A
lo largo de las últimas cuatro décadas los incombustibles Grave Digger las han
visto de todos los colores. Bastiones del heavy/power en su Alemania natal y
liderados por el carismático Chris Boltendahl, la formación de Gladbeck se ha
acabado convirtiendo en un pilar indiscutible dentro de la escena metálica
europea. Inalterable al paso del tiempo Chris sigue conservando intacta su
estampa clásica de metalhead: melena al viento, pantalones ajustados, y su inseparable chaleco repleto de parches
de otras bandas, erigiéndose como el
anfitrión perfecto para conectar con sus
seguidores y lograr que estos se acaben
convirtiendo en parte activa del ceremonial metalero que el cuarteto nos
brindó. El motivo de su visita era presentar su nueva referencia de estudio
“The Living Dead”, la cita estaba programada para la tarde noche del domingo en
la sala mediana del Razzmatazz, y como aperitivo antes del desembarco de los
germanos contaríamos con la presencia de
una joven banda que se ha convertido en toda una revelación: Burning Witches,
quienes retornaban a nuestro país para presentar en sociedad las composiciones
de su segundo largo “Hexenhammer”.
Como comentaba anteriormente la popularidad del
quinteto de Brugg no ha hecho más que crecer como la espuma desde que
publicaron en mayo de 2017 su prometedor debut homónimo. Avaladas por las
excelentes críticas cosechadas con su flamante “Hexenhammer”, y respaldadas por
las buenas opiniones de quienes ya habían tenido ocasión de ver su directo, Seraina Telli y sus chicas
salieron dispuestas a dejarse la piel sobre las tablas, dándonos argumentos
para que agitáramos frenéticamente la cabeza desde que empezaron a atacar los corrosivos riffs de la inicial “Executed”.
Me gustó mucho su cuidada y trabajada puesta en escena, con la tripleta de
cuerda ofreciéndonos un catálogo de poses clásicas mientras Seraina se
convertía en la perfecta maestra de ceremonias, invitándonos a ser partícipes de
temas como “Metal Demons”.
Un detalle que me llamó la atención fue que el repertorio del quinteto suizo estuvo centrado en las composiciones de su ópera prima homónima, de modo que no faltaron durante su presentación los portentosos agudos que marcaron temas como el épico “ We Eat Your Children”. La evolución que ha seguido la propuesta de la banda desde que pusieran en circulación su debut quedaría plasmada en las estructuras más complejas y los desarrollos instrumentales más trabajados del propio “Hexenhammer”.
Precisamente uno de los grandes activos de la banda en directo fue la excelente labor como frontwoman de una Seraina que no dejó de animar e interactuar con el público durante toda la velada, con lo que temas como “Bloody Rose” contaron en los coros con el apoyo de los integrantes de las primeras filas. El cambio de registro hacia parámetros más sosegados llegó de manos de “Save Me”, que nos dejaba la estampa de la gente moviendo los brazos de izquierda a derecha.
No tardaron mucho en volver a tomar el pulso a la velada ofreciéndonos la polvorienta cabalgada que encierra el demoledor “Black Widow”, con la vocalista ofreciéndonos unos registros más oscuros. Esa estrecha relación que la banda había ido forjando a lo largo de su presentación con el público quedó plasmada en la constante interacción que marcó “Open your Mind”. A estas alturas los ánimos estaban ya muy caldeados, así que era un excelente momento para que las chicas se sacaran de la manga una jugada ganadora. Para ello la guitarrista Romana Kalkuhl nos espetó el riff del imperecedero “Holy Diver”, que sirvió como homenaje al maestro Dio, para dejar que la rúbrica definitiva corriera por cuenta de la composición que presta nombre a la banda “Burning Witches”, tras la que se marcharon recabando una rotunda ovación y dejando en el aire la promesa de un próximo regreso.
Hay
bandas por las que parece que no pasa el tiempo. Uno puede tener una idea
aproximada de cómo va a sonar su nuevo trabajo sin haberlo escuchado, y tener
la plena certeza de que no le van a defraudar en directo. Eso sí, no esperes
grandes explosiones, excelsos alardes técnicos, músicos corriendo alocadamente
por el escenario, ni ningún tipo de alarde gratuito, ya que Grave Digger son y serán una maquinaría infalible de facturar rotundo heavy metal de
estirpe clásica, de ese que resulta ideal para corear sus pegadizos estribillos
con el puño en alto.
Debo
admitir que me sorprendió que una banda con la trayectoria y el arraigo en
nuestro país del que disfrutan los alemanes no lograra congregar a más seguidores, ya que Chris Boltendahl y
sus muchachos consiguieron completar algo más de la mitad del aforo de la sala mediana del Razzmatazz. Además, según
comunicaron días antes a través de las
redes sociales, esta gira significaría la última oportunidad de verles en acción
en nuestro país. Con lo que todo hacia presagiar que está última fecha de su
“Tour Of Living Dead 2019” acabaría convirtiéndose en una ocasión especial. La
primera sorpresa fue ver el vistoso
montaje escénico que nos tenían preparado, que hacía que el escenario
pareciera un cementerio, con la presencia de varias figuras espectrales emergiendo de sus tumbas.
La principal novedad en el seno de la formación teutona venía dada por la ausencia del baterista Stefan Arnold, -quien llevaba con ellos desde mediados de la década de los noventa-, que ha sido reemplazado para la grabación del disco y la posterior gira por el que hasta ahora había sido su teclista y encargado de llevar al directo la mascota de la banda, The Reaper : Marcus Kniep. Debido a estos cambios el propio Chris comentó en algunas entrevistas que la banda estaba preparada para retornar a su esencia clásica, recuperando la alineación de cuarteto. Otro aspecto a destacar fue el protagonismo que ha adquirido el guitarrista Axel “Ironfinger” Ritt, quien se ha convertido en el socio perfecto para el carismático frontman, y no solo en los directos, sino también a la hora de componer nuevos temas.
Recibiendo
la cálida acogida del respetable mientras a través del P.A. sonaba una oscura e
inquietante introducción aparecía en escena una lúgubre figura encapuchada: The
Reaper, para animar al personal a que acompañara con palmas la entrada de los miembros de la
banda para dar por inaugurada la velada
con un trallazo directo e incontestable
como es el novedoso “Fear Of The Living Dead”, con el que dejaban claro
que sus nuevas composiciones siguen conservando la esencia clásica de su
sonido. Como siempre Chris tiró de carisma. El incombustible frontman no es el
típico vocalista que corre y salta
incansablemente por el escenario, pero su sola presencia es suficiente reclamo
para aglutinar la complicidad de unos seguidores que no titubearon a la hora de entonar los pegadizos
estribillos de “Tattooed Rider”.
Pese
a que durante los primeros compases del show a la guitarra de Ritt le faltó
algo de potencia, fue a partir de “The Clans Will Rise Again”, cuando el
técnico pareció encontrar el equilibrio perfecto, lo que acabó propiciando que
la primera muestra de épica metalera de la noche acabará convirtiéndose en uno
de los momentos destacados de este primer tramo de la noche. Para muchos,
incluido un servidor, la formación germana vivió una segunda juventud en la
segunda mitad de los noventa con aquella exitosa sucesión de discos
conceptuales de temática medieval. Así
que cuando el respetable reconoció “Lionheart”, la locura se apoderó de las
primeras filas, con la gente completamente entregada siguiendo las indicaciones
de un Chris que recorrió orgulloso el escenario pasando revista a sus
incondicionales.
Tras
haber hecho que la sala se viniera literalmente abajo, y aprovechando el subidón
que había provocado esta primera incursión en su aclamado “Knights Of The
Cross”, era un buen momento para volver a centrar el foco sobre las
composiciones de su última entrega recurriendo para ello a “Blade Of The
Immortal”, con la que nos hacían cambiar de registro para dejar que el potente
y reptante riff de Ritt fuera el que se encargara de llevar las riendas del
tema. La esencia más clásica del primigenio heavy metal se dejaría notar con
fuerza a lo largo del trepidante “Lawbreaker”, que servía para que tanto banda
como público volvieran a recuperar esa salvaje intensidad que había marcado los
primeros compases de la velada.
Una
nueva mirada sobre la mencionada trilogía medieval, que conformaron “Tunes Of
War”, “Knights Of The Cross” y “Excalibur”, sirvió como excusa para proponernos
una doble ración extraída de aquella primera entrega de 1996. De modo que la primera
en sonar fue la inquietante “The Bruce (The Lion King)”, que arrancaba con The
Reaper apoderándose del escenario para blandir una bandera antes de que la
banda ocupara posiciones para desatar la locura del respetable. Acto seguido, y
sin concedernos un segundo de tregua, llegaba el momento de dejarnos arrastrar
por los hímnicos cánticos de “The Dark
Of The Sun”, que se saldaba con Chris encaramando sobre la tarima de batería para firmar un final épico.
La
vuelta sobre las composiciones que la banda ha escrito en los últimos años estuvo
reservada “Call For War”, rescatada de
su anterior “Healed By Metal”, que nos dejaba la imagen de las primeras filas
saltando mientras acompañaba con palmas el desarrollo del tema, poniendo de
manifiesto la perfecta sintonía entre banda y público. En uno de los pocos
speech que se permitió Chris nos recordó
que Grave Digger llevan la friolera de cuatro década batallando por los
escenarios para defender el metal. Así que tras recibir el cálido
reconocimiento de sus incondicionales era un buen momento para abalanzarse sin
miramientos sobre “The Curse Of Jacques”, que provocaba que las primeras filas
levantaran los puños al aire mientras entonaban su inconfundible melodía
central.
La
velocidad, la rabia, y la habitual pegada que encierran las composiciones más
potentes y aguerridas del combo germano nos acabarían abocando sobre la
demoledora “War Dog”, que era la elegida para volver a incidir sobre el
material de “Return To The Reaper”. Pero no se cerró aquí el capítulo dedicado
a su obra de 2014, ya que la siguiente en sonar fue “Season Of The Witch”, que
nos dejaba a Chris, Jens y Ritt, encaramados sobre las pequeñas tarimas que
había repartidas a lo largo del escenario para acabar recabando una rotunda
ovación.
A
estas alturas de la batalla resultaba obvio que Grave Digger estaban venciendo y
convenciendo a sus seguidores. Pero por si alguien albergaba alguna duda sobre
el incontestable triunfo del cuarteto la artillería pesada aún estaba por
llegar. No tardó en llegar el momento de la fiesta, la diversión, y el
despiporre; con The Reaper volviendo a irrumpir en escena para encargarse de
tocar la gaita durante el arranque de una celebradísima “Highland Farewell”,
que nos ponía a todos a bailar. ”Circle Of Witches” fue la que se encargó de
adentrarnos en el sprint final del show, convirtiéndose en el primer guiño a su
fantástico “Heart Of Darkness”. Entre los cánticos del personal llegaba el
momento de volver a retomar su faceta más épica, y para ello que mejor que otro himno
imprescindible dentro de su extensa discografía como es “Excalibur”. Mientras
que para poner el punto y seguido a la velada optaron por volver a demandar
nuestra participación para que nos sumáramos a los coros del rotundo “Rebellion
(The Clans Are Marching)”.
No
tardaron mucho Chris y sus muchachos en retornar sobre el escenario para
rematar la descarga por todo lo alto. A lo largo de toda la velada los
incondicionales de los germanos habían demostrado que tenían muchas ganas de cantar,
de convertirse en protagonistas del show. De modo que una vez más Chris volvió a dirigir su
micrófono sobre sus seguidores para estos se encargaran de entonar los estribillos de “Healed By Metal”. El
momento más delirante de la noche
llegaría justo a continuación con un disparatado “Zombie Dance”, con The Reaper
y el propio Chris marcándose la coreografía siguiendo la letra del tema, provocando
más de una carcajada entre los
presentes. Como no podía ser de otra forma, el último as en la manga que se
reservaron los teutones fue su primer
gran hit, el mítico “Heavy Metal Breakdown”, tras el que se despidieron dejando tras de si a una audiencia satisfecha.
No
sé si la del pasado domingo fue la última ocasión que tendremos de ver en
directo a Grave Digger por estos lares.
Pero aunque no creo que fuera su mejor descarga en tierras catalanas, lo cierto es que el
incombustible Chris Boltendahl y sus muchachos volvieron a demostrar que son una banda solvente, con
tablas, y que siempre da la talla en directo.
En definitiva que Grave Digger llevan
cuatro décadas en activo y saben
lo que sus fans esperan de ellos: una buena descarga de puro y genuino heavy metal.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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