No hay dudas Volbeat son actualmente una de las bandas del momento. Si ya con su anterior “Seal The Deal & Let´s Boogie”, la formación danesa se posicionó en los lugares nobles de los festivales más importantes del Viejo Continente, tras su gira del pasado verano junto a Guns N´Roses, Michael Poulsen y sus muchachos dieron un empujón a su carrera, siendo conocidos y aceptados por el público “mainstream”. Quizás por ello “Rewind, Replay, Rebound” estaba llamado a ser el álbum definitivo de la banda, y lo cierto es que pase a ser un trabajo notable muchos de sus seguidores afirman que esta un peldaño por debajo de sus últimas entregas. En cualquier caso, su vuelta a la capital catalana liderando su propia gira, en esta ocasión en la sala grande del Razzmatazz, movilizó a una enfervorecida audiencia que había agotado el papel desde semanas antes de la cita.
Y es que la ocasión lo merecía, ya que dejando a un lado la descarga de la formación de Copenhage para abrir boca y calentar motores en esta tarde noche de sábado contaríamos con la presencia de unos ilustres veteranos como son Danko Jones, -toda una garantía de diversión y actitud roquera-, que aprovecharon la ocasión para presentar su nuevo trabajo “A Rock Supreme”. Además por si la presencia de los canadienses no fuera reclamo suficiente para acudir a primera hora de la tarde al recinto, para amenizar los instantes previos antes de la salida de Volbeat tendríamos ocasión de ver en acción a los metaleros de Savannah, Baroness.
Hay algunas bandas que no necesitan adornar su puesta en escena ni intentar que sus composiciones suenen grandilocuentes y majestuosas, y Danko Jones son una de ellas. El trío canadiense lleva más de dos décadas quemando escenarios a su paso, bombardeando a sus seguidores con una retahíla de composiciones directas, potentes y desbordantes de actitud, en las que se combinan elementos del hard rock, el punk y el garaje; y todo ello aderezado por una sucesión de estribillos coreables y altamente pegadizos.
Aunque el inicio de la descarga del combo de Ontario estaba fijado a media tarde muchos no quisieron perderse las tropelías de Danko, John y Rich. Con el material de su nueva entrega ya totalmente asimilado por parte de sus incondicionales, -“A Rock Supreme” se púbico a finales del pasado mes de Abril-, los canadienses salieron a escena con las pilas bien cargadas, dispuestos a aprovechar al máximo su exiguo tiempo sobre las tablas. Así que decidieron dar el pistoletazo de salida con una trepidante declaración de intenciones como fue “I Gotta Rock”.
Con la minúscula batería de Rich ocupando la parte central del escenario mientras sus compañeros se posicionaban a los lados, el trío demostró encontrarse en un fantástico momento de forma, de modo que imprimieron a su show un ritmo de lo más eléctrico y vivaz, empalmando muchos de los temas, tal y como sucedió con el hímnico y novedoso “Fists Up High”, que daba argumentos para que los más animados corearan su pegadizo estribillo con el puño en alto.
Mientras Danko Jones nos volaban la cabeza con sus trallazos directos e incontestables, la sala poco a poco iba tomando colorido. Así que cuando el llegó el turno de proponernos el festivo riff de “First Date”, los aledaños del escenario se habían convertido ya en un auténtico desmadre. Y es que Danko Jones son de esas bandas que tienen una facilidad pasmosa para meterse al púbico en el bolsillo, de modo que la audiencia se volcó con el trío cuando reconoció el que fue el primer single de su quinta entrega discográfica, “Full Of Regret”.
Siempre cercano, cachondo y simpático, Danko no quiso dejar pasar la ocasión de vacilar al personal, proponiéndonos un brindis con la que denominó su bebida favorita: la horchata, para posteriormente presentarnos otra de las nuevas “Burn In Hell”. Pese a que no suele ser su registro habitual, he de admitir que me gustó mucho la rotundidad, -casi metálica-, con la que sonó “Had Enough”. Mientras que el colofón definitivo para una presentación intensa, y que se pasó como un suspiro, corrió por cuenta del adictivo “My Little RNR”.
Poco más se puede añadir de la descarga de unos Danko Jones que pese a no disponer de mucho tiempo nos brindaron una sesión de poco más de media hora de actitud, garra, y marchoso rock n´roll
Poco tenía que ver la inmediatez que nos habían propuesto los canadienses con la densidad y sofisticación sonora que iba a desplegar el combo americano que lidera desde sus inicios el vocalista y guitarrista John Dyer Baizley. Sin duda la propuesta de Baroness no resulta apta para oídos poco entrenados, pero lo cierto es que cuando el veneno de los de Savannah te atrapa uno no puede más que dejarse arrastrar por esa catarata de emociones y riffs mastodónticos.
Quizás por ello no me sorprendió que la gente no se mostrara tan animada y efusiva con ellos como lo había estado durante la presentación de Danko Jones. Pero, en cualquier caso, cabe remarcar que Baroness dio un concierto de lo más solvente y convincente, repasando algunas de sus composiciones más emblemáticas para dejar que el tramo central del show estuviera copado por los temas de su nueva entrega “Gold & Grey”. Con el escenario engalanado con un enorme telón de fondo el cuarteto americano aparecía en escena para rápidamente crear su característica pared de sonido durante la inicial “Kerosene”.
Pese a que como comentaba anteriormente John Dyer Baizley se mostró en todo momento como el líder indiscutible de la banda, me gustaría destacar la figura de la guitarrista Gina Gleason en temas como “March To The Sea”. Tras haber abierto fuego con un par de viejas favoritas tocaba satisfacer la curiosidad de sus incondicionales, así que había llegado el momento de comprobar como sonaban en directo algunas de sus nuevas composiciones. La primera en hacer acto de presencia fue la ecléctica “Borderlines”, que combinó desarrollos de alta intensidad melódica con la habitual rotundidad de su base rítmica.
Mucho más oscuro, introspectivo, y hasta algo melancólico sonó el arranque de “Tourniquet”, para posteriormente cambiar de orientación y abocarnos hacia derroteros más atmosféricos. Y es que pese a conservar su primigenia esencia sludge, la propuesta de Baroness parece cada vez más abocada hacia la vanguardia y la experimentación, y la mejor prueba la tuvimos durante la extraña “Can Oscura”, que estuvo marcada por la percusión y los efectos de guitarra. Tampoco faltaron durante su presentación los desarrollos de corte progresivo presentes en temas como “Throw Me An Anchor”, que de entre las nuevas fue de las que mejor funcionó.
Tras dar por finalizado el tramo dedicado a las composiciones de su última entrega “Gold & Grey” había que echar la vista atrás para centrar nuestro objetivo en las composiciones de su aclamado “Purple”, del que rescataron para la ocasión la minimalista “Fugue”, todo un oasis de calma en medio de su habitual tempestad de riffs; para posteriormente dejar paso a la dinámica aplastante de “Shock Me”.
Para encarar la recta final del show los americanos nos propusieron un retrospectivo viaje hasta su debut de manos de un “Isak”, desatando la euforia entre sus más fieles seguidores. El capítulo final de la descarga de Baroness corrió por cuenta del aplastante “Take My Bones Away”, que gracias a su rabia stoner nos dejaba a todos con un buen sabor de boca.
No fue un mal concierto el que nos ofrecieron Baroness. Pero me dio la sensación que tras las garra roquera que desplegaron Danko Jones, las composiciones de Baroness acabaron resultando demasiado densas y sofisticadas para una audiencia que poco a poco fue perdiendo interés en su propuesta.
Aunque para algunos Volbeat sea una banda relativamente nueva, lo cierto es que la formación que a principios de siglo crearan el batería Jon Larsen y el vocalista y guitarrista Michael Polsen atesora ya un sólido catálogo discográfico. Pero sin duda la espita que hizo que la popularidad de la banda creciera como la espuma fue a raíz de trabajar con el guitarrista y productor americano Rob Caggiano. Desde entonces cada lanzamiento de la banda ha superado a su antecesor, y el cuarteto ha visto como en cada gira tocaban en recintos de mayor aforo, lo que a la postre les ha convertido en uno de los nombres más solicitados en los festivales veraniegos.
Pero como suele suceder en muchos casos ese éxito masivo también les ha traído las críticas de algunos detractores que les han acusado de haber dulcificado excesivamente su sonido para conseguir llegar a un público más mayoritario. Personalmente, pienso que los daneses siempre han tratado de ser una banda que fuera apta para todos los púbicos. Solo así se puede explicar que justo antes de aparición estelar sonaran a través del P.A., Motörhead y Nick Cave & The Bad Seeds.
En cualquier caso, Volbeat consiguieron que en la sala grande del Razzmatazz se colgara el cartel de “Sold Out”. Así que ante un local abarrotado de enfervorecidos seguidores deseosos de pasarlo en grande el cuarteto aparecía en escena para dar argumentos de peso para que el personal se pusiera en movimiento siguiendo las afiladas guitarras de la inicial “The Everlasting”. Dados los recientes problemas vocales de Poulsen todos estuvimos muy pendientes de él durante los compases iniciales del show para comprobar en que estado de forma se encontraba. Y lo cierto es que, aunque le vimos pasar alguna dificultad, pudo sacar el show adelante de forma solvente.
Una vez resulta la principal incógnita de la velada tocaba dejarse arrastrar por la fiesta y el buen rollo que la banda, y especialmente el bajista Kaspar Boye Larsen, desplegó a lo largo de una acelerada versión de “Pelvis On Fire”, que servía para poner de manifiesto que los presentes conocían al dedillo las composiciones de su mas reciente “Rewind, Replay, Rebound”. La fiesta no había hecho más que comenzar, así que la euforia entre las primeras filas seguiría en aumento cuando la banda, envuelta en luces rojas, dio el pistoletazo de salida a una celebradísima “Doc Holiday”.
Y es que si la fiesta fue vibrante e intensa en la pista, el movimiento también fue constante sobre el escenario, con Rob y Kaspar intercambiando constantemente sus posiciones mientras Poulsen utilizaba cualquiera de los tres micrófonos dispuestos en escena para cantar los versos de la novedosa “Sorry Sack Of Bones”. El primer punto álgido de la velada no tardaría en llegar con el que se ha convertido en el gran hit de su anterior trabajo, “For Evigt”, que plasmaba la perfecta sintonía entre el cuarteto y una audiencia que a estas alturas del show parecía completamente entregada.
Sí, el público había demostrado que tenía muchas ganas de cantar. De modo que Poulsen y sus compañeros nos siguieron dando munición para que les acompañáramos durante “Lola Montez”, que era la escogida para realizar una segunda incursión en su obra de 2013, “Outlaw Gentlemen & Shady Ladies”. Como era previsible los daneses no se olvidaron del habitual vacileo con aromas acústicos, y con guiño incluido a su adorado Jhonny Cash, durante el arranque del marchoso “Sad Man´s Tongue”.
Además de ofrecernos diversión y rock n´roll a raudales, Volbeat nos tenían preparada alguna sorpresilla. Así que fue durante “Black Rose”, cuando Danko Jones apareció en escena para sumarse a la fiesta y acompañarles en sus contagiosos estribillos. El momento de relajar mínimamente los ánimos,- permitiéndonos recobrar el aliento tras un tramo de concierto de lo más intenso y vibrante-, llegó con los aromas acústicos de la deliciosa “When We Were Kids”, con la que volvían al material de su última entrega, invitándonos a mover los brazos mientras cantábamos su meloso estribillo.
A más de uno se nos heló la sangre cuando sin previo aviso escuchamos el icónico riff del “South Of Heaven”. Pero no, Volbeat no iban a tocar el clásico de Slayer, sino que fue uno más de sus vaciles justo antes de centrar su objetivo sobre “Slaytan”. Esa potencia y esa orientación casi metalera siguió flotando en el ambiente, -haciendo las delicias de sus fans más duros-, durante “Dead But Rising”. Cambiando las luces rojas del tema anterior por una iluminación en tonalidades azules llegaba el momento de demandar la participación del respetable para que se sumara a “Fallen”, que fue el único recuerdo que se permitieron a su “Beyond Hell/Above Heaven” de 2010.
Y es que durante la descarga de Volbeat tuvimos ocasión de escuchar amenazantes riffs de corte metalero, estribillos coreables, guitarras acústicas…, así que para acabar de redondear la noche que mejor que dejarnos llevar por el dinamismo de una composición que rezuma la esencia clásica del primigenio rock n´roll como es “Die To Live”, que se zanjaba con un espectacular solo de Rob Caggiano. El nivel de intensidad y la entrega del respetable no decreció, con lo que todos empezamos a saltar al reconocer la melodía del adictivo “Seal The Deal”. Mientras que el punto y seguido al show corrió por cuenta de otra de las nuevas que está llamada a convertirse en un himno indispensable en sus directos: “Last Day Under The Sun”.
Acompañados de los cánticos de la gente Poulsen y sus secuaces no tardaron en regresar a escena para cumplir con el tramite de los bises. Salieron con el mismo ímpetu que al principio del show, dispuestos a acabar de noquear al respetable con la incontestable pegada del corte que abría su anterior entrega “The Devil´s Bleeding Crown”, para posteriormente regalarnos una última muestra de “Rewind, Replay, Rebound”, de manos de “Leviathan”.
Una nueva incursión sobre su exitoso “Seal The Deal & Let´s Boogie” sirvió como pretexto para combinar la rotundidad de las guitarras y los melódicos estribillos que marcaron “Let It Burn”. Una fugaz mirada a los primeros tiempos de la banda traería a la palestra el primigenio “Pool Of Booze, Booze, Booza”, para dejar que el fin de fiesta definitivo corriera por cuenta del siempre efectivo “Still Counting” que nos dejaba la simpática estampa de la banda rodeada de sus seguidores más jóvenes.
No creo que a estas alturas existan dudas sobre el potencial de Volbeat. Son una banda con un directo arrollador, que parece haber encontrado la receta mágica para conseguir conectar con el público roquero y también con las grandes audiencias. Ahora bien, tendremos que esperar para ver cual será su próximo paso, ya que repetir una vez más la fórmula en un próximo disco podría matar a la “gallina de los huevos de oro”.
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