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viernes, 1 de marzo de 2019

RHAPSODY OF FIRE+AQUELARRE+THRONBRIDGE-BOVEDA-BCN-21-FEB-2019


En cualquiera de sus variantes y múltiples encarnaciones Rhapsody siempre gozaron de la simpatía y el apoyo de los seguidores del power metal sinfónico en nuestro país. Para muchos su trayectoria se ha acabado convirtiendo en un auténtico culebrón, pero sin duda la formación más longeva, fidedigna, y que mayor conexión estilística guarda con aquella banda que despuntó a finales de la década de los noventa son los Rhapsody Of Fire que capitanea el teclista Alex Staropoli. La cita de esta noche en la Ciudad Condal marcaba el punto de partida de su nueva gira europea, ya que su nueva  obra “The Eighth Mountain”, no vería la luz oficialmente hasta el día siguiente, aunque los más devotos tuvieron la oportunidad de irse a casa con una copia del disco. El enclave escogido para el retorno de los guerreros italianos a tierras catalanas fue la Sala Bóveda, y como compañeros de viaje para todo este periplo por nuestro país los de Trieste contaron con el concurso de los alemanes Thornbridge y los gallegos Aquelarre, que aprovecharon la ocasión para presentar su recién estrenado “Suevia”.


Como era previsible teniendo en cuenta el arraigo que atesora la formación transalpina en nuestro país, la sala acabó presentando una fantástica entrada. Pese a que cuando aparecieron en escena los encargado de abrir la velada, Thornbridge, el ambiente era todavía algo frío. Precisamente, esa fue la primera sorpresa de la noche, que el cuarteto de Alzenau fuera el encargado de dar el pistoletazo de salida a la velada, ya que todos pensábamos que esa responsabilidad recaería sobre el combo vigués.

Con algo más de una década de andadura a sus espaladas la banda que lideran los guitarristas Patrick Rogalski y Jörg Naneder, que es quien se encarga de las voces; publicaba hace tan solo unos días “Theatrical Masterpiece”, y precisamente fueron las composiciones de su segundo largo las que marcaron gran parte de su presentación. Aunque no eran excesivamente  conocidos por estos lares, lo cierto es que su estilo, muy cercano al de los indiscutibles protagonistas de la velada, les sirvió para captar la atención del  público desde que aparecieron en escena para someternos a la polvorienta cabalgada a ritmo de doble bombo que nos propusieron con la pieza que da nombre su nuevo trabajo.

Lamentablemente las reducidas dimensiones del escenario acabaron provocando que el cuarteto permaneciera bastante estático sobre las tablas mientras daba buena cuenta de los potentes riffs contenidos en “Keeper Of The Royal Treasure”, que lograba que el ambiente poco a poco  fuera caldeándose, pese a que en algunos momentos su propuesta acabara pecando de ser demasiado lineal y predecible. Quizás uno de los pocos momentos en los que el cuarteto germano  consiguió que la gente se animara fue a la hora de acompañar los grandilocuentes coros con toques épicos que acompañaron a “The Dragon´s Reborn”, con el que proponían un primer guiño al material de su debut de 2016.

Curiosamente si durante las primera parte de su show Thornbridge dejaron  patente que su propuesta está muy influenciada por  bandas que practican un power de corte épico y sinfónico, fue durante la segunda mitad de su presentación  cuando nos  mostraron su vertiente más germana, dejando patente su admiración por banda como Gamma Ray, los primeros Blind Guardian,  o Iron Savior, con lo que no faltaron trallazos rotundos y desbordantes de melodía como la propia “What Will Prevail” o “Neverwinter Nights”, que nos dejaba alguna fugaz pincelada de corte medieval.

Antes de dar por concluido su show  los germanos todavía tuvieron ocasión de presentarnos un par de temas más de su último redondo. De modo que la intensidad volvería a ir en aumento cuando atacaron el oscuro “Demon In Your Heart”, que contó con unos inquietante coros pregrabados. Mientras que la escogida para rubricar sus escasos cuarenta minutos sobre las tablas fue “Set The Sails”, con la que nos hacían acelerar el paso para proponernos una ultima andanada marca de la casa. En definitiva, correcta actuación de unos Thornbridge que, pese a ser poco originales,  desplegaron una propuesta que agradó y convenció a gran parte de los presentes.

He de reconocer que el que suscribe tenía muchas ganas de ver en directo a Aquelarre, ya que pese a que todavía no había tenido ocasión de escuchar su tercera y última entrega “Suevia”, si que les conocía de sus anteriores trabajos “Requiescat In Pace” y “Tempo”. Otro detalle que me gustaría destacar muy positivamente fue la respuesta de un enfervorizado público que se volcó con ellos consiguiendo crear un clima de camaradería y buen rollo que acabó siendo clave para que los gallegos pudieran rubricar su indiscutible triunfo en tierras catalanas.

En cualquier caso, Aquelarre saltaron a escena muy motivados, dispuestos a convencer y dar argumentos  que dejaran patente que su presencia junto a la formación italiana en este periplo por nuestro país había sido todo una acierto. Así que como decía, arrancaron muy fuerte, poniendo toda la carne en el asador para conseguir conectar rápidamente con unas primeras filas que se dejaron arrastrar por la rotundidad de su heavy/power salpicado de fantásticas melodías, e incluso algunos registros más rasgados que  nos espetó su frontman, Icko Viqueira, en temas como la inicial “Sangre Y Sudor”.

Tras haber dejado unas muy buenas impresiones a los que todavía no les conocían con su excelente carta de presentación tocaba empezar a desgranar algunas de sus nuevas composiciones, y para ello que mejor que dejarnos imbuir de las melodías de esencia celta de “Jakobsland”, que nos sorprendía  con esa demoledora combinación de contundencia y velocidad, que se vio potenciada a su máxima expresión por el fantástico trabajo de su teclista Christian Marco.

La descarga del combo gallego había comenzado de forma inmejorable, ya que tras tan solo un par de temas habían conseguido captar la atención de una audiencia que parecía cada vez más entusiasta y animada. Y la mejor prueba fue comprobar lo animadas que se mantuvieron las primeras filas a lo largo de “Arcilla Y Mármol”, que era la escogida para proponernos una primera incursión en su segundo trabajo “Tempo”. Pero sin duda los temas que mejor funcionaron esta noche fueron los de su tercer álbum “Suevia”, que tratan algunas de las leyendas e historias de su tierra. Por ello no me extrañó que la novedosa “ Romasanta”, -el tema que narra la historia del hombre lobo de Esgos-, se acabará convirtiendo en uno de los momentos de la noche, poniendo de manifiesto la acusada evolución que ha seguido la propuesta de la banda.

El retorno sobre las composiciones de su opera prima llegaría de manos de los aromas power metaleros de “Guardián”, con Ramón sumándose a las labores vocales para respaldar a Icko. Tampoco faltó para encarar el tramo final de su descarga el tema que grabaron con uno de sus ídolos de juventud, según nos comento el propio Icko, José Andrea, y que lleva por título “El Mismo Pecado”. Mientras que la rubrica para la excelente presentación que nos brindó el combo vigués llegó de manos del tema que da nombre a su último trabajo “Suevia”.

Sinceramente creo que Aquelarre acabaron convirtiéndose en la sorpresa agradable de la velada, ya que tuvimos ocasión de ver en acción a una banda joven, con muchas ganas, y lo que es más importante con una colección de temas que funcionan muy bien en directo.

Si en su anterior visita a la capital catalana en otoño de 2017 acompañando a los alemanes Orden Ogan, los Rhapsody Of Fire que capitanea el incombustible Alex Staropoli ya nos dejaron unas inmejorables sensaciones, ahora con su line-up más rodado, y con el vocalista Giacomo Voli asumiendo el  papel de frontman, los italianos regresaban para presentar en sociedad su nueva entrega discográfica “The Eighth Mountain”. Pero no, que nadie piense que Staropoli haría recaer sobre su persona todos los focos y las miradas, ya que el veterano teclista  supo descargar parte del protagonismo en el resto de sus acompañantes, especialmente sobre el mencionado Giacomo, -que ofreció una exhibición vocal a lo largo de todo el show-; y el guitarrista Roberto De Micheli, que lleva en el seno de la formación transalpina desde 2011.

Seguramente lo más sencillo para Rhapsody Of Fire  hubiera sido plantear un repertorio plagado de viejas favoritas de su primera etapa. Pero no, los italianos demostraron que no están dispuestos a vivir únicamente de rentas del pasado, de modo que apostaron por conceder un destacado protagonismo a su flamante nuevo trabajo, ya que del mencionado “The Eighth Mountain” presentaron  hasta un total de siete composiciones.

Había muchas ganas de volver a ver a los italianos en acción, la expectación podía palparse en el ambiente. Así que cuando los músicos aparecieron en escena acompañados de la extensa introducción “In Principio”, la sala les tributó una rotunda ovación. No tardaron mucho en ponerse manos a la obra para empezar a desgranar  esos fulgurantes intercambios de melodías que dieron forma al primer corte de la noche, “Distant Sky”, que nos dejaba las primeras muestras de que Giacomo no tendría ninguna clase de dificultad para convertirse en el perfecto anfitrión de la velada. Por supuesto tampoco faltaron esos ampulosos y grandilocuentes coros marca de la casa que sirvieron como preámbulo para el novedoso “The Legend Goes On”, que lograba recabar el apoyo de unas primeras filas que no vacilaron a la hora de alzar los puños para acompañar sus hímnicos estribillos.

Tras haber roto el hielo con un par de composiciones de la última etapa era un buen momento para espolear todavía más al personal, y que mejor para ello que desplegar toda la épica del primer clásico de la noche “Dargor, Shadowlord Of The Black Mountain”, que nos dejaba con esos vibrantes desarrollos de esencia neoclásica que protagonizaron los teclados de Staropoli y la guitarra de De Micheli. El trepidante ritmo de la descarga de los italianos no decreció, ya que las nuevas composiciones demostraron tener pegada y un excelente potencial en vivo, tal y como quedó patente a lo largo de la apabullante “The Courage To Forgive”, que nos hacía cambiar de registro para incluir en algunos de sus pasajes varias pinceladas de corte progresivo.

De entre las nuevas una de las que mejor funcionó fue “March Against The Tyrant”, una de las composiciones más extensas y variadas del álbum, y que sirvió para que los italianos plasmaran  toda la amplitud de su propuesta, intercalando pasajes lentos e idílicos con portentosas cabalgadas comandadas por la base rítmica que conformaron  el bajista Alessandro Sala y el batería Manuel Lotter. Una nueva mirada sobre el último trabajo que grabaron junto al vocalista Fabio Lione en 2016 sirvió para que pudiéramos comprobar a lo largo de “Into The Legend”,  que el registro de Giacomo poco tiene que envidiar al de su antecesor en cuanto a tonalidad y  potencia.

Tras volver a recabar una nueva ovación de manos de una audiencia que parecía estar pasándolo en grande era un buen momento para que el quinteto pusiera la sala patas arriba dando buena cuenta de las ambientaciones medievales que nos anunciaban la inminente llegada de “The March Of The Swordmaster”, que volvía a recabar la colaboración de las primeras filas. Pero no quedó ahí la cosa, ya que la velada prosiguió con un trallazo directo e incontestable como es el demoledor “Dawn Of Victory”, que nos dejaba la impactante estampa Staropoli elevando su mano derecha para invocar al cielo mientras no dejaba de tocar sus teclados.

El momento de concedernos un  fugaz respiro que nos permitió recuperar el aliento, con Staropoli y Giacomo únicamente en escena, llegó con la novedosa “The Wind, The Rain, And The Moon”, que sirvió para que todos los presentes reconocieran con una cálida ovación el esfuerzo del vocalista que cantó el tema en castellano bajo el título de “Sin Un Adios”. No abandonarían el material de “The Eighth Mountain”, ya que la siguiente en sonar fue la composición que han elegido como primer single: “Rain Of Fury”, con la que volvían a darnos  argumentos para agitar frenéticamente la cabeza. Mientras que la elegida para poner la nota de elegante lirismo fue “Warrior Heart”. Pero sin duda uno de los momentos álgidos de la velada llegó con ese torbellino que es “Holy Thunderforce”, que comandado por la fulgurante pegada y el rotundo doble bombo de Manuel Lotter hacia retumbar los cimientos del local para cerrar por todo lo alto esta primera parte del show.

Acompañados de los cánticos de sus enfervorizados seguidores el combo italiano no tardó en regresar a escena para dar la puntilla a la velada. No se iban a dejar ninguna bala en la recamara, de modo que la elegida para dar el pistoletazo de salida a los bises fue una de sus composiciones más rápidas y cañeras “Reign Of Terror”. El momento de que los más veteranos tocaran el cielo llegó cuando Giacomo anunció que había llegado el momento de “Flames Of Revenge”, un ejercicio de sinfonismo metálico que sirvió para que todos nos dejáramos imbuir de la elegancia de sus melodías.

El último guiño a su flamante nuevo  trabajo corrió  por cuenta de  la humeante “Master Of Peace”, una composición que tiene muchos números de convertirse en uno de sus nuevos clásicos. Mientras que la despedida definitiva llegó de manos del inevitable “Emerald Sword”, que nos dejaba a todo el mundo coreando su fantástico estribillo para lograr que los italianos acabaran saliendo victoriosos.  

Al final del concierto, y tras la habitual foto de familia, Staropoli y sus muchachos saludaron a sus incondicionales luciendo una amplia sonrisa  mientras   eran  agasajados por  unos fans que disfrutaron y se entregaron al máximo desde que la banda irrumpió en escena  hasta que se despidieron acompañados de “Custode Di Pace”.




TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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