Por mucho que haya cambiado el negocio de la música en los últimos lustros hay cosas que siguen igual. Y una de ellas es que la carretera sigue siendo la mejor escuela para las bandas. Quizás las dos formaciones que protagonizaban el cartel de esta noche de miércoles en la sala Bóveda de la Ciudad Condal, Kissin´ Dynamite y BlackRain, no pueden presumir en lo que a vender discos se refiere, pero pueden sacar pecho y decir con orgullo que llevar tanto tiempo luchando sobre los escenarios les ha servido para tener un directo sólido, solvente, y, sobre todo divertido. En el caso de las estrellas de la noche, Kissin´ Dynamite, ya habíamos tenido ocasión de comprobarlo en su visita a principios de este mismo año acompañando a sus compatriotas, Powerwolf. Así que ahora era el momento de ratificar las buenas sensaciones dejadas liderando su propio espectáculo para presentar un fantástico trabajo como es “Ecstasy”. Además para hacer todavía más atractiva la velada los roqueros de Burladingen contarían con unos invitados de lujo como son los franceses BlackRain, quienes aprovecharon la ocasión para presentar en sociedad su flamante nuevo trabajo “Dying Breed”.
He
de reconocer que habiendo seguido su trayectoria y tras profundizar en su
última entrega un servidor tenía muchas ganas de ver en directo a la banda que
lidera el guitarrista y vocalista Swan. Desafortunadamente, como viene siendo
habitual en casi todos los conciertos que se celebran entre semana en la
capital catalana, la afluencia de púbico no fue todo lo numerosa que merecía la
cita. Pero hay que reconocer que los que
vinieron lo hicieron con la mejor predisposición y con muchas ganas de cantar,
bailar y divertirse.
Puntualmente, a la hora prevista, las luces del local se apagaban para que acto seguido los franceses aparecieran sobre un escenario engalanado con la portada de su último redondo. Desde antes de que empezaran a hacer rugir sus instrumentos ya nos llamó la atención su look glamoroso, -vistiendo jeans, cadenas, bandanas, etc…-. Pero lo que más nos sorprendió fue la potencia y la nitidez de su sonido, lo que provocó que la gente se metiera de lleno en el show desde que abrieron fuego con la pieza que inaugura y presta título a su última entrega “Dying Breed”, que servía para que el cuarteto y el propio público acabaran coreando el estribillo del corte con el puño en alto, sellando así una conexión que se mantuvo durante toda su presentación.
No
se si esta es la tónica habitual en todos los conciertos de BlackRain, pero lo
cierto es que tras tan solo un tema los franceses ya se habían metido a todos los presentes en
el bolsillo…, y la cosa no se quedó ahí. Habían salido con las pilas bien
cargadas, dispuestos a montar una buena fiesta. Y la respuesta del respetable
fue impresionante, de modo que la gente no dudó en ponerse a cantar la coreable
melodía de otra de las nuevas “Hellfire”. Como comentaba, me gustó mucho su
descaro, su actitud, su entrega…, pero sobre todo las formas y la voz de un Swan que estuvo sublime durante todo el
show, liderando a sus compañeros para convertirse en el nexo de unión perfecto entre
banda y público, invitándonos a ser participes en temas potentes y pegadizos como “Wild Wild
Wild”.
Aunque
para la gran mayoría de los asistentes esta era la primera toma de contacto con
el combo francés, el carismático frontman se encargó de recordarnos que ya
habían estado por aquí anteriormente. Así que tras saludar efusivamente a los
que ya les habían visto en directo llegaba el momento de echar la vista atrás
para recuperar un corte de su segundo largo, “Innocent Rosie”. Pese a
que en un principio no estaba prevista en el setlist de esta noche, la
aplastante “Blast Me Up”, con notable participación del respetable, acabó
convirtiéndose en uno de los momentos álgidos de la noche.
Dejando
a un lado su vertiente más gamberra y sleazy, llegaría el momento de
adentrarnos en tesituras más hard
roqueros con “A Call From The Inside”, que nos dejaba con el llamativo solo de
Max 2. No dejarían de lado el material
de su sexta y última entrega, ya que acto seguido sería el rotundo bajo
de Heinrich el que se encargó de flanquearnos el paso hacia ese derroche de
macarrismo roquero que es “Nothing Can Change”.
Para
encarar la recta final de una presentación que se fue caldeando a medida que
avanzaba el combo galo optó por “Overloaded”, que a la postre fue el único
recuerdo que se permitieron a su trabajo de 2011, “Lethal Dose Of…”, y que se
saldó con un fugaz guiño al “Sweet Child O´Mine” de Guns N´Roses. Para poner el
punto y final a su arrolladora presentación BlackRain nos regalaron una coreadísima versión del clásico de Twisted Sister “We´re
Not Gonna Take It”, dejándonos unas fantásticas sensaciones y con la impresión
generalizada de que no nos hubiera importado que Swan y sus muchachos se
hubieran tocado un par de temas más. Lo dicho una banda con experiencia,
calidad, imagen …, y ante todo un directo divertido y arrollador.
No había margen de error. Tras la vibrante descarga que se acababan de marcar BlackRain, los actores principales de la velada Kissin´ Dynamite estaban obligados a ofrecernos su mejor versión, poniendo toda la carne en el asador sino querían que los galos les acabaran pasando la mano por la cara. El reto no era fácil, y la exigencia iba a ser máxima, pero lo cierto es que el combo germano supo aprovechar la inercia positiva que supuso tener a un público entregado para acabar ofreciendo un show de lo más divertido, potente y competente. Aunque en honor a la verdad hay que reconocer que en ningún momento consiguieron sonar tan nítidos y rotundos como los galos.
Pese
a que en nuestro país la formación que
lidera el vocalista Johannes Braun no es una banda de masas, lo cierto es que
para su presentación de esta noche los germanos decoraron el escenario con unos
cartuchos de dinamita sobre los amplificadores y unas pequeñas plataformas.
Además en uno de los laterales había un piano que posteriormente utilizó Hannes
durante la interpretación de la balada “Heart Of Stone”, pero no adelantemos
acontecimientos.
Acompañados
de una solemne introducción los miembros de la banda fueron poco a poco
apareciendo en escena para tomar posiciones y empuñar sus respectivos
instrumentos mientras el personal les jaleaba a modo de bienvenida. Como no
podía ser otra forma el último en aparecer, -luciendo camisa blanca y
colocándose frente a un ventilador para que agitara su melena rubia-, fue Hannes
para rápidamente tomar el timón de la nave germana mientras nos invitaba a ser
participes del estribillo del primer corte de la noche, el himnico “I´ve Got
The Fire”. Elevando su voz sobre los vítores del respetable el sonriente
frontman nos saludaba con un rápido “Bona Nit”, antes de preguntarnos si
estábamos preparados para la fiesta roquera que se desató durante el efectivo y
vacilón “Someday´s Gotta Do It”, con la que el público dejaba patente que había
venido dispuesto a ser parte activa del show.
La
noche no había podido empezar mejor, con una banda enchufadísima y un respetable
que parecía dispuesto a pasarlo en
grande. Así que el ambiente continuo calentándose cuando el nombre de la banda
se iluminó sobre los Marshall´s que había en el escenario y el quinteto nos
propuso una primera mirada al pasado de manos del marchoso y coreable “Love Me,
Hate Me”, que se saldaba con el intercambio de solos entre Andre Braun y Jim
Müller.
Habiéndonos
hecho cantar durante los compases iniciales del show, Hannes nos recordó que la
banda ya nos había visitado hacia tan solo unos meses. De modo que estaba
convencido de que todos recordaríamos el fácil estribillo del siguiente tema
“DNA”, y lo cierto es que el vocalista no se equivocó, ya que la sala se vino
abajo. Con el bajista Steffen Haile ocupando el centro del escenario e
invitándonos a acompañarle con palmas arrancaba un tema que se ha convertido en
uno de los imprescindibles en todas sus presentaciones “Sex Is War”, que se
acabó convirtiendo en la excusa perfecta para volver a poner a prueba nuestras
gargantas.
No tardaría en llegar la sorpresa de la noche, ya que para la interpretación de la pieza que da título a su más reciente entrega discográfica “Ecstasy”, Hannes contó con la colaboración de la vocalista Anna Brunner de Exit Eden, que les está acompañando en todo este periplo europeo. La invitada no abandonó el escenario tras esta primera intervención, ya que el tándem vocal se mantuvo a lo largo de la fiestera “Sleaze Deluxe”, que nos dejaba la imagen de ambos vocalistas moviendo las caderas para intentar contagiar a los más animados de las primeras filas.
El
retorno sobre su nuevo material, tras despedir momentáneamente a la vocalista
de Exit Eden con reverencias, llegó de manos del ritmo más cadencioso de “Breaking The Silence”. Sin concedernos ni un
segundo de tregua llegaría uno de los momentos de la noche, ya que Hannes tomo
posición frente al piano en el centro del escenario para regalarnos los oídos con la deliciosa y sentida balada
“Heart Of Stone”.
La
fuerza y la garra roquera no tardarían en regresar, ya que la elegida para
volver a poner al público en movimiento fue otra de las nuevas “Waging War”,
para la que Hannes sacó a escena una bandera con el logo de la banda que acabó
ondeando sobre nuestras cabezas. Las guitarras acústicas reclamarían su cuota
de protagonismo durante “Six Feet Under”. Mientras que el punto y seguido a la
velada corrió por cuenta del siempre
divertido “I Will Be King”, que al igual que sucediera en su anterior visita
fue llevado a escena de forma teatral, con Hannes luciendo capa, corona y cetro
para acabar tomando posesión de su trono en el centro del escenario.
No
tardarían mucho en volver espoleados por una audiencia que todavía quería más.
Así que el regreso estuvo marcado por ese soplo de aire fresco y buen rollo que
es la novedosa “You´re Not Alone”. Para dejar que el broche definitivo a esta
perfecta velada de hard rock lo pusiera “Flying Colours”, con un público
nuevamente enfervorizado y con una banda que cerró el show haciendo una torre
humana al estilo de sus compatriotas Scorpions.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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