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lunes, 4 de noviembre de 2019

CLOVEN HOOF+RAPTORE-MONASTERIO-BCN-31-OCT-2019


A lo largo de la historia del heavy metal se ha ido forjando un nutrido  elenco de músicos y bandas a los que la suerte parece haberles sido esquiva, pasándoles el éxito y el reconocimiento muy cerca, pero sin llegar a acogerles entre sus brazos. Evidentemente si hablamos de las formaciones clásicas que se encuadran dentro de la N.W.O.B.H.M., Cloven Hoof, son uno de los grandes damnificados. Pero pese al tiempo transcurrido y a los sinsabores su fundador el bajista Lee Payne sigue liderando a una formación de Wolverhampton que nutrida por la savia nueva que aportan sus flamantes nuevas  incorporaciones parece estar viviendo una segunda juventud. Para su retorno a tierras catalanas la mítica formación británica escogió la sala Monasterio. Mientras que para ejercer como anfitriones en esta noche de Halloween en la Ciudad Condal contaríamos con la presencia de Raptore.

La veteranía de algunos de los miembros de los británicos contrastaba con la juventud de los integrantes de la banda que abriría la descarga, Raptore. Mucho ha cambiado la alineación del combo desde que diera sus primeros pasos en La Plata  allá por 2012, ya que actualmente la banda que capitanea el vocalista y guitarrista argentino Nico Cattoni, tras afincarse en tierras catalanas, se completa con viejos conocidos de la escena local como son: el bajista Cristian Blade, a quien tuvimos oportunidad de ver hace apenas unos días abriendo la descarga de Liv Sin junto a sus compañeros de Streamer, el guitarrista Jan Paelinck (Hobo), y el batería Ángel Smolski (Löanshark).

Me sorprendió muy positivamente que pese a ser los encargados de abrir la velada, cuando el cuarteto apareció en escena se respiraba ya un buen ambiente en el local. No se guardaron ningún as en la manga para la recta final del show, así que salieron a darlo todo desde el mismo arranque, apostando por un heavy metal rotundo, potente, y preñado de reminiscencias clásicas, planteándonos una propuesta muy afín a la de los indiscutibles protagonistas de la noche, tal y como dejaron patente a lo largo de la dupla que conformaron “Night Of Fire”, y la más rápida y con tintes speed metaleros “Triumphal March To Hell”.

Tras haber dejado claro sobre que líneas maestras pivota su propuesta el cuarteto optó por ofrecernos una primera mirada al pasado y centró  su objetivo sobre el material de su primer largo “Rage N´Fever”, del que nos propusieron el propio tema título. Pero estaba  claro, dada la compenetración y el buen rollo entre los integrantes de la banda, que la actual encarnación de Raptore tiene potencial suficiente para ofrecernos muy buenos momentos de cara al futuro, y la mejor prueba la tuvimos al comprobar con la rotundidad con la que sonaron las composiciones de su nuevo single: “Prisioner Of The Night”, que se cerraba  con Nico clavando sus rodillas en el escenario; y la más salvaje y acelerada “Devil Ascends”.

Pero no toda iba a ser caña y velocidad desenfrenada, de modo que el cambio de tesitura llegaría durante el arranque de “The Flame”, que con su ritmo más marcado y pesado acabó abocándonos sobre unos hímnicos estribillos. Por si alguien a estas alturas todavía no tenía claras cuales eran las influencias de Raptore la banda nos regaló una versión del clásico “Witching Hour” de los míticos Venom. Mientras que el último zarpazo de la formación catalano-argentina estuvo reservado para la rotunda cabalgada que significó “My Own Grave”, una composición que ya estaba incluída en su primera demo de 2014. En definitiva buen concierto de una banda joven, que ha consolidado una muy buena formación, y a la que te recomiendo pegues una escucha  si eres seguidor del heavy metal de esencias clásicas.

La irregularidad a la hora de publicar sus obras y los constantes cambios de personal  se han convertido en dos constantes a lo largo de la longeva trayectoria  de Cloven Hoof, ya que de su génesis primigenia solo queda el bajista Lee Payne. De hecho para esta nueva incursión en tierras catalanas la alineación del combo británico presentaba dos novedades, con la incorporación del joven guitarrista solista Ash Baker, y el batería Mark  Bristow (ambos miembros de East Of Lyra). Como comentaba anteriormente, el propio paso del tiempo ha acabado convirtiendo a la formación de Wolverhampton en un nombre de culto dentro del underground metalero. Así que pese a no tener un gran tirón entre el púbico, lo cierto es que el quinteto disfruta actualmente del apoyo de un representativo y fiel grupo de incondicionales.

Así que a la hora prevista para el inicio de su presentación el local presentaba un aspecto de lo más animado, algo lógico si tenemos en cuenta que este jueves noche  era víspera de festivo. Tal y como mandan los viejos cánones, la banda irrumpió en escena vestida de riguroso negro y luciendo chalecos y chaquetas de cuero, y tan solo necesitaron ofrecernos los compases iniciales de “Inquisitor”, para que todos nos percatáramos de que esta noche iba a ser de auténtico heavy metal. Además tampoco tardamos mucho en descubrir que el nuevo fichaje de la banda, el guitarrista Ash Baker, es un hacha de lo más competente y virtuoso, tal y como demostró a lo largo del espectacular solo que se marcó durante “Songs Of Orpheus”, que servía a la banda para hacer una primera incursión en el contenido de “Who Mourns For The Morning Star?” y así rubricar una arrolladora dupla inicial.

No tardaron las huestes  que capitanea Lee Payne en ofrecernos un primer capítulo dedicado a su producción ochentera. Así que todos supimos que había llegado el momento de ponernos a botar con el puño en alto cuando reconocimos los compases iniciales de una vieja favorita como es “Highlander”. Pese a que George Call se mostró como un excelso vocalista y un frontman solvente, lo cierto es que la mayoría  de las miradas recayeron sobre el veterano bajista, que no paró aplaudir y agradecer al personal las constantes muestras de cariño, tal y como sucedió durante los prolegómenos de “The Fugitive”, que con sus rotundas aceleraciones y su intenso duelo de guitarras dobladas se acabó convirtiendo en uno de los momentos culminantes de esta primera parte del show.

En un más que correcto castellano fue el propio George quien se encargó de presentarnos el siguiente tema de la noche “Astral Rider”, con la que volvían a darnos argumentos para que agitáramos  la cabeza siguiendo su vivaz ritmo y la rotunda demostración de virtuosismo  de un Ash Baker que se fue creciendo a medida que avanzaba la noche. Aunque los temas más emblemáticos de los británicos se publicaron durante la década de los ochenta, Cloven Hoof no quisieron dejar aparcadas composiciones más recientes como “Kiss Of Evil”, que nos dejaba la estampa del frontman cediendo su micro a los integrantes de las primeras filas para que se hicieran cargo del estribillo.

Pero sin duda uno de los momentos más explosivos de la velada llegó cuando el quinteto se abalanzó de lleno sobre esa cabalgada de esencia clásica que lleva por título “The Gates Of Gehenna”, que provocaba el delirio del personal al convertirse en el primer recuerdo al material de su primer largo homónimo de 1984. El contraste entre el pasado y el presente de una banda que nunca perdió  sus señas básicas de identidad quedaría plasmado a lo largo del explosivo “Time To Burn”.

Con el local convertido en una fiesta, y mientras los seguidores de los británicos disfrutaban al máximo del show, llegaba el momento de que su icónico bajista y líder, Lee Payne, se diera su particular baño de multitudes justo antes de atacar el corte que presta nombre a la formación, “Cloven Hoof”, que fue interpretado por George luciendo una careta y cuernos. La fantástica comunión entre banda y público se mantuvo  intacta a lo largo del derroche de épica metalera que significó “Nove  Battlestar”, que acabó cosechando una cerrada ovación.

Y es que para encarar el tramo final de su descarga el combo de Wolverhampton se reservó gran parte de su artillería pesada, recurriendo para ello al material de sus dos primeras entregas. De modo que los encargados de flanquearnos el paso hacia el tramo final  de la noche fueron los tempos hard roqueros del coreable “Crack The Whip”. Para dar la razón a todos aquellos que piensan que una de las grandes influencias de Cloven Hoof son sus compatriotas Judas Priest la banda nos regaló “Reach For The Sky”, con George estirando al máximo sus cuerdas vocales. Mientras que el colofón definitivo para la velada corrió por cuenta de otra de las imprescindibles, “Laying Down The Law”.

Sí, seguramente, nunca veremos a Cloven Hoof  tocar en un escenario mucho más grande, a menos que no sea dentro del marco de algún festival. Pero lo cierto es que resulta encomiable que un músico veterano como Lee Payne siga en la carretera y batallando sobre los escenarios para acercar su música tanto a los que crecieron con ellos, como a las nuevas generaciones que quieren comprobar en primera persona como suena en directo una de las bandas míticas de la N.W.O.B.H.M.




TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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