Se han convertido en un nombre mítico para cualquier seguidor que se precie del heavy metal facturado al otro lado del Atlántico. Lamentablemente nunca más tendremos ocasión de verles comandados por Mark Reale, ya que su mítico líder y guitarrista nos dejó a principios del pasado 2012. Pero sobreponiéndose a la tragedia los que fueran sus compañeros en la segunda mitad década de los ochenta, el bajista Don Van Stavern y el guitarrista Mike Flyntz, junto al batería Frank Gilchriest, que ingresó en la banda ya en siglo XXI, decidieron mantener vivo su legado contando para ello con el guitarrista Nick Lee y el fantástico vocalista Todd Michael Hall.
Aunque
por circunstancias decidieron cambiar el nombre, pasando a ser Riot V, lo
cierto es que la actual encarnación del combo americano no se ha limitado a vivir únicamente de las
rentas del pasado, y ha facturado obras como “Unleash The Fire” y su más reciente
“Armor Of Light”, que ponen de manifiesto que la banda está viviendo uno de sus
mejores momentos, y su descarga del pasado lunes en la Ciudad Condal así lo
rubricó.
Pese a que siempre es duro movilizar al personal un lunes por la noche, y más si los rigores propios del otoño empiezan a dejarse notar, cabe remarcar que sala Bóveda del Poble Nou acabó presentando un animado aspecto. No, el recinto no llegó a llenarse en esta primera cita de la exhaustiva gira de los americanos por nuestro país, pero hay que destacar que los que acudimos a la cita pudimos disfrutar de uno de los mejores conciertos que hemos tenido ocasión de ver en esta ciudad en los últimos tiempos en lo que a heavy metal se refiere. Pero antes de que Riot V hicieran suyo el escenario tendríamos oportunidad de conocer la propuesta de S.N.A.K.E.
Tras haber publicado un trabajo titulado “Rock Evolution” bajo la denominación de Papa Serpiente, la formación murciana con vocalista italiano al frente, Franco Troisi, decidía cambiar su nombre a S.N.A.K.E., de cara a la publicación de su nueva obra “Only One Flag”, un trabajo en el que el quinteto nos propone un potente y melódico hard rock, y en el que destaca el protagonismo de los teclados junto a unos pegadizos estribillos que ponen de manifiesto que una de las grandes influencias de la banda es el hard rock americano de los ochenta, y es que el propio vocalista definió su estilo como american hard rock.
Así que teniendo en cuenta todas estas premisas S.N.A.K.E., se dedicaron durante el tiempo que estuvieron sobre las tablas a dar buena cuenta de una colección de composiciones marchosas y repletas de contagiosos estribillos. De modo que su mejor carta de presentación fue un tema directo y adictivo como el inicial “On The Edge”, que con esas pinceladas ochenteras hizo mover las caderas a los más animados.
Curiosamente su repertorio de esta noche concedió un protagonismo destacado a las composiciones del mencionado “Rock Evolution”, con lo que no faltaron temas como “Rebirth”, el apabullante medio tiempo “Tears & Oceans” o el fantástico “This Song Forever”, con unas guitarras deudoras del sonido de los Whitesnake del “1987” a cargo de Dave Hyden. Otro detalle que me llamó la atención fue el vestuario que lucieron el propio guitarrista , el bajista J. maestre y el teclista Pablo Peña, vistiendo unas llamativas camisas.
Pero sin duda los murcianos se reservaron lo mejor de su catálogo para la recta final de su presentación con un torrente hard roquero como es “You Keep On Shining”, que acabó dejando pasó a la hímnica “Only One Flag”, que nos dejaba a gran parte de la sala acompañando con palmas. Mientras que la despedida definitiva corrió por cuenta de “Rock Evolution”. En definitiva buena descarga de unos S.N.A.K.E. que demostraron tablas, imagen, y calidad a la hora de desplegar su potente hard rock salpicado de esencias ochenteras.
Una vez cumplido el obligado tramite del entreacto llegaba el momento de presenciar la descarga de Riot V. Sendas pancartas colocadas a los lados del escenario con la portada de su última entrega “Armor Of Light”, nos anunciaban que la acción estaba a punto de comenzar. Así que a las 21,45 y precedidos del sonido de una sirena los músicos aparecían en escena, -como viene siendo habitual el bajista Don Van Stavern lo hizo luciendo gorra y empuñando su inseparable botella de tequila. No titubearon en el arranque y salieron a por todas, ya que durante los compases iniciales del show los neoyorquinos quisieron dejar claro que venían dispuestos a patearnos el trasero, y para ello que mejor que arrancar con ese derroche de fuerza heavy metalera que lleva por título “Victory”, para acto seguido seguir buceando en su obra del pasado año con “Flight Of The Warrior”, que comandado por la rotunda pegada del batería Frank Gilchriest ponía por primera vez a todo el personal a botar.
Llegaban
dispuestos a no hacer prisioneros, de modo que no nos concedieron ni un segundo
de tregua, ya que el arranque del show fue eléctrico, trepidante, con la banda
enlazando los temas. Así que con Don Van Stavern ocupando el centro del
escenario llegaba el momento de disfrutar con la epicidad que desplegaron a lo
largo del coreadísimo “Bring The Hammer Down”, tras el cual el quinteto nos
concedió un pequeño respiro para darse el primer baño de masas de la velada.
Sonrientes, cercanos, e irradiando buen rollo, la banda se mostró como un
engranaje preciso y perfectamente engrasado de facturar heavy metal, con un
impresionante vocalista al frente como es Todd Michael Hall, al que vimos
alcanzar las altísimas tonalidades del
primer clásico de la noche “On Your Knees”, sin ni tan siquiera sudar.
Los
americanos habían abierto la caja de Pandora con esa primera mirada al pasado,
pero la cosa no iba a quedarse ahí. Ya que no abandonaron el material contenido
en su séptima entrega de estudio “The Privilege Of Power”, porque acto seguido
las guitarras de Mike Flyntz y Nick Lee fueron las que se encargaron de
flanquearnos el paso hacia la hímnica “Metal Soldiers”, que se convirtió en la
excusa perfecta para que todos aunáramos nuestras voces mientras levantábamos
los puños al aire. Pero sin duda uno de los momentos cumbre de esta primera
parte del show llegó con el descomunal “Fall From The Sky”, de su “Unleash The
Fire”, que fue el primer álbum que grabaron con su actual frontman y el guitarrista
Nick Lee.
La
tempranera estampa de una sala completamente entregada coreando
reverencialmente el nombre de la banda mientras Don Van Stavern se dedicaba a
compartir su tequila con los integrantes de las primeras filas fue la constatación perfecta de que en poco más de
media hora los neoyorquinos tenían ya al personal comiendo de su mano. Pero la
noche no había hecho más que comenzar, de modo que una primera mirada al
material facturado durante la década de los ochenta nos aproximó a derroteros
más hard roqueros de manos de la siempre efectiva “Retless Breed”. Tras ella el
simpático bajista volvió a intentar comunicarse con nosotros en su particular
castellano/mexicano durante los prolegómenos de “Johnny´s Back”, que convertida
en un clásico imprescindible puso el recinto literalmente patas arriba,
plasmando la perfecta sintonía entre la banda y una audiencia que despidió el
tema alzando los cuernos al aire.
Como
comentaba anteriormente Todd Michael Hall se mostró durante todo el show en un
excelente estado de forma, física y vocalmente, así que fuimos muchos los que
renunciamos a participar en los juegos vocales que el frontman nos propuso para
calentar la garganta durante los prolegómenos de esa portentosa cabalgada que
lleva por título “Storming The Gates Of Hell”. No levantarían el pie de
acelerador, ni bajarían el nivel de intensidad, ya que para retornar sobre las
composiciones de su último redondo eligieron el melódico “Heart Of A Lion”.
Evidentemente
con una carrera tan larga como la de los americanos, cada cual tendrá su etapa
y sus discos favoritos, dependiendo de sus gustos personales. Pero creo que
todos estaremos de acuerdo en que Todd Michael Hall puede calzarse las botas de
cualquiera de sus predecesores, y la prueba palpable la tuvimos al ver la intensidad y el feeling con el que
interpretó “Bloodstreets” para junto al
duelo de ambos hachas acabar recabando una cerrada ovación. Pero no únicamente
del heavy metal más puro y tradicional beben los americanos, ya que los riffs
se tornaron más hard roqueros, casi deudores de otra banda mítica como son UFO,
a lo largo del coreable “Take Me Back”.
El
contraste entre la última etapa de la banda y el material que facturaran en sus
primeras entregas quedaría plasmado durante los desarrollos de esencia clásica
que marcaron “Altar Of The King”, que se zanjaba con Lee tocando la guitarra
sobre la cabeza en un delirante sprint final. El último guiño que se
permitieron “Armor Of Light” estuvo
reservado para “Angel´s Thunder, Devil´s
Reign”, que nos traía de vuelta hacia derroteros más épicos, con el vocalista
acercándose al filo del escenario para invitarnos a corear su tarareable
melodía.
Si
dejamos a un lado los recuerdos que los americanos tuvieron hacia el mítico “The Privilege Of Power”, no fueron
muchos más los guiños que se permitieron a sus trabajos facturados durante la
década de los noventa, quizás por ello todos disfrutamos intensamente de una
gema como es “Magic Maker”, que fue coreada con verdadera devoción por sus
incondicionales. Como no podía ser de otra forma el punto y seguido a la
velada, con una sala completamente entregada, corrió por cuenta de la
imprescindible “Swords And Tequila”, que volvía a convertir el local en un
auténtico desparrame.
No
tardaron mucho los americanos en retornar sobre las tablas para complacer a
unos seguidores que se dejaron la garganta demando la vuelta de sus héroes. Así
que para arrancar los bises que mejor que una primera toma de contacto con el
material que publicaron en la década de los setenta recordando uno de sus
primeros éxitos “Warrior”. Mientras que para acabar de hacer enloquecer a todos
los presentes optaron por ese derroche de velocidad, elegancia y heavy metal
que es el mítico “Thundersteel”, tras el que volvieron a retirarse.
Parecía
que todo había terminado. De hecho la
banda había ya interpretado todo el repertorio que había anotado en los setlist
que habían colocados en el escenario…, pero nadie se movió de su sitio.
Aclamados y luciendo una amplia sonrisa en el rostro los músicos regresaron a
escena, Todd Michael Hall con el torso descubierto, para ofrecernos una última
ración de heavy metal. El clásico “Outlaw” fue el encargado de alargar el
disfrute de los fans, para acto seguido atacar “Sign Of The Crimson Storm”. El
momento de alzar los puños siguiendo las indicaciones del fornido frotman
llegaría con “Black Leather And Glittering Steel”, para dejar que el broche definitivo a la velada lo
pusiera otro guiño a los setenta como
fue “Road Racin´”, tras el que, ahora sí, se marcharon definitivamente
acompañados de una ovación de gala y los cánticos eufóricos de todos los
presentes.
Hacia
tiempo, mucho tiempo, que no veía a una banda disfrutar tanto sobre el
escenario y estar tan entregada a su público. Hasta el punto de que alargaron
su repertorio considerablemente hasta llegar a las dos horas de duración. Sin
duda valió la pena acudir un lunes por la noche a la sala Bóveda, ya que creo
no equivocarme al asegurar que fuimos testigos de primera mano de uno de los
conciertos del año.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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