Cualquiera que haya seguido la andadura de la formación catalana sabrá que si algo ha marcado su trayectoria ha sido su constante evolución, y la recurrente inclusión de sonoridades, estructuras, e influencias de diferentes estilos dando así forma a una propuesta variada, heterogénea, y en la que puede vislumbrarse su personalidad netamente noventera, que tal y como nos comentó Rider G Omega es de donde vienen la mayoría de sus influencias. Tras haber navegado en el pasado por tesituras más extremas en “Mantiis – An Agony In Fourteen Bites”, y habiendo transitado posteriormente por derroteros más introspectivos y envolventes en su anterior y profético “A Year With No Summer”, lo primero que sorprende al escuchar “Meat Machine” es esa vuelta a la crudeza y la rotundidad, aunque en esta ocasión más versada hacia tesituras industriales, con lo que las conexiones con el mejor material del Reverendo Manson y, sobre todo, con las del gurú del estilo Trent Reznor, y por extensión de sus Nine Inch Nails, resultan irrefutables.
Eso si que nadie espere encontrar un fusilamiento sistemático del material de ambos artistas, ya que lo catalanes han sabido plasmar su impronta personal en cada tema, en cada desarrollo, y en cada compás de este “Meat Machine”. El resultado es un álbum excitante, visceral, incómodo, corrosivo, inquietante,…, que sin romper el nexo de unión con sus anteriores entregas sirve para que la banda vuelva, una vez más, a mirar en su interior como músicos, y pueda redefinir su propuesta. Y es que tal y como nos comentaron los cambios en su line-up han propiciado que su sonido se vea ahora enriquecido con la forma de tocar y las influencias que han aportado sus nuevas incorporaciones: Jade Riot Cul y el guitarrista Viral Vector Lips.
Nos enfrentamos pues a una obra compleja, repleta de contrastes y matices, en la que nuestro ánimo y nuestras emociones viajarán como si estuvieran en una montaña rusa, y esa percepción quedará patente desde el desalentador arranque que nos proponen con “The Edge”, para alcanzar su cenit a lo largo de la camaleónica “The Pump”. Versada hacia tesituras más oscuras e inquietantes resulta “Naked Politics”, revestida de una pátina de obscena depravación.
Uno de los cortes en los que mejor puede palparse la madurez adquirida por Obsidian Kingdom es “Mr. Pan”, que combina el intrigante sonido de las notas del piano con la envolvente textura de sus guitarras , y el excelente trabajo rítmico del batería Ojete Mordaza II y el bajista Om Rex Orale. El colofón a la primera parte del disco correrá por cuenta de “Flesh World”, que llama la atención por su increscendo épico y su dramatismo, además de por ser una de las composiciones en las que podemos escuchar a la que fuera guitarrista y vocalista de la banda Irene Talló (Eaten Roll I).
Para encarar la recta final del disco la banda nos propone “Womb Of Wire”. Mientras que la rúbrica definitiva correrá por cuenta de la desconcertante “A Foe”, que arranca como un remanso de paz para poco a poco conducirnos sobre un final sembrado de incertidumbre y desasosiego.
Una vez más, cabe remarcar que “Meat Machine”, como cualquiera de sus obras, no es un trabajo de fácil escucha, ya que requiere de toda la atención del oyente para poder apreciar sus detalles. Así que cuando lo tengas en tus manos te aconsejo que te sientes cómodamente, cojas el libreto, y te dispongas a sumergirte de lleno y a viajar a través de las composiciones del combo catalán. Te garantizo que la experiencia será única, y no te dejará indiferente.
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