lunes, 16 de marzo de 2020

THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA+ONE DESIRE-SALAMANDRA-L´HOSPITALET-BCN-11-MAR-2020


Al mal tiempo buena cara. En una tarde aciaga en la que se sucedieron en cascada las noticias sobre cancelaciones y aplazamientos de los próximos conciertos programados en la Ciudad Condal a causa del COVID-19, un pequeño grupo de irreductibles y “temerarios” seguidores de la música en directo optamos por acercarnos hasta la sala Salamandra para ser testigos en primera persona del show de The Night Flight Orchestra, el que en principio iba  a ser el último concierto en bastante tiempo. No nos vamos a engañar el entorno no era el habitual en una sala que pese a estar bastante poblada tuvo un ambiente bastante frío, por lo menos hasta que empezó a sonar la música.

Pese a que los principales artífices de la formación sueca son conocidos por sus aportaciones en las vertientes más cañeras del metal, lo cierto es que la propuesta de The Night Flight Orchestra poco, o más bien nada, tiene que ver con eso, ya que navega a medio camino del pop, el rock, el funk, el A.O.R., la música disco de los 70..., aunque teniendo como denominador común el buen gusto y el amor por lo que en definitiva es la buena música. Su quinto trabajo “Aeromantic” aparecía hace tan solo unas semanas, así que  avalados por las buenas sensaciones que nos dejaron en su última visita a la Sala Bóveda y las notables críticas que ha cosechado su más reciente entrega la banda regresaba dispuesta a hacernos cantar y bailar unas composiciones que podríamos tildar como atemporales, ya que su propuesta puede seducir a un público de lo más variado y heterogéneo en cuanto a edad y gustos se refiere, aunque lógicamente viendo los músicos que había sobre las tablas la mayoría de los presentes éramos, al igual que ellos, próximos al hard rock y al metal.

Antes de embarcarnos junto a la tripulación sueca tendríamos ocasión de disfrutar de los finlandeses One Desire, a quienes ya tuvimos ocasión de ver hace un par de años abriendo para los suecos H.e.a.t, y que regresaban en esta ocasión para presentar algunas de las composiciones de lo que será su segundo trabajo “Midnight Empire”, que se publicará el próximo 10 de abril. Con unos minutos de adelanto sobre el horario inicialmente previsto el ahora quinteto, gracias a la incorporación de un teclista, aparecía en escena para desplegar su hard/ A.O.R. repleto de elegancia y sofisticación dando buena cuenta de temas como “Shadowman”, que servía para que André Linman mostrara sus aptitudes como frontman, dejando de tocar en algunos momentos su guitarra para deleitarnos con una buena colección  de posturitas roqueras propias de la década de los ochenta.

Pero con esto no quiero decir que la banda solo tuviera eso que ofrecer, ni mucho menos. Aunque he de admitir que me pareció que en algunos momentos les faltó algo de garra y punch, lo cierto es que tal y como comentó el propio André: él  no era Halford, ni viste de cuero, ni sale a escena en moto. Así que tras acabar de concretar, por si alguien tenía alguna duda, que su apuesta es por la melodía llegaba el momento de proponernos un tema repleto de coreables estribillos como  “Apologize”. Aunque como comentaba el frontman fue quien acaparó gran parte de las miradas, el combo finlandés funcionó como un equipo sólido y muy bien compenetrado, con el guitarrista Jimmy Westerlund  haciéndose cargo de la mayoría de los solos y apoyando a André a la hora de atacar los coros en temas como  “Hurt”.

Evidentemente los finlandeses tampoco dejaron pasar la ocasión de mostrar su faceta más sosegada y romántica con la deliciosa “This Is Where The Heartbreak Begins”, y el uptempo “Whenever I´ m Dreaming”, que hacía subir el nivel de intensidad del show antes de afrontar una recta final que estuvo marcada por la potencia roquera de “Buried Alive”.

Los que ya tuvimos ocasión de verles en su última visita a la capital catalana sabíamos que una descarga de The Night Flight Orchestra no es el típico concierto de una banda de rock. Su música, su estética, su puesta en escena…, todo es diferente y especial, y todo ello esta encaminado  a un único fin: la diversión. Los suecos aparecieron  acompañados de sus dos coristas, Anna-Mia Bonde y Anna Brygärd,  que esta vez no se posicionaron sobre una tarima en la parte trasera del escenario, sino que ocuparon un lateral del mismo, ataviadas con sus clásicos uniformes de azafata. En cuanto al resto de la formación  aparecieron elegantemente vestidos, con Sharlee D´Angelo, Björn Strid y Jonas Källsbäck  luciendo sus llamativas americanas blancas, mientras que el resto de sus compañeros optaron  por la sobriedad del color negro.

El pistoletazo de salida llegó con la misma pieza que inaugura su quinta entrega de estudio, “Servants Of The Light”, y ya desde los compases iniciales del show, gracias a la entrega de un público que coreó el estribillo del corte y a un cuidado juego de luces, pudimos comprobar que los suecos tenían muchos números de salir victoriosos esta noche. Pero esto tan solo había sido una primera toma de contacto. Así que las buenas sensaciones prosiguieron cuando la banda echó por primera vez la vista atrás  para recuperar “Gemeni”, que fue acompañada por unas letras luminosas que estaban situadas en la parte inferior  del escenario mientras que el personal acompañaba con palmas.

Al igual que ya sucediera en su anterior visita durante los parones entre tema y tema  “las azafatas” aprovecharon para saludarnos con su graciosa forma de mover las manos. Así que tras darnos las buenas noches, y proponernos un primer brindis, tocaba seguir indagando en sus nuevas composiciones, y para ello que mejor que proponernos los ritmos altamente bailables de “Divinyls”, que nos dejaba la impactante imagen de toda la sala coreando su melodía inicial de teclado. Y es que el público estuvo muy metido en el concierto durante toda la noche. Así que todos acompañamos con palmas el arranque de “Living For The Nightmare”, que con sus ramalazos setenteros se convertía en la primera incursión en el material de su segundo largo “Skyline Whispers”,  para acabar recabando una estruendosa ovación.

Pese al desanimo generalizado por la actual situación, los suecos tenían claro que habían llegado a la ciudad para darnos diversión y hacernos olvidar por un rato nuestros miedos y preocupaciones. Así que cuando Björn nos preguntó si teníamos ganas de bailar la respuesta del personal fue unánime. De modo que la banda nos proporcionó argumentos para mover las caderas con otro de sus nuevos hits “This Boy´s Last Summer”. Con el escenario bañado en luces rosas y amarillas llegaba el momento de bajar mínimamente el ritmo para adentrarnos en las sonoridades más relajadas del meloso “If Tonight Is Our Only Chance”, que nos dejaba a los teclados de Richard Larsson llevando las riendas del corte.

Sin duda si hay algo que cautiva a los seguidores del combo sueco es su maestría  para transitar  con soltura por diferentes estilos  musicales. Así que tras mostrarnos su facilidad para moverse por derroteros cercanos al pop y al disco, les tocaba dejar patente que ante todo son una banda de rock,  y para ello que mejor que el ritmo potente y compacto, al más puro estilo Survivor, del elegante “Something Mysterious”, que nos dejaba a  las chicas invitándonos  a mover los brazos. Tampoco faltaron a lo largo de su presentación  los ramalazos de esencia funk en temas como el marchoso “Paralyzed”, que personalmente fue de los que más me gustaron, con ese toque ácido y esas subidas de intensidad que harían mover el esqueleto al mismísimo  Tony Manero.

No abandonaron el material de su anterior entrega “Sometimes The World Ain´t Enough”, ya que las teclas de Richard Larsson serían las encargadas de flanquearnos el paso hacia “Can´t Be That Bad”, con las chicas arropando a Björn en las melodías vocales. No tardaría en llegar uno de los momentos de la noche, cuando ambas Anna´s  se encargaron de poner  a Björn una capa para posteriormente  adentrarnos en los derroteros souleros que nos propusieron a lo largo de la  novedosa “Golden Swansdown”. Pero sin duda el corte que propició que toda la sala se viniera literalmente abajo fue la pieza que está llamada a convertirse en uno de sus clásicos “Transmissions”, que con sus desarrollos tecno-pop acabó poniendo a todo el personal a dar palmas.

Sin darnos tiempo para recobrar el aliento el combo sueco se abalanzó sobre una recta final que estuvo marcada por la garra roquera de “Taurus”, -otra de las nuevas que se gozó de una excelente acogida-; la etérea “Satellite”, mientras que la elegida para poner el punto y seguido a la velada fue la imprescindible “The Last Of The Independent Romantics”, que con el escenario teñido de azul sirvió para que los músicos se explayaran a gusto instrumentalmente mientras Björn se perdía entre bambalinas.

Para el retorno sobre las tablas el combo sueco regresó encabezado por Björn, -ya desprovisto de su capa-,  dispuesto a darnos argumentos para que la fiesta no decayera con una jugada ganadora como es “Stiletto”. Desafortunadamente nuestro travesía estaba llegando a su fin, pero antes de concluir nuestro viaje la tripulación sueca todavía tuvo ocasión de hacernos cantar nuevamente los pegadizos estribillos de la pieza que abría su “Amber Galactic”, “Midnight Flyer”. Mientras que la despedida definitiva llegó con el único recuerdo que se permitieron a su ópera prima de 2012, “West Ruth Ave”,  con Sharlee D´Angelo marcando el ritmo de entrada con su bajo para invitarnos a todos a dar palmas.

En resumen  que The Night Flight Orchestra llegaron  a la Ciudad Condal  dispuestos a hacernos viajar en el tiempo, cantar, bailar,  y , como no, ofrecernos un buen rato de  diversión. Y vaya si lo consiguieron.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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