Para
algunos The Quireboys fueron una banda efímera, ya que hay quien piensa que su
andadura se reduce a sus dos primeras
entregas “A Bit Of What You Fancy” (1990) y su posterior “Bitter Sweet &
Twisted” (1993), en las que los londinenses
se reivindicaban como la respuesta de la vieja Inglaterra ante el soplo
de aire fresco que significaron las bandas del revival setentero que a finales
de los ochenta y principios de los noventa nos llegaron del otro lado del
Atlántico encabezadas por formaciones como The Black Crowes. Pese a los
altibajos, Spike y sus muchachos siguen hoy en activo, y siguen conservando
intacta la imagen de unos tipos elegantes, juerguistas y trasnochados, que uno puede
encontrarse a altas horas de la madrugada
en cualquier antro que rezume humo, alcohol
y buen rock n´roll. Su flamante
“Amazing Disgrace” significaba la excusa perfecta para volver a pisar,
una vez más, tierras catalanas, siendo en esta ocasión la Sala Upload la
elegida para acoger su fiesta roquera. Además de contar con la presencia de los
insignes roqueros londinenses para ir abriendo boca antes de su aparición
tendríamos ocasión de descubrir la propuesta de los gallegos Pölisong, quienes
aprovecharon la ocasión para presentar en vivo algunas de las composiciones de
su flamante nuevo trabajo “Soul Revolution”.
Aunque
me dio la sensación de que pocos de los que acudieron a presenciar su
presentación conocían de antemano al combo ferrolano, lo cierto es que los
chicos de Pölisong no tuvieron muchas dificultades para ganarse inicialmente el favor del
respetable. Sin duda que su propuesta fuera bastante cercana y afín a la de los
propios protagonistas de la velada acabó siendo clave para que consiguieran
conectar con gran parte de los asistentes. Sonaron potentes, nítidos, y muy
rodados, dando muestras de que son una banda con tablas, dejando claro desde el
mismo arranque que no estaban
intimidados ante el reto que representaba abrir las descargas de la mítica
formación inglesa en nuestro país.
Poniendo
todo el énfasis en el sonido de unas guitarras que por momentos me recordaron a
bandas míticas como The Who, el combo gallego apareció en escena para
romper el hielo, proporcionando argumentos para que el personal se moviera con
el marchoso ritmo de “White Star”, que les servía para dejar sentadas las bases
en torno a las que giraría toda su
presentación: unas guitarras compactas, unos adictivos estribillos, y todo
aderezado por ese característico sabor añejo que tanto nos gusta a los
seguidores del clasicismo roquero, tal y como dejaron patente al atacar la
pieza que presta título a su nueva entrega “Soul Revolution”.
Me
gustó mucho su actitud sobre las tablas, ya que se les vio enérgicos, confiados,
y con muchas ganas de convencer al personal con su flamante nuevo material, con
lo que no quisieron dejarse en el tintero la rotunda base rítmica que sirvió
para dar empaque a su nuevo single
“Electric Girl”, que nos dejaba la estampa de ambos guitarristas desdoblándose
para hacer que la temperatura en el
local continuara subiendo. No tardarían mucho en dar una rotunda vuelta de
tuerca al ritmo que había tomado el show para invitarnos a acelerar el paso a
lo largo de “Knight if The Sun”.
De
su anterior entrega “High”, que publicaron en 2015, Pölisong no quisieron dejar
aparcadas las potentes guitarras de esencia stoner que marcaron temas como
“Warrior”, ni tampoco la rotunda contundencia salpicada de esencias zeppelianas
que desplegaron a lo largo de la compacta “Shake It”, que personalmente fue de
las que más me gustó. Pese a que, como comentaba, los gallegos consiguieron captar la atención
del respetable durante los primeros compases de su presentación, lo cierto es
que me dio la sensación de que su show acabó resultando algo largo, con lo que
temas como “My Way” o “Space Traveller”, acabaron pasando algo desapercibos
entre los presentes.
No
obstante el cuarteto se esforzó al máximo
para no perder el pulso a su
presentación, y encararon la recta final del show con un par de trallazos
incontestables como “We Are Free Playing Rock N´Roll”, y la potente
“Thunnderbolt”. Lo dicho, aunque les costó mantener el nivel de intensidad a lo
largo de su presentación, lo cierto es que el debut de Pölisong en los escenarios
de la capital catalana se acabó saldando con un notable alto.
No,
no hubo sorpresas. Tampoco creo que nadie las esperara. Creo que todos sabíamos
lo que podíamos esperar de The Quireboys en directo. Y la verdad es que las huestes
que lidera Spike salieron a escena dispuestos a darnos lo que habíamos ido a
buscar: una noche caliente, animada e intensa, repleta de rock n´roll canalla,
marchoso, e irreverente, convirtiéndose en la perfecta banda sonora para esta velada de
jueves. Aunque los británicos han venido publicando trabajos de forma regular
durante los últimos años, creo que todos intuíamos que el grueso de su
repertorio estaría centrado en el material de su opera prima “A Bit Of What You
Fancy”, como así fue. No obstante, Spike y sus muchachos eligieron para darnos
la bienvenida al show esa declaración de intenciones que es la eléctrica “I
Love This Dirty Town”, rescatada de su “Homewreckers & Heartbreakers” de
2008, que nos dejaba con los primeros paseos de un elegante frontman que, con
su inseparable pañuelo anudado a la cabeza, no tardó en meterse a todo el
personal en el bolsillo.
La
fiesta no había hecho más que dar los primeros pasos. De modo que con Spike
abriendo los brazos en jarra para levantar los ánimos de unas enfervorizadas primeras filas arrancaba el imprescindible
“Misled”, que con sus pinceladas de descarado vacileo hizo que la sala acabara
acompañando con palmas el arranque antes de que la euforia acabara desatándose.
Tras recabar la primera ovación de sus incondicionales, y felicitarse por estar
de vuelta en la ciudad, era un buen momento para reivindicar sus raíces más “stonianas”
dando buena cuenta de otra de las composiciones de su debut “There She Goes
Again”, con Spike paseándose altivo por el escenario mientras buscaba
incasablemente la complicidad de un respetable que no se cortó lo más mínimo a
la hora de entonar su ganador estribillo.
Aunque
no fueron muchas las composiciones de “Amanzing Disgrace” que tuvimos ocasión
de escuchar a lo largo de la velada, los londinenses no quisieron dejar
aparcados los aromas setenteros de “Seven Deadly Sins”, que llamó la atención
por la rotunda alternancia entre guitarras y teclados que protagonizaron Guy
Griffin y Keith Weir antes de ofrecernos ese atractivo final preñado de tintes
souleros. Con el personal bastante animado, y con el ambiente ya bastante
caldeado, el incombustible Spike se desprendió de su elegante americana antes
de atacar uno de los temas más celebrados de la etapa más reciente de la banda
“Mona Lisa Smiled”, que les quedó de lo más emocionante y emotiva, con el
vocalista rasgando sus cuerdas vocales para firmar un dramático final. No
abandonarían el material de “Homewreckers & Heartbreakers”, ya que acto
seguido le llegó el momento a “Hello”, que nos dejaba la estampa de un frontman
absolutamente desatado, interactuando constantemente con el público para acabar
rubricando una interpretación que podría haber firmado el propio Rod Stewart.
Y es
que los londinenses además de desprender ese halo de autenticidad roquera que
siempre les ha caracterizado se mostraron de lo más cercano con sus
incondicionales, logrando que la sala se viniera literalmente abajo cuando
atacaron gemas imprescindibles dentro de su longeva producción discográfica
como la primeriza “Whippin´Boy”, que se convirtió en la excusa perfecta para
que todos moviéramos las caderas dando así continuidad a una auténtica fiesta
roquera. De modo que tras preguntarnos si queríamos más rock n´roll era un buen
momento para dejar que las guitarras de Griffin y Guerin volvieran a rugir
intensamente para dar forma al tema que prestó título a su tercera obra de
estudio, aquella que significó su retorno a principios del siglo XXI, y que
llevaba por título un definitorio “This Is Rock N´Roll”.
No
obstante, señoras y señores, lo mejor todavía estaba por llegar. Así que cuando
Spike nos comentó que el siguiente tema sería el que fue el segundo sencillo de
la banda a principios de la década de los noventa, todos sabíamos que había
llegado el momento de una vieja favorita como es la icónica “Hey You”, que nos
dejaba a una sala absolutamente entregada mientras Spike inclinaba su micrófono
hacia las primeras filas para invitarnos, una vez más, a cantar. El segundo y
último guiño a su flamante “Amanzing Disgrace”, estuvo reservado para “Original
Black Eyed Son”, y ese embaucador aroma a big band, con los teclados dando la
entrada a sus contagiosas guitarras.
Sí,
durante la velada hubo mucha marcha, mucha diversión, y … toneladas de rock
n´roll. Pero estaba claro que The Quireboys no iban a marcharse sin dejarnos
una buena muestra de su indiscutible capacidad para interpretar esas
desgarradoras baladas repletas de intensidad y feeling, tal y como dejaron
patente en la apabullante interpretación de “I Don´t Love You Anymore”. El
clima se mantendría durante el arranque de “Sweet Mary Ann”, que fue creciendo progresivamente hasta convertirse
en un vendaval roquero.
Para
poner la guinda definitiva a una velada
que estuvo marcada por las emociones fuertes que nos brindaron los británicos,
que mejor que la invitación a la diversión y el desmadre que supuso “7
O´Clock”, que era la escogida para poner el punto y seguido a un show que tuvo
su epilogo, en forma de bis, con un delirante “Sex Party”, que sonó tan fresco
y genuino como cuando un servidor tuvo ocasión de escucharlo por primera vez en
directo hace ya 26 años.
En
definitiva, creo que todos nos fuimos contentos a casa. Con la convicción de
que las buenas composiciones sobreviven inalterables al inescrutable paso del
tiempo. Además The Quireboys demostraron que siguen conservando la energía, la
magia, y el feeling que les convirtieron en una de las revelaciones de la
escena británica a principios de la década de los noventa. Resumiendo que Spike
y sus secuaces nunca fallan en directo. ¡Diversión Garantizada!
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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