jueves, 14 de mayo de 2020

DIEZ DISCOS PARA LA HISTORIA


Siempre resulta harto complicado confeccionar una lista con los discos más destacados del año. Pues bien, imaginad cuando el periodo se extiende hasta más del medio siglo, que es el tiempo que el Heavy metal, en cualquiera de sus múltiples ramificaciones, lleva amenizando la vida de diferentes generaciones de roqueros. Seguramente cada cual tendrá sus propios argumentos a la hora de realizar su selección, ya sea por gustos personales, por la influencia que han tenido los lanzamientos en la escena, el volumen de ventas..., pero lo curioso es el que al realizarla paralelamente también podríamos hacer otra de instrumentistas, vocalistas, productores, portadistas...

En cualquier caso,  en la siguiente lista los trabajos apuntados no están dispuestos en ningún orden específico. Pero, curiosamente, mi selección final  ha acabado siendo bastante equitativa en cuanto a bandas americanas y europeas se refiere, siendo los australianos Ac Dc, uno de los pesos pesados del género, los encargados de poner de manifiesto que el hard rock y el heavy metal no entienden de continentes, países, ni culturas, sino tan solo de “Buena Música”.

AC DC-HIGHWAY TO HELL-. Para muchos, incluido el que suscribe, este trabajo publicado en 1979 es el más completo que facturaron los hermanos Young, y el último que editaron con el mítico vocalista Bon Scott, que falleció a principios de 1980. Aunque curiosamente su siguiente obra “Back In Black”, que supuso el debut de Brian Johnson, acabó siendo el disco que les catapultó a nivel mundial.

 En cualquier  caso, “Highway To Hell” supone un punto de inflexión en la carrera del combo australiano, ya que por primera vez cambiaron  la que hasta entonces  había sido su metodología de trabajo, -desligándose de Harry Vanda y George Young para unir fuerzas con el afamado productor John Mutt Lange-, siendo el resultado final una obra que recoge la plena madurez de una banda rodada en los escenarios y  que parece haber encontrado la fórmula perfecta para conectar con sus seguidores facturando temas que se han convertido en himnos inmortales como el que presta título al álbum. 

Pero es que además podemos disfrutar de los  ritmos marchosos y adictivos  de “Touch Too Much”, “Beating Around The Bush”’o “If You Want Blood (You’ve Got It)” o vaciladas propias de una juerga nocturna como “Girls Got Rhythm” o “Get It Hot”. En definitiva que este “Highway To Hell”, representa para un servidor la actitud, el alma, y, por extensión,  el espíritu rebelde, macarra y roquero que todos llevamos dentro.

BLACK SABBATH-PARANOID-. Sin duda este segundo trabajo de la legendaria formación británica que siempre lideró el guitarrista Tony Iommi, -quien pasará a la historia como uno de los guitarristas más influyentes-, es una de las piedras angulares para comprender el nacimiento y la evolución del heavy metal. Aparecido en la segunda mitad de 1970 el álbum sigue siendo el más vendido y exitoso  de la longeva carrera de Black Sabbath, amén de ser considerado el más emblemático de la primera etapa de la banda con Ozzy Osbourne al frente.

Mirando su listado de temas  nos encontramos con piezas que se han convertido en auténticos clásicos, pero no únicamente de la banda sino del heavy metal en general, ya que su gran influencia ha quedado patente en las múltiples versiones que “primeros espadas” del género  han realizado a lo largo de las últimas décadas de temas como “War Pigs”, “Iron Man”, “Electric Funeral” o el propio “Paranoid”.

 No se si fue por la leyenda de excesos que siempre rodeó a la banda,  o por la genialidad de unos músicos irrepetibles, pero lo cierto es que el cuarteto de Birmingham supo crear un concepto único basado en riffs densos y oscuros, la intensa rotundidad de su base rítmica para crear  un inquietante halo ocultista, y todo ello aderezado con la locura y genialidad  de un joven Ozzy Osbourne para acabar redondeando una obra que, a día de hoy, casi medio siglo después de su publicación, sigue atrapando a muchos jóvenes que se acercan curiosos atraídos por la leyenda.

JUDAS PRIEST:BRITISH STEEL-. Hay pocos discos que puedan definir por si mismos tan bien un estilo como en el caso del sexto trabajo de estudio de Judas Priest. A principios de los 80 la banda ya había conseguido hacerse un nombre dentro de la escena internacional, así que tras publicar su primer disco en directo “Unleashed In The East”, grabado en tierras niponas a principios de 1979, era un buen momento para consolidarse como uno de los pilares dentro de la incipiente escena del heavy metal.

A estas alturas los británicos ya tenían plenamente definido su sonido y su imagen, -el cuero, las tachas y las motos, ya formaban parte de sus presentaciones en directo-, de modo  que “British Steel” acabó siendo el espaldarazo definitivo a una carrera que hasta ese momento había seguido una clara línea ascendente. Para comprender lo que significó el álbum dentro de la dilatada carrera de la banda solo hay que  mirar el listado de temas y comprobar que en sus últimas giras muchos de ellos siguen formando parte de sus repertorios. De modo a día de hoy sería prácticamente imposible imaginar un show de los Sacerdotes sin que sonaran temas como el hímnico “Metal Gods”, o el festivo “Living After Midnight”.

Pero es que además contiene algunos cortes que en su época tuvieron una gran relevancia social como “United”, que  aunque muchos piensan que habla de la hermandad de la comunidad heavy metalera, lo cierto es que trata sobre los problemas del sector industrial británico a finales de la década de los setenta.

Como comentaba al inicio, un disco imprescindible. Una obra de descriptivo título e icónica  portada, obra del artista Roslav Szaybo,  que merece estar en la discoteca de cualquier fan del heavy metal que se precie.

SCORPIONS:BLACKOUT-. En 1982, fecha en la que se publicó el octavo disco de Scorpions, los alemanes ya eran una banda exitosa tanto en el Viejo Continente como en tierras niponas, donde grabaron  el directo “Tokyo Tapes” en 1978, en los que a la postre fueron los últimos shows con el virtuoso guitarrista Uli Jon Roth. Aunque su primer acercamiento al mercado americano se produjo en la gira de presentación de “Lovedrive”, lo cierto es que su éxito a gran escala, catapultados por el single “No One Like You”, llegaría poco después con la publicación de “Blackout”.

Pero no fue este el único tema que propició que el álbum se acabará convirtiendo en uno de los discos más vendidos de los germanos, ya que también contenía trallazos absolutamente imparables como “Dynamite” o la propia “Blackout”, que contenían la formula para conseguir que el hard & heavy se convirtiera en algo mayoritario  y del agrado de casi cualquier tipo de oyente: potencia, frescura y matadores estribillos. Pese a ello,  llegar a publicar este trabajo no fue un camino de rosas, ya que su vocalista Klaus Meine  tuvo serios problemas vocales durante la pre-producción, por lo que Don Dokken se encargó de cantar  en las primeras demos de algunos de los temas.

Indudablemente este álbum marcó un punto de inflexión en la  carrera de los germanos, una etapa que tuvo continuidad con “Love At First Sting” y su culminación con la publicación de su segundo trabajo en directo “World Wide Live”, que les consagró como una de las bandas europeas más exitosas dentro del mercado americano.

METALLICA:RIDE THE LIGHTING-. Tan solo un año después de haber revolucionado el underground metálico americano con su ópera prima “Kill ´Em All”, Metallica regresaban al estudio para grabar  el que para un servidor es su mejor trabajo hasta la fecha. Lógicamente esta segunda entrega  sigue manteniendo intacta la rabia y la actitud de cuatro imberbes metaleros que parecían dispuestos a seguir agitando frenéticamente  la cabellera siguiendo el vertiginoso ritmo de sus incendiarios riffs, pero también nos presenta a unos músicos más rodados y maduros, en los que se empieza a vislumbrar la intención de incluir nuevos elementos que hagan evolucionar su primigenia propuesta.

El primer detalle que nos anuncia que nos vamos a encontrar cambios  no tardará en llagar, y será durante los primeros compases de la inicial “Fight Fire With Fire”. Curiosamente los temas de este disco que han acabado convirtiéndose en clásicos son los más rifferos y no tan veloces. Así que a día de hoy siguen siendo puntos culminantes en sus descargas temas como “For  Whom The Bell Tolls” y el aplastante “Creeping Death”. Además al igual que ya sucediera en su debut, la banda volvió a incluir varios temas en los que figura la firma del que fuera su guitarrista Dave Mustaine, entre ellos el instrumental “The Call Of Ktulu”.

Inexplicablemente durmiendo en el baúl de los recuerdos se han quedado autenticas joyas como “Escape”  y una de mis favoritas  “Trapped Under Ice”, que la banda únicamente  recupera en ocasiones muy puntuales. Una auténtica pena porque se han acabado convirtiendo en  dos absolutas desconocidas para las nuevas generaciones que se acercan al material de la banda únicamente atraídos por los singles.

SLAYER:REIGN IN BLOOD-. En contadas ocasiones dentro de la historia del metal poco más de 29 minutos dieron para tanto. Y es que todo, absolutamente todo, resulta imprescindible si hablamos de una obra cumbre dentro el thrash metal como es el tercer largo de Slayer, “Reign In Blood”. Varios son los factores que hacen que  este álbum  sea una obra trascendental no solo para comprender el auge de Slayer, sino también del propio thrash metal. Y es que este trabajo  fue el primero que el cuarteto de Los Angeles grabó con una compañía grande, lo que les permitió no solo llegar a todo el país, sino también al Viejo Continente. Además marca el inicio de su relación con el productor Rick Rubin.

Desde su misma portada, el título de algunas de sus canciones, -“Necrophobic”, “Jesus Saves”-, o la   la temática de “Angel Of Death”, sirvieron para que el disco fuera blanco de las críticas de la facción más conservadora de la sociedad americana. Aunque de alguna forma esto también propició que  el nombre de la banda corriera como la pólvora tanto entre sus fans como entre sus detractores convirtiéndoles en los nuevos abanderados de la escena thrashera americana.

Temas rápidos, oscuros y demoniacos convierten este trabajo, salvando las distancias, en el “British Steel” del thrash metal, ya que contiene, además de los temas anteriormente citados, trallazos humeantes y devastadores como “Altar Of Sacrifice”, “Reborn” o la inigualable “Raining Blood”. 

IRON MAIDEN:POWERSLAVE-. Es claro que en un artículo que pretende aglutinar algunas de las referencias más importantes dentro de la historia del heavy metal no podía faltar la representación de Iron Maiden. Se hace difícil para un servidor decantarse por algún álbum de su primera etapa, -la que abarca desde 1980 a 1990-, pero analizando su producción en profundidad creo que me quedo con  “Powerslave”.

A principios de los ochenta el negocio de la música era completamente diferente. Las bandas estaban sometidas a un alto nivel de exigencia por parte de las discográficas. Así que formaciones jóvenes y prometedoras como Iron Maiden se veían obligadas a editar un disco por año. Sólo así se explica que tras debutar en 1980, Harris y sus muchachos facturaran con “Powerslave” su quinta entrega de estudio. Pero lejos de mostrar signos de agotamiento Iron Maiden demostraron estar  en un fantástico momento de forma, compositivamente hablando, ya que aquí nos vamos a encontrar con su primera composición  que supera los diez minutos de duración “Rime Of The Ancient Mariner”.

Quizás a día de hoy, y viendo la evolución que ha seguido  la banda, puede resultar algo más o menos normal. Pero a mediados de los ochenta no era nada habitual  que una banda de heavy metal se embarcará en una empresa tan compleja y faraónica. Pero claro,  Maiden nunca fueron una banda al uso. Eso sí, que nadie piense que los británicos perdieron el  olfato que siempre tuvieron para escribir singles exitosos, ya que ahí podemos encontrar cortes como “Acces High” o “2 Minutes To Midnight”.

Como testimonio de su   exitosa gira “World Slavery Tour”, -que pasó por Madrid el mismo día que salía a la venta el álbum, el 3 de Septiembre de 1984 con Accept de teloneros-, la banda nos legó su primer doble en directo, el mítico  “Live After Death”. Y es que aunque no es mi disco favorito, creo que “Powerslave” marca el punto culminante de su carrera, dotando a su propuesta de la sofisticación de que anteriormente carecía.

GUNS N ROSES:APPETITE FOR DESTRUCTION-. Hay discos que resultan absolutamente imprescindibles para comprender la evolución del hard rock y el heavy metal, y sin duda el multimillonario debut de Guns N´Roses es uno de ellos. A mediados de los ochenta la escena del hard rock americano estaba dominada por el glam. El objetivo de muchas bandas era grabar un video que les permitiera entrar en la rotación de la  Mtv, y eso es algo que a la postre acabó propiciando que muchos estuvieran más interesados en el cardado de su pelo y en tener una buena imagen, que en lo realmente importante: la música.

Y precisamente si algo les sobraba a los  cinco desarrapados que integraban Guns n´ Roses era calidad musical y  actitud. Desde su misma formación la banda vivió por y para la música, y eso les convirtió en unos auténticos animales del directo. Su primera referencia independiente  el Ep “”Live ?!@ Like A Suicide”, gozó de una tibia  acogida pero les sirvió para entrar a forma de la escudería Geffen Records.  Así que a mediados del mes de Julio de 1987 y contando con los servicios  del reputado productor Mike Clink salía a la venta “Appetite For Destruction”.

Aunque en un principio su acogida también fue bastante discreta, lo cierto es que la aparición de su tercer sencillo “Sweet Child O´Mine” y la emisión de su video-clip a través de la Mtv, convirtieron a la banda en la sensación del momento. Pero a diferencia de lo que sucedía con otras bandas de un solo hit, Guns N´Roses tenían un arsenal de temas ya publicados, así que cuando la gente corrió a las tiendas para hacerse con su debut acabaron sucumbiendo ante la rabia punkera de “It´s So Easy” , la apabullante garra roquera de  “Welcome To The Jungle”, o la desquiciante “You´re Crazy”.

Eran jóvenes, talentosos y estaban preparados para la acción, y quizás fue eso lo que convirtió a Guns N´Roses en los indiscutibles héroes para una nueva generación de fans. Y es que ellos fueron la patada en el culo que necesitaba una escena del hard rock que se había dejado seducir por la tiranía de la imagen olvidándose de lo realmente importante: la actitud y las buenas composiciones.

PANTERA:COWBOYS FROM HELL-. Aunque actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, todo el mundo sabe que “Cowboys From Hell” es el quinto álbum de los texanos Pantera, lo cierto es que muchos pensamos al escucharlo por primera vez que se trataba del  debut de  la banda de los hermanos Abbot. Y es que apenas nadie había oído nada de esos trabajos previos, -tres de los cuales grabaron junto al  vocalista Terry Glaze practicando un hard rock bastante standard, ni del que supuso el debut de Philip Anselmo “Power Metal” en 1988-. 

Así que sin referencias previas un servidor se adentró de lleno en una propuesta potente y novedosa, que de alguna forma aglutinaba la contundencia del heavy metal con la intensidad y la rabia propia de las bandas del thrash, creando un sonido que podía llegar tanto a los fans de Judas Priest como a los de Anthrax o Annihilator. Sin duda ese fue el sonido que marcó a toda una generación, tanto de fans, como de músicos, que tomaron como guía la forma de atacar los riffs de su talentoso guitarrista Dimebag Darrell.

Además la banda tenía un arma secreta, Phil Anselmo, un amenazador frontman que no solo torturaba sus cuerdas vocales en prácticamente todas las pistas del álbum haciendo que temas como “Domination” o “Primal Concrete Sledge” sonaran absolutamente devastadores, sino que en directo sabía como provocar al público para hacer que sus directos se acabaran convirtiendo en  un verdadero desmadre.

Resulta prácticamente imposible imaginarse como hubiera sido el metal en la década de los noventa sin este “Cowboys From Hell”, y sin la irrupción dentro de la escena internacional de Pantera.

DEATH:SYMBOLIC-. Aunque la formación que lideró el tristemente fallecido Chuck Schuldiner debutó en 1987 con “Scream Bloody Gore”, -uno de los pilares sobre los que se aposentaron los cimientos del death metal-, lo cierto es que la banda nunca dejó de evolucionar en cada una de sus entregas. Así que teniendo un nombre ya consagrado dentro de la escena en 1991 apareció “Human”, un trabajo que ya dejaba entrever que Death estaban dispuestos a abandonar el “nicho” del death metal más ortodoxo para expandir su sonido hacia nuevos derroteros.

Esa evolución ya se vio muy acentuada en el material de “Individual Thought Patterns” de 1993, en el que la apuesta por progresiones más técnicas resultaba evidente. Pero sin duda si hay un disco que escenifica la perfecta evolución de Death y que de alguna forma abrió el camino hacia las diferentes ramificaciones del estilo de cara al futuro ese fue  “Symbolic”. Y es que resulta curioso que si damos una escucha al álbum, -que precisamente en este 2020 cumple su vigesimoquinto aniversario-,  podremos comprobar que sigue sonando igual de fresco e innovador que antaño.

Y es que los tempos más marcados y los  registros más agudos de Chuck sirvieron para que el disco acabará rompiendo barreras estilísticas y llegara a un público más mayoritario dentro de la extensa familia metálica. Así que pese a las críticas que cosechó en su momento, creo que “Symbolic” es una de las piedras angulares del death metal, ya que de alguna forma significó el punto de partida para muchas de las ramificaciones que posteriormente ha tenido el género.








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