Siempre que se habla del thrash metal americano la inercia acaba acotando la conversación a ese selecto grupo que pasará a la historia como el “Big Four”. Pero para los que hemos venido siguiendo el estilo desde hace décadas resulta innegable que hay un montón de bandas que orbitan alrededor y que en muchos casos aunque no hayan podido competir a nivel de ventas y popularidad con la mencionada “elite” si que pueden compararse a nivel de calidad y entrega. En este grupo podríamos a incluir a Exodus, Overkill, Sacred Reich …, pero de quien nunca podríamos olvidarnos es de Testament. Aunque quizás la banda editó un poco tarde su debut “The Legacy” (1987), si lo comparamos con otros coetáneos y paisanos suyos, lo cierto es que su trayectoria ha sido impecable pese a los recurrentes cambios en su formación. Especialmente reseñable fue su fidelidad al género durante la convulsa década de los noventa, ya que mientras otros compañeros trataban de reinventarse en cuanto a sonido e imagen se refiere, abriendo su propuesta hacia nuevos postulados, ellos optaron por endurecer aún más sonido presentando trallazos brutales e incontestables como “Low”(1994) o “Demonic”(1997).
Además la banda también tuvo que lidiar a principios de siglo con la enfermedad de su carismático frontman Chuck Billy. Y aunque esto repercutió en un parón discográfico que se prolongo casi una décaca, lo cierto es que el retorno de los de San Francisco en 2008 con “Dark Roots Of Hell” llegó acompañado de una excelente noticia la vuelta a sus filas para hacer tándem con Eric Peterson de Alex Skolnick, recuperando así el tándem que grabó sus cinco primeras entregas de estudio. Además de cara a esta duodécima entrega de estudio la banda vuelve a repetir formación sumando a la tripleta anteriormente mencionada la excelente y compacta base rítmica que conforman el bajista Steve DiGiorgio y el batería Gene Hoglan.
Al igual que ya sucediera en anteriores ocasiones de la producción volvió a encargarse el tándem Peterson/Billy, contando también con la maestría de Andy Sneap, con lo que el resultado no puede ser mas brillante: una colección de composiciones en las que el quinteto de San Francisco continua aunando en la senda que han venido trazando en sus tres últimas entregas de estudio, aunque haciendo varias concesiones a lo que fueron sus primeros trabajos, con lo que podría decirse que el nivel de brutalidad, -que no de intensidad y contundencia-, remitirá ligeramente en favor de una mayor presencia de la melodía, en especial en lo que se refiere a los desarrollos y ejercicios solistas que nos proponen Eric Peterson y Alex Skolnick, llegando incluso a recordar en algunos momentos muy puntuales al material contenido en el heavy metalero “The Ritual”(1992). Pero que nadie se asuste, porque esto no significa que la banda haya perdido su afilado instinto asesino a la hora de combinar contundencia y melodía con la siempre cortante y personal voz de un Chuck Billy que se muestra en un espectacular estado de forma y que, además, ha contado para ayudarle en la composición de algunas de las letras y en los coros del que fuera vocalista de la banda en sus inicios, cuando todavía se llamaban Legacy, Steve “Zetro” Souza de Exodus.
Con un auténtico cañonazo, así se abre el plástico con el ritmo tenaz y machacón de “Children Of The Next Level” , que nos dejará ese precisa y criminal base rítmica sosteniendo los lacerantes riffs que se encargarán de flanquear el registro de un Chuck Billy que sin recurrir a las tonalidades guturales suena de los fiero y amenazante, adoptando un registro muy similar al de los trabajos más clásicos de la banda. Eso si ante semejante despliegue de contundencia tampoco faltará el buen gusto por la melodía y las aceleradas progresiones de guitarra que siempre han caracterizado a la formación americana. Como comentaba anteriormente Testament son una formación imprescindible dentro de la escena thrasher americana, y sin duda si algo tenían en común las primeras letras de muchas de aquellas bandas era su temática apocalíptica. Así que fieles a sus raíces el quinteto no tendrá problemas para dar cabida a ese tipo de letras durante “WWIII”, un trallazo rápido, potente y aguerrido, en el que el bajo se erigirá como su indiscutible motor llevando el peso junto a la aplastante pegada de Gene Hoglan para comandar un corte absolutamente demoledor, que barre con todo a su paso y en el que cada una de las estrofas se verá culminada por los registro más guturales y agresivos de Mr. Billy.
Aunque a lo largo de su extensa trayectoria Testament se han ido forjando un sonido y una personalidad que les hace perfectamente reconocibles, lo cierto es que en “Dream Deceiver”, parecen querer echar la vista atras, a la década de los ochenta, combinando a la perfección un estribillo rotundo, melódico, y con mucha pegada con su habitual contundencia sonora, apostando por un riff potente y entrecortado, que en algunos momentos puede incluso recordarte a Pantera. Tampoco se olvidarán de ofrecer argumentos de peso para que los pogos y los circle-pits se sucedan durante sus conciertos , y sin duda una de las composiciones que dará más munición a sus incondicionales más enérgicos será “Night Of The Witch”, en el que, ahora sí, darán una vuelta de tuerca a su sonido, poniendo el acento en unas demoniacas inflexiones que te traerán de vuelta al brutal contenido del material que facturaron en la segunda mitad de la década de los noventa.
Mirando el plantel de músicos que conforman Testament a día de hoy, resulta incuestionable que nos encontramos ante la que probablemente sea la mejor formación de toda su historia. Así que esa capacidad técnica acabará siendo clave para que los aplastantes cambios rítmicos que marcarán piezas como “City Of Angels” resulten absolutamente incontestables, ya que a lo largo del tema Chuck Billy alternará voces limpias y dobladas para poco a poco irse adentrando en tesituras más oscuras y pantanosas, lo que les servirá para volver a reivindicar su vertiente más heavy metalera. A diferencia de lo que sucediera en anteriores entregas, me da la sensación de que en esta ocasión la banda ha querido dejar un poco apartada la brutalidad para hacer mayor hincapié en la melodía. Pero eso no significa que su sonido se haya suavizado, y es que basta con escuchar el implacable bajo de DiGiorgio durante los oscuros desarrollos de “Ishtar´s Gate” para comprobar que ahora todo suena más armonizado y compensado, dejando que las explosiones de brutalidad sean chispazos puntuales que se encarguen de producir un punto de inflexión que ayuda a que los temas ganen en dinamismo y pegada.
Tan peligroso como una afilada cuchilla pasando sobre la yugular resulta “Symptoms” liderada por un estratosférico y crujiente riff que junto a unos rabiosos estribillos se encargarán de convertir el corte en uno de los que recordarás tras una primera escucha: denso, despiadado y… absolutamente letal. El aplastante rodillo sónico de los de San Francisco volverá a destrozar las cervicales del personal con la convulsa agresividad del mosheante “False Prophet”, una apisonadora implacable que lleva implícito el sello personal de una banda madura y con las ideas claras de cual es su sonido y hacía donde va, aunque sin olvidar su glorioso pasado.
Para los que gusten de esa cualidad que tiene la banda de ir envenenando sus composiciones para hacerlos sonar cada vez más crudos y descarnados tenemos el explicito “The Healer” en el que será el registro de Chuck Billy el que se encargue de imprimir esa orientación demoniaca y seminal respaldado por unos corrosivos e hirientes riffs de estirpe death metalera. En cambio “Code Of Hammurabi” será el compendio perfecto entre contundencia y técnica. Y es que dentro del thrash metal también hay espacio para el virtuosismo, sin que ello signifique que los temas pierdan frescura ni espontaneidad, ya que el trepidante ritmo cabalgante que nos propone la base rítmica acabará convirtiéndose en el vehículo perfecto para las diabluras de Skolnick y Peterson.
Pero sin duda si lo tuyo son los trallazos incendiarios e imbatibles, -esos en los que el quinteto se abalanza sin compasión sobre su presa-, seguro que te encantará “Curse Of Osiris” que consigue que llegar al tramo final del disco merezca, y mucho, la pena. Y es que Hoglan volverá a destrozar su kit de batería mientras el registro de Chuck Billy vuelve a recuperar sus matices más agresivos y viscerales. La elegida para cerrar el álbum es “Catacombs”, una escueta pieza marcada por la sobriedad de su poderosísima batería, las melodías envolventes, y unos grandilocuentes coros.
Desde su retorno discográfico con “The Formation Of Damnation” en 2008, Testament parecen haber encontrado el equipo y la fórmula ideal de trabajo para conseguir que su trayectoria sea cada vez más sólida y convincente. Una vez más han pasado cuatro años desde la edición de su anterior entrega de estudio. Pero, en cualquier caso, si la recompensa a esa espera en un disco que atesora la calidad y la brillantez de este “Titans Of Creation”, creo que la espera ha merecido la pena. Seguramente pocos serán los que opinen que esta duodécima entrega de los americanos es su mejor obra hasta la fecha. Y sí, estoy de acuerdo con ellos. Pero lo que tengo claro es que está a un excelente nivel, y que atesora potencial suficiente para lograr que la banda mantenga su estatus durante por lo menos un lustro más. Así que mientras algunos de sus “vecinos” han optado por abandonar la lucha o están pensando ya en la retirada, Testament parecen dispuestos a seguir agrandando su leyenda y su legado.
DISCOGRAFICA:NUCLEAR BLAST
Lista de Temas
- Children Of The Next Level
- WWII
- Dream Deceiver
- Night Of The Witch
- City Of Angels
- Ishtars Gate
- Symptoms
- False Prophet
- The Healers
- Code Of Hammurabi
- Curse Of Osiris
- Catacombs
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