martes, 5 de noviembre de 2019

ANNIHILATOR+ARCHER NATION-RAZZMATAZZ 2-BCN-3-OCT-2019



Cuando un jovencísimo e imberbe Jeff Waters decidió reunir a  un grupo de colegas para tocar bajo el nombre de Annihilator poco podía imaginarse que su banda acabaría convirtiéndose en una de las más grandes de Canadá en lo que a heavy metal se refiere. Siguiendo la estela de sus vecinos del sur Annihilator consiguieron hacerse un nombre dentro de la escena thrasher y dar continuidad a una carrera que se ha prolongado ininterrumpidamente hasta nuestros días, aunque de aquella primera encarnación únicamente permanezca el mencionado Waters. La formación oriunda de Ottawa tenía una deuda pendiente con sus seguidores catalanes  tras la cancelación de la  gira que tenía que haber aterrizado en nuestro país hace justamente un año a consecuencia del fallecimiento en Agosto de 2018 del que fuera su vocalista Randy Rampage, con quien tenían previsto realizar unos conciertos conmemorativos del trigésimo aniversario de su exitoso debut “Alice In Hell”. Así que tras reponerse del impacto, y con un nuevo trabajo en la recámara que llevará por título “Ballistic, Sadistic”, que verá la luz a principios del próximo año, las huestes del incombustible frontman regresaban a la sala mediana del Razzmatazz para rubricar ante sus seguidores que todavía tienen cuerda para rato.

Aunque gran parte de los asistentes no conocían a los encargados de abrir fuego en esta tarde-noche de domingo, los thrashers californianos Archer Nation, fue su propio líder Dylan Rosenberg quien se encargó de recordarnos de que la banda  ya había estado por aquí hace cuatro años. El motivo de la visita del trío americano era presentar en sociedad el material de su tercera entrega discográfica  “Beneath The Dream”, un trabajo en el que se nota muy positivamente la mano de Mike Clink (Guns n’ Roses, Mötley Crüe, Megadeth...). Eso si que nadie piense que la banda son unos jovenzuelos a los que les ha sonreído la fortuna y han tenido ocasión de trabajar con el mítico productor, ya que los de Santa Cruz tienen un amplio bagaje como banda a sus espaldas.


Respaldados por un sonido nítido y muy potente Archer Nation irrumpieron  sobre el escenario dispuestos a  desplegar su heavy metal melódico salpicado de zarpazos thrasheros y algunos giros de corte progresivo dando  buena cuenta de la novedosa “Not My Own”. Sin duda uno de los grandes activos de la formación americana es  el registro vocal de Dylan, que a mi personalmente me recordó al Dave Mustaine de trabajos como “Youthanasia” o “Cryptic Writings”. Pese a ello, muchos de los presentes no acabaron de comulgar con la propuesta del trío californiano, argumentando que sus temas resultaban demasiado previsibles, y que en algunos momentos faltó una segunda guitarra que sin duda hubiera dotado a su  sonido de un poco más de empaque.

Aunque Archer Nation  han publicado tres largos y dos Ep’s desde que iniciaron su andadura allá por 2004, lo cierto es que su repertorio estuvo centrado en las composiciones del mencionado “Beneath The Dream”, del que desglosaron hasta seis cortes, concediendo un protagonismo destacado  a las intrincados cambios de ritmo y a los alardes solistas de Dylan que marcaron temas como  “Acedia”. El contraste a esos temas más complejos corrió por cuenta de las estructuras más clásicas y los estribillos más coreables de “Hell In A Handbag”, que era el escogido  para realizar una primera escala en su EP de 2016, “Who´s Gonna Save You Now?”.

Más atrás en el tiempo, concretamente hasta su segundo lardo de 2015, “Culling The Weak”, nos transportó “Day That Never Came”, para acto seguido volver a incidir en sus nuevas composiciones con el arrollador “División”. De entre las nuevas una de las que mejor funcionó, llegando a conectar con los miembros de las primeras filas, fue “Severed”, para dejar que el desenlace definitivo corriera por cuenta de “I Am The Dawn”. Aunque personalmente he de reconocer que me gustó, y mucho, la descarga de Archer Nation, lo cierto es  que tras acabar su concierto pude escuchar varios comentarios críticos refiriéndose a que el trío  de Santa Cruz no había estado a la altura de la cita. Ya se sabe…, para gustos los colores.


Si la memoria no me falla la última vez que tuvimos ocasión de ver a Annihilator  en tierras catalanas fue en 2018 como parte del Rock Fest Barcelona, una cita en la que por cierto Waters y sus acólitos se salieron. Así que he de reconocer  que me sorprendió cuando al acceder al recinto vi que la sala estaba  acotada a la mitad de su aforo. Aunque conociendo la entrega y la actitud que siempre ha mostrado Waters en directo todos sabíamos que ese pequeño detalle no iba a lastrar su presentación de esta noche en la Ciudad Condal. Además cabe destacar que sus acompañantes también lo dieron todo sobre el escenario, se movieron como auténticos posesos e incluso le ayudaron a lo hora de sacar adelante los coros de los temas, demostrando una complicidad y un buen rollo que para si quisieran muchos músicos que llevan toda la vida tocando juntos. Otro detalle que me gustaría destacar fue el repertorio escogido, ya que aunque cubrió gran parte de su prolífica discografía, lo cierto es que el grueso del setlist se centró  en sus primeras entregas y en las obras que han facturado a lo largo de la última década.

Al igual que ya sucediera en sus últimas visitas el cuarteto irrumpió en escena con las baterías bien cargadas, vestidos de riguroso negro, y capitaneados por un Waters que no tardó en apoderarse del centro del escenario para armado con una de sus clásicas flechas hacer retumbar los cimientos del local al son de la inaugural “Betrayed”. Habiendo recibido las primeras muestras de cariño de una audiencia que pese a no ser muy numerosa si que se mostró de lo más entregada y participativa, llegaba el momento de atacar una de las piezas que se ha convertido en imprescindible en cualquiera de sus directos “King Of The Kill”, con la que ratificaban, por si alguien albergaba alguna duda, que la banda sigue siendo una auténtica apisonadora en  directo.

Como era previsible el carismático e incombustible Waters se convirtió  en el centro de todas las miradas y en el perfecto maestro de ceremonias para una audiencia que no dudó a la hora de atender a sus demandas y acompañar con palmas los compases iniciales del siempre efectivo “No Way Out”. Acto seguido llegaba el momento de proponernos una primera incursión en la que hasta la fecha ha sido su última entrega discográfica “For The Damned”, rescatando  el vibrante “One To Kill”, un corte que pone de manifiesto que Waters no ha perdido la pasión de fan por una de las bandas clásicas para cualquier metal maniac: Judas Priest.

Aunque en su momento el tercer disco de los canadienses “Set The World On Fire”, el álbum  que grabaron junto al vocalista Aaron Randall, fue muy criticado por su orientación más melódica con respecto a sus dos primeras entregas, lo cierto es que actualmente es uno de los más apreciados por sus seguidores, y la mejor prueba fue comprobar como el público decidió hacer suyo el estribillo de su tema título ante la sonrisa de satisfacción de Waters. Los riffs no tardaron en acelerarse para dar ese toque netamente thrashero a la arrolladora “Ultraparanoia”, que propiciaba que la acción no se detuviera en los aledaños del escenario mientras Rich Hinks y  Aaron Homma corrían incansablemente para intercambiar una y otra vez sus respectivas posiciones.

Pese a que durante su longeva andadura Waters se ha consagrado como un hacha rápido, técnico y preciso, esto no quiere decir que el guitarrista haya bajado su nivel de exigencia a la hora de escribir sus canciones. Así que como el mismo nos reconoció  interpretar en directo temas como el que abría su álbum homónimo “The Trend”, sigue suponiendo un auténtico desafío para él. Evidentemente, como no podía ser de otra forma si hablamos de aunar virtuosismo y velocidad thrashera, no podía faltar ese desquiciante ejercicio que es el primerizo e incontestable “Schizos (Are Never Alone) Parts I & II”, que volvía a desatar la euforia del personal para poner el recinto literalmente patas arriba.

Acto seguido el trío de cuerda abandonó el escenario para dejar solo ante el peligro al batería Fabio Alessandrini, quien durante unos cinco minutos aproximadamente se dedicó a mostrarnos algunas de sus habilidades técnicas. No tardaron en regresar sus compañeros para volver a incidir en el tercer largo de la banda para dar buena cuenta del corrosivo “Knight Jumps Queen”, que estuvo marcado por su amenazante riff de bajo y esos demoledores coros marca de la casa. Sin concedernos ni un segundo de tregua tocaba cambiar radicalmente de registro, de modo que la banda tuvo que apretar los dientes para acelerar el paso haciendo  estallar esa bomba thrasera que lleva por título “Twisted Lobotomy”.

Tal y como comentaba anteriormente, el cuarteto ya ha terminado la  grabación de su décimo séptima entrega de estudio que llevará por título “Ballistic, Sadistic”. Así que Waters y sus muchachos no quisieron dejar pasar la ocasión y aprovecharon para presentarnos uno de sus nuevos  temas, “Psycho Wards”.  Mientras que el siempre devastador “Tricks And Traps”, acabó convirtiéndose en el único y solitario recuerdo que se permitieron a su “Remains” de 1997.

Pero fue justo antes de encarar la recta final del show cuando Waters nos comentó que el próximo año la banda tiene previsto girar presentando su nueva obra y a su vez celebrar junto a sus seguidores el trigésimo aniversario de su segundo trabajo “Never, Neverland”. Así que una vez formalizado el anuncio tocaba ponernos a todos a botar con una vieja favorita como es “Phantasmagoria”, que nos dejaba al personal levantando los puños al aire mientras coreaba incansablemente su siniestro estribillo.

Aunque a lo largo de los años Waters se ha labrado una fama de “dictador”, el frotnman canadiense no quiso olvidarse de rendir un sentido homenaje al que fuera su compañero el vocalista Randy Rampage, para acto seguido abalanzarnos de lleno sobre una apoteósica tripleta  final que incluyó la voracidad thrashera de “Burns Like A Buzzsaw Blade”, los celebradísimos coros de una audiencia totalmente entregada durante el apoteósico “W.T.Y.D.”, para dejar que el colofón definitivo corriera por cuenta del tema que les sirvió como carta de presentación a nivel internacional  a finales de la década de los ochenta, “Alison Hell”.

En definitiva gran concierto de unos Annihilator que demostraron estar en un excelente estado de forma. Un servidor ha tenido ocasión de ver a la banda en diferentes ocasiones a lo largo de las últimas dos décadas, y sinceramente creo que la actual encarnación del combo canadiense es una de las mejores que ha tenido a largo de su carrera. Ahora habrá que esperar que Waters cumpla con su palabra y tengamos ocasión de verles por aquí el próximo año  presentando su nueva obra y celebrando el trigésimo aniversario de su segunda entrega “Never, Neverland”.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ

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