Si algo sorprende mirando la trayectoria de Alter Bridge desde que publicaron su ópera prima “One Day Reamins” en 2004 es su regularidad a la hora de editar sus obras de estudio: una cada tres años. Así que cumpliendo con los plazos habituales hace tan solo unas semanas la formación americana que comandan el guitarrista Mike Tremonti y el insigne vocalista y guitarrista Myles Kennedy ponía en circulación su sexta referencia “Walk The Sky”, una obra que personalmente creo que no ha levantando tantas pasiones como sus anteriores “Fortress”(2013) y “The Last Hero”(2016). Quizás esa falta de euforia entre sus seguidores fuera la causa de que el concierto, inicialmente previsto para el Sant Jordi Club, acabará celebrándose en la sala grande del Razzmatazz, que hasta este momento siempre había sido el local elegido para acoger las giras del combo de Orlando.
Sea como fuere, sus más fieles incondicionales no quisieron dar la espalda a Tremonti y sus muchachos, así que el recinto acabó registrando una buena entrada. Y es que además de la presencia del cuarteto americano para calentar el ambiente en esta lluviosa tarde/noche de miércoles en la Ciudad Condal contaríamos con la presencia de unos viejos conocidos de la audiencia catalana como son los británicos The Raven Age, la banda del guitarrista George Harris, hijo del mítico bajista de Iron Maiden, Steve Harris. Mientras que para completar el cartel contaríamos con el concurso de Shinedown, que a la postre eran la banda más veterana de las tres que conformaban el cartel de esta noche, y que aprovecharon la ocasión para presentar su trabajo del pasado año “Attention Attention”.
No se si fue por la desapacible tarde o por los intempestivos horarios, -el inicio de las actuaciones estaba fijado para las 18:30 horas-, pero lo cierto es que cuando empezó a sonar “Bloom Of The Poison Seed”, la introducción de apertura para The Raven Age el recinto presentaba un aspecto bastante desangelado. Eso si viendo la reacción de los presentes y su implicación con los londinenses no me cabe la menor duda que en la sala había muchos seguidores del combo británico. Y es que la banda nos ha visitado con bastante asiduidad, siendo la última vez que pisaron nuestros escenarios hace aproximadamente un año abriendo precisamente los conciertos de Tremonti. Así que durante todos estos años les hemos visto crecer y madurar, alcanzando con la incorporación del vocalista Matt James en 2018 una solidez y una personalidad que antes no tenían.
Quizás eso explique que de cara a este nuevo periplo europeo la banda haya decidido concentrarse en las composiciones de su más reciente entrega “Conspiracy”, en la que dejan de lado el material de sus inicios, -más orientado hacia el metal-core-, para concentrarse en un hard rock potente, guitarrero y con algún guiño alternativo. Aunque para muchos el principal atractivo de la banda sigue siendo la filiación del guitarrista George Harris, el quinteto ha demostrado que tiene potencial y temas para hacerse un nombre dentro de la escena europea. Además su apuesta parece ambiciosa y decidida, ya que llevaron un par de pancartas laterales para adornar el escenario y contaron con un solvente juego de luces, algo que no suele ser habitual cuando hablamos de bandas teloneras.
Como comentaba, los británicos recibieron una cálida acogida por parte del público barcelonés, y no dudaron en dar el pistoletazo de salida con uno de los cortes más cañeros del mencionado “Conspiracy”, “ Betrayal Of The Mind”, que pese a un sonido algo embarullado sirvió para que los más animados empezaran a calentar motores. Tras cumplir con los protocolarios saludos, su frontman Matt James nos invitó a gritar con el puño en alto a lo largo de un trallazo rotundo e incontestable como es “Forgotten World”, que nos flanqueaba el paso hacia esos clásicos desarrollos de guitarras dobladas.
Con James fuera del escenario sus compañeros se encargaron de adentrarnos en el inicio lento y oscuro del uptempo “The Day The World Stood Still”, con el que los londinenses ponían de manifiesto que saben como darle una vuelta de tuerca a propuesta para conseguir sonar más crujientes y épicos. No tardarían las guitarras en volver a tomar velocidad para invitarnos a agitar la cabeza siguiendo el bombardeante ritmo de “Fleur De Lis”, un tema que resume a la perfección su actual propuesta: velocidad, contundencia, melodía y unos estribillos altamente pegadizos.
Uno de los pocos momentos de respiro que nos concedieron The Raven Age durante su escueta presentación fue cuando Matt James empuñó la acústica para interpretar “The Face That Launched A Thousand Ships”, mostrándonos su faceta más intimista e introspectiva. Encarando la recta final el quinteto volvería a mostrarnos su vertiente más rabiosa y agresiva con el fantástico trabajo coral que marcó “Seventh Heaven”. Para dejar que el cierre definitivo corriera por cuenta del imprescindible “Angel In Disgrace”, único tema que interpretaron de su anterior etapa con el vocalista Michael Burrough al frente, y que cerraba su primer EP homónimo de 2014. En definitiva, buen concierto de unos The Raven Age que siguen creciendo, consolidándose, y que van ganando calidad y tablas en cada una de sus visitas.
No tardaron mucho en aparecer en escena los encargados de recoger el testigo de los británicos para dar continuidad a las descargas en esta invernal noche de miércoles: Shinedown. Aunque en nuestro país la banda de Jacksonville no goza del estatus y la popularidad que se ha granjeado a lo largo de los años al otro lado del Atlántico, lo cierto es que la formación que lidera el incombustible y carismático frontman Brent Smith puede presumir de tener una fiel y sólida base de incondicionales. Con su sexta y última referencia bajo el brazo, el conceptual “Attention Attention”, el cuarteto de Florida llegaba con la firme convicción de dejar patente el porque son una de las bandas más potentes e influyentes del hard rock contemporáneo, amén de intentar robar parte del protagonismo a las indiscutibles estrellas de la noche.
Me gustó mucho la entrega, la actitud, la fuerza, y la puesta en escena que exhibieron unos músicos que aparecieron sobre las tablas uniformados, -como si fueran los miembros de una orquesta-, y que no necesitaron de mucho tiempo para captar la atención de todos los presentes. Y es que el hiperactivo Brent Smith se mostró en todo momento como el líder y el motor indiscutible del combo americano, tirando del carro desde que abrieron fuego con el avasallador “Devil”. Una vez puestas las cartas sobre la mesa, y con una banda que parecía dispuesta a pasar por encima de un público que se mostró de lo más entregado y participativo, tocaba adentrarnos en los desarrollos más rocosos del crujiente “Diamond Eyes”, que se convertía en la excusa perfecta para que el cuarteto pusiera por primera vez a toda la pista a saltar.
Habiendo recibido la primera gran ovación de la noche, y después de que el incombustible Brent Smith nos diera las gracias durante su primer speech, era un buen momento para dejar que el respetable continuara reclamando su cuota de protagonismo, con lo que la pista se convirtió en un mar de puños que se alzaron al aire durante la interpretación de un “Enemies”, que se saldó con el propio vocalista descendiendo a la pista para cantar rodeado de sus seguidores.
Aunque Shinedown poseen una discografía de lo más sólida y convincente, lo cierto es que su material más reciente, el contenido en “Attention Attention” sonó como un cañón en directo, y fue excelente recibido. Así que viendo la calurosa acogida que obtuvieron piezas como el uptempo “Monsters”, o las más relajada y emotiva “Get Up”, no me cabe la menor duda de que los americanos parecen haber encontrado la fórmula perfecta para colmar las expectativas de su cada vez más numerosa legión de incondicionales.
Pero, en cualquier caso, no creo equivocarme al remarcar que los momentos más vibrantes y calientes de su presentación llegaron cuando el combo de Florida abordó temas aplastantes como “Cut The Cord”, que fue la culpable de volver a poner a todo el personal a botar siguiendo el ritmo que imprimía su demoledora sección rítmica. Con el personal completamente desatado, coreando intensamente el nombre de la banda, era un buen momento para cambiar diametralmente de registro y dejarnos arrastrar por la intensidad melódica de “Second Chance”.
Evidentemente fue uno otro de los momentos de la noche, y es que las guitarras acústicas se encargaron de impregnar de melancolía el recinto durante su celebrada versión del clásico de Lynyrd Skynyrd “Simple Man”, que nos ponía a todos a cantar con Brent. Pero no se detuvo aquí el recital de unos Shinedown que se mostraron imparables y en un excelente estado de forma, ya que para rematar su descarga optaron por la dupla que conformaron el adrenalítico “Sound Of Madness”, y una de las piezas más variadas y eclécticas de su última entrega: “Brilliant”, tras la que se marcharon dejando tras de si a una audiencia eufórica a la que no le hubiera importado que hubieran tocado un par de temas más.
Pese a que en sus inicios pesó, y mucho, el bagaje previo que aportaban las tres cuartas partes de la banda,- no olvidemos que Mark Tremonti, Scott Phillips y Brian Marshall provenían de una banda exitosa en los States como fue Creed; y posteriormente la notoriedad que alcanzó Myles Kennedy tras unir fuerzas con el mítico guitarrista Slash-; lo cierto es que estos hándicaps no han supuesto un impedimento para que Alter Bridge se hayan convertido en una de los formaciones más exitosas e influyentes de la presente década. Además su actividad, tanto en estudio como en directo, ha sido intensa y frenética. Así que debo admitir que no me sorprendió que el cuarteto concediera un protagonismo destacado a las composiciones de su última entrega “Walk The Sky”, que se puso en circulación a mediados del pasado mes de octubre.
Al igual que ya sucediera en sus visitas previas en esta misma sala, Alter Bridge apostaron con un montaje sobrio, sin grandes alardes ni elementos de atrezzo, confiando únicamente en un resolutivo juego de luces y un sonido limpio y potente, con lo que todo el protagonismo recayó en el aspecto musical. Aparecieron en escena vestidos de riguroso negro, con el bajista Brian Marshall ocupando la parte central del escenario para ser flanqueado por Kennedy y Tremonti mientras sonaba la introducción “One Life”, para acto seguido proponernos ese derroche de fuerza y poderío roquero que lleva por título “Wouldn´t You Rather”, que estuvo comandado por un Kennedy que se mostró solvente y resolutivo a la hora de atacar sus líneas vocales.
Quizás en esta ocasión el arranque que nos propuso el cuarteto de Orlando no fue tan arrollador y explosivo como a muchos nos hubiera gustado, pero esto no quiere decir que no sonaran potentes y aguerridos, sino que esta noche los compases iniciales del show no fueron tan rápidos y contundentes. Pero, en cualquier caso, lo que no vario fue la respuesta entusiasta de unos seguidores que se volvieron completamente locos cuando la banda se embarcó en el primer gran clásico de la velada “Isoltation”. Ese ritmo ascendente que quiso perfilar el combo americano durante los compases iniciales del show acabaría materializándose con un sublime “Come To Life”, que se convertía en el primer recuerdo a su aclamado “Blackbird”, y con el que, ahora sí, conseguían poner a todo el personal a botar.
Habiéndonos hecho alcanzar el clímax con esa primeriza doble mirada al pasado tocaba volver al presente, al material de su más reciente entrega, y para ello que mejor que abalanzarse de lleno sobre las envolventes melodías y las sonoridades más contemporáneas de “Pay No Mind”. Sin darnos tiempo para asimilar el nuevo material tocaba una nueva mirada al pasado, para recuperar uno de los mejores cortes de su “AB III”, un celebradísimo y coreado “Ghost Of Days Gone By”, que nos dejaba con la fantástica interpretación de un Kennedy que desbordó intensidad y feeling por los cuatro costados.
Quizás la única pega que se puede poner al guitarrista y vocalista de Boston es su perfil bajo a la hora de explotar su faceta como frontman, y eso se notó especialmente a la hora de relacionarse con el público en temas como “Broken Wings”, al que personalmente creo que podría haber sacado un mayor partido si se hubiera implicado un poco más con las primeras filas, y más si tenemos en cuenta que la cantó sin llevar la guitarra colgada. En cualquier caso, viendo la dinámica que estaba tomando el show, era evidente que el planteamiento de los americanos para su presentación de esta noche era intercalar una nueva composición con dos clásicos. De modo que tras hacernos cantar tocaba recobrar la mordiente roquera con “Native Son”.
Mientras los aplausos de sus seguidores seguían resonando en el recinto, Kennedy nos ofreció un pequeño ejercicio solista de esencia bluesera durante los prolegómenos de “Rise Today”, que se convirtió en la excusa perfecta para que todos volviéramos a cantar mientras Kennedy y Tremonti unían fuerzas para propiciar que el nivel de entrega del personal no decreciese. Acto seguido fue la batería de Scott Phillips la que se encargó de flanquearnos el paso hacia “In The Deep”, cuyo desarrollo central contó con la complicidad de una audiencia que acompañó entusiastamente con palmas. La perfecta sintonía entre el cuarteto y sus seguidores quedaría plasmada con el estallido de euforia que acompañó al arpegio inicial del imprescindible “Cry Of Achilles”, que se acabó convirtiendo en otro de los puntos culminantes del show.
Con el personal absolutamente entregado, coreando incansablemente el nombre de la banda, y mientras el escenario quedaba totalmente sumido en la penumbra, Kennedy aprovechó para presentarnos a Tremonti, que fue quien se encargó de llevar la voz cantante durante las estrofas iniciales de “Forever Falling”. Sería ya en esta segunda mitad del show cuando Kennedy y el incombustible guitarrista decidieron tomar asiento en el centro del escenario para tocar en formato acústico una desgarradora versión de “In Loving Memory”.
Aunque fue ya con instrumentos eléctricos, y con la banda al completo sobre el escenario, la dinámica intimista que había alcanzado el show se mantuvo durante los compases iniciales de “Blackbird”; para poco a poco ir creciendo en intensidad gracias a la participación de unas primeras filas que se dejaron literalmente la garganta. La fuerza, la energía, y la garra netamente roquera volverían a propiciar que Kennedy se encargara de poner al personal a dar palmas durante “Open Your Eyes”. Mientras que la elegida para poner el punto y seguido a la descarga fue otra de las imprescindibles, una de las piezas mas emblemáticas de su debut, “Metalingus”, que nos dejaba la impactante imagen de ver a todo el Razzmatazz agachado antes de ponerse a saltar siguiendo las indicaciones de Kennedy.
No tardaron mucho en regresar sobre las tablas para dar el pistoletazo de salida al encore. Así que con el escenario bañado en tonalidades rojizas arrancaba la última de las nuevas que cayeron esta noche “Godspeed”. Para dejar que el fin de fiesta definitivo corriera por cuenta de una de sus composiciones más potentes “Addicted To Pain”. En definitiva buen concierto el que nos ofrecieron unos Alter Bridge que convencieron a sus seguidores en su enésima visita a la Capital Catalana. Aunque analizando lo visto con perspectiva, creo que no fui el único que se fue a casa con la agridulce sensación de que los americanos hace ya tiempo que encontraron la fórmula, -tanto en estudio como en directo-, así que parece que no están por labor de sorprender o innovar. Ya se sabe, “Si algo funciona, no lo cambies”.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ
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