Hacía
poco más de un año que los helenos Septicflesh pisaron este mismo recinto para
presentar “Codex Omega”. Y es que desde que la banda que lidera el
incombustible Spiros “Seth” Antoniou volviera a poner su maquinaria en marcha a
principios de 2007 su andadura ha estado marcada por la regularidad a la hora
de editar sus entregas de estudio, y por la arrolladora potencia de unos
directos que se han tornado cada vez más grandilocuentes y “sintéticos”. Y esa
es precisamente la principal crítica de algunos de sus seguidores que opinan
que la banda se apoya en exceso en arreglos y orquestaciones pregrabadas en sus
directos. Aunque personalmente creo que esos elementos son los que convierten
la propuesta del combo ateniense en
algún único, personal, e inimitable.
Como comentaba anteriormente Septicflesh nos han
visitado con bastante asiduidad en los últimos años, pero afortunadamente eso
no pareció importar a unos incondicionales
que no dudaron a la hora de atender su llamada. Además para acabar de redondear
un cartel de lo más heterogéneo y variado, que haría las delicias de cualquier
seguidor de las sonoridades más oscuras y extremas, contaríamos con la
presencia para abrir esta tarde noche de martes de los suizos Xaon, quienes
aprovecharon la ocasión para presentar parte del material que formará parte de
su segundo largo “Solipsis”, que según nos comentaron vera la luz a principios
del próximo mes de Abril. Los elegidos para recoger el testigo y hacernos
transitar hacia sonoridades más ocultistas y pesadumbrosas serían los suecos
Diabolical. Mientras que para acabar de calentar el ambiente antes del
desembarco de las estrellas de la noche tendríamos ocasión de volver a deleitarnos
con el directo de una banda que nunca falla en directo: los incombustibles
brasileños Krisiun.
Aún había muy poco ambiente en el recinto,
apenas unas 30 personas, cuando aparecieron en escena los encargados de empezar
a hacer rugir los instrumentos para dar el pistoletazo de salida a esta
apasionante velada: Xaon. A pesar de ser todavía poco conocidos por estos lares
el quinteto originario de Sion aprovechó sus cuarenta minutos sobre las tablas
para adelantarnos algunas de las composiciones que formarán parte de su nuevo
trabajo “Solipsis”.
Con el escenario casi a media luz, algo que fue una constante a lo largo de todo su show, el quinteto suizo se esforzó en intentar captar la atención de los presentes desplegando su vertiente más sinfónica y envolvente a lo largo de la inicial “Mobius”. Pero que nadie piense que su propuesta se centró única y exclusivamente en los tiempos más pesados, densos y cadenciosos, aderezados con diferentes arreglos y desarrollos sinfónicos, ya que la velocidad y unos llamativos detalles técnicos acabarían marcando piezas como “Carillon”.
Aunque el público se mostró algo estático y expectante, algo comprensible si tenemos en cuenta que la banda estaba presentando unas composiciones que ni sus seguidores todavía habían tenido ocasión de escuchar, lo cierto es que el combo suizo, y especialmente su vocalista Rob Carson, se esforzó al máximo por llamar la atención y buscar la interacción con unas primeras filas que se fueron animando a medida que avanzaba el show y se iban sucediendo cortes como el que dará título a su próximo lanzamiento, “Solipsis”, y “Eros”.
El
único recuerdo que se permitieron al material contenido en su ópera prima de
hace un par de años, y que llevaba por título “The Drift”, se lo reservaron
para la recta final de su presentación, dando buena cuenta de las oscuras y devastadoras ambientaciones de
“Zarathustra”. En definitiva que aunque un servidor no tenía muchas referencias
de Xaon, lo cierto es que los suizos acabaron dejando unas buenas sensaciones
entre los que nos acercamos a presenciar su show.
No tardaron mucho en aparecer sobre las tablas
para recoger el testigo Diabolical, una formación que a lo largo de su carrera,
pese a no abandonar nunca el underground, ha conseguido granjearse una excelente
reputación y hacerse con un fiel y nutrido
núcleo de incondicionales. Vistiendo túnicas largas y encapuchados como si
fueran monjes, así aparecieron en escena para presentarse ante una sala que a
esa hora estaba ya bastante más animada y concurrida. De modo que los suecos no
tuvieron dificultad para encontrar el
respaldo de unas primeras filas que lo dieron todo desde los compases iniciales
de “Requiem”.
He de admitir que teniendo en cuenta su bagaje y su trayectoria me sorprendió que su puesta en escena fuera tan sobria y minimalista, sin ni tan siquiera contar con un juego de luces que les ayudara a captar la atención de los que todavía no les conocían, pero lo cierto es que los holmienses arribaban esta noche para ejercer el papel de “openers”. En cualquier caso, composiciones de nuevo cuño como “Betrayal” o el monumental “Failure” sirvieron para poner de manifiesto que la banda no ha perdido ni un ápice de su devastador olfato a la hora de desplegar su aniquilador death metal salpicado de esencias clásicas.
Tras
haber presentado un par de nuevas composiciones que fueron muy bien acogidas
por sus seguidores era un buen momento para echar la vista atrás, concretamente
hasta su obra de 2013 “Neogenesis”, para mostrar su faceta más letal y devastadora
dando buena cuenta del que fue su tema apertura “Into Oblivion”. Como era
previsible Diabolical tampoco quisieron dejar pasar la ocasión de proponernos
las ambientaciones más pantanosas y de
ascendencia doom metalera a lo largo del
novedoso “The Fire Within”, que con sus fantasmagóricos desarrollos ralentizaba
mínimamente el aplastante ritmo que hasta ese momento había llevado el show.
Los
suecos no tardaron en recuperar de nuevo su faceta más seminal y agresiva para volver a pisar el
acelerador al máximo y conseguir que “Metamorphosis” se convirtiera en la punta
de lanza que nos marcó el camino hacia una rotunda recta final que estuvo protagonizada
por otras dos nuevas composiciones:
“Black Sun”, que representó el equilibrio perfecto entre contundencia y
melodía; para posteriormente dejar paso a la hímnica “We Are Diabolical”, tras
la que se marcharon acompañados de una rotunda ovación. Sin duda Diabolical
convencieron a su paso por la Ciudad Condal, aunque los que les hemos venido
siguiendo la pista durante los últimos años nos quedamos con ganas de escuchar
algo de material de sus primeras entregas.
Una
vez más, la formación que capitanean los hermanos Kolesne aterrizaba en la capital
catalana para demostrar el porque se han
convertido en una de las bandas más
longevas, prolíficas y respetadas de la escena underground internacional.
Aunque Krisiun no pudieron realizar su show completo, -con lo que tuvieron que dejarse muchas viejas favoritas
en el tintero-, lo cierto es que los brasileños nos ofrecieron una lección
magistral de demoledor death metal “old
school” impregnado de unas letras que
destilan satanismo, blasfemia y ocultismo.
Portando
como único elemento escénico un gran telón
trasero Krisiun salieron a escena haciendo gala de la determinación, la contundencia, y la convicción a la que nos tienen
acostumbrados, mostrando sus poderosas armas desde que irrumpieron en escena para volarnos la cabeza con todo un
clásico como es “Ravager”, dejando patente que su aniquiladora maquina de escupir
afilados riffs a una velocidad descomunal sigue estando en plena forma. Además
los desgarradores rugidos de su frontman Alex Camargo propiciaron que los
aledaños del escenario se convirtieran en un auténtico campo de batalla.
Sin
duda una de las claves para comprender el arrollador directo de los brasileños
es la estabilidad de una formación que se ha mantenido estable a lo largo de
toda su trayectoria, lo que les ha permitido evolucionar e ir creciendo disco a
disco, incluyendo diferentes matices y elementos en sus trabajos, aunque
conservando intacta la personalidad que siempre les ha caracterizado. Así que
la escogida para mostrarnos unos llamativos detalles técnicos junto a la
arrolladora pegada del aniquilador Max Kolesne fue “Combustion Inferno”.
Densas, pesadas, amenazantes y devastadoras, así sonaron las afiladas líneas de
bajo que se encargaron de anunciarnos que había llegado el momento de
sumergirnos de lleno en “Blood Of Lions”, que era la elegida para proponernos
una primera escala en el material de “The Great Execution”.
Dejando
a un lado los reiterados agradecimiento de Alex entre tema y tema, lo cierto es
que el trío brasileño no se extendió a la hora de las presentaciones, sacando
así el máximo partido a su escueto tiempo sobre las tablas. De modo que el
bombardeo fue constante, sucediéndose sin apenas concedernos ni un segundo de
tregua trallazos incontestables como el
novedoso “Scourge Of The Enthroned”. Con
el respetable coreando intensamente el nombre del trío brasileño tocaba echar
la vista atrás, concretamente hasta mediados de la década de los noventa, para que
Moyses diera buena cuenta de los despiadados
riffs de “Hunter Of Souls”.
Pero,
indiscutiblemente, el momento más caliente e intenso de la descarga de Krisiun
llegó justo a continuación cuando atacaron su acelerada versión del clásico de
Motörhead “Ace Of Spades”, que propició que la sala se viniera literalmente abajo.
Para atacar el último tramo de su presentación que mejor que esa pared sonora
que lleva por título “Bloodcraft”. Mientras que la elegida para rubricar la
fantástica descarga de unos Krisiun que nunca defraudan en directo fue la
novedosa “Demonic III”.
Aunque
como comentaba al inicio de esta crónica Septicflesh dieron sus primeros pasos
dentro de la escena extrema a principios
de la década de los noventa, lo cierto es que la ligera variación de su nombre
tras su retorno en 2007 acabó significando algo más que un simple cambio, ya
que la formación griega parece haber obviado todo el material que facturó a lo largo
de su primera etapa, concentrándose en sus directos en repasar los mejores
momentos de su discografía a partir de su retorno con aquel memorable
“Communion”. En cualquier caso esto no era ninguna novedad, ya que la banda ya
había utilizado un planteamiento similar en sus últimas visitas a la capital catalana. Tampoco cambió
en esta ocasión el montaje escénico, con dos pancartas laterales flanqueando el
escenario y un enorme telón de fondo. Ni tampoco el vestuario que lució su
amenazante frontman Spiros “Seth” Antoniou, quien volvió a aparecer enfundado
en su ajustado traje de cuero para liderar a sus compañeros durante la brutal
acometida que supuso la inaugural “Portrait Of A Headless Man”.
Como
suele suceder siempre en sus presentaciones las orquestaciones y los arreglos pregrabados
tuvieron un papel destacado a lo largo de todo el show. Pero lo cierto es que
esta noche las guitarras de Christos Antoniou y Sotiris Vayenas sonaron
potentes, crudas y más orgánicas que en anteriores visitas, dando un punch y
una intensidad extra a temas imprescindibles como “Pyramid God”, lo que junto a
las constantes arengas de Seth para hacer que el personal se animara propició
que el ambiente se fuera caldeando a medida que pasaban los minutos.
Sin
un nuevo trabajo que presentar Septicflesh concedieron un papel preponderante al
contenido de su última entrega de
estudio “Codex Omega”, con lo que tras permitirnos recuperar el aliento con los
desarrollos acústicos pregrabados el cuarteto se dispuso a volarnos nuevamente
la cabeza con el torrente épico que desplegó la batería de Kerim “Krimh”
Lechner durante las titánicas aceleraciones que convirtieron a “Martyr” en uno
de los momentos más destacados de esta primera mitad del show. Acto seguido la
oscuridad y el humo se apoderaron del escenario antes de que la humeante
velocidad de las guitarras nos diera argumentos para abandonarnos al
headbanging durante “Prototype”, que
provocaba que se formara uno de los pits más concurridos de toda la velada.
Tras
haber recabado una rotunda ovación los miembros del combo griego abandonaron
momentáneamente el escenario para permitir que los arreglos de cuerda enlatados
se encargaran de ambientar al personal
de cara al siguiente corte “Enemy Of Truth”, que quizás fue el único que sonó
un tanto deslavazado, ya que las guitarras acabaron quedando sepultadas bajo el
volumen atronador de las orquestaciones. La elegida para marcar el ecuador del
show fue una pieza que se ha convertido
en imprescindibles para todos sus incondicionales, la composición que prestaba título a su séptima entrega
discográfica “Communion”, y consciente de ello Seth no vaciló a la hora de
desentenderse de su bajo para extender los brazos al aire para incitar al
personal a que se sumara a los canticos para conceder al corte una
ambientación ritualista e iniciática.
Tampoco
quisieron los atenienses dejar aparcado el contenido de su octavo trabajo “The
Great Mass”, de modo que la elegida para reivindicar ese material fue la pieza más desgarradora, ecléctica y camaleónica de
todo el plástico “The Vampire From Nazareth”, que fundía a la perfección los
arreglos grabados y la demoledora pegada
de un “Krimh”, que se mostró infalible a lo largo de todo el show. Una nueva
mirada sobre “Communion” serviría como pretexto para repescar la siempre
terrorífica e inquietante “Lovecraft´s Death”.
Con
el respetable absolutamente desatado, y metido de lleno en el particular universo sonoro que nos
propusieron unos Septicflesh que se
fueron creciendo a medida que avanzaba la velada, tocaba encarar la recta final
de su presentación. Y para ello que mejor que desplegar toda la intensidad
melódica contenida en “Prometheus”. Mientras que para poner el broche
definitivo a esta primera parte del show el cuarteto nos haría transitar por
las desérticas ambientaciones que nos condujeron hasta “Persepolis”, que se acabó convirtiendo en el preámbulo perfecto para la
majestuosa “Anubis”.
Tras
un fugaz paso por los camerinos los
griegos no tardaron mucho en regresar sobre las tablas para agradecernos
nuestra presencia y nuestro apoyo antes de atacar el corte definitivo de la
velada, la sobrecogedora “Dark Art”. En definitiva que Septicflesh salieron
victoriosos en su enésima visita a la capital catalana, apoyándose en esta
ocasión en su parte más orgánica para dejar que los elementos grabados y las
orquestaciones quedaran relegados a un estudiado segundo plano.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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