Aunque a priori una noche de jueves no parecía la mejor opción para que la gira que lideran los americanos Haunt hiciera escala en la sala Monasterio de la Ciudad Condal, lo cierto es que los seguidores más fieles de la escena metalera de la capital catalana no quisieron dejar pasar la ocasión de ver en vivo a la formación que lidera Trevor William Church. Además el cuarteto californiano no llegaba sólo a la cita, ya que como compañeros de viaje contarían con la presencia de los británicos Seven Sisters, con quienes recientemente compartieron split. Mientras que los elegidos para abrir la velada y representar a la escena local catalana fueron los incombustibles Streamer.
Como decía el público respondió al reclamo que supuso el triple ataque de auténtico heavy metal de esencia clásica que se nos venía encima, pese a la juventud de los músicos que tomaron esta noche el escenario, con lo que el recinto acabó presentando un buen ambiente. Una vez más, Streamer volvían a pisar las tablas de la sala Monasterio. Recientemente ya tuvimos ocasión de verles, -a principios del pasado mes de Octubre-, abriendo para Liv Sin, y al igual que ya sucedió en aquella ocasión el quinteto de Gava volvió a reivindicarse como uno de los baluartes del heavy metal barcelonés.
Volvieron a presentar su escenografía habitual, con pancartas con las palabras “Fucking” y “Metal” flanqueando la batería de Jordi “Carr”, un par de cráneos y unas cruces. Por si alguien todavía no les conocía, y no sabía cual era su rollo-, bastó con ver la actitud y las pintas del quinteto, -con cuero, tachas y brazaletes-, para saber que íbamos a disfrutar de una descarga de puro heavy metal. Jugando en casa y sintiéndose arropados por el respetable Streamer salieron a por todas, -precedidos del sonido de una estridente sirena-, golpeando fuerte desde el mismo arranque con el tema que presta título a su primer largo, “Now Or Never”, que nos dejaba con la primera ración de rotundos estribillos y potentes riffs.
Tras esta primera toma de contacto, y con el público y la propia banda ya metida en faena, tocaba seguir repasando las composiciones del disco que publicaron hace tres años. De modo a lo largo de su descarga no faltaron trallazos demoledores como el humeante “The Game”, ni tampoco los desarrollos más épicos de “Soulness”, que servían para que sus seguidores se dejaran notar y dieran colorido al recinto.
Pero no todo iba a ser velocidad y headbanging, ya que Streamer también nos mostraron su faceta más hard roquera y ochentera en temas como “The Beach”, que se acabó llevando una calurosa ovación y durante la que su bajista Cristian Blade se encargó de apoyar vocalmente a su frontman Adri “Motherfuckers”. Pero resulta evidente la predilección de Streamer por los temas rápidos, oscuros y humeantes. Así que la encargada de llevarnos de regreso hacia esas latitudes fue “Broken Dreams”, siendo el primer guiño a su EP de 2015 y que nos dejaba al tándem que conformaron Esteban “Master” y Danny “Streamer” poniendo toda la carne en el asador antes de que el quinteto recibiera la visita en escena de la mismísima muerte.
Parece que la banda lleva ya algún tiempo trabajando en lo que será su próximo trabajo de estudio, así que para encarar la segunda mitad de su presentación que mejor que presentarnos una de sus nuevas composiciones “Whiskey, Beers & Flames”, toda una declaración de intenciones que fue muy bien acogida por sus seguidores, ya que continúa con la línea perfilada en sus anteriores entregas. Evidentemente tampoco podía faltar el tema que presta nombre a la banda “Streamer”, una pieza que sirvió para que los miembros de la banda se presentarán instrumentalmente hablando mientras Adri se paseaba entre el público y aprovechaba para saludar a algunos colegas que habían ido a verles.
Una nueva incursión sobre su EP de hace un lustro se convertiría en la excusa perfecta para recuperar la pegadiza y directa “No Way Out”, para dejar que el cierre definitivo lo pusiera “Sign Of The Panzer”. Una vez más Streamer volvieron a dejar patente que son una banda con tablas y personalidad. Su apuesta decidida por el heavy metal más clásico es incontestable. Así que ahora habrá que esperar a que no tarden mucho en poner en circulación su nuevo trabajo.
Los elegidos para proseguir con las actuaciones en una velada que estuvo marcada por el auténtico heavy metal fueron los chicos que comanda el vocalista y guitarrista Kyle McNeil. Aunque para muchos eran una auténtica incógnita, lo cierto es que Seven Sisters llevan más de un lustro en activo y nos han dejado un par de largos “Seven Sisters” (2016) y “The Cauldron And The Cross” (2018), en los que sin complejos han mostrado su devoción por las armonías dobladas de guitarra, las galopantes dinámicas de las bases rítmicas, y, en definitiva, lo que podríamos denominar como el sonido clásico del heavy metal que se practicaba en las Islas Británicas a finales de setenta y principios de los ochenta.
A diferencia de lo que sucediera con los encargados de abrir la velada, viendo la indumentaria escénica que lució el cuarteto londinense nadie hubiera apostado por que practicaran una propuesta tan clásica, purista y roquera, ya que ninguno vistió de negro. No hubo cuero, ni tampoco tachas, ya que optaron por unas vestimentas de lo más coloristas y curiosas, aproximándose más a la estética de un grupo hippie, -con camisas de franjas y floreadas-, que no al que suele ser habitual en las bandas de rock/metal. Pero sinceramente eso poco importó, por que bastaron únicamente los primeros compases del tema inicial “Highways Of The Night”, para que comprobáramos, -tal y como reza la sabiduría popular-, “que el hábito no hace al monje”.
He de admitir que la propuesta de los londinenses me sedujo instantáneamente, me encantó su forma de tratar melodías y como Kyle atacó sus líneas vocales. Así que no pude dejar de menear la cabeza para acompañar los intensos desarrollos de “Blood And Fire”, muy en la línea de algunos de los himnos clásicos de sus compatriotas UFO. Y es que la dupla que conformaron Kyle y Graeme a las guitarras acabó haciendo las delicias del personal. Otra de las señas de identidad del cuarteto londinense fue el registro vocal del propio Kyle, no por su capacidad o potencia, sino por su personalidad y elegancia, con lo que temas más acelerados y con pasajes casi speedicos como “Once And Future King”, sirvieron para levantar los ánimos de un personal que poco a poco fue entrando en el show.
Tras haber mostrado algunas de las diferentes vertientes de su propuesta, Kyle decidió que era un buen momento para las presentaciones. Así que tras realizarlas, y hacer una fugaz mención al breexit, tocaba adentrarnos de lleno en la que es su composición más reciente “The Crystal Temple”. Una vez más, los londinenses volverían a demostrar su facilidad para pasar de los desarrollos más melódicos a los más rápidos y humeantes dando buena cuenta de “Turning Of The Tide”, que fue la escogida para incidir nuevamente sobre el material de su segundo y último redondo “The Cauldron And The Coss”.
Para encarar la recta final de su presentación Seven Sisters optaron por otro de sus ataques a dos guitaras para desplegar toda la épica de “A Land In Darkness” que propiciaba que todos levantáramos los puños al aire para corear su pegadizo estribillo. Pero sin duda el momento más intenso y majestuoso de la noche llegó cuando los ingleses enlazaron las dos partes del tema que presta título a su último lanzamiento “The Cauldron And The Cross”. Aunque he de admitir que tras su show pude escuchar algunas voces que no acababan de comulgar con su propuesta, -ya que para algunos resultó excesivamente melódica y setentera-, lo cierto es que a un servidor le encantaron.
No había tiempo que perder, ya que el pequeño retraso que se había ido acumulando durante las actuaciones previas hacia que Haunt tuvieran el tiempo justo para descargar su arsenal de acuchillantes riffs si no querían que el personal se fuera precipitadamente para volver en transporte público a casa. Sin duda el cuarteto de Fresno que lidera Trevor William Church se ha destapado como una de las bandas más prolíficas de la actual escena internacional, ya que han publicado tres discos en poco más de tres años. El motivo de su visita a la capital catalana era presentar su flamante “Mind Freeze”, aunque desde su publicación a principios del pasado mes de enero la banda ya ha lanzado un nuevo recopilatorio “Burst Into Demos”.
Toda esta producción discográfica, que incluye también un buen numero de singles, Ep´s y Splits, ha servido para que la banda haya llegado a un buen numero de seguidores, con lo que he de admitir que no me sorprendió que los americanos acabaran congregando a una nutrida representación de seguidores y curiosos. El cuarteto irrumpió parsimoniosamente en escena, así que tras colgarse los instrumentos y saludar al personal la tormenta de watios estalló con un trepidante arranque como fue la pieza que daba título a su primer largo “Burst Into Flame”.
No hubo contemplaciones, Haunt habían llegado con la predeterminación de volarnos la cabeza, y vaya si lo hicieron. Se mostraron sólidos, compactos y arrolladores. Supieron imprimir un ritmo infernal a su presentación, de modo que las pausas entre tema y tema fueron fugaces. Así que sin apenas darnos tiempo para recuperar el aliento le llegaba el turno a “Defender”. Pese a que todas las miradas acabaron recayendo sobre su frontman, lo cierto es que la banda funcionó como una máquina perfectamente engrasada, tal y como pudimos comprobar al degustar las efectivas guitarras dobladas de “As Fire Burns”.
A estas alturas el ambiente en el recinto era asfixiante, de modo que tocaba relajar mínimamente los ánimos. Así que para ello que mejor que dejar que la melodía fluyera dando buena cuenta de “Frozen In Time”, para dejar patente que la banda sabe hacer más cosas que no únicamente pisar el acelerador a fondo. Pero estaba claro que los metaleros de Fresno habían llegado dispuestos a darnos argumentos para que no dejáramos de agitar la cabeza, así que el headbanging y las posturitas de Trevor a la hora de atacar su guitarra volverían a marcar la trepidante “Run And Hide”, que fue la elegida para volver a incidir sobre el material de “If Icarus Could Fly”.
No abandonarían el material de su segunda entrega publicada en 2018, para hacer que las guitarras se tornaran más compactas, aunque sin perder ni un ápice de contundencia, a la hora de proponernos las estructuras más hard roqueras de “Winds Of Destiny”, que acabó recabando una rotunda ovación. El homenaje a sus más fieles incondicionales, aquellos que les vienen apoyando desde sus comienzos, llegó con esa lección de clasicismo metalero que es “Luminous Eyes” y la inevitable “In Show Of Flames”.
Pero estaba claro que Haunt habían venido para ofrecer a sus fieles una buena muestra del actual momento de la banda, y la mejor prueba de que el cuarteto está en un excelente estado de forma fue la endiablada velocidad que alcanzaron en cortes como “Fight Or Flight”, que se convertía en la excusa perfecta para que todos entonáramos su coreable estribillo antes de que nos volaran la cabeza con otra de sus polvorientas cabalgadas marca de la casa. Mucho más cercana a los parámetros de la N.W.O.B.H.M. sonó otra de las nuevas “Mind Freeze”. Mientras que la mención especial al tema más coreado de toda la noche se lo llevó la hímnica “Hearts Of Fire”, con la que redondeaban una magnífica tripleta extraída de su tercer largo “Mind Freeze”.
Mientras algunos optaron por abandonar el local debido a que el show se estaba alargando por encima de la hora prevista para su finalización, el cuarteto seguía indagando en su catálogo, poniendo nuevamente el foco sobre “If Icarus Could Fly”, para volver a mostrarnos su faceta mas netamente heavy durante el melódico “It´s In My Hands”. Una última mirada sobre su última referencia nos abocó sobre el que probablemente sea uno de sus temas más oscuros y épicos “Light The Beacon”. Mientras que la despedida definitiva corrió por cuenta de “Wanderlust”.
Una vez más, y pese a quien pese, el heavy metal más clásico y underground volvió a demostrar que sigue conservando un arraigo importante entre los seguidores del heavy metal. El único lunar para una fantástica velada fue que algunos tuvieron que marcharse antes de que acabara el show si querían volver a casa en transporte público.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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