Ha acabado resultando una larga travesía, incluso más larga y trabajosa de lo que los propios Opera Magna esperaban cuando publicaron a principios del pasado 2014 el primer acto de su trilogía “Del Amor Y Otros Demonios”. Ha sido un lustro de intenso trabajo durante el que los valencianos no sólo se han dedicado a la composición sino que también han recorrido en varias ocasiones la geografía nacional, han participado en diferentes festivales, e incluso han saltado al otro lado del Atlántico para presentar su música en el continente americano. Y es que en estos días en los que a muchos la etiqueta power metal parece tirarles para atrás, la formación que crearán en la segunda mitad de los noventa los guitarristas F. Javier Nula y Enrique Mompó no duda en sacar pecho y erigirse como uno de sus representantes más destacados en nuestro país. Quizás por ello los más devotos del estilo no quisieron perderse el regreso de la banda a la Sala Bóveda de la Ciudad Condal tras su visita en octubre del pasado 2018 abriendo para los americanos Kamelot.
Pero esta noche iba a ser especial, ya que Opera Magna se presentaban en solitario, sin contar con el concurso de banda invitada. Además, tal y como se había anunciado, esta noche llevarían al directo de forma íntegra su obra conceptual “Del Amor Y Otros Demonios”, colmando así las expectativas de todos los que hemos venido siguiendo sus pasos durante el último lustro. Pero es que para rematar la velada José Vicente Broseta y sus compañeros se guardaron un par de ases en la manga que sirvieron para cerrar por todo lo alto una apoteósica velada power metalera. Pese a que el recinto no acabó de llenarse, lo cierto es que la sala Bóveda acabó registrando un animado ambiente. Y sin duda si hay algo que me gustaría destacar fue la lealtad y el entusiasmo de un público que no dejó de saltar, mover la cabeza, animar y, como no, cantar durante las casi dos horas que duró el show, poniendo de manifiesto que más que seguidores los valencianos tienen un buen séquito de amigos en la capital catalana.
Podía palparse en el ambiente, desde los momentos previos al inicio del show la impaciencia y la expectación se adivinaban en el rostro de unos seguidores que se posicionaban ya muy cerca del escenario para no perderse detalle de lo que estaba por llegar. Y es que sin recurrir a un montaje excesivamente ambicioso Opera Magna, -con un telón de fondo y sendas pancartas laterales-, supieron dar colorido y vestir un escenario en el que la batería y los teclados se colocaron a los lados. Los músicos aparecieron en escena acompañados de la introducción que presta título a su trilogía de Ep’s y se situaron de espaldas al público hasta que la batería de Adrián Romero dio el pistoletazo de salida con ese derroche de elegancia, velocidad y melodía que es “Por Un Corazón De piedra”, y la conexión con el respetable fue inmediata, con todo el mundo levantando los puños al aire mientras coreaba su estribillo antes de dejarnos con el primer duelo entre F. Javier Nula y los teclados de Nacho Sánchez, que es quien sustituyó a su habitual teclista Rubén Casas.
Sin ser perfecto, el sonido tuvo una buena calidad, algo que sin duda ayudó a que la descarga de los valencianos ganara muchos enteros. Así que tras haber abierto la velada de forma triunfal Broseta se dirigió por primera vez al respetable para darnos las buenas noches, anunciarnos en que iba a consistir la velada, y reivindicar su amor por elpower metal antes de sumergirnos de lleno en los desarrollos de corte neoclásico de esa joya que es “la Herida”, que provocaba que el público no parara de saltar siguiendo las indicaciones de un vocalista que se mostró absolutamente desatado. Nuestro recorrido por este primer acto nos haría transitar a través de los arábigos y grandilocuentes desarrollos de “Después De Ti”, que servía para sellar definitivamente la unión entre la banda y unos seguidores que a estas alturas parecían ya completamente entregados. Complacido con la entrega del respetable, y luciendo una amplia sonrisa, Broseta nos comentó que el siguiente tema, el que se encargaría de cerrar este primer capítulo, es un corte que la banda no suele interpretar en directo “Oscuro Amanecer”, aunque viendo la reacción de las primeras filas nadie lo diría, ya que el personal coreó incansablemente su melodía mientras agitaba los brazos de izquierda a derecha.
Con los instrumentistas de la banda llenando el escenario, mientras Broseta se perdía entre bambalinas para recuperar el aliento y tomarse un merecido respiro, llegaba el momento de degustar la instrumental “Rojo Escarlata”, que nos dejaba con un despliegue de virtuosismo y pasajes progresivos comandados por el omnipresente bajo de un Alejandro Penella que estuvo pletórico a lo largo de toda la velada. No tardarían en adentrarse de lleno en la grandilocuencia y majestuosidad de “Para Siempre”, que nos volvía a poner a todos a saltar antes de hacernos sucumbir ante la velocidad de su atronadora cabalgada y los altísimos agudos de Broseta.
Precisamente fue el vocalista quien presentó “Donde Latía Un Corazón”, como una de sus favoritas. Y es que esa equilibrada mezcla de potencia, buen gusto, e intensidad sirvió para que una vez más el sexteto volviera a poner la sala patas arriba, aunque en esta ocasión quien brilló intensamente sobre el resto de sus compañeros fue F. Javier Nula con otro de sus fantásticos ejercicios solistas. Al igual que ya hicieran en anteriores visitas tampoco faltó la dedicatoria a todos los presentes durante la presentación de “Hijos De La Tempestad”, que nos dejaba la estampa de todos los presentes alzando los puños al aire durante su tramo central antes de acabar todos saltando para acompañar su rotunda embestida final. Una ración de doble bombo junto a las melodías triunfales nos acabaría abocando sobre la pieza de clausura del acto dos “La Trampa Deltiempo”, que se zanjaba con el vocalista aproximándose a Nula para picarle para que tocara su solo de guitarra cada vez más rápido, provocando el delirio generalizado de una audiencia que acabó agradeciendo el esfuerzo del guitarrista con una rotunda ovación.
La inquietante y misteriosa introducción “Réquiem Por Un Vivo” nos anunciaba que habíamos entrado en el tercer y último acto de “Del Amor y Otros Demonios”. Así que todos sabíamos que había llegado el momento de volver a vibrar y a hacer headbnging para acompañar el avasallador ritmo de “Mi Reino, El Olvido”, que nos dejaba con el enésimo alarde de un Broseta que no escatimó ni un solo agudo. Ese toque grandilocuente y un tanto pomposo, -que confiere a la propuesta de los valencianos un toque casi cinematográfico-, volvería a dejarse notar con fuerza a lo largo de los complejos desarrollos de la camaleónica “Una Piedra En Dos Mitades”.
Pero si duda si hay que elegir algún momento álgido de lo que fue la interpretación de este último acto un servidor se quedaría con el tema que fue su adelanto “In Nomine”, que con su temática pirata se convertía en la excusa perfecta para ponernos a todos a saltar. Antes de cerrar por todo lo alto esta primera parte del show con la extensa “Lo Soñado Y Lo Vivido”, -que aglutina muchas de las virtudes de esta trilogía-, Broseta nos invitó a que nos hiciéramos con la música de la banda fuera como fuera, pero que por favor nunca dejáramos de acudir a sus conciertos .
Tras haber interpretado la trilogía de forma íntegra, el vocalista nos anunció que no se iban a retirar a camerinos para después volver. Eso sí, admitió que el show todavía no había concluido, ya que aún tenían un par de sorpresa para nosotros. ¡ Y vaya sorpresas! Aunque para muchos hubiera sido prácticamente imposible tras estar 90 minutos cantando, Broseta sacó adelante con solvencia un tema tan exigente vocalmente hablando como “El Pozo Y El Péndulo”, mientras que el broche de oro definitivo corrió por cuenta de “Horizontes De Gloria”, de su primer largo “El Último Caballero”.
Tras haber dejado de rugir los instrumentos Ópera Magna estuvieron atendiendo a sus fans durante un buen rato, dejando claro que la cercanía y el contacto directo con sus seguidores es algo básico para ellos. Esta noche fuimos testigos de primera mano de como Ópera Magna han cerrado un ciclo. Actualmente son una de las puntas de lanza del power nacional, y están en un excelente estado de forma. Así que al acabar el presente tour habrá que estar atentos a sus próximos pasos.
TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ
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