Pocos,
muy pocos artistas hay que puedan presumir actualmente de hacer una gira por
nuestro país con tres fechas, Bilbao, Barcelona y Madrid, y agotar entradas en
dos de esas citas. Pero pongámonos en perspectiva Avantasia no son una banda al
uso, ya que desde que Tobias Sammet dejara momentáneamente aparcados a sus
emergentes Edguy para publicar “The Metal Opera”, la trayectoria ascendente y progresiva de
este ambicioso proyecto ha sido fulgurante. Varios son los logros que puede
apuntarse el diminuto y simpático
vocalista de Fulda: ser uno de los responsables de la vuelta a la escena
metalera de Michael Kiske, haber juntado a algunos de los mejores vocalistas de
las últimas décadas en sus obras de estudio y sus directos, liderar algunos de
los más importantes festivales del Viejo Continente…, dejando patente que Avantasia parecen no tener techo a día de
hoy.
En
sus anteriores visitas a nuestro país la banda ha descargado en grandes
recintos dentro del marco de los festivales veraniegos (Sonisphere, Leyendas
Del Rock , Rock Fest Barcelona), pero para la presentación de su nueva entrega
“Moonglow”, Sammet y sus acompañantes
regresaban a los recintos cerrados, siendo nuevamente el enclave escogido
para su reencuentro con la audiencia catalana la sala grande del Razzmatazz.
Como no podía ser de otra forma, teniendo en cuenta que hacía un par de semanas que se anunció que las localidades se habían agotado, el ambiente en los alrededores del recinto era el de las grandes ocasiones: con los bares próximos muy concurridos, y con una larga cola aguardando a que se abrieran las puertas del local para poder acceder y conseguir una buena ubicación. Con el gran circo liderado por Sammet con un mes ya de gira a sus espaldas era lógico que se hubieran filtrado muchos de los detalles y el repertorio que tendríamos ocasión de ver y escuchar a lo largo de la velada, pero lo cierto es que la expectación era máxima, con lo que la ansiedad y la impaciencia podían palparse en el ambiente. Al igual que sucediera en anteriores visitas el vocalista de Fulda se presentó acompañado de un equipo de gala, -que iré desgranando a lo largo de la crónica-, pero también hubo alguna notable ausencia como la del mencionado Michael Kiske o la vocalista americana Amanda Somerville.
En
cuanto al planteamiento de lo que fue el espectáculo propiamente dicho el
material de su última entrega discográfica gozó de un protagonismo
destacadísimo. Además Sammet se encargó en todo momento de llevar las riendas
del show, ejerciendo como maestro de ceremonias y como el perfecto anfitrión
para toda la retahíla de invitados que fueron desfilando por el escenario a lo
largo de las más de tres horas de concierto. Uno a uno irían apareciendo en
escena para interpretar junto al vocalista alemán un par de temas durante la
primera mitad del show. Mientras que durante la segunda mitad fue el momento de
interactuar entre ellos e incluso interpretar varios cortes de forma coral. Mención especial merecen “los
coristas”: Adrienne Cowan, Ina Morgan y Herbie Langhans quienes estuvieron todo
el show en escena arropando tanto a Sammet como a sus invitados.
Otro
detalle que me llamó la atención fue el montaje escénico, con un escenario a
dos niveles, comunicados por sendas escalinatas a los lados de la batería, que
fue por donde fueron descendiendo la
mayoría de invitados. Aunque he de admitir que en esta ocasión no me pareció
tan vistoso como en su anterior gira. En cuanto al sonido la verdad es que no estuvo
mal, pero me pareció que en muchos momentos la batería de Felix Bohnke estuvo a
un volumen excesivo, eclipsando a las guitarras de Sascha Paeth y Oliver
Hartmann. Pero, evidentemente, esta era una velada para poder disfrutar de la
calidad y el talento de los diferentes vocalistas, y creo que todos estuvieron
a un buen nivel, aunque el volumen de sus micrófonos estuviera sensiblemente
más bajo que el del propio Sammet. No obstante, de entre ellos me quedaría con
el concurso de un Geoff Tate al que vi mucho más integrado que en la anterior
gira, cantando fantásticamente e incluso ejerciendo como frontman en algunos
momentos del show.
A
la hora prevista, haciendo gala de una puntualidad británica, y tras sonar el
clásico de Ac Dc “You Shock Me All Night Long”, que fue coreado con auténtica
devoción por el respetable, las luces del local se apagaban para dejar paso a
la introducción “Symphony No. 9, Op 125 (Ode To Joy)”. Acompañado del
ensordecedor rugido de la audiencia la cortina que ocultaba el escenario de
miradas indiscretas no tardó en abrirse para que pudiéramos seguir los primeros
pasos de los músicos. Desde la parte superior, por encima de la batería de
Bohnke, emergió la figura de Sammet, -ataviado con su habitual gabardina larga,
su bandana en la frente, y su pañuelo al
cuello-, para dar el pistoletazo de salida con “Ghost In The Moon”, que servía
para poner de manifiesto que el nuevo material de Avantasia ha calado hondo
entre sus seguidores, ya que sus diez minutos de duración se nos pasaron como
un suspiro.
Si
hay algo que se ha mantenido invariable desde la primera vez que un servidor
tuvo ocasión de ver en acción a Sammet, en aquella lejana gira en la que unos
jóvenes Edguy abrían para Hammerfall, es su verborrea y su
particular sentido del humor. Así que tras darnos las buenas noches y
obsequiarnos con la primera de las muchas charlas que nos dio a lo largo de la
noche era el momento de que apareciera en escena el primer invitado de la
noche, Ronnie Atkins, para entre ambos marcarse un trepidante “Starlight”, que
nos dejaba la estampa de ambos vocalistas enfrentados cara a cara en el centro
el escenario. A estas alturas el ambiente estaba ya muy caldeado, así que todos
seguimos las indicaciones de Sammet y Atkins a la hora de entonar la melodía de “Book Of Shallows”, que era una
de las que más curiosidad tenía de ver en directo, con el vocalista danés llevando el peso de las voces para dejar que
una desatada Adrienne Cowan se calzara las botas del titán del thrash europeo
Mille Petrozza para hacer que la sala se viniera abajo.
Tras
recuperarnos de la impactante interpretación del tema Sammet se mostró
exultante e incluso se atrevió a sacar pecho al anunciarnos que “Moonglow”, era
el primer trabajo de la banda que entraba dentro del top-ten de ventas español,
y eso sin contar con el apoyo de las emisoras de radio, a las que también
dedicó unas “cariñosas” palabras justo antes de atacar “The Raven Child”, que
era la elegida para dejar que la epicidad se
adueñara del reciento, y para ello que mejor que contar con el concurso
de Jorn Lande, que apareció en escena luciendo una “discreta” camisa estampada
y una enorme cruz en el pecho. Sería el propio vocalista noruego el que se
encargó de presentar a Sammet durante los prolegómenos de “Lucifer”, que nos dejaba todo un derroche de
intensidad y feeling que se acabó saldando con un cerrada ovación.
Completada
esta primera incursión sobre el material de su anterior “Ghostlights”, la banda
sin mediar presentación, y sin ningún vocalista en escena, a excepción de “los
coristas” se abalanzó sobre el demoledor arranque de “Alchemy”. No tardó en
aparecer en escena Geoff Tate para echarse la banda a la espalda haciendo gala
de un excelente estado de forma, más delgado y activo que en sus últimas visitas
a nuestro país. Sin duda el frontman de origen germano fue uno de los más
aplaudidos a lo largo del show, y es que interpretaciones magistrales como la
que nos ofreció en “Invincible”, acompañado a los teclados de Miro Rodenberg,
sirvieron para que se diera un baño de masas mientras Sammet lo observaba
complacido desde su butaca situada junto a la batería de Bohnke.
Nuevamente
volvía a ser Sammet el encargado de
coger el timón de la nave para hacer estallar a la sala al presentar una de las
composiciones más celebradas de la noche “Reach Out For The Light”.
Desafortunadamente esta noche no estaban Kiske ni Somerville, pero para cubrir sus vacantes
Sammet contó con la colaboración de Ina Morgan y Oliver Hartmann, saldándose de
forma exitosa esa primera aproximación a su debut de 2001, con Paeth y el propio
Hartmann batiéndose en un vibrante intercambio mientras el vocalista de Folda
nos invitaba a rugir elevando los brazos al estilo Dickinson. El momento de recuperar el aliento llegó
durante los compases iniciales de la
pieza que presta título a su última entrega, “Moonglow”, que arrancaba con
Sammet y Adrienne Cowan sentados para acabar haciendo explotar el tema mientras
nos invitaban a mover los brazos de
izquierda a derecha a la vez que
cantábamos su ganador estribillo.
Acto
seguido el simpático vocalista reclamó la presencia y la colaboración de los
más heavys de la sala para que le acompañaran durante la interpretación del hit
discotequero de Michael Sembrello “Maniac” que, sorpresivamente, fue de los cortes
más coreados, no se si por el tema en cuestión o porque fue durante el que hizo su aparición estelar Eric
Martin. Curiosamente el vocalista americano fue el único junto a Bob Catley que
no descendió desde la escalinata, sino que apareció desde un lateral del
escenario. Como siempre Martin lució su eterna sonrisa y su juvenil estampa
mientras se metía al personal en el bolsillo al interpretar un temazo como
“Dying For An Angel”, que era la escogida para reivindicar el material de “The
Wicked Symphony”.
Precisamente
tras la salida del vocalista americano fue cuando Sammet irrumpió nuevamente en
escena para presentarnos al mítico cantante de Magnum, Bob Catley, que apareció ataviado con
una llamativa americana azul para desplegar toda su elegancia a lo largo de
“Lavender”, que con sus grandilocuentes coros
a lo Meat Loaf era la escogida para cerrar el extenso capítulo dedicado
a “Moonglow”. Pero no se zanjó aquí la
aportación del veterano vocalista británico, ya que acto seguido llegó uno de los
momentos más emocionantes de la velada con un vibrante “The Story Ain´t Over”, para el que se sumó Ina Morgan.
Una
vez zanjada la aparición de todos y cada uno de los invitados al show la descarga
prosiguió con “The Scarecrow” y el retorno a escena de Jorn Lande para ofrecernos un nuevo despliegue
de garra y potencia metalera antes de que Oliver Hartmann se encargara de
dejarnos una buena muestra de su calidad a las seis cuerdas. “Promise Land”, sirvió
como guiño al contenido de “Angel Of Babylon”, para su puesta en escena
tendríamos ocasión de deleitarnos con el choque entre la elegancia melódica de
Eric Martin y la rotundidad metalera de un Lande que brilló intensamente en un
arrollador final arropado por ambos
hachas. Precisamente fue Martin quien cambio de pareja de baile, ya que para
darle la replica durante “Twisted Mind” apareció Geoff Tate.
Si
en anteriores visitas había sido Atkins quien se encargó de ser el segundo de a
bordo de Sammet. En esta ocasión creo que el protagonismo de todos los
invitados estuvo bastante bien repartido. Aunque me gustaría destacar que fue
Geoff Tate quien se encargó de presentar y cantar junto al propio Sammet uno de
sus temas más emblemáticos “Avantasia”, que una vez más servía para poner la
sala literalmente patas arriba.
Acompañado de los cánticos del respetable el frontman de Fulda nos
anunciaba que se habían cumplido las dos
horas de show, pero también que lo mejor todavía estaba por llegar. Así que
acompañado por Atkins y Lande tocaba
centrar nuestro objetivo sobre el material de “Ghostlights”, para adentrarnos
de lleno en las oscuras ambientaciones de “Let The Storm Descend Upon You” y
“Master Of The Pendulum”, que propiciaba que toda la sala acompañara su
desarrollo con palmas.
De
entre “los coristas” Herbie Langhans fue el que más tuvo que esperar para poder
disfrutar de su momento estelar, pero lo cierto es que supo desquitarse
protagonizando junto a Oliver Hartmann uno de los momentos power de la noche
dando buena cuenta de la primera mitad de
“Shelter From The Rain”, dejando
que posteriormente Catley e Ina Morgan
se acabaran sumando también a la fiesta. Una nueva mirada sobre su
trabajo de 2016 serviría como excusa para que Sammet y Catley, pandereta en
mano, se encargaran de dar forma a “Mystery Of A Blood Red Rose”. Mientras que
la elegida para poner el punto y seguido a la velada fue, en palabras del
propio Sammet, una gran canción “Lost In Space”, esta vez sin el concurso de
invitados pero contando con las voces en los coros de todos los presentes.
No
tardaron mucho en regresar a escena para que Sammet nos mostrara su gratitud
por el apoyo y el afecto brindado. Pero, evidentemente, todos queríamos más.
Así que la encargada de volver a poner las emociones a flor de piel fue
“Farewell”, con Adrienne Cowan regresando
a la primera línea para darle la replica a Sammet en una impecable
interpretación. El fin de fiesta había llegado y para despedirse por todo lo
alto todos los vocalistas aparecieron
juntos en escena para acompañados de una abundante lluvia de confeti ponernos a
todos a cantar el medley que conformaron “Sign Of The Cross” y “The Seven
Angels”, tras el que se marcharon acompañados de una cerrada ovación.
Cuando
Tobias Sammet se embarcó en este proyecto creo que fuimos muchos los que pensamos
que nunca tendríamos ocasión de ver algo así sobre los escenarios.
Afortunadamente el tiempo y Sammet nos han acabado quitando la razón, ya que a
día de hoy Avantasia son una realidad dentro de la escena metálica europea
girando por recintos de medio aforo y copando los puestos de privilegio de los grandes
festivales. En definitiva que Sammet y
sus acompañantes no defraudaron a su paso por la Ciudad Condal, cumplieron con creces
las expectativas y nos regalaron una intensa velada de heavy metal y diversión, que únicamente se
vio lastrada por las incomodidades propias de una sala que estaba llena hasta
la bandera. Esperemos que en futuras ocasiones
tengamos ocasión de ver este espectáculo en un recinto de mayores
dimensiones y capacidad.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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