Precisamente
es en este 2019 cuando se cumple el vigésimo aniversario de “Ecliptica” el
debut de Sonata Arctica. Para algunos, incluido el que suscribe, las huestes
que lidera el vocalista Tony Kakko estaban llamadas a convertirse en el relevo
de las bandas de power metal que tocaron
el cielo en la segunda mitad de la década de los noventa. Desafortunadamente,
pese a la indiscutible calidad de algunas de sus entregas, los finlandeses no
llegaron a cumplir con las expectativas
que algunos habíamos depositado en ellos. En cualquier caso, el combo de Kemi ha seguido publicando
trabajos y girando, y a día de hoy cuentan con un fiel núcleo de fieles
incondicionales. El motivo de su vuelta a los escenarios catalanes, tras su pasada
visita estival, era presentar en sociedad los temas de su décima entrega
discográfica “Talviyö”, que veía a la luz a principios del pasado mes de
septiembre.
Aunque la formación de Kemi siempre ha gozado
del cariño del público catalán, para hacer más atractivo el cartel de esta
noche de jueves, -víspera de festivo-, en la sala Salamandra contaríamos con la
presencia de dos bandas poco conocidas todavía por estos lares. Los elegidos
para empezar a calentar el ambiente fueron Temple Balls, paisanos de las
estrellas de la noche, y que nos ofrecieron una buena ración de hard &
heavy potente y de esencias ochenteras. Mientras que como acto previo antes del
desembarco de Tony Kakko y sus muchachos contaríamos con el concurso de los americanos Edge Of
Paradise, quienes presentaron su flamante nuevo trabajo “Universe”.
Con puntualidad británica, y mientras la gente continuaba accediendo a un recinto que poco a poco fue tomando colorido, aparecían es escena los encargados de dar el pistoletazo de salida a la velada: Temple Balls. Debo admitir que después de haberle pegado una rápida escucha a su último trabajo, “Untamed”, tenía claro que la propuesta del combo de Oulu iba a gustarme, ya que practican un hard rock de guitarras potentes y fantásticos estribillos. Pero por si esto no fuera suficiente, el quinteto finlandés posee una actitud e imagen muy acorde con el estilo de música que practica, ya sabes: leoninas melenas, pantalones ajustados, camisetas sin mangas, y chalecos tejanos.
Salieron con las pilas bien cargadas, luciendo una amplia sonrisa, y liderados por un frontman solvente y de garantías como es el vocalista Arde Teronen, y lo cierto es que no tuvieron ninguna clase de dificultad para conectar con un público que les acogió con los brazos abiertos, y que no dudó en dejarse contagiar por el buen rollo y los estribillos altamente coreables que desplegaron en temas como el novedoso “Infinity”. Aunque como era previsible su repertorio estuvo centrado en las composiciones de su segunda y última entrega “Untamed”, la banda no quiso dejar aparcado el material de su ópera prima, así que no faltaron durante los compases iniciales del show las vacilonas melodías de “Off The Grid” que servían para que los más animados acompañaran con palmas.
Convencieron,
gustaron, y consiguieron mover al personal. Y la mejor prueba fue ver a la
media sala que había ya a esa hora moviéndose intensamente al caer rendidos
ante la estructura y sonoridad clásica de un trallazo como “Distorted
Emotions”; que irremediablemente nos trajo a los más veteranos el recuerdo de
bandas míticas como Def Leppard. Pero que nadie piense que los finlandeses
sonaron excesivamente edulcorados, ni mucho menos, ya que las guitarras de Jiri
Paavonaho y Niko Viorela hicieron que temas como“Paulina” sonasen rebosantes de garra y pegada.
Otro detalle a destacar fueron las charlas de Arde entre tema y tema, reivindicando la pasión por la música y el heavy metal. Así que después de una de ellas llegó el momento de que la base rítmica se encargara de asentar las bases del vacilón “Ball And Chain”. Pese a las mencionadas influencias clásicas, me dio la sensación que con temas como “Hoist The Colours”, y “Let’s Get It On”, los finlandeses dejaron claro que también son seguidores de bandas más actuales como H.e.a.t o Eclipse.
Habiéndose metido al personal en el bolsillo tocaba encarar la recta final de su escueta y divertida presentación, y para ello eligieron el marchoso “Kill The Voices” que nos dejaba con un fantástico duelo guitarrero; y la final “Hell And Feelin’ Fine”. Evidentemente, Temple Balls no han inventado nada, pero es cierto que lo que hacen, lo hacen muy bien. Y eso se notó en la respuesta de un público que acabó encantado con ellos.
Tras el buen regusto que nos dejó la descarga de Temple Balls, no tardaron mucho en aparecer en escena los encargados de recoger el testigo para proseguir con las presentaciones: Edge Of Paradise. Aunque poco tenía que ver la propuesta de los americanos con la de los encargados de abrir la velada, me dio la sensación de que la banda que capitanea la vocalista Margarita Monet no llegó en ningún momento a conectar con el respetable. Quizás por ello acabé teniendo la sensación de que el público acabó permaneciendo muy estático durante los cuarenta y cinco que estuvieron sobre las tablas.
También es
cierto que el combo de Los Ángeles se mostró bastante frío, nervioso, y un tanto tímido en escena, permaneciendo todos
demasiado juntos sobre el escenario, propiciando que la mayoría de las miradas recayeran sobre
su frontwoman desde que dieran por inaugurado el show con la grandilocuencia
épica del tema que presta título a su mas reciente entrega “Universe”.
Lamentablemente, el sonido tampoco acabó de acompañarles, lo que provocó que pese a los reiterados esfuerzos del quinteto temas como “Fire” acabarán pasando bastante desapercibidos entre un público que, como comentaba, se fue desconectando a medida que avanzaba el show. Pese a ello, los momentos más destacados de la presentación de Edge Of Paradise llegarían acompañando a las exóticas melodías de corte oriental que desplegaron durante “Stars”.
No se si fue consecuencia de los problemas con el sonido, pero me dio la impresión de que la banda bajó notablemente su rendimiento en la segunda mitad del show, especialmente Margarita Monet, a la que no pudimos oír con claridad a lo largo de temas como la atmosférica “Electry” o “Face Of Fear”. Tras habernos propuesto un detallado repaso a su más reciente entrega “Universe”, los americanos echaron la vista atrás para recuperar las sonoridades más experimentales y con tintes góticos de “Dust To Dust”.
Mrs. Monet y sus muchachos tampoco quisieron dejar pasar la ocasión de presentarnos las tesituras más electrónicas de la novedosa “Perfect Disaster”. Para enfilar la recta final de su presentación optaron por desplegar la intensidad de la primeriza “In A Dream”. Lo dicho, una lástima que los problemas técnicos y la desidia del personal acabarán lastrando y contagiando negativamente la descarga de unos Edge Of Paradise que apuntaban maneras, pero que lamentablemente no acabaron de convencer.
Un
detalle que me gustaría destacar es la fidelidad que mostraron unos seguidores
que si bien no llenaron el local, si que
acabaron dotando al recinto de un buen y animado aspecto. Además estuvieron completamente
entregados a los finlandeses, siguiendo las constantes consignas de un Tony
Kakko que se mostró bastante más animado
y comunicativo que en anteriores visitas. Así que durante la velada le vimos
ejercer como el perfecto maestro de ceremonias, moviéndose con soltura por el
escenario mientras invitaba al personal a que se animara a participar en los
estribillos de muchas de las nuevas composiciones.
Como
no podía ser de otra forma la audiencia barcelonesa recibió de forma cordial al quinteto finlandés,
tributándoles una cerrada ovación de gala mientras los músicos tomaban
posiciones y a través del P.A. sonaba su habitual introducción “Back To The
Future”. Y lo cierto es que ya desde los compases iniciales pudimos comprobar
que la conexión entre banda y público iba a ser total, ya que nada más dar el
pistoletazo de salida a la velada, con la novedosa “A Little Less
Understanding”, Kakko se encargó de poner al personal a mover los brazos de
izquierda a derecha. Quizás este no fuera el arranque potente y explosivo que
muchos esperábamos, pero afortunadamente los teclados de Henrik Klingenberg no
tardaron en anunciarnos que había llegado el momento de vibrar intensamente con
“Closer To An Animal”.
Tal
y como han venido haciendo a lo largo de su longeva trayectoria, Sonata Arctica
plasmaron algunas de sus inquietudes ecológicas durante las charlas que sirvieron
como presentación para algunos de los temas. Quizás una de las más duras fue la
alusión que hizo el vocalista sobre lo cruel que puede llegar a ser la naturaleza durante los
prolegómenos de “Whirlwind”, que con su potente y pegadizo estribillo se acabó
convirtiendo en una de las nuevas que mejor funcionó esta noche. El cambio de
registro llegaría acompañado del primer doble recuerdo que nos propusieron a lo
que fue su séptima entrega discográfica “Stone Grow Her Name”, del que
rescataron para la ocasión el emotivo “The Day”, para acto seguido dejar paso a
uno de sus temas más celebrados de la presente década “I Have A Right”, que nos
servía para que todos aunáramos nuestras voces antes de saldarse con una
rotunda ovación.
El
caluroso sonido de las guitarras acústicas, -en esta ocasión pregrabadas-, se
convertiría en la puerta de entrada que condujo nuevamente hacia el material contenido en
“Talviyö”. Así que acto seguido nos abalanzamos de lleno sobre la rotunda intensidad melódica de un
“Cold”, que dejaba a las claras que los finlandeses no han perdido su garra
netamente roquera gracias en parte a la guitarra de un Elias Viljanen que
estuvo preciso y brillante a lo largo de todo el show. No dejarían de lado el
material de la que obra que publicaron el pasado mes de septiembre, pero en
esta ocasión nos invitarían a transitar por los
derroteros más
introspectivos e intimistas que marcaron los compases iniciales de “Storm
The Armada”, para posteriormente conducirnos
sobre unos llamativos arreglos de corte progresivo.
Habiendo
presentado un par de nuevas composiciones, y justo cuando transitábamos por el
ecuador del show, era un buen momento para que el quinteto recuperara parte de
la velocidad que le convirtió en uno de los nuevos valores del power metal
europeo, y para ello que mejor que proponer a sus entregados seguidores un
celebradísimo “X Marks The Spot”, para el que incluso Henrik Klingenberg
abandonó su posición tras los teclados para empuñar un keytar. Tal y como ya
sucediera en sus anteriores visitas los finlandeses nos hicieron transitar
durante su show por diferentes estilos. Así que después de haber defendido su
faceta power había que volver a incidir en ese metal melódico con tintes
melancólicos que ha marcado sus ultimas entregas. De modo que la elegida para
cerrar el capitulo dedicado a “Talviyö” fue “Who Failed The Host”.
Varios
fueron los momentos en los que Tony Kakko consiguió crear un feeling especial
con sus seguidores, y sin duda uno de ellos fue durante el emotivo “Tallulah”,
con el vocalista sentado cantando el tema antes de perderse entre bambalinas
para ceder todo el protagonismo al guitarrista Elias Viljanen. A estas alturas
del show Sonata Arctica ya habían conseguido meterse al personal en el
bolsillo, pero todavía quedaba rematar
la faena. Así que una potente “Black Sheep” fue la elegida para proponernos una
primera mirada a sus primeros años. Pero sin duda la que hizo que la sala se
viniera literalmente abajo fue la imprescindible “FullMoon”.
Pero no, la descarga de los lobos de Kemi no se iba
a cerrar con sus desconsolados aullidos a la luna, ya que todavía se reservaban
para finiquitar la velada por todo lo
alto “Losing My Insanity”, con otro trepidante duelo entre Viljanen y
Klingenberg; para poner el broche definitivo con ese derroche de elegancia que
lleva por título “Life”, y esa gamberra y fugaz demanda de licor destilado que es “Vodka”. En definitiva
que Tony Kakko y sus muchachos
consiguieron arrancarnos el amargo recuerdo de una tarde de verano de la
mejor forma posible, ofreciéndonos un show solvente y convincente, en el que,
pese a la ausencia de algunas composiciones
de sus primeras obras, dejaron patente que tenemos Sonata Arctica para
rato
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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