”.
Pese
a estar mermado en la rodilla Udo no podía defraudar a su fiel parroquia de
incondicionales. De modo que cojeando ostensiblemente no tardó en ganar el
centro del escenario para seguir ofreciéndonos ese sonido de alto octanaje
metálico, dando buena cuenta de zarpazos incontestables como “Holy”, para
posteriormente ofrecernos otra de las gemas de su primer trabajo en solitario
“Animal House”.
No
la fiesta todavía no había terminado, ya que la última andanada que nos
ofrecieron el mítico vocalista y sus
muchachos fue la corrosiva “Man And
Machine”, para rematar definitivamente la velada con otro de esos himnos imprescindibles que
son capaces de poner cualquier recinto literalmente patas arriba “They Want War”.
Afortunadamente parece que hay cosas que nunca van
a cambiar dentro del universo del heavy metal. Un servidor ha tenido oportunidad
de ver a Udo Dirkschneider en directo en
varias ocasiones,- ya fuera al frente de Accept, o liderando su proyecto en
solitario-, y nunca me ha defraudado. Y, evidentemente, esta noche no fue una
excepción. Sí alguien tenía dudas sobre si el mítico vocalista germano iba a
ser capaz de mantener su poder de convocatoria prescindiendo de las
composiciones que grabara junto a sus ex–compañeros, creo que la respuesta fue
clara: el triunfo de U.D.O., en tierras catalanas fue incontestable.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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