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sábado, 16 de noviembre de 2019

MAYHEM+GAAHLS WYRD+GOST-SALAMANDRA-L´HOSPITALET-BCN-8-NOV-2019


Las polémicas, la controversia y el satanismo siempre han estado estrechamente ligados al nombre y la trayectoria de Mayhem. Y es que los noruegos nunca fueron una banda más. Amados y odiados a partes igual fueron parte imprescindible de la gran oleada black metalera de la década de los noventa facturando una de las obras clave del género como es “De Mysteriis Dom Sathanas”. Aunque el pasado verano ya tuvimos ocasión de verles por aquí dentro del marco del festival malagueño Rock The Coast, lo cierto es que la formación de Oslo no sacaba nuevo material desde que publicaran “Esoteric Warfare”. Se han hecho de rogar más de lo que muchos hubiéramos deseado pero lo cierto es que hemos tenido que esperar un largo lustro para poder escuchar las composiciones que “Daemon”. Para presentar su nuevo material y repasar algunos de sus clásicos imprescindibles los noruegos convocaron a sus incondicionales en la sala Salamandra contando con el apoyo de otro mito del género como es el vocalista Gaahl al frente de sus Gaahls Wyrd. Mientras que los encargados de calentar el ambiente fueron unos desconocidos GosT.

Como decía los elegidos para inaugurar esta velada de sabado fueron una banda que a muy pocos nos sonaba su nombre GosT, y es que la propuesta del dúo que lidera Baalberith pese a tener varios lanzamientos en su haber poco tiene que ver con el black, el death, o cualquier rama que entronque con los sonidos metálicos. ¿Y entonces que es lo que nos propusieron estos GosT? Pues bien un estilo propio, ecléctico y, podríamos decir que hasta cierto punto extraño, en el que el peso de las composiciones recayó sobre los ritmos y las bases electrónicas pregrabadas y aderezadas por los alaridos del propio Baalberith y por las saturadísimas líneas que tocaba el bajista que le acompañó en escena.

Con el escenario prácticamente a oscuras, dando mucho protagonismo a la dicotomía entre luces y sombras el dúo se dedicó a repasar casi forma exclusiva las composiciones de su más reciente entrega discográfica “Valediction”, así que durante los treinta minutos que estuvieron sobre las tablas no faltaron los fantasmagóricos desarrollos de “Relentless Passing”, los ritmos más bailables de “Wrapped In Wax”, ni los toques electro dark de “Ligature Marks”.

Pese a que su frontman no dejó de contorsionarse convulsivamente sobre el escenario durante todo el show, lo cierto es que GosT nunca llegaron a conectar con un público que se dedicó a aguardar parsimoniosamente a que descargaran todo su repertorio, con lo que cortes como “Timeless Turmoil” y “ Push”, acabaron pasando bastante desapercibidos.

Dejando a un lado el material de su flamante nueva entrega el dúo no quiso dejar aparcados los ritmos más discotequeros del primerizo “Genesse Avenue” o el experimental y con tintes ocultistas “Garruth”, que a la postre fue el única recuerdo que se permitieron a su anterior “Possessor”.

En definitiva una propuesta vanguardista y arriesgada la que nos propusieron estos GosT, pero que lamentablemente no consiguió conectar con una audiencia que parecía ávida de escuchar guitarras e instrumentos reales.

Lo dicho pese a que a muchos nos dejó algo fríos este primer acto de la noche, las sensaciones iban a cambiar radicalmente cuando aparecieron en escena los noruegos Gaahls Wyrd, que no son ni más ni menos que la banda que capitanea el incombustible vocalista Kristian Eivind Espedal, más conocido en la escena extrema como Gaahl, que ha militado en bandas como los míticos Gorgoroth, Trelldom, God Seed y Wardruna entre otros.

Resulta cuanto menos curioso que pese al paso de los años el vocalista noruego sigue conserva intacta la estampa y la apariencia escénica que siempre le caracterizó, desprendiendo ese halo de misterio que siempre le ha acompañado. Cabe resaltar que en esta nueva aventura Gaahl ejerce de bastión y de indiscutible líder, ya que como comentaba su simple presencia acaba eclipsando al resto de sus acompañantes. Además toda la propuesta musical de Gaahls Wyrd gira en torno a su voz, con lo que el frontman puede brillar como no lo hizo en sus anteriores proyectos.

Además también hay que remarcar que contó en todo momento con el apoyo incondicional de unos seguidores fieles y leales que le ofrecieron todo su apoyo durante el show y que literalmente enloquecieron cuando el carismático frontman rescató el “Carving A Giant” de los no menos míticos Gorgoroth. En cualquier caso, creo que los noruegos convencieron con su rotundo black metal de corte atmosférico, marcado por unas guitarras frías y tormentosas que hicieron que cortes como el inicial “Ghosts Invited”, cayeran sobre nosotros como si fueran una auténtica maldición.

Como decía uno de los momentos culminantes de esta primera parte del show llegaría con el prematuro recuerdo a Gorgoroth en forma del ya mencionado “Carving A Giant”, pero no fue esta la única concesión al pasado que se permitió el carismático vocalista noruego, ya que tampoco quiso dejar aparcado el material que facturó junto a God Seed, de modo que el escenario se tiñó de rojo para hacer que la sala se convirtiera en un infierno durante la ejecución de “Aldrande Tre”. He de admitir que me gustó esa forma de mezclar temas de diferentes proyectos, ya que concedió al show una muy buena dinámica, evitando que los críticos pudieran alegar que el show había sido demasiado lineal. De modo que para volver a centrar nuestro objetivo sobre el contenido de su flamante “GastiR- Ghosts Invited”, que mejor que las ambientaciones oscuras y brumosas de “Ek Erilar”.

Con un dominio absoluto del escenario Gaahl dirigió con mano firme los destinos de la banda, invitando incluso a sus compañeros a que se hicieran a un lado cuando él ocupaba el centro del escenario, algo que pudimos ver durante el arranque de “Carving The Voices” que nos hacía cambiar el paso con esos desarrollos de corte  más melódico. De su periplo al frente de Trellbom Gaahl repescó “Høytopp i Dypet”, para acto seguido darnos argumentos para agitar la cabeza mientras sucumbíamos a la aplastante intensidad de “From The Spear”.

Con el respetable rendido y prácticamente comiendo de su mano, ataviado con esa chupa negra que no se quitó durante toda la descarga, Gaahl alzó el brazo derecho parsimoniosamente para anunciarnos que había llegado el momento de “Alt Liv”, con la que nos hacía viajar nuevamente hasta los tiempos de God Seed, y que se saldaba con los músicos elevando sus instrumentos al aire victoriosos antes de recabar una cerrada ovación. Precedida de unos demoníacos susurros arrancaba “Through Past And Past”, para dejar que el último y definitivo ataque de los noruegos corriera por cuenta de “Avslut”.

No hubo sorpresas. Pese a las reticencias de algunos creo que todos sabíamos que musicalmente hablando Gaahl es un valor seguro, ya que demostró que sigue conservando intacta la estampa , la voz y el carisma de lo que tiene que ser un frontman de la escena extrema.

No tuvimos que esperar mucho para tener sobre las tablas a los anfitriones de la velada, Mayhem. A lo largo de los años el combo de  Oslo se ha labrado una excelsa reputación y también  esa  oscura aura de misterio que siempre les ha rodeado y que ha acabado provocando que la lealtad de sus incondicionales se haya tornado inquebrantable. Quizás los noruegos no hayan mostrado su mejor imagen en algunas de sus últimas visitas a la Ciudad Condal, pero lo cierto es que cada vez que pisan tierras catalanas dejan patente que siguen contando con el apoyo de  los seguidores de las tendencias extremas. De modo a que la hora prevista para el inicio de la  descarga todo el público se agolpó en la parte central de la sala, justo en frente del escenario, para intentar no perderse detalle de lo que sucedería  sobre el escenario.

Y digo intentar no perderse detalle, ya que la iluminación, -mezclando blanco y tonos rojizos-, apuntando al escenario y las ingentes cantidades de humo que usan los noruegos en sus descargas nos lo pusieron bastante difícil. Así que precedidos de una inquietante introducción los músicos aparecieron en escena para arrollarnos con las desquiciantes aceleraciones de la novedosa “Falsified And Hated”. Como siempre el centro de todas las mirada fue el vocalista húngaro  Attila Csihar, que apareció en escena encapuchado y luciendo una larga túnica, vomitando sus blasfemas letras mientras no dejaba de gesticular ostensiblemente.

Pero sin duda el gran artífice del aplastante sonido de los noruego fue el batería Hellhammer , que fue quien se encargó junto a su compañero el mítico Necrobutcher de dar empaque e intensidad a los desarrollos  más pantanosos e intensos de “To Daimonion”, que con su oscuro toque ritualista propició que el personal acabara elevando sus puños al aire. Esa ambientación cada vez más oscura, angustiosa y tortuosa fue en aumento cuando la banda volcó toda su rabia y su ira, dándonos argumentos para castigar nuestras cervicales, a lo largo de los aniquiladores riffs de “My Death”, que nos dejaba la estampa del frontman deambulando erráticamente por el escenario como si fuera un alma en pena.

Pese a que su pasado siempre ha tenido un peso destacadísimo en los directos de la banda, el motivo de esta nueva visita era presentar su flamante nueva entrega “Daemon”, así que no quisieron dejarse en el tintero zarpazos incontestables y devastadores como “Malum”, con Attila empuñando un crucifijo que no dejó de mover durante todo el tema mientras cantaba; o ese  aniquilador ataque a dos guitarras que convirtió a  “Bad Blood” en uno de los nuevos temas que mejor funcionó esta noche.

Para muchos el material más destacado de la trayectoria de Mayhem es el que facturaron durante sus primeros años. Así que las primeras filas no se cortaron a la hora de mostrar su entusiasmo cuando el quinteto se abalanzó de lleno sobre el ametrallante  “Symbols Of Bloodswords”, que volvía a teñir de rojo el escenario antes de  que el respetable les  tributara una cerrada ovación. Acto seguido las sonoridades se tornaron más frías, atmosféricas, -casi hasta el punto de helarnos la sangre-, a lo largo del susurrante “A Bloodsword And A Colder Sun, Part II”. Mientras que la elegida para finiquitar esta primera parte del show fue otra de las nuevas, “Invoke The Oath”.


Aunque resulte una obviedad, cabe remarcar que para la gran mayoría de sus incondicionales el mítico “De Mysteriis Dom Sathanas” sigue siendo la obra cumbre de los noruegos, así que conscientes de ello el quinteto  no iba a  renunciar a ese activo, y es más le concedió un protagonismo destacado, hasta el punto  de que el material de su lejano debut fue el que conformó la parte central del show. De modo que el capítulo dedicado a su icónica obra de 1994 fue el envolvente “Freezing Moon”, con el que el escenario se inundaba de tonalidades azules. La escalada de demoniaca maldad no se detuvo a lo largo de “Pagan Fears”, que nos dejaba la estampa de toda la banda moviéndose en escena embozada en sus largos hábitos.

Para los amantes de los ritmos más acelerados y extremos Mayhem se reservaron el delirante  arranque de ese torbellino que lleva por título “Life Eternal”. El último acto de este pequeño repaso a su icónico debut llegaría de manos de “Buried By Time And Dust”, una composición que deja claro el porque la banda siempre fue uno de los pilares indiscutibles del black metal.

Tras hacerse la oscuridad en toda la sala y sonar a través de megafonía “Silvester Anfang”, los músicos retornaban a escena con un look diferente, con Attila ya despojado de su hábito para adoptar una imagen más punkarra y agresiva a la hora de atacar el vertiginoso “Deathcrush”. No tardarían las abrasivas líneas del bajo de Necrobutcher en dar el pistoletazo de salida a “Chainsaw Gutsfuck”, para la que Attila volvió a recuperar su crucifijo.

Con una banda absolutamente desatada, dando argumentos de peso para que los pogos y los alocados bailes no se detuvieran en los aledaños del escenario, encarábamos la recta final del show propulsados por la incendiaria voracidad de “Ancient Skin”. “Carnage” sirvió para que los seguidores más fieles y veteranos de los noruegos esbozaran una oscura mueca de satisfacción. Mientras que el desenlace definitivo llegó de manos de los apocalípticos desarrollos de “Pure Fucking Armageddon”.

Lo dicho pese a que en algunas de sus últimas visitas Mayhem no llegaron a convencerme, esta noche sí que lo hicieron, ya que en esta ocasión los noruegos plantearon  un show largo, en el que combinaron temas de diferentes épocas, y en el que la única pega  fue un sonido rudo y  algo embarullado durante los compases iniciales de su descarga.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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