Pioneros,
supervivientes, clásicos indiscutibles del hard rock y el heavy metal, Uriah
Heep llevan en activo medio siglo contando siempre en sus diferentes
formaciones con la presencia del incombustible guitarrista Mick Box. A lo largo
de su longeva trayectoria la formación británica ha saboreado las mieles del
éxito, especialmente en aquel lustro prodigioso de principios de los setenta en
que facturó algunos de sus trabajos más
aclamados, que han acabó convirtiéndose en obras maestras del género. Pero
también épocas en las que prácticamente han desaparecido de la escena, como les
sucedió durante la convulsa década de los noventa y principios de este siglo
XXI en los que tuvieron que espaciar sus
lanzamientos más de lo que nos tenían acostumbrados.
En
cualquier caso para la historia no solo quedará una retahíla interminable de
grandes composiciones, sino también que fueron una de las primeras formaciones occidentales en
tocar al otro lado del Telón De Acero. El motivo que Mr. Box y sus compañeros
regresarán a la Ciudad Condal tras su irregular presentación, -debido a unos
inoportunos problemas técnicos-, en la pasada edición del Rock Fest Barcelona
fue la presentación en sociedad de su nueva obra “Living The Dream”. El enclave
escogido para la cita fue la sala mediana del Razzmatazz, y he reconocer que me
sorprendió muy positivamente que los londinenses consiguieran completar su
aforo para dejar patente que la música de calidad no entiende de modas ni
edades.
Curiosamente para ejercer como anfitriones y abrir su presentación en tierras catalanas Uriah Heep contaron con la presencia de los locales Imperial Jade, una banda todavía joven pero muy curtida sobre los escenarios, ya que ha tocado en importantes festivales y en salas de mediano aforo abriendo para artistas internacionales como Europe y Rivals Sons, dejando siempre unas muy buenas sensaciones y dejando claro que lo suyo es un hard rock potente salpicado de influencias de bandas clásicas como Ac Dc, Deep Purple, The Who, o Led Zeppelin.
Pese a que en principio la diferencia generacional con los seguidores de Uriah Heep podría llegar a ser un hándicap para el combo de Calella, lo cierto es que las influencias clásicas del quinteto les sirvieron para poder conectar con un público que les acogió con mucho entusiasmo y con los brazos abiertos. Se notó desde que aparecieron en escena que son una banda con un gran rodaje en directo, ya que se mostraron cómodos y seguros desde que dieron el pistoletazo de salida con los potentes ritmos funk roqueros del fiestero “You Ain’t Seen Nothing Yet”. Aunque muchos no habíamos tenido ocasión de escuchar a fondo su segunda entrega “On The Rise”, lo cierto es que temas como “Struck By Lightning” demostraron atesorar la garra y la intensidad necesaria para convertirse en imprescindibles en sus directos.
Evidentemente
tampoco se olvidaron de ofrecernos algún destello de su debut de 2015 “Please Welcome”, dando buena cuenta
de ese rotundo trallazo que es “Mr. Rock n´ Roll”, que servía para que las
guitarras de Hugo Nubiola y Alex Pañero se intercambiaran esos potentes riffs
que parecen sacados del libro de estilo de los hermanos Young. A estas alturas
Imperial Jade ya habían conseguido ganarse el favor de los todavía no los conocían, de modo que
era un buen momento para que su frontman, Arnau Ventura, nos presentara el
explosivo “High On You”. El retorno sobre las composiciones de su segundo largo
corrió por cuenta de “Glory Train”, que se saldaba con el alocado Alex
revolviéndose por el suelo sin dejar de
torturar su guitarra.
Por si algún despistado no se había quedado aún con su nombre, Arnau se dedicó a repetir el nombre de la banda entre tema y tema, tal y como sucedió durante los prolegómenos de “Sad For No Reason”, con la que sumergían de lleno en su vertiente más bluesy. Una nueva mirada sobre el material de su ópera prima sirvió como excusa para dar motivos a los más animados para que no dejaran de menear las caderas siguiendo el contagioso ritmo de “Fire Burning Sound”.
Para encarar la recta final de
su presentación el quinteto catalán nos
propuso los aromas sureños del efectivo “Satyr”, para dejar que el colofón
definitivo llegara de manos del marchoso “Heat Wave”. En definitiva que
Imperial Jade acabaron cuajando una magnífica actuación, desmarcándose de los
covers “zeppelianos” que anteriormente marcaban sus presentaciones para
centrarse de lleno en sus propias composiciones.
Si
ya durante la actuación de Imperial Jade
el ambiente y la asistencia de público nos hacían presagiar que esta sería una
gran noche, cuando faltaban apenas unos minutos para el arranque del show de la
mítica formación británica el aspecto del recinto era ya inmejorable, con una
sala abarrotada de seguidores que aguardaban impacientes a que el incombustible
Mick Box y sus muchachos se adueñaran del escenario. Aunque los cambios de los
músicos que conforman la sección rítmica de Uriah Heep ha sido una constante a
lo largo de los últimos años, lo cierto es que el núcleo central de la banda,
que conforman el mencionado guitarrista, el teclista Phil Lanzon y el vocalista
Bernie Shaw, se ha mantenido inamovible desde la segunda mitad de la década de
los ochenta.
Evidentemente
la gran incógnita de la velada giraba en torno al repertorio que tenían
preparado los ingleses. Y, personalmente, debo admitir que me gustó. Y es que
pocas bandas con su trayectoria y su amplio catálogo discográfico son capaces
de salir a la carretera y dar un detallado repaso de su nueva obra “Living The
Dream”, del que tocaron hasta seis temas, demostrando así que no están
dispuestos a vivir únicamente de rentas del pasado. Pero, evidentemente, Uriah
Heep no iban a dar la espalda a todos esos fans que les han seguido a lo largo
de décadas, de modo que tampoco faltaron algunos de sus grandes clásicos de la
primera mitad de la década de los setenta. Eso sí, en esta ocasión prescindieron
del resto de su catálogo, el que engloba desde “High And Mighty”(1976), hasta
su anterior “Outsider”(2014), permitiéndose una única excepción al repescar
para la ocasión el ochentero “Too Scared To Run”.
Nunca
precisaron de grandes montajes escénicos para llevar su música al directo, ya
que la elegancia que desprenden sus composiciones ya suponen un poderoso
aliciente para todos sus seguidores. Así que sin apoyarse en grandes alardes escénicos, y sin hacer mucho
ruido, los músicos fueron apareciendo en escena para tomar posiciones y dejar
que los teclados de Phil Lanzon se encargaran de adentrarnos en el novedoso
“Grazed By Heaven”. Me gustó mucho la sobriedad y el aplomo de un Bernie Shaw que se mostró de lo más
distinguido y resolutivo, invitando a todos los presentes a participar en el estribillo del primer gran clásico de
la noche “Return To Fantasy”, que provocaba que
por primera vez la sala se viniera abajo.
A
diferencia de lo que sucediera en su visita de este pasado verano en el Rock
Fest, esta noche la banda disfrutó de un sonido nítido y potente, lo que nos
permitió disfrutar en todo su esplendor de temas como el propio “Living The
Dream”, que era la elegida por el veterano guitarrista para demostrarnos que no
ha perdido ese peculiar feeling que siempre le ha caracterizado. Sin
concedernos ni un segundo de tregua
llegaba el momento de cambiar radicalmente de registro para dejarnos
arrastrar por los pegadizos estribillos de “Too Scared To Run”, que como
comentaba anteriormente fue el único recuerdo que se permitieron a su
producción de los ochenta, concretamente a su “Abominog” de 1982, y que nos
dejaba con otro de esos trepidantes duelos marca de la casa que protagonizaron
Box y Lanzon para acabar recabando una estruendosa ovación.
Ese
sonido más grandilocuente y sofisticado
que ha marcado las últimas entregas de la banda quedaría plasmado en otra de
sus nuevas composiciones “Take Away My Soul”, que marcaba el equilibrio perfecto entre potencia, melodía y elegancia para desprender
ese inconfundible aroma a clásico que se vio potenciado al máximo por el excelente
trabajo de un Lanzon que se mostró pletórico a lo largo de toda la velada. Y es
que el teclista hace ya tiempo que se convirtió en un pilar indiscutible de la
formación londinense, y la mejor prueba fue la cerrada ovación que recibió
cuando fue presentado por Shaw durante los prolegómenos del marchoso “Knocking
At My Door”. Tras haber encadenado un
par de nuevas composiciones, -que funcionaron muy bien en directo-, llegaba el
momento de volver a espolear al personal recurriendo para ello a otra de esas
joyas con aromas progresivos que facturaron en sus primeros años “Rainbow
Demon”, con la que volvían a incidir en el material de una de sus obras más
exitosas “Demons & Wizards”.
Por
si alguien había perdido la cuenta, o bien no estaba totalmente familiarizado
con la trayectoria del combo británico, Bernie Shaw se encargó de recordarnos
que la banda lleva la friolera de 49 años en activo y que ha publicado un total
de 24 obras de estudio. La reacción del respetable no pudo ser otra que
tributar a la banda una cerrada ovación, y la respuesta de los londinenses ante
semejante muestra de cariño llegó en forma de otra doble ración de nuevo
material. La primera en sonar fue la sofisticada “Waters Flowin´”, con un
fantástico trabajo de Box a las seis cuerdas mientras Shaw y Lanzon doblaban
sus líneas vocales para protagonizar uno de momentos álgidos del show. Pero
viendo el derrotero que estaba llevando el show resultaba evidente que esta era
una noche para roquear intensamente, y para ello que mejor que el ritmo vacilón
del contagioso “Rocks In The Road”, que se convertía en la excusa perfecta para
que todos alzáramos los puños acompañando su fantástico estribillo.
Había
llegado el momento que muchos hacia rato que estaban esperando. Así que después
de ofrecernos un detallado recorrido por los mejores momentos de su última
entrega discográfica era un buen momento
para sumergirnos de lleno en la nostalgia, de volver a vibrar con una colección
de temas que se han acabado convirtiendo en imprescindibles para varias
generaciones de roqueros. Como si de un viaje en el tiempo se tratase los
británicos nos transportaron hasta 1970 para provocar la locura del personal
cuando los más devotos reconocieron el inconfundible inicio de guitarra del
tema que abría su ópera prima “Gypsy”.
El
siguiente capítulo de la noche estuvo reservado para esa explosión de
psicodelia cósmica que encierra el tema que prestaba título a su tercer largo
de 1971 “Look At Yourself”. Uno de los mejores momentos de la noche llegaría
justo a continuación con la elegancia y la grandilocuencia que desplegaron a lo
largo de los intrincados desarrollos de la extensa y majestuosa “July Morning”.
Mientras que para poner el punto y seguido a la velada optaron por los aromas
más relajados e intimistas del lírico “Lady In Black”·
Para
su retorno sobre las tablas los británicos se reservaron dos ases en la manga. "Sunrise”,
era la responsable de que todo el mundo volviera a venirse arriba contagiado
por el increscendo épico de su
rotunda recta final. Mientras que el colofón definitivo para esta fantástica velada correría por cuenta de otro himno
imprescindible como es “Easy Livin´”. Debe ser complicado marcarse nuevos
objetivos cuando uno lleva medio siglo en la carretera, pero viendo en acción a
Mick Box y sus muchachos resulta evidente que hay gente que lleva el rock n´roll en las venas.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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