¡Lo
han conseguido, sería inútil negarlo! Mastodon han logrado traspasar la
frontera que en muchas ocasiones establecen las etiquetas y la tiranía de las
modas. Su propuesta resulta de lo más variada y heterogénea, ya que en sus
composiciones hay retazos de hard rock, de metal, de música alternativa, de
sludge…, todo ello revestido de una potencia y una intensidad roquera que les ha permitido captar la atención y
llegar a un público de lo más diverso. Y la mejor prueba fue ver un Razzmatazz
abarrotado hasta la bandera, que registró el ambiente de las grandes ocasiones.
Aunque, personalmente, debo admitir que tenía mis reservas sobre cuantos de los allí presentes estaban por la
música, o simplemente habían ido para
hacerse la selfie de rigor y vacilar a través de las redes sociales de haber ido a ver una banda “cool”. En cualquier caso,
el cuarteto de Atlanta estaba de vuelta en la capital catalana para presentar
en sociedad las composiciones de sus últimos lanzamientos “Emperor Of Sand” y “Cold Dark Place”, y además para hacerlo
portaba el montaje más vistoso y ambicioso que les habíamos visto hasta la
fecha.
Debo
reconocer que sabiendo que en la sala se había colgado el cartel de “no hay
entradas” me sorprendió el desangelado aspecto que presentó la pista cuando el
reloj marcó la hora prevista para el inicio de la descarga de Mutoid Man. Eso
sí, la mayoría de los que estaban allí sabían lo que iban a ver, ya que desde
que el trío americano dio el pistoletazo de salida con el ritmo contagioso y adrenalítico de “Melt Your Mind”, la gente
se mostró de lo más enchufada y participativa, coreando sus pegadizos estribillos y respondiendo, una
y otra vez, a las constantes provocaciones de su frontman Stephen Brodsky.
Aunque
un servidor no les conocía, he de admitir que me gustó mucho su forma de
encarar la presentación, mostrándose enérgicos, cercanos, y muy dinámicos, pese
a que en algunos momentos me dio la impresión de que el escenario se les quedó un poco
grande debido a su alineación de power-trio. Pese a ello, como comentaba, no
tuvieron ninguna clase de dificultad para conectar con un público que tenía
muchas ganas de diversión y sentirse protagonista a la hora de acompañar temas
como el rabioso “Bone Chain”, o de dejarse llevar por la delirante velocidad punkera de “Micro Agression”, que nos dejaba la imagen
del bajista sumándose a las voces para reforzar la pegada de sus imparables coros.
Pero
no todo iba ser velocidad y desenfreno durante la descarga del trío
neoyorquino, ya que los riffs se tornaron más densos y pantanosos, plasmando
sus influencias de esencia sabbathicas, a lo largo de la “romántica” “Kiss Of
Death”, que fue la escogida para seguir repasando las composiciones de su
segunda y última entrega “War Moans”. Como buen maestro de ceremonias Brodsky no
desaprovechó la ocasión de alabar nuestra ciudad antes de seguir arrastrándonos
por las ambientaciones más densas y pantanosas de “Date With The Devil”.
Ante
una sala bastante más animada y concurrida que cuando dieron el pistoletazo de
salida a su presentación, el combo americano daba por inaugurada la segunda
mitad del show con una primera licencia hacia el material de su primer largo
“Bleeder”, invitándonos a volver a acelerar el paso con un torbellino como
“1000 Mile Stare”. La vuelta hacia tesituras más metálicas llegaría de manos de
“Bridgeburner”, que arrancaba de forma comedida para acabar conduciéndonos
sobre un tramo final preñado de melodía y velocidad. El colofón definitivo para
una descarga que acabó resultando demasiado corta fue “Gnarcissist”, la pieza que abría su primer EP
“Helium Head”.
En
resumen que Mutoid Man nos ofrecieron una colección de trallazos directos,
pegadizos, y certeros, que sirvieron
para dejar a los que ya les conocían con una sonrisa dibujada en el rostro, y
que nos dio argumentos a los que todavía
no les conocíamos para que nos acerquemos a sus entregas de estudio.
Aunque
todas las miradas iban a recaer sobre los indiscutibles protagonistas de la
velada Mastodon, la presencia de Kvelertak también había suscitado bastante expectación
entre los presentes, ya que tras varias visitas a la capital catalana los noruegos regresaban para presentar a su
nuevo vocalista Ivar Nikolaisen, que debutó con ellos en directo el pasado 20
de julio. Con tres discos a sus espaldas el sexteto de Stavanger puede presumir
de haber compartido escenario con algunos de los nombres más emblemáticos de la
actual escena metalera, ya que han girado con pesos pesados como Ghost, Slayer,
Anthrax, o los todopoderosos Metallica, lo que les ha permitido llegar a
grandes audiencias.
Seguramente si no hubiera sido por la mencionada salida de su anterior frontman, Erlend Hjelvik, la formación ya hubiera entrado en el estudio para grabar la continuación de “Nattesferd”, pero parece que han preferido volver a la carretera para rodarse con su nuevo vocalista al frente. Aparecieron como en ellos habitual dando mucha caña y respaldándose en el triple ataque de guitarras que nos propusieron Vidar Landa, Bjarte Lund Rolland, y Maciek Ofstad , pero la sorpresa llegó cuando el mencionado Ivar apareció en escena luciendo su chupa de cuero para espetarnos las estrofas iniciales de “Åpenbaring”, mientras hacía gala de una actitud nihilista y desenfadada, deambulando errático por el escenario mientras ataca piezas como “Bruane Brenn”.
Otro aspecto a destacar de la descarga de Kvelertak fue el repertorio que nos ofrecieron, ya que estuvo muy centrado en el material de sus dos primeras entregas “Kvelertak” y “Meir”, permitiéndose únicamente un par de guiños a su más reciente entrega “Nattesferd”. De modo que no faltaron durante los compases iniciales de su presentación temas como “Nekroskop”, que fue el primer gran momento de delirio del vocalista, ya que acabó lanzándose sobre las primeras filas. Espoleados por la actitud punk de ese torbellino que fue Ivar, sus compañeros se fueron animando convirtiendo el escenario en un verdadero desmadre, con los músicos moviéndose alocadamente mientras no dejaban de chocar entre ellos para desplegar todo el potencial melódico de “1985”.
Evidentemente todo ese buen rollo y las ganas de fiesta que emanaban del escenario acabaron contagiándose a un público que se fue animando a medida que avanzaba la velada. Así que cuando llegó el momento de proponernos el primer guiño a su debut de manos de “Fossegrim”, los aledaños del escenario se habían convertido ya en un auténtico campo de batalla. Como era previsible, teniendo en cuenta sus anteriores visitas, los noruegos dieron a su presentación un ritmo vertiginoso y eléctrico, dejándonos a una banda totalmente desatada y comandada por un frontman que parecía haber perdido el norte mientras se sucedían trallazos como “Evig Vandrar”, o un celebradísimo “Mjød”, con el que volvían a incidir en el material de su prometedor debut de 2010.
Entre tanta diversión y contundencia no faltó ese compacto y devastador ataque melódico que nos brindaron a lo largo del single “Berserkr”. Mientras que para poner el broche definitivo a la alocada fiesta que nos ofrecieron optaron por el tema que presta nombre a la banda “Kvelertak”, que se saldaba con el vocalista volando nuevamente sobre nuestras cabezas pero esta vez acompañado de alguno de sus compañeros para firmar así un delirante final.
Varios
son los motivos que pueden explicar el
éxito que ha cosechado en los últimos años una banda como Mastodon. Sin duda un factor
clave ha sido la solidez y convicción de su trayectoria, afianzando siempre su
posición antes de ir un paso más allá para lograr alcanzar nuevos objetivos.
Por otro lado algo que siempre ha jugado a favor del combo de Atlanta ha sido
mantener una formación estable. Pero, en cualquier caso, esta noche el cuarteto
americano arribaba dispuesto a saldar
una vieja cuenta con el público de la Ciudad Condal, ya que si la memoria no me
falla su última visita se remontaba a finales del pasado 2014. Había pues
muchas ganas de volver a verles en
acción, y lo cierto es que la banda respondió a las expectativas de sus
seguidores presentando un vistoso montaje escénico que incluyó varias pantallas
verticales, sobre las que se fueron proyectando imágenes y efectos a lo largo
de todo el show, y un vistoso juego de luces que ayudó a enfatizar los momentos
más vibrantes de la velada.
Precedidos
del popular “Singin´ In The Rain” de
Gene Kelly el cuarteto apareció en escena de forma repentina para, -mientras
las mencionadas pantallas nos ofrecían
imágenes de espirales que
concedieron al escenario un aire
de lo más hipnótico y psicodélico-, empuñar sus instrumentos y deleitar al personal con la aplastante intensidad que
destiló “Iron Tusk”. No defraudaron, los americanos sonaron tan
potentes, compactos y rotundos como en anteriores ocasiones, con Troy Sanders
ocupando la parte central del escenario mientras que a sus lados se colocaron
Bill Kelliher y Brent Hinds. No tardaron mucho ambos hachas en copar el centro
del escenario para elevar sus guitarras
al aire y dar el pistoletazo de salida a “March Of The Fire Ants”, que lograba que la euforia inicial no decreciese.
Nunca
han sido una banda que se haya dejado llevar por lo establecido. Quizás por eso
no me sorprendió que para dar inicio a
su presentación los americanos optaran
por dejar aparcadas sus nuevas composiciones, de modo que se dedicaron a regalar a sus fans una buena selección de viejas favoritas como “Mother
Puncher”, con la que redondeaban una vibrante dupla perteneciente a su primer largo “Remission”.
Tras
firmar un arranque explosivo, con el que consiguieron meterse al respetable en
el bolsillo, era un buen momento para tomarnos un pequeño respiro y ralentizar
mínimamente el paso durante los compases iniciales de “Chimes At Midnight”, que
rápidamente acabaría dejando paso a otro implacable ataque comandado por la rotunda pegada de un Brann Dailor que
se mostró impecable a lo largo de todo el show. Pese a la cálida acogida de la
que disfrutaron, lo cierto es que los fans más jóvenes todavía no habían tenido
ocasión de hacerse oír. Así que su oportunidad llegó con las afiladas guitarras
que marcaron “Steambreather”, que fue
una de las escogidas para que el propio Dailor nos mostrara sus dotes como vocalista.
El
paseo militar de Mastodon no se detuvo, ya que su primera incursión en “Emperor
Of Sand”, prosiguió con “Precious Stones”, para la que se repartieron las
labores vocales Hinds, Sanders, y una audiencia que parecía conocerse al
dedillo cada una de sus diferentes estrofas. Con el escenario sumido en la más
absoluta penumbra la batería de Bailor se encargó de marcar los tempos que nos abocaron
sobre el inquietante “Sleeping Giant”, que estuvo
respaldada por uno de los mejores juegos de luces de toda la velada.
Por
si no fuera suficiente el nivel de intensidad y entrega que nos estaban
ofreciendo los americanos, lo cierto es que tampoco perdieron mucho tiempo a la
hora de los parlamentos y las presentaciones, con lo que el ritmo del show fue
de lo más dinámico y trepidante. Así que sin apenas concedernos ni un segundo
de tregua tocaba incidir sobre su última entrega con un coreadísimo “Toe To
Toes”, con el que ponían de manifiesto, por si alguien todavía lo dudaba, que
su “Cold Dark Place”, ha sido muy bien recibido entre sus incondicionales.
Como
si de un viaje en el tiempo se tratara, para el siguiente tema el cuarteto nos
invitó a ir una década atrás para imbuirnos de lleno de la mística
espiritualidad de esa gema que es “Ghost Of Karelia”. No tardarían mucho en
volver a acelerar el paso para desatar la euforia entre las primeras filas con
“Capillarian Crest”, que nos dejaba con
una nueva exhibición de Brend Hinds a las seis cuerdas antes de abocarnos sobre
su demoledor sprint final.
A
estas alturas de la velada Mastodon tenían ya al público completamente a su
merced. Así que Brann Dailor volvería a aporrear virulentamente su kit para
forjar los cimientos sobre los que se aposentó la aniquiladora “Black Tongue”, que acabó recabando una de las
mayores ovaciones de la noche. Una nueva mirada a sus primeros años sirvió como
excusa para rescatar los pasajes más melódicos y con tintes psicodélicos de “I
Am Ahab”. Mientras que la elegida para dar por finiquitado el capítulo dedicado
a su última entrega conceptual fue “Ancient Kingdom”.
El
equilibrio perfecto entre potencia guitarrera y envolventes melodías quedaría
plasmado a lo largo de un “Ember City”, que sonó de lo más rotundo y
sofisticado. Pero sin duda uno de los momentos de la noche llegaría justo a
continuación de manos de un trallazo demoledor como es “Crystal Skull”, que
hacia retumbar los cimientos del local mientras la acción no se detenía en unas
primeras filas que parecían poseídas.
Aún
más atrás en el tiempo, concretamente hasta su segundo largo “Leviathan”, nos
condujo “Megalodon”, que con el escenario bañado en tonalidades azules nos
proporcionaba argumentos para que nos abandonásemos al headbanging. No levantarían
el pie del acelerador, ya que para encarar la recta final del show las
guitarras se tornaron más afiladas y letales durante “Spectrelight”. Una última
mirada sobre su epopeya marítima de 2004 nos conduciría hacia las cambiantes
ambientaciones de “Aqua Dementia”, que nos dejaba a un Troy Sanders
absolutamente colosal, dejándose las cuerdas vocales con sus desgarradores alaridos para acabar
recabando una estruendosa ovación.
Como
no podía ser de otra forma, después de habernos brindado un show repleto de
rabia, potencia e intensidad, el combo de Atlanta se reservó un par de cartas
ganadoras para cerrar la velada por todo lo alto. La primera en hacer acto de
presencia para provocar la airada reacción de sus incondicionales fue la
titánica “Crack The Skye”. Mientras que la despedida definitiva llegó de manos
de “Blood And Thunder”, con la que Mastodon se dejaron agasajar por sus
incondicionales antes de marcharse dejándonos con la impresión de que pese a
haber firmado su mejor descarga en tierras catalanas la banda todavía no ha
tocado techo.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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