Tras
su triunfal paso por la pasada edición del Rock Fest Barcelona había ganas,
muchas ganas, de ver nuevamente en acción a Los Barones. Sí, como siempre sucede en todo lo que rodea a esta última etapa de
la carrera de Barón Rojo esta nueva aventura que han emprendido José Luis
Campuzano, Sherpa; y Hermes Calabria tiene sus partidarios y sus detractores, pero lo que
nadie puede negarles es la legitimidad de interpretar en directo los temas que
grabaron junto a los hermanos de Castro en
los años de máximo esplendor de la carrera de Barón Rojo.
Indudablemente
la nostalgia es siempre un reclamo
importante cuando hablamos de música, pero lo cierto es que tanto Hermes, como
sobre todo Sherpa, -que estuvo a un muy buen nivel vocal a lo largo de toda la
noche-, demostraron que no han perdido la magia y la ilusión de seguir
interpretando en vivo unos temas que por derecho propio se han convertido en
clásicos imprescindibles para varias generaciones de roqueros en nuestro país.
Así
que teniendo en cuenta todas estas premisas estaba claro que la sala mediana del Razmatazz acabaría registrando esta noche
de viernes una buena entrada. Pero lo que pocos esperábamos era que en la sala
estuviera a punto de agorarse todo el papel, y más cuando esa misma noche había
varios conciertos importantes en la Ciudad Condal y alrededores. Como suele
suceder siempre que una banda o artista clásico visita el mítico local del barrio del Poble Nou el ambiente en los
aledaños del recinto fue de lo más festivo, con los bares colindantes llenos de
grupitos de colegas que departían
amigablemente mientras recordaban “viejas batallitas”.
Pese
a ello el acceso al recinto fue
tranquilo y escalonado, así que pese a la ausencia de banda invitada que se
encargara de calentar el ambiente a las
20:30 horas aproximadamente la sala estaba ya prácticamente llena. Todos
intuíamos que el concierto de esta noche iba a ser largo, -como acabó siendo-,
pero lo que era una auténtica incógnita era saber como iban Los Barones a
estructurar el show y en que orden iban a ir cayendo los clásicos durante las
dos horas largas que iba a durar el
show.
Acompañados
de una cerrada ovación Los Barones aparecían en escena para rápidamente ponerse
manos a la obra, dándonos argumentos para que todos alzáramos nuestros puños
mientras coreábamos junto a Sherpa el primer clásico de la noche “El Malo”,
que servía para presentar a los dos guitarras que acompañan al legendario
tándem rítmico: Marcelo Valdés y Sergio Rivas, a quienes por cierto se les vio muy sueltos y cómodos en
escena, para nada intimidados por tener que flanquear a una figura tan emblemática
como Sherpa. Y ya que hablamos del incombustible
bajista y vocalista, debo admitir que me
sorprendió muy gratamente: primero por su
buen estado vocal, cantando los temas en una tesitura similar a la que
fueron grabados, y después por que le noté más comedido y menos ácido en sus
comentarios entre tema y tema, dejando aparcadas viejas rencillas y no mostrándose tan sarcástico como en
anteriores ocasiones que había tenido oportunidad de verle.
Y es
que esta noche todo giró en torno a la música, así que como no podía ser de
otra forma la gente se volvió loca cuando el cuarteto empalmó con los últimos
compases del tema inicial la inconfundible
introducción que nos anunciaba
“Barón Rojo”, dejándonos esa mítica estampa de los ochenta con la tripleta de cuerda
reunida en el centro del escenario moviéndose sincronizadamente. Además de emocionarnos con
una buena selección de temas imperecederos, Los Barones no quisieron dejar
pasar la ocasión de presentarnos su nuevo single “Vive Hoy”, que cortó un poco
el triunfal arranque del show, ya que muchos de los presentes era la primera
vez que lo escuchaban.
Afortunadamente
los que perdieron un poco el paso al enfrentarse a una nueva composición no
tardarían en reengancharse, y para ello que mejor que proponernos una
primera escala en el que para muchos es el mejor álbum de la discografía de Barón Rojo “Volumen
Brutal”, rescatando para la ocasión un tema cuya letra sigue estando vigente
hoy: “Son Como Hormigas”. Y
es que parece mentira que unas composiciones que fueron escritas el siglo pasado puedan
seguir conservando a día de hoy la
facultad de emocionar y transmitir a la gente, y la constatación definitiva fue
ver a las primeras filas con el puño en alto coreando reverencialmente las estrofas de “Breakthoven”. No dejarían de
lado el material contenido en el álbum de 1985 “En Un Lugar De La Marcha”, ya
que viviendo en una época convulsa como la actual, en la que las clases
dirigentes nos han defraudado y parecen querer silenciar nuestras críticas, no
podía faltar ese alegato a favor de la libertad y en contra de la censura que
es “No Ver, No Hablar, No Oír”.
No creo equivocarme al decir que una de las sorpresas de la noche llegó de la mano de “Por Primera Vez”, un tema rescatado del que fue la última referencia de estudio de la formación clásica de Barón Rojo en 1989, “Obstinato“, y que un servidor nunca había tenido ocasión de escuchar en directo. Pese a que tampoco levantó las mismas pasiones que muchos de los himnos que tuvimos ocasión de escuchar esta noche, lo cierto es que los más fieles y nostálgicos disfrutaron al máximo de la intensidad melódica del evocador “Se Escapa El Tiempo”, que nos dejaba con una fantástica interpretación de Sherpa.
Así que tras habernos ofrecido dos perlas poco habituales tocaba volver a levantar los ánimos del personal, y para ello que mejor que echar la vista atrás y recordar el tema que abría aquel mítico “Larga Vida Al Rock n´ Roll”, con un incontestable “Con Botas Sucias”. Una vez recobrada la sintonía con el respetable el ambiente volvería a caldearse, tomando nuevamente altura, con el instrumental “El Barón Vuela Sobre Inglaterra”, que servía para que Marcelo Valdés y Sergio Rivas nos presentaran sus credenciales. Con los aplausos todavía resonando el cuarteto volvería a conducirnos al éxtasis con una sublime versión de “Campo De Concentración”, que ponía la sala literalmente patas arriba.
Tras semejante tripleta, y ante una audiencia que parecía ya completamente rendida ante la magia que desplegaron Los Barones, tocaba bajar el nivel de revoluciones, que no se intensidad y feeling, ya que a continuación llegaba el momento de los homenajes. El primero fue para nosotros, para todos los que estábamos allí, con un emotivo y emocionante “Siempre Estáis Allí” que a más de uno nos puso los pelos de punta. Sin apenas dilación tocaba rendir pleitesía a las guitarras con un celebrado “Cuerdas De Acero”. Y como no podía ser de otra forma, en una sala abarrotada de roqueros, tampoco faltó el homenaje a los compañeros caídos en un emocionante “Concierto Para Ellos”.
El punto y seguido para esta primera parte del show corrió por cuenta de un nuevo guiño al debut de la mítica formación madrileña, regalándonos otro de esos himnos que esta noche sonó como toda una declaración de intenciones, el imprescindible “Larga Vida Al Rock n´ Roll”, tras el que se marcharon por primera vez a los camerinos.
Acompañados
de los cánticos del respetable Sherpa volvía a aparecer en escena flanqueado
por sus compañeros para hundirnos de lleno en la épica de “Hijos De Caín”. La
caña, la actitud contestaría, y el heavy metal se apoderaron de todos los
presentes cuando sonó un trallazo demoledor como “Resistiré”. Mientras que el
colofón definitivo corrió por cuenta de otro de esos himnos atemporales, -de
los que esta noche escuchamos unos cuantos-, que lleva por título “Los Rockeros
Van Al Infierno”, tras el que se retiraron a los camerinos agasajados por una
ensordecedora ovación.
Fue
una noche mágica, repleta de feeling, nostalgia y rock n´ roll, donde tuvimos
ocasión de repasar una fantástica colección de clásicos interpretada por una
banda que supo tratarlos con cariño y honestidad para disfrute de todos sus
seguidores. Quizás la única pega que se puede poner a la descarga de Los
Barones es que esta noche se quedaron fuera
temas como “Paraíso Terrenal”, o una de mis favoritas “Mil Años Luz”,
que si están tocando en otros conciertos.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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