Indudablemente Y&T se han convertido en uno de los nombres imprescindibles para comprender el auge y la evolución del hard y el heavy metal en los últimas décadas. Poco importa que la formación que lidera el mítico Dave Meniketti publicara su última referencia de estudio “Facemelter” hace ya prácticamente una década, ni que nuestro país sea una escala obligada en casi todas sus giras por el Viejo Continente. Y es que los americanos siguen gozando del respeto, el cariño, y la admiración de un público fiel, devoto y leal, que los adora, y que prácticamente llenó la sala mediana del Razzmatazz pese a estar programada la cita para la noche del jueves. El cuarteto de Oakland se presentó solo. No necesitaron ni tan siquiera del concurso de una banda invitada que se encargara de caldear el ambiente, algo lógico si pensamos que sus seguidores acudieron al local dispuestos a disfrutar con unos músicos que deleitaron a sus condicionales con un vibrante show de 120 minutos.
Una vez más, y como viene siendo habitual siempre que una banda mítica visita la Ciudad Condal, la expectación podía palpar en el ambiente, ese que te hace presagiar que esta va a ser una gran noche, con los bares de los alrededores del recinto bastante concurridos, con ese público que acostumbra a movilizarse y reunirse cuando aterrizan por aquí bandas como Saxon, W.A.S.P., o Doro. Al igual que ya sucediera en sus últimas visitas el incombustible Meniketti se presentó a la cita acompañado por John Nymann a las seis cuerdas. Mientras que de la sección rítmica se encargaron el batería Mike Vanderhule y el bajista Aaron Leigh.
Puntualmente a las 21 horas y tras la habitual introducción el cuarteto de Oakland irrumpía sobre el escenario para desatar la euforia entre sus fieles incondicionales, y para ello que mejor que confiar en la indiscutible pegada de un zarpazo directo y adictivo como es el aplastante “Hurricane”. Pese a ser una banda de la vieja escuela, Y&T no precisaron de ninguna “artimaña” extramusical para captar la atención del personal y meterse al público en el bolsillo. Y es que sigue siendo una auténtica delicia ver como Mr. Meniketti con su guitarra es capaz de llenar todo el escenario. Además sigue conservando su característico registro vocal con lo que al atacar “Lonely Side Of Town”, primer recuerdo que se permitió a su archiconocido “Mean Streak”, el público enloqueció.
Sí, tal y como sucedió a lo largo del ya mencionado “Lonely Side Of Town”, hubo mucho feeling y mucha elegancia en la forma de tocar del frontman americano. Pero también hubo mucha marcha y mucho hard rock de estribillos altamente coreables, y la mejor prueba fue ver como la banda conectó con el público en temas como el marchoso “Don´t Stop Runnin´”, que se zanjaba con la tripleta de cuerda agrupada en el centro del escenario. Casi por sorpresa, y sin mediar palabra, no tardaría Meniketti en proponernos el incisivo riff del tema que prestaba título a su álbum de 1982 “Black Tiger”.
Durante la primera charla de la velada, el carismático vocalista y guitarrista a aparte de saludarnos y darnos las gracias por nuestra presencia nos comentó que a lo largo del show tenían previsto repasar toda su producción discográfica, realizando incursión en todos y cada uno de sus lanzamientos de estudio. De modo que tras haber abierto fuego con un buen surtido de su material de la primera mitad de los ochenta, -la que probablemente sea su época dorada-, tocaba cambiar de década para con el bluesero “Come In From The Rain” realizar escala en su “Ten” de 1990. Sin duda fue uno de los momentos de la noche. Uno de esos instantes mágicos en el que la sala se vino literalmente abajo. Y es que sigue poniendo los pelos de punta ver como reacciona la gente ante un clasicazo como es el célebre “Mean Streak”, que concluía con todo el auditorio coreando el cada vez menos habitual “oe,oe,oe….”
Aunque pueda parecer una obviedad esta era una noche de clásicos. Sí de temas clásicos, imprescindibles para comprender la evolución del hard rock y el heavy metal. Pero también era una noche de público clásico. Y eso se notó, y mucho, en la reacción y las formas de una audiencia que tarareo con absoluta devoción la melodía de otra de las imprescindibles en cualquier concierto de los americanos “Midnight In Tokyo”, que era la escogida para cerrar una apoteósica dupla extraída de su quinto largo. Tampoco faltó algún fugaz guiño a su etapa más hard roquera y comercial, dando buena cuenta de la elegante y delicada “Face Like An Angel”, con toda la banda arropando en los coros a Meniketti para hacer que el tema no perdiera esa orientación más cercana al A.O.R.
Acto seguido, y tras cambiar de guitarra, llegaba el momento de viajar a los primeros tiempos de la banda, -cuando todavía funcionaban con la denominación de Yesterday And Today-, para poner a prueba la memoria de los más veteranos con el primerizo “Earthshaker”. Nuestro recorrido por su producción setentera prosiguió con el alma bluesera del tema que abría y daba título a su segunda entrega de junio de 1978 “Stuck Down”, con la que Meniketti volvía sentar cátedra con otro de sus fantásticos solos marca de la casa, lo que provocó la cerrada ovación de un público que hacia ya mucho rato que había caído rendido ante la exhibición de intensidad, feeling y garra roquera que estaba presenciando.
Quizás fuera el mayor contraste que vivimos a lo largo de la velada, ya que después de completar la obligada escala por sus trabajos de los setenta el combo americano nos sorprendió con el marchoso y vacilón “I Want Your Money”, de su más reciente “Facemelter”(2010), que fue el momento de lucimiento de John Nymann. Si ya anteriormente durante la interpretación del “Mean Streak” vivimos un momento irrepetible, fue durante el imprescindible “I Believe In You” cuando Y&T lograron que el personal llegara al éxtasis, con un Meniketti sencillamente brutal, en plan guitar-hero haciendo llorar su guitarra para mercarse el solo más épico de toda la velada.
Tras semejante derroche de calidad el show estuvo detenido un par de minutos, con la gente tributando al guitarrista una merecida ovación. Pero, obviamente, aún tenía el veterano guitarrista mucha munición en la recamara. Así que la marcha y el rock n´ roll no tardaron mucho en volver a impregnar el recinto invitándonos a mover las caderas al ritmo de la electrizante “Hang´ Em High”. Con el bajo de Aaron Ligh, marcando el ritmo arrancaba “21st Century”, que fue la elegida para realizar una segunda mención a su producción noventera, centrándose ahora en su “Musically Incorrect”, siendo el corte que paso más desapercibido de toda la velada.
Pero fue simplemente un pequeño paréntesis, ya que la entrega del público volvió a ser total cuando sonó “”Contagious”, cuyo estribillo fue coreado reverencialmente con el puño en alto. Ese toque desenfadado, festivo, y hasta un tanto frívolo, quedaría plasmado en temas como el pegadizo “Summertime Girls”, que nos abocaba sobre un rush final que estuvo marcado por el imprescindible “Rescue Me” y un celebrado “I´m Coming Home”, que ponía el punto y seguido al show.
No tardaron mucho en regresar sobre las tablas para rematar la velada por todo lo alto con otra de las imprescindibles “Sail On By” del injustamente tratado “Endangered Species” de 1997, que posteriormente dejó paso a la inevitable “Forever”, con la nuevamente volvería a enloquecer el respetable sabiendo que el tiempo de los americanos estaba llegando a su fin.
Como siempre Y&T con Dave Meniketti al frente volvieron a sentar cátedra a su paso por la Ciudad Condal, dejando claro que el hard rock y el heavy metal no entienden de modas ni edades, sino de calidad, sentimiento y pasión. Ahora solo hay que esperar a que antes de su próxima visita los americanos se pasen por el estudio para poner fin a un silencio discográfico que se esta dilatando en exceso.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario